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BANDOLEROS....

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Mensaje  Habanera Miér Jun 05, 2013 5:41 pm

José Ulloa "El Tragabuches"

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José Ulloa " El Tragabuches ", nació en Arcos de Frontera el 21 de Septiembre de 1.781, bautizado el 28 de mismo mes en la iglesia Santa María de Arcos, era de raza gitana, y el apodo lo heredó de su padre qué, en cierta ocasión, se había comido un feto de asna adobado.

Su padrino D. Bartolomé Romero, pariente de la familia torera de los Romeros de Ronda, estos fundaron una de las famosas escuelas de tauromaquia.

José y Gaspar Romero, siendo después "sobresaliente de este", de quién recibió la alternativa en la misma corrida celebrada en Salamanca el 12 de Septiembre de 1.802, en que Gaspar Romero fue cogido y muerto en el primer toro, viéndose "el Trabuches" obligado a terminar con la corrida.


Un día nefasto de su vida, José Ulloa salió a caballo de Ronda, contratado para torear en otra plaza. Tres leguas, aproximadamente, había avanzado hacía ella, cuando un accidente de equitación le obligó a regresar a su casa lesionado desistiendo, a la fuerza de su compromiso. La puerta de su casa estaba cerrada y tardó harto tiempo en franquearse. Al rato, no sin cierta turbación, se mostró en el umbral la mujer del Tragabuches, quien, recelando infidelidad de ella, se lanzó a toda prisa al interior, registrando la casa con ansiedad loca. No habiendo hallado a nadie, y ya repuesta la mujer de su susto, todo hubiera acabado allí, sin la necesidad de saciar la sed que acometió al torero después de la emoción violenta acabada de pasar. La tragedia se reveló entonces entera, de improviso, cuando iba a beber de la tinaja. El amante de la mujer se hallaba escondido en ella. Era el acólito de la Parroquia, Pepe el Listillo, un mozalbete que tenía allí contados sus días. El Tragabuches, en el acto, le dio muerte, y se deshizo, al momento, de la infeliz mujer, lanzándola por la ventana como un vaso colmado de un brebaje amargo y hediondo.

Su verdadera amante " María la Nena ", bailaora fue su máxima colaboradora en la venta de artículos de contrabando que, "el Tragabuches" desde Gibraltar y por la Serranía de Ronda llegaba a vender a las mejores familias de la ciudad.

En el rapto de desesperación que siguió a la tragedia, el Tragabuches no halló otra solución para su vida destruida, mas que alistarse en la cuadrilla de Los Siete Niños de Ecija, que dirigía por aquella época Juan Palomo, entonces en todo su apogeo. Entró en el acto en la partida, y en ella perteneció hasta su definitiva disolución, cuando ya envías de desaparecer, los más de sus miembros fueron recibiendo el indulto. No lo hubo, sin embargo, para el Tragabuches, cuya huella se pierde en absoluto desde este momento.

Una mujer fue la causa de mi perdición primera. No hay perdición de los hombres, que de mujer no venga.
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Mensaje  Habanera Miér Jun 05, 2013 5:45 pm

José María Hinojosa "El Tempranillo"

[img:4ef0]http://www.museobandolero.com/imagenes/salas/imagenes/tempra[1].jpg[/img:4ef0]


El rey de Sierra Morena, José María Hinojosa nació en Jauja termino de Lucena(Córdoba), el día veinticuatro de Junio del mil ochocientos cinco.

Gran tirano del feudo de la Serranía fue, a la vez temido por el viajero que a través de ella se adentra y por los núcleos de individualidades menos poderosas de malhechores, que infestaban todas las Sierras del Sur. Exigía a los primeros el pago de su tributo, en una expropiación forzosa, pintoresca, y siempre desprovista de la violencia, y al recibir aquel, les garantizaba con su fuerza y su prestigio la inmunidad contra las acechanzas de los segundos.



Muy joven se enroló en el bandidaje, huyendo de su pueblo a Torre Alhaquime o a El Gastor, en las Sierras gaditanas, comenzando de contrabandista con Francisco " el de la Torre ", hermano de la que sería su mujer Jerónima Frances, con la que procreó un hijo en Grazalema. El apodo del Tempranillo, se refiera a la precocidad en su advenimiento a la carrera punible del bandidaje. Debido a algún episodio luctuoso -quizás homicidio o riña-, se situó ya al margen de la ley. En estos primeros años perteneció a la saga de los Siete Niños de Ecija y a la banda de Don Miguelito Caparrota.

José María se hizo famoso como jefe de cuadrilla, y su nombre vivirá largo tiempo en la memoria de los andaluces como el de un bandido modelo. Era valiente, inteligente, activo, conocía a palmo el terreno, triunfó en todas sus empresas, y se sustrajo a las persecuciones de la justicia. En toda Andalucía tenía afiliados, unidos a él por juramento, y cuando necesitaba a un hombre para completar su cuadrilla, siempre podía elegir, por lo menos, entre cuarenta personas, tanto se ambicionaba el honor de servir a sus órdenes.

Mantenía inteligencia hasta con los Magistrados, tanto que en una Proclama del Capitán General de la Provincia, las autoridades de cuatro distritos resultaron cómplices suyos. Su poder era tan grande que dominaba en todas las carreteras del Sur, y la misma Dirección de Correos, para obtener el libre paso de la correspondencia, recibía una onza por vehículo.

Dirigía a su cuadrilla más arbitrariamente que ningún soberano ha podido gobernar, y una decisiones siempre estaban inspiradas en un salvaje espíritu de justicia.

Tenía el pelo negro, ojos azules, boca grande, hermosa dentadura y manos pequeñas. Vestía camisa fina, chaquetilla de terciopelo con botones de plata y polainas de cuero, montaba un caballo bayo.

Guapo, valiente, cortés, tanto como puede serlo un ladrón: Así era José María. Cuando detenía una diligencia, daba la mano a las señoras para que bajasen y cuidaba de que quedaran cómodamente sentadas a la sombra. Jamás un juramento ni una palabra grosera, sino al revés, miradas casi respetuosas y una cortesía natural que jamás se desmiente.


¡ Ah !, señora - decía, sustrayendo la sortija de la mano de una mujer -, una mano tan bonita no necesita adornos.

Y al mismo tiempo que deslizaba la sortija a lo largo del dedo, besaba la mano con un ademán capaz de hacer creer, que el beso tenía para él más precio que la sortija. Dejaba siempre a los viajeros el dinero suficiente para llegar al pueblo más próximo, y nunca rehuso a nadie el permiso de conservar cualquier joya que le era preciosa por su recuerdo.

En Sevilla se encontró un pregón poniendo precio al bandido en ocho mil reales, y la firma del mismo José María, con estas palabras en lápiz: "Rúbrica el susodicho: José María".

Un pobre arriero de Campillo de Arenas volvía a su pueblo llevando una carga de pellejos de vinagre sobre un borriquillo flaco y pelado, medio muerto de hambre, cuando al llegar a una senda estrecha se encuentra con un forastero, que echa a reír al ver al borriquillo.


- ¿ Que mamarracho es ese amigo ? - exclama -. ¿ Estamos en carnaval para que andes así ? - y seguía riéndose a carcajadas.
- Amigo - respondió tristemente el arriero, herido en la más vivo -, este animalejo, por feo que sea, es lo que me gana el pan, pues soy un desgraciado y no tengo dinero para comprar otro.
-¿ Cómo ? ¿ y es este asno asqueroso lo que te impide morir de hambre ? pues, me parece que no te durará más de una semana. Toma...
- alargándole una bolsa bastante pesada -, vete a casa del viejo Herrera, que vende una buena mula.
Pide por ella mil quinientos reales, que van ahí. Cómprala hoy mismo y no lo dejes para mañana, por si se vuelve atrás. Si mañana vuelvo a encontrarte por el camino con ese borrico viejo, a fe que, como que me llano José María, a ti y el burro os despeño por el barranco.


Allí estaban los mil quinientos reales justos, y como sabía lo que valía un juramento de José María, se apresuró para buscar al tal Herrera y comprarle la hermosa mula.
A la noche siguiente Herrera se despierta sobresaltado. Dos hombres le ponen sendos puñales en el pecho y una linterna sorda ante los ojos.


- Vamos, date prisa, tu dinero.
- Ay de mi, si no hay un solo cuarto en mi casa.
- Mientes, ayer vendiste una mula en mil quinientos reales que te ha pagado uno de Campillo.
Y así volvieron los reales a las manos de José María.

El 6 de Enero de 1.832 nace en Grazalema José Hinojosa Frances, hijo de José María y de Jerónima Frances. Tras el nacimiento de este el bandido solicita del rey Fernando VII el perdón, indulto que le es concedido con ocasión de la jura de la princesa Isabel cómo Heredera del trono y Reino. El rey nombró a José María - Comandante del Escuadrón franco de protección y Seguridad Publica de Andalucía -.

En una diligencia por él custodiada como escopetero, y en Despeñaperros, instó al " Barberillo ", director de un asalto al vehículo, a que no le perpetrase. Entonces, el camarada de antaño disparó su trabuco contra José María, acabando impunemente con su vida.

Existe una segunda versión sobre su muerte, en la que mediante documentos se demuestra que José María manda un escuadrón de caballería, no prestando en ningún momento el oficio de escopetero.

Sabe "el Tempranillo", por confidencias, dónde suele ir "el Barberillo" en busca de alimento y presto se dispone a visitar el lugar. Se trata de un cortijo cercano al pueblo de Alameda, situado junto a las estribaciones de la Sierra. Una tarde se dirige hacia allá seguido de varios de sus hombres. Desconoce que, en efecto, "el Barberillo" se encuentra allí.

Con la complicidad del cortijero, por temor, a los bandidos, le entrega al "el Barberillo" su escopeta y una canana repleta de cartuchos, este, situándose en el tejado y, tendido hacia abajo, ve a lo lejos a José María con varios de sus hombres. Desde allí puede matarle tan pronto como se ponga a tiro, pero decide no dispararle por ser difícil batirle con tan numeroso grupo. José María y sus hombres pasan al interior del cortijo, y el comandante del grupo pregunta al cortijero por "el Barberillo", este, les dice que desde hace días no va por allí. Se percata "el Tempranillo" que la escopeta del cortijero no se encuentra en el sitio de costumbre, se marcha sin darle importancia. Más tarde, pensando, duda de la veracidad de la repuesta del cortijero y diciendo a sus hombre que había olvidado algo en el cortijo vuelve.

"El Barberillo" desde su escondite, viéndole cerca y solo, dispara dos, tres veces y "el Tempranillo" cae gravemente herido en el camino, es llevado por sus hombres al pueblo de Alameda. Al ver este, que la vida se le va, quiere dejar limpia sus cuentas y hace que llegue hasta el un escribano.


"Por la Sierra Morena va una ' partía ' y el capitán se llama José María. ¿Quién diría que rey manda en España?, ¿quién lo diría ? Cuando en la sierra manda José María. ¡ Qué maravilla !, quinientos migueletes y no lo pillan, lo buscan en Lucena y esta en Sevilla ".
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Mensaje  Habanera Miér Jun 05, 2013 5:48 pm

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José María Hinojosa "El Tempranillo"
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Mensaje  Habanera Miér Jun 05, 2013 6:32 pm

Joaquín Camargo "El Vivillo"

]BANDOLEROS.... EL++VIVILLO


Joaquín Camargo Gómez, alias " El Vivillo ", nació en Estepa a finales del siglo XIX.

Era un hombre de aspecto imponente por su profunda, desdeñosa mirada, aumentando por las grandes cicatrices de puñaladas que mostraba en los brazos. Sus hombros eran de atlante sustentando una cabeza redonda, de pelo oscuro.

Fue siempre para sus paisanos estepeños un valor discutido, siempre menguante ante el prestigio sólido y formal del señor Manuel " el Vizcaya ".

No deben de ser pocos golpes que se le atribuyeron sin fundamento serio. El Vivillo, como todos los bandidos de cartel, ha tenido parásitos de su nombre sonado.

Era sensual, egoísta, que sin embargo, se transfiguraba, mostrando reacciones generosas ante los motivo de índole familiar o filial.






Siempre astuto y a la defensiva, el apodo de " Vivillo ", alude a las cualidades que poseía de agilidad mental.

Estuvo encarcelado varias veces, tras su última absolución ( 1.912 o 1.913 ), escribió sus " Memorias ", dictadas al periodista madrileño: Miguel España. Quiso comenzar una nueva vida, y aprovechando sus dotes de caballista salió a picar toros a la Plaza de Vista Alegre, formando parte de la cuadrilla de Morenito de Alcalá.

Luego marchó a Argentina y, el 17 de Julio de 1.929, en Buenos Aires, se suicidó por uno de los motivos familiares a los que era tan sensible.

Luis de Tapia, cantó este final tan raro de un bandido:


EL BANDIDO ROBADO. ¡ De su oficio retirado, el " nuevo bandido honrado" en un veneno dio fin ! ¡ Con gesto triste y sencillo se ha suicidado el Vivillo ! ¡ Ha muerto el señor Joaquín ! ¡ El antiguo caballista, el bandolero con vista, que fue de los campos rey, buscó, al fin, en tierra amiga el descanso a la fatiga, la sumisión a la Ley ! ¡ Un día, un funesto día, la mujer que le quería vino a sepulcro a dar! ¡ El bandolero valiente sintió ardor bajo la frente, y era el fuego de un llorar ! - Caballista de otras horas, ¿ Que tienes, que tanto lloras ? - Mi compañera murió ... Como canta las historias. ¿ Ya se acabaron mis glorias ! ¡ Aquí otro sobra, y soy yo ! ¡ El bandido arrepentido, el que siempre fue bandido y a todos robó con fe, cual vez, lectora querida, en el curso de su vida un día robado fue ! ¡ La compañera amorosa la del bandolero esposa, la mujer de su ilusión, el ladrón de alma bravía le había robado un día, por lo visto, el corazón!.
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Mensaje  Habanera Miér Jun 05, 2013 6:35 pm

Francisco Rios González "El Pernales"

BANDOLEROS.... Pernales


Francisco Ríos González " El Pernales ", nació en Estepa el 23 de Julio de 1.879.

Era de naturaleza bárbara enteramente,lanzado al bandolerismo para satisfacción de sus instintos agresivos ilimitados. Su mujer,hecho sonado,intentando el secuestro del hijo de un propietario estepeño a quién había servido de muchacho como pastor, le revela ya casi por entero.

Su rostro frío, implacable, su mirada de vidrio o de acero, lanzada por unos ojos minúsculos que contrastaban con las dimensiones exageradas de la desdeñosa boca, y de robusta mandíbula, hasta el abundante mechón de pelo de su peinado rudimentario, ocultando, en un gran triángulo invertido, la frente, que denota siempre el pensamiento de los hombres.

Todo revela en él el hombre de presa dispuesto siempre a caer sobre sus semejantes en el instante fácil.


No le faltaron rasgos de vengador, inspirados sin duda, por el espectáculo de la tragedia andaluza, que le era familiar desde nacimiento.

A veces, robó para distribuir una parte del botín entre los pobres que él solía hallar en su camino: braceros de la campiña, gentes de labor y dolor, unidos a la gleba como en los tiempos medievales.

En ocasiones, se eregía como justiciero inapelable. La muerte que cometió en la persona del Macareno, encargado del Cortijo de Hoyos (La Roda), tiene esta interpretación.

Se dice que el Macareno había envenenado al Chorizo y al Soniche, tío éste, y acaso padre sabido, aunque no legalmente reconocido, del Pernales, entregándoles muerto a la Guardia Civil en espera de recompensa. El propio Pernales parece que participó en la fatal paella envenenada, habiéndose retirado de la mesa con el ansia de no perder una cita de mujer, sintió a los pocos pasos el efecto del tóxico, retirándose a sufrirlos en un barranco, donde, entre la vida y la muerte pasa tres largos días agónicos, hasta eliminar entre sudores y secreciones la terrible droga de arsénico y azufre. Fue feroz la venganza, trágica debió ser la cena implacable en que el Macareno, sorprendido por el Pernales, escuchó la fría sentencia de muerte de sus labios.

Otra vez, desgarró con las espuelas la cara de un enemigo caído. El apodo le viene de la palabra - pedernales -, que significa: roca de sílice muy dura, debido a la dureza de sus sentimientos. Estos se manifiestan todavía más cuando marcó a sus dos hijas con el fuego, molestado por su llanto. Fue también violador en el robo del Cortijo de Cazalla.

Tuvo como más íntimos colaboradores suyos al Niño de la Gloria, y a la muerte de este al Niño del Arahal.

Se cuenta del Pernales muchos amoríos de mujeres. Maróa la Negra y otras muchas, gitanas y cristianas, compartieron con el bandido su pasión, y más de una, con una sola palabra invitadora de éste, saltaban del camino donde las hallaba a la grupa de la yegua brava que montaba. Encarna la del Rubio fue probablemente la última de las amantes preferidas, que le hizo madre de una criatura femenina, nacida poco antes de la muerte de aquel. Aunque anteriormente tuvo dos hijas con la mujer que se casa María de las Nieves Caballero.

Ya la situación, en efecto, se había hecho insostenible. De toda España había movilizado un ejercito de civiles que estableció su Cuartel General en la Roda. Apretado el cerco por las fuerzas de seguridad, el Pernales, posiblemente imitando al Vivillo que marchó a Argentina, en busca de un puerto de embarque, probablemente el de Valencia, comete la torpeza de dejar Andalucía, saliendo de su medio, como pez que pretendiera salir del agua. En Albacete, en la Sierra de Alcaraz, el Pernales montaba un macho negro, joven y vigoroso, mientras que el Niño del Arahal, cabalgaba sobre una yegua cansada. Era el 31 de Agosto de 1.907, por la mañana fueron vistos por un guardia forestal, antiguo guardia civil, cerca del Cortijo del Bellotar. Este, se apresuró a denunciar su presencia al Juez municipal de Villaverde, que en el acto dispuso el reconocimiento del Monte.

A las dos de la tarde los bandidos comían a la sombra de un nogal, cuando siempre vigilantes, se sintieron sorprendidos por la fuerza. El tiroteo comenzó en el acto, uno de los civiles recibió el primer golpe, pero casi al instante el Pernales, herido varias veces en la refriega, caía muerto de un tiro que le rompió la arteria femoral, alcanzando después en el corazón otra bala certera a su compañero.

Un carro transportó los cadáveres al pueblo de Villaverde y luego al de Alcaraz, donde fueron expuestos en el patio del exconvento de Santo Domingo.
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Mensaje  Guasón Miér Jun 05, 2013 6:39 pm

¿Será que me va a poner en el hilo?
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Mensaje  Habanera Miér Jun 05, 2013 6:49 pm

Guasón escribió:¿Será que me va a poner en el hilo?

Hummmmmmmm, para tus correrías españolas tienes que atravesar el Atlántico.... mejor te meto en piratas....
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Mensaje  Habanera Miér Jun 05, 2013 6:56 pm

Diego Corriente Mateos

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" El bandido generoso ", según la opinión pública. El primero y acaso el más expresivo en ciertos aspectos.

Nació en Utrera el 20 de Agosto de 1.757 ,bautizado el 28 del mismo mes por el Presbítero de la Iglesia del Señor Santiago de la misma villa: Don Sebastián de Montilla. Recibió solemnemente las aguas tomando el nombre de Diego-Francisco-José-Bernardo, hijo legítimo de Diego Corrientes y de Isabel Mateos. Fueron sus padrinos Francisco Santa Ana y Josefa Guerra.

Su corta existencia está repleta de romances, novelas, comedias y películas que tejen fantásticamente anécdotas y escenas que convierten a Diego Corrientes en el bandido generoso de Andalucía, dotado de toda la simpatía de la raza y de la Tierra.

Pertenecía a la clase de Jornalero del Campo, perseguido de la justicia por algunas inquietudes se hizo ladrón y capitán de bandidos, con rara osadía y astucia, siendo hombre de gran espíritu y viveza y de una robustez incansable.

Las gentes del campo no estaban mal con él, pues robaba a los ricos para dar a los pobres.




Era de dominio popular la gran rivalidad que existía entre el Regente de Sevilla Don Francisco de Bruna y Diego Corrientes.
Entre las anécdotas que demuestran el antagonismo entre los dos personajes, cuenta la siguiente:




- Que Bruna marchaba en coche hacia Sevilla y Diego volvía de Utrera, cuando el azar hizo que los enemigos mortales tuvieran que cruzarse. Diego acercó su caballo al carruaje y, sonriente, avanzó el rostro ante el atónito Regente.

-¡ Qué satisfacción Don Francisco !, en hallar a usía en este sitio. Precisamente se me había desatado la bota y he pensado: "Aquí esta Don Francisco Bruna para que me remedie".


Y sacando el pie izquierdo del estribo vaquero, le colocó sobre el borde de la ventanilla, avanzando con tal imperio hacía el interior, que Don Francisco no tuvo mas remedio que atar los cordones de la bota izquierda de Diego.

Esto ocurría en las proximidades de la estación de Las Alcantarillas, más allá de Utrera, cerca de las ruinas de una Torre Romana, que desde entonces es conocida por las gentes, con el nombre de "Torre de Diego Corrientes".


Se publica un Edicto, por el que se da facultad y permiso libre a cualquier persona que mate o prenda a Diego Corrientes, ofreciendo indultos y recompensas.

A raíz de esto, Diego se presentó disfrazado en Sevilla para solicitar audiencia con el señor Bruna. Cuando fue admitido medió entre ambos el siguiente diálogo:


-¿Es cierto, Señor, que se darán diez mil reales a la persona que consiga entregar al ladrón Diego Corrientes? -Verdad, es. -Contestó Bruna.
-Y si yo lo presentara, no habría dificultad en darme ese dinero. -¡Ninguna....! ¡En el acto! -afirmo el grave consejero del Estado-.
-¡Pues vengan acá esos cuartos! -¡Como!.... ¡Sin entregar al agresor! ..... -Yo soy Diego Corrientes. -exclamó amartillando dos pistolas. ¡Los diez mil reales y pronto!.


Cuando el señor Regente se repuso del sobresalto, las treinta y una onzas se hallaban a media legua de distancia.

Por un chivatazo de un serrano camarada suyo, fue prendido en la villa de cobillán(Badajoz) por los escopeteros, pero al ser conducido a Badajoz, los Portugueses que quedaron con su custodia le dejaron escapar.

En Olivenza fue nuevamente descubierto por una mujer, y el gobernador mandó a cien hombres para que le prendieran a él solo, fue entonces requerido y nuevamente enviado a Badajoz. Hecho preso le tuvieron encerrado en un calabozo profundo, casi metido en agua, durante veinte días. Fue trasladado a Sevilla el dial de la Encarnación, y en esta ciudad se le dictó sentencia.

El 30 de Marzo de 1.781, con veinticuatro años, fue arrastrado, ahorcado y descuartizado, cuyos cuartos se pusieron en los caminos y la cabeza metida en una jaula. Conservó hasta antes de morir su espíritu, genio alegre y chistoso. Fue enterrado en el Carnero de la Iglesia Parroquial de San Roque, extramuros de Sevilla.

Diego jamás le hizo grandes daños físicos a las personas que asaltó, ni mató a nadie.


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Mensaje  Habanera Jue Jun 06, 2013 4:11 pm

Juan José Mingolla Gallardo "Pasos largos"

BANDOLEROS.... Pasoslargos2


Juan Mingolla Gallardo, de apodo "Pasos Largos", fue el último bandolero andaluz. Nació en El Burgo, muy cerca de Ronda, en el año 1.874. El mote le viene de su padre, así llamado por sus convecinos desde que se trasladó de Setenil, su pueblo, donde le llamaron antes "Tobalillo sin Pena". Juan Mingolla fue el menor de los tres hermanos que procreó el matrimonio.

La familia vivía en relativo bienestar. cultivando unas tierrecillas en el Puerto de los Empedrados, camino de El Burgo a Ronda, donde también explotaban un ventorrillo frecuentado por los arrieros que circulaban entre Ronda, Algodonales, Zahara, Setenil, etc.

Así vivió la familia hasta que Juan cumplió los catorce años, sin que el niño pudiera frecuentar la escuela, muy lejana del lugar de su residencia.

Después se trasladaron a la Romerosa, donde, siempre ocupado en los cuidados del campo, aprendió a leer y a escribir, utilizando con otros compañeros los servicios de los maestros ambulantes de los cortijos.


Al entrar Juan en quintas murió su padre, y él fue a Cuba, como soldado, en 1.895, regresando a su Andalucía en 1.898 al terminar la última campaña colonial contra los rebeldes y Estados Unidos, que sufrió en todos sus rigores.

Su madre murió en 1.901, de sus dos hermanos, uno había fallecido también, y otro, casado, se había ausentado lejos.

Soltero y solo, tuvo una vida laboriosa, trabajando en el campo y dedicando a la caza sus jornadas y sus horas libres. Así se convirtió en cazador furtivo, viéndose denunciado y perseguido por los civiles.

En estas condiciones sobreviene el incidente fatal que le lanza al monte: doble muerte, a tiros de escopeta, de un padre y un hijo que le habían denunciado a las autoridades. Vagó por la Serranía durante cerca de cuatro meses, sin que lograra prenderle la Guardia Civil, con la que sostuvo diferentes encuentros.

En 1.916 es detenido en Ronda cuando cumplía los cuarenta años. El 1º de Mayo de 1.917 el Consejo de Guerra le condenó a cadena perpetua por el Secuestro de Don Diego Villarejo Moreno, en su cortijo Zahonilla, y a seis años de prisión por insulto a la Fuerza Armada.

En el Penal de Figueras, donde se le envió a cumplir la pena, guardó buena conducta hasta 1.925, en que se señaló, juntamente con el Niño de los Brillantes, Caraquemada y otros presidiarios, en una violenta tentativa de fuga en que se vio muy comprometido el personal penitenciario.

Enfermo de tuberculosis pulmonar, se le trasladó a principios de 1.932 a la Penitenciaria del Puerto de Santa María, en la provincia de Cádiz, a donde van a parar los tísicos y los ancianos. A medida que el tiempo avanzaba se esperaba que Pasos Largos no saldría vivo, siendo para él consuelo la copla carcelera que entonan, desesperados, los reclusos, impregnada de tan negra melancolía:

— Mejor quisiera estar muerto que estar pasando la vía en este Penal del Puerto, Puerto de Santa María. —

En ese mismo año, favorecido por varios indultos de la República, alcanza la libertad. Le faltó tiempo para regresar a El Burgo, su pueblo, buscar un rifle, adueñarse de él, echarse con él al monte, y dedicarse de nuevo a la caza furtiva.

Muere tiroteándose con la Guardia Civil, el 18 de Marzo de 1.934, porque éste, en efecto, era todo su destino y el secreto de su vida.
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Mensaje  Habanera Jue Jun 06, 2013 4:18 pm

Juan Caballero "El Lero"

BANDOLEROS.... Ban


Juan Caballero " el Lero ", nació en la villa de Estepa, el 26 de Agosto de 1.804. Hijo de familia humilde debió de dedicarse al trabajo del campo durante sus años mozos. A los veintitrés años se casó con María, una muchacha estepeña de su misma condición.

Al año de contraer matrimonio, se pone al frente de una partida de salteadores de caminos, sin conocer la causa que le llevara a ello, habiendo varias versiones, por un crimen de celos o por escapar de una estúpida persecución basada en acusaciones infundadas.

Con su cuadrilla de caballistas y apodado " el Lero " pronto se hizo famoso junto a José María " el Tempranillo "por toda Sierra Morena y por los caminos que a ella llevaban. Esta probado que fueron amigos, llamándose entre ellos "compadres" pero aunque algún autor supone que fue teniente de su partida puede afirmarse que jamás colaboraron en sus fechorías, incluso que se repartían los campos de operaciones, actuando con total independencia. " El lero " jamás llego a coger la fama de "el Tempranillo", siendo un delincuente más de los caminos.


Entre los miembros de su partida se encontraba José Ruiz German "el vereitas" que actuaba como veredero, es decir, como conocedor de todas las breñas, atajos y vericuetos del terreno. Ninguno era hombre cruel, robaban si, pero con elegancia y dignidad, sin ser brutales, hecho que "el Tempranillo" impuso en toda la región.

En una ocasión, se vio perseguido por grupo de escopeteros, separándose uno del resto de ellos y siguiendolo encorajinado. Cuando pasaron cerca del camino de Estepa el escopetero resbaló de su caballo y cayo al suelo, perdiendo el conocimiento "el Lero" viendo que estaba mal herido lo recogió y lo llevo a la venta mas cercana a que lo curaran, dejándolo allí, le dijo que no mataba por ser un valiente.

Al desaparecer el 24 de Septiembre de 1.833 su amigo José María "el Tempranillo", Juan Caballero decide, a sus veintinueve años realizar su deseo de vivir en Paz, después de haber estado durante seis años fuera de la ley, obteniendo el indulto se retira a vivir a Estepa, su pueblo natal.

Siendo una persona bastante superticiosa pensaba que los martes era un mal día, que no le traería nada bueno y que en un martes moriría, y quiso el azar que así fuera, pues murió el martes santo 30 de Marzo de 1.895 después de recibir los últimos Sacramentos. Así murió Juan Caballero "el Lero" de un simple y vulgar flemon a los ochenta y un años y en la cama, como el mas pacifico estepeño, siendo el único de los bandidos famosos que no acabo sus días en la horca o asesinado en algún camino.

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Mensaje  Habanera Jue Jun 06, 2013 7:10 pm

Luis Candelas


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Era el Don Juan de los arrabales: bien parecido, nariz poderosa y dientes blancos. Compartió amante con Fernando VII. Sus contactos con la Corte le permitían salir de la cárcel. Tenía doble personalidad: indiano adinerado de día, truhán de noche. Fue condenado a muerte, acusado de más de 40 robos.





Aunque la imaginería afrancesada presente a Luis Candelas con los avíos propios del bandolero de Sierra Morena, pertenece por completo al ámbito de la delincuencia urbana, área de Madrid. Su popularidad y su majeza han llevado a muchos a imaginarlo al frente de una partida de bandoleros, todos con catite, trabuco y punta de veguero en la zona siniestra del belfo, avizorando en la lejanía a una diligencia que se interna desprevenida en Despeñapperros. No hay tal. Candelas y su banda eran de extracción genuinamente gata, material del Foro, madrileños del Avapiés, que es como decir el alma de la capital de España. Y si bien con este príncipe del latrocinio puede decirse que la delincuencia ibérica abandona la tradición del merodeo por mercados facilones y por usureros en quienes un robo es casi justicia, instalándose plenamente en la modernidad, es también cierto que el personaje estuvo a la altura de su época y de su leyenda.

Nació en 1806, en una carpintería, hijo tercero de un matrimonio como el de Nazaret, aunque con el marido más cerca de San José que su cónyuge de la Virgen María. Vivían sin agobios y con cierto rumbo dentro de la idiosincrasia del barrio, así que lo desasnaron mandándolo a los Estudios de San Isidro, pero se dice, ahí empieza la leyenda, que a cierta bofetada de un clérigo que le daba latines respondió Luisito con dos, bofetones eminentemente laicos, y fue expulsado del colegio en represalia. Siguió siendo, sin embargo, bastante buen lector y aplicó la técnica folletinesca a su obra y a su vida, que son una misma cosa en el delincuente profesional.






Robó pronto, robó mucho y era un jaque de postín, pero tenía el prurito de no despenar al prójimo y no hacerle daño más que en la bolsa. Corrían los tiempos de Fernando VII, y esa lenidad en el castigo estaba muy mal vista, así que tenía que alternar la piedad con los robados y la de Albacete con los que pedían sangre. Un par de duelos triunfantes dejaron a Luis Candelas en un puesto indiscutido dentro del escalafón de amigos de lo ajeno. Bien parecido, con nariz poderosa, dientes blancos y tirando a cuadrado a pesar de no ejercer oficio de esfuerzo físico, era el Don Juan de los arrabales, el Casanova de la chulapería.

Tres mujeres marcaron la vida de nuestro personaje, que en el cheli de Avapiés podrían haberse llamado La Víctima, La Traviata y La Ruina. Ruinosa fue la última, que le llevó con dengues al cadalso. Víctima, la única legítima, Manuela Sánchez, con la que se casó en un Carnaval y a la que abandonó en Navidades en mitad de Zamora y con una nevada tremenda, todo en 1827. La extraviada que lo orientó se llamaba Lola y era hija de una hembra muy pública del barrio llamada La Tirazones. Había concebido a Lola fuera del matrimonio aunque no de la Iglesia, porque fue con un clérigo. Lola anduvo con un aguador de la Fuente del Berro llamado Perico Chamorro, que con el nombre de don Pedro Collado acabó de íntimo de Fernando VII, y éste de Lola. Como vendía naranjas le llamaban La Naranjera. Y el novio de su amiga Paca, que era Candelas, también degustó el cítrico, aunque en secreto.
Era aquel Madrid de los años 20 del siglo pasado un hervidero de intrigas políticas, liberales contra absolutistas, constitucionales contra fernandinos, aristócratas y militares confraternizando con la delincuencia; la gente del bronce, en fin, a medias con el clero bajo y las camarillas de la Corte. Después del Trienio Constitucional, ahorcado el infeliz Riego, huéspedes del garrote vil guerrilleros muy famosos y héroes civiles de la Guerra de la Independencia, instalada en la machacada España una inmensa guarnición francesa para cuidar las espaldas del tirano Fernando VII, se vivió durante una década, con razón llamada Ominosa, un terror político casi absoluto. La delación se convirtió en religión de pago y el exilio en vía de perfección al limbo.
Maestro en la graduación represiva, experto en amedrentar mucho con más crueldad en la forma que en el número, el Rey Felón se complacía en pasar las noches en los tugurios flamencos, conciliando la monarquía intangible con la liviandad mercenaria. Era uno de sus ministros secretos, destacadísimo en la Camarilla, el citado aguador Perico Chamorro, que procuraba al inquilino vitalicio del Trono mujeres de tronío para compensar los achaques del Rey, viejo prematuro y tan aparatosamente dotado por Venus como corto en su plenitud vital, que antes de los cincuenta era recuerdo.
Entre las amantes fijas del Rey se hallaba Lola La Naranjera, hembra de rompe y rasga, habitual de las tabernas del Cuclillo y Traganiños, que andaba enamoriscada de nuestro hombre. Esa vertiente tabernaria de la Corte le propocionó al ladrón amigos importantísimos que lo sacaban de la cárcel tan pronto entraba. Así escapó de la Cárcel de Villa cuantas veces quiso y hasta de una cuerda de presos camino de Ceuta, condenado a 14 años de presidio, en menos de 24 horas. Pero Candelas no era tonto y seguía las vicisitudes políticas. Veía a los liberales pasar del exilio al Poder y al patíbulo; y a los absolutistas, tragar y devolver la Constitución, así que decidió adaptar la doble vida del ladrón de guante blanco a las exigencias modernas de bipartidismo. Se fabricó una personalidad diurna y respetable, la de un indiano adinerado, don Luis Alvarez de Cobos,



Hacendista en el Perú, atildadísimo siempre, teñido de rubio, con las largas patillas convertidas en barbita apuntada y gafas doradas de concha. Decía pretender este caballero lo que tantos en la Corte, arreglar una herencia americana, y como liberal escondido se apuntó a una logia masónica. Lo normal.
Pero por la noche, cuando debía juntarse con los de su banda -Paco El Sastre, Baseiro y los hermanos Cusó-, salía por la puerta de atrás de su casa de la calle Tudescos, número 5, que daba a un callejón oscuro, convertido en el rey del hampa y ataviado para la ocasión: moreno, con patilla ancha y flequillo bajo el pañuelo adamascado, calañés, faja roja, capa negra, calzón de pana y calzado de mucho tirar. Ya no fingía acento de Lima sino que acentuaba el legítimo del Avapiés y pasaba de la Lola, la amante del Rey, a la Paca, su compañera de correrías, sin dejar de lado a una Doña Mari-Alicia, aristócrata ricachona y aventurera que a su vez era amante del donjuán de los conspiradores liberales, Don Salustiano Olózaga. En medio de tanta confusión de lechos es milagroso que la policía del siniestro Marqués de Viluma tuviera capacidad de dsitinguir a los enemigos del régimen, pero lo hacía. Así cayeron Olózaga y el librero Miyar, mientras el Rey decaía irreversiblmenete en su lecho legal, pero con ánimo de llevarse por delante a los que pudiera.



Ahí es donde Luis Candelas alcanza su punto de gloria. Encarcelado por sus cosas pero dueño de los pasillos de la cárcel, descubre a un escribano masón al que conoce de la logia, organiza con Mar-Alicia y José de Olózaga una conspiración al minuto y poco antes de que lo ahorquen, saca de la celda al condenado. A la puerta, Olózaga dice al ladrón que lo acompañe, pero Candelas se niega, porque ha dado palabra de quedarse dentro. Olózaga dice que no se va sin él; Candelas, que se queda. En la discusión sale una punta de carceleros que estaba jugando a las cartas y se lían todos a trabucazos en el patio de la cárcel. Olózaga salva su vida tirando monedas de oro a los esbirros mientras amenaza con la pistola y grita: -¡Onzas y muerte llevo!
Ante el argumento, todos ceden. Huye Olózaga y Candelas se queda en la trena, sólo un par de días. Ya es leyenda. Pero dos cambios acarrean su desgracia. Por primera vez se ha enamorado y de una niña bien, Clarita, de familia honesta, clase media, dispuesta a que la niña matrimonie con el indiano. Acaba yéndose con la niña y la familia a Valencia, pensando en cambiar de vida. Roba alguna joya para ir tirando o viaja a Madrid para algún golpe más serio. Mientras tanto, ha muerto el Rey y estalla la guerra carlista. Los liberales en el poder ya no tratan con delincuentes, los persiguen. Y Candelas comete dos atracos políticamente incorrectos: en apenas unas horas, asalta a la modista de la Reina en su taller, y al embajador de Francia y su señora en una diligencia. Orden de caza. Huye con Clara a Inglaterra, pero al llegar a Gijón, ella dice que no se embarca. Regresan a Madrid y allí lo detienen. Condenado a muerte por más de 40 robos y también como símbolo de la truhanería, el juez le pregunta si tiene que decir algo sobre la sentencia: -Sí, Señor Presidente. Que, aunque tardía, la encuentro muy puesta en razón.



Constancio Bernardo de Quirós, en La Picota. Figuras de delincuentes, atribuye a Candelas en el cadalso el detalle de fijarse en que al verdugo le faltaba un botón del chaleco. Antonio Espina, autor de una biografía deliciosa a finales del primorriverismo, en el estilo de Gómez de la Serna, le adjudica esta última frase al pie del garrote y dirigida al respetable: -¡Patria mía, sé feliz!
Así pasó a tiempo a la Historia el más famoso de los delincuentes románticos. Un poco más y ajustician a un burgués que quería ser decente. Con 31 años, Luis Candelas andaba ya en coplas, donde ha quedado.

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Mensaje  Habanera Jue Jun 06, 2013 7:15 pm

Homenaje a la sevillana por antonomasia que hizo una bonita versión del bandolero romántico.... CARMEN SEVILLA

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Mensaje  Habanera Vie Jun 07, 2013 2:16 pm

Curro Jiménez "El Barquero de Cantillana"

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La verdadera Histria del Barquero de Cantillana


Seguro que en más de una ocasión se han planteado si realmente existió Curro Jiménez, el protagonista de la popular serie televisiva aparecida en el año 1978, y a quien dio vida el actor Sancho Gracia. Espero no decepcionarles al descubrir que, si bien es cierto que existió un bandolero cuyo nombre corresponde al de “Curro Jiménez” (aunque fue popularmente conocido como “el Barquero de Cantillana”), no son ciertas todas y cada una de las anécdotas que la serie hizo suyas. La historia de un personaje elegido al azar fue escrita con lances y pasajes de la vida de distintos bandoleros. Prueba significativa de ello es que el verdadero Curro (o “Frasquito”, como es probable que también le conocieran) no puede ubicarse en la Guerra de la Independencia, y por tanto enfrentarse a los franceses, ya que no nació hasta 1820.


Su nombre completo fue el de Francisco Antonio Jiménez Ledesma y nació en el municipio de Cantinalla (Sevilla). Era el único hijo de una familia que se sustentaba de los dineros que el padre obtenía en su profesión de barquero, transportando mercancías y pasajeros en una barca que atravesaba el Guadalquivir desde Cantinalla hasta Sevilla.

(Debo señalar que hay autores que identifican a nuestro protagonista como Andrés López Muñoz, tratándose de la misma persona. Todo es probable en este personaje mitad historia mitad leyenda.)

Aunque Curro ayudaba a su padre en el oficio, la débil salud de éste forzó que D. Antonio, el alcalde, pusiera a otra persona a cargo de los remos. El muchacho, un zagal de diecisiete años, se convirtió entonces en el único sostén de la familia, dedicándose a todo tipo de labores en el campo.


No pasaría mucho tiempo antes de que su padre muriera y Curro reclamara al alcalde el puesto de barquero. Pero éste ya había adjudicado la barca a otra persona. Curro prometió vengarse de tan manifiesta injusticia. Su audacia sólo sirvió para que, por temor a las posibles represalias del edil, todos en el pueblo le negaran un empleo cuando el joven comenzó a buscar trabajo.

Con 18 años cometió la osadía de enamorarse de María, la joven prometida de Enrique, hijo del alcalde. Esta nueva temeridad le costó una tremenda paliza, con el resultado de varios huesos rotos, a cargo del mentado Enrique y dos de sus primos. A pesar de que se abrió un proceso por la agresión, la influencia del alcalde hizo que los acusados fueran absueltos de sus cargos. Y la venganza no se haría de esperar. Una mañana de domingo Curro se dirigió a casa del regidor donde, de mortales navajazos, acabó con las vidas de Enrique y sus dos primos. Después huyó y se escondió en la sierra. Había nacido un bandolero.

La primera aparición de la banda de Curro Jiménez fue en Cantillana, a la muerte de la madre de Curro. El bandido, considerando a D. Antonio responsable del fallecimiento, prendió fuego al cortijo donde éste almacenaba la cosecha anual. El edil consiguió que los alcaldes de varios municipios de la comarca solicitaran ayuda al gobernador de Sevilla, quien organizó diversas partidas de Escopeteros para capturarle. Ninguna tuvo éxito. En pocos meses la banda del “Barquero de Cantillana” se hacía famosa. Entre sus miembros destacaban “el Mochuelo”, “el Malos Pelos”, “el Guindilla”, “el Zurdo” o “el Algarrobo”, entre otros.

Y parece ser que María, la primera pretendida de Curro, y personaje principal en el comienzo de la vida delincuencial del mismo, nunca más se cruzó en su vida. Así el corazón del bandolero quedaba libre para ser ocupado por Amparo, sobrina del alcalde de La Algaba (resulta curiosa la poderosa atracción que los bandoleros ejercieron sobre las mujeres, sobre todas las de buena posición) y uno de los más encarnizados perseguidores de Curro.


La pareja se estuvo viendo hasta que el tío de la joven se enteró. Entonces ofreció una espectacular recompensa para quien presentase al bandolero vivo o muerto. Esta situación sólo sirvió para que la mujer se marchara con Curro al cortijo de Las Cañas, guarida de la banda. Pasado un tiempo, y temiendo por la seguridad de la dama en el cortijo, ésta se ocultó en Burguillos, en casa de Dolores Muro, una parienta del padrino de Amparo.
Pero lo que “el Barquero” ni Amparo podían prever era que Dolores se enamorara del proscrito. Y pasaron los días y las visitas del hombre a su amada hasta que una noche Dolores le declaró su amor. Curro la rechazó y en venganza la resentida mujer envenenó a la joven. Si el amor por Amparo estuvo a punto de regenerar al bandolero, la muerte de ésta forzó que su agresividad se duplicara. “El Barquero de Cantillana” se convirtió entonces en uno de los criminales más sanguinarios de Andalucía.

Meses más tarde llegó a oídos de Curro que una nueva banda estaba cometiendo numerosos robos en la comarca, y que todos ellos le eran falsamente atribuidos a la suya. Averiguó que el grupo estaba encabezado por el alcalde de Posadas y un acaudalado terrateniente de esa población. Como venganza, y tras tenderles una trampa, los dos hombres fueron ahorcados en la misma fachada del Ayuntamiento de Posadas, no sin antes hacer suyos unos documentos que poseía el primer edil en los que se indicaba el nombre de los miembros de la partida que estaba cometiendo los robos en nombre de la banda de Curro.

Tras peligrosas gestiones el Barquero de Cantillana consiguió entrevistarse con Jaime de Almirola, Gobernador de Sevilla y, tras unos minutos de “convincente negociación”, consiguió que éste publicase la lista de la banda, entre cuyos nombre se encontraba el de Juan de Guzmán, alcalde de La Algaba. El edil, tras salir airoso de las acusaciones contra él vertidas tras el aireamiento de la lista, crea una nueva partida de 25 miembros para la captura del bandolero. Al frente de la misma pone a “Matasiete”, un temido matón a sueldo.

Pero la confianza en su número, y en el supuesto factor “sorpresa” para la captura, les hizo olvidar el entramado de espías de que disponía “el Barquero”. Los hombres de Curro Jiménez tendieron una emboscada a sus perseguidores, propiciando el mayor crimen de la banda al asesinar a la totalidad de la partida. Tras ello no pasaría mucho tiempo antes de que el alcalde de La Algaba terminara sus días colgado de la rama de un olivo.

La mañana del día 01 de noviembre de 1849, y tras más de tres meses de ocultación en la Sierra de Cazalla, “el Barquero” decide hacer una visita a la venta de su compadre Juan Galindo. Allí, un buhonero atraído por la fuerte recompensa que daban por Curro, delató su presencia a la Guardia Civil. Poco después numerosos agentes rodeaban el cortijo esperando la salida del bandolero. Al romper el día y a lomos de “Pantalones”, el caballo alazán que tantas veces le había salvado la vida, el bandolero salía de la venta.


En esta ocasión el galope de su montura no fue lo suficientemente veloz. El animal sería el primero en caer al suelo mortalmente herido. Aparapetado detrás de un árbol, y tras una brava resistencia en la que provocó algunas de las primeras bajas en el recién creado Cuerpo de la Benemérita, Francisco Antonio Jiménez Ledesma, alias “el Barquero de Cantillana” y popularmente conocido en la actualidad como “Curro Jiménez”, moría abatido a tiros. Fallecía a la temprana edad de 29 años y de la manera que el novelista Fernández y González apostilló en su obra: “Murió en carácter, como deben morir los valientes:[color=black] vestido, calzado y sin sacramentos”.[/color]
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Mensaje  Habanera Vie Jun 07, 2013 2:32 pm

"El Zamarrilla"

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Cuentan que en la época de los bandoleros fue especialmente famoso uno al que apodaban “El Zamarilla”. Cometió múltiples fechorías, y tal fue su renombre y la peligrosidad de la banda que capitaneaba, que los alguaciles decidieron formar una partida especial para su captura a cualquier precio. Tras varias escaramuzas, lograron darles caza y captura, pero “El Zamarilla”, rápido y escurridizo como nadie gracias a su conocimiento del terreno, escapó, eso sí, perseguido de cerca por una patrulla. Al cabo de muchas leguas a galope tendido, y con lo alguaciles pisándole los talones, el bandolero llegó hasta una ermita buscando un escondite que evitase su apresamiento.Y he aquí que el único sitio que encontró fue bajo el manto de una Dolorosa que allí se veneraba. Entraron sus perseguidores y a pesar de que registraron la pequeña ermita de arriba a abajo no descubrieron a ” El Zamarrilla”, cobijado en tan singular escondite. Desesperados y furiosos prosiguieron su batida por otra zona. Tiempo después, y sintiéndose seguro el bandolero, abandonó su refugio, y dando gracias improvisadamente a tan proverbial Salvadora, arrancó una rosa blanca que se criaba en el camino de la ermita y la prendió en el pecho de la Imagen, utilizando como alfiler su propio puñal. En ese instante la rosa se tiñó de rojo. Aterrorizado, el bandido se arrodilló ante los pies de la Virgen y le imploró su perdón por su impía vida. Desde entonces, “El Zamarrilla” se convirtió en un ermitaño que bajaba a vistar en algunas ocasiones a su amada Virgen. En una de aquellas ocasiones, ya anciano, unos bandoleros le asaltaron, pretendiendo robarle lo poco que tenía.
A pesar de su edad “El Zamarrilla” conservaba parte del vigor de su juventud y opuso resistencia, por lo que los asaltantes le hirieron de muerte, dándose a la fuga. Como pudo, llegó hasta la puerta de la ermita, portando en sus manos como ofrenda una rosa roja, como siempre hacía. Antes de morir alzó su mirada hacia su Virgen y vio como la rosa que en sus manos llevaba se desteñía hasta volverse blanca: Ella lo había perdonado. Hoy día la Virgen de la Amargura sigue habitando en la ermita que lleva el nombre de Zamarrilla, sigue luciendo sobre su pecho la rosa roja y el puñal, y tan sólo el Viernes Santo, luce una rosa blanca, perdonándonos a todos los hombres por la muerte de su Hijo.



Era Zamarrila un bandolero,
al que la justicia perseguía.
Málaga era el puerto marinero,
al que por cariño iba y venía.
Dicen que una noche a su brabura,
le pusieron cerco en el Perchel…
y fue su amparo y cuartel
el manto de la Amargura.

Y cuenta la historia…
que una rosa blanca cambió de color.
Poniéndose roja,
y que Zamarrilla llorando cantó…

¡¡Amargura, ay, y Madre Hermosa!!

La del color bronceado,
deja que ponga esta rosa
junto al puñal que han clavado.
Tu Amargura dolorosa.
Viendo aquel milagro de la rosa,
que se le volvió como la grana.
Frente a la Morena Dolorosa
flores y un clavel de fe critiana.

Dicen que sintió remordimiento,
y por conseguir la salvación…
Pidió y a los cielos perdón
en los clautros de un convento.

Historia o romance…
pero en los altares la rosa quedó.
Milagro triunfante,
de la Dolorosa que luce una flor.

¡¡Amargura, ay, y Madre Hermosa!!

La del color bronceado,
deja que ponga esta rosa
junta al puñal que han clavado.
Tu Amargura, ay, Dolorosa.
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Mensaje  Marghot Sáb Jun 08, 2013 7:49 am

Se me ocurren muchos bandoleros de las altas esferas que hoy en día cometen sus fechorías por estos pagos.
Como he leído que también por este foro entra mucha gente que no se identifica, vaya a ser que uno de esos bandoleros a los que aludo, entre por aquí para aprender un poco de decencia, y me fastidie el día.
Si fuera un poco más valiente, hasta pondría sus fotos, seguro que la mayoría, estaría de acuerdo conmigo.
Bueno, voy a poner un poco de la biografía de Don Juan de Serrallonga. Es un bandolero poco conocido y sin embargo hasta se hizo una película sobre él y creo que varios libros.
Tengo un familiar que siempre que estaba enfadado y por no molestar a nadie, decía: mecachis en D. Juan de Serrallonga!, (quizás la frase fuera un poco mas contundente), así que yo desde muy pequeña conocía las correrías de semejante personaje.

Joan Sala i Ferrer, conocido también como Serrallonga (Viladrau, Gerona, España, 23 de abril de 1594 - Barcelona, España, 8 de enero de 1634), fue un bandolero catalán que actuó principalmente en Les Guilleries. Es el bandolero catalán que más ha mantenido su fama a través de los siglos. Su vida después de muerto fue fantaseada y en un breve período ya formó parte de los mitos populares y sus aventuras cantadas de pueblo en pueblo. Autores como Antonio Coello, Francisco de Rojas, o Luis Vélez de Guevara escribieron sobre él. Es de destacar que un siglo y medio después de su muerte, en 1863, Víctor Balaguer escribió un drama y posteriormente una novela con el mismo título Don Joan de Serrallonga. Ya en el siglo XX el maestro Enric Morera, estrenó una ópera inspirada en Serallonga. La cultura popular nos ha hecho llegar un baile popular sobre la vida y la muerte de este bandolero, que aún se representa en algunos lugares de Cataluña.
Hijo del nyerro Joan Sala y de Joana Ferrer. Nació en la masía La Sala de Viladrau. A los cuatro años, el 18 de enero de 1598, quedó huérfano al morir su madre, y su padre y su hermano Antoni hicieron una boda doble con Margarita y Elisabet, hermanas de la masía Riera de Tona, con lo que fueron suegra y nuera la una de la otra. Trabajó en Can Tarrés en San Hilario Sacalm, lo que le dio la oportunidad de conocer a Margarida Tallades i Serrallonga, la heredera de la masía Serrallonga de Querós, a unos 17 km de San Hilario. Joan y Margarida se casaron más adelante en la iglesia de Sant Martí de Querós y tuvieron cinco hijos, Elisabet y Antoni, Mariana, Josep Baltasar e Isidre.
En 1627, perseguido por los soldados de Felipe IV, huyó un año a Francia con la ayuda de muchos catalanes, ya que sus asaltos a los carruajes reales que recaudaban los impuestos despertaban mucha simpatía.
Fue capturado en Can Agustí, en Santa Coloma de Farnés, por soldados del Duque de Cardona, Virrey de Cataluña.2 En Puig de la Força se encuentran los restos de un antiguo castillo y una cámara enterrada y oscura, donde dicen que Serrallonga escondía a las víctimas de sus secuestros.
Tras ser capturado fue encarcelado en las mazmorras del Castillo de Savassona,1 donde fue sometido a torturas durante varios meses, y posteriormente fue ejecutado en la horca entre el los días 8 y 10 de enero de 1634 en Barcelona, según diversas fuentes.
Un abrazo
Marghot
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Mensaje  Nolyn Sáb Jun 08, 2013 2:18 pm

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Mensaje  Habanera Dom Jun 09, 2013 5:07 am

Jaume "El Barbut"

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El bandolero alicantino....

Jaime José Cayerano, quien más tarde sería conocido como “Jaime el Barbudo”, nació el 26 de octubre de 1783 en la alicantina localidad de Crevillente. Ese mismo día sus padres, Jaime Alfonso y María Antonia, deciden bautizarlo en la parroquia de Nuestra Señora de Belén.

Sus progenitores, trabajadores campesinos, se preocuparon de que Jaime tuviera una educación que simultaneaba con su quehacer como zagal de ovejas. Al término de cada jornada dedicaba unas horas a estudiar bajo la dirección de un clérigo de Crevillente cuyo nombre se desconoce. Al llegar a la mocedad es contratado como guarda para custodiar unas viñas en la vecina localidad de Catral.

Pero un día la fortuna (mala en este caso) quiso que Jaime sorprendiera en la viña de su cuidado a un merodeador. Al recriminarle su presencia se desató una discusión en la que el intruso esgrimió una navaja contra Jaime. En la pelea resultó muerto el agresor. El hombre se traslada a Crevillente, donde informa a su familia de lo ocurrido. Todos, aún reconociendo que había procedido en su legítima defensa, le proponen que se marche del lugar lo más pronto posible, ya que la justicia en el reinado de Carlos IV no infundía muchas garantías. Mientras tanto el dueño de la viña (y alcalde de Catral,) descubría el cadáver. Al comprobar la ausencia del guarda sospechó de él y lo denunció ante las autoridades como presunto autor del homicidio. Inmediatamente se puso en movimiento con un contingente de Fuerza Armada hacia Crevillente, con el propósito de detener a Jaime.
Avisado por amigos huye, pero en un paraje se enfrenta a sus perseguidores utilizando el trabuco que tenía para defender la viña, y del que iba provisto. Los mantiene a raya aunque resulta herido. Finalmente logra huir del lugar gracias a la intervención de una partida de bandoleros capitaneados por los “Hermanos Mújica”, que habían presenciado el enfrentamiento. Los bandidos le dan cobijo y cuidados hasta su total restablecimiento. Y como aquél no se afeitó en todo este tiempo su rostro se cubrió de una tupida barba, por lo que todos comenzaron a referirse a él como “el barbudo”.

Una noche se presenta en el domicilio de su antiguo patrono para explicarle todo cuanto había sucedido. Le rogó que interviniera cara a las autoridades para que se comprobara que actuó en legítima defensa. La respuesta del alcalde fue: “te he contratado para que vigilaras mi viña, no para matar a quien allí entrara”. Ante estas palabras Jaime sacó la navaja que portaba y le ordenó que le entregará el dinero y las joyas que hubiera en la casa. Cuando tenía el botín en su poder le dijo: “por haber procedido así salva usted la vida, pero como recuerdo del desamparo en que me coloca ante la sociedad le voy a señalar". Acto seguido, y de un fugaz movimiento, le realizó un corte con la navaja en la mejilla izquierda.
Jaime volvió a Crevillente y entregó todo el dinero a su esposa. Las joyas, por el contrario, las dio a los “Hermanos Mújica” en prueba de gratitud. Tras ello quedó incorporado a la partida.

Pero los “Hermanos Mújica” eran hombres excesivamente crueles en sus fechorías, que no en pocas ocasiones fueron censuradas por “el Barbudo” negándose a participar en ellas. En una de estas discusiones Jaime se enfrenta a los Mújica y la mayoría de los hombres se ponen de su lado, originando un enfrentamiento en el que resultan muertos dos de los hermanos y el tercero huye. Jaime es proclamado capitán por sus compañeros.

Por aquella época reina en España José Bonaparte (“Pepe Botella”) mientras que Fernando, en Francia, halaga servilmente la ocupación de nuestras tierras por Napoleón. Y “el Barbudo” no estuvo de brazos cruzados. Un día se comprometió con los guerrilleros de Orihuela a entregarles un destacamento francés que se dirigía a la ciudad. Solo y vestido de huertano salió a su encuentro y con engaños consiguió llevarlos a un ventorro próximo. Una vez allí invitó a los soldados a beber vino previamente narcotizado. Tan pronto como la droga hizo efecto los desarmó y amarró, no sin antes robarles cuanto llevaban encima.
A partir de entonces interviene en innumerables guerrillas, especialmente en los términos de Calasparra y Hellín, y causa grandes bajas al ejército francés. El 9 de enero de 1812 la ciudad de Valencia, mal defendida por el general Joaquín Blake, capitula y se rinde al general francés Suchet. Para consolidar su posesión el Mando galo envía refuerzos a la metrópoli. La columna remitida disponía de carros muy grandes y pesados que, más lentos, se iban quedando rezagados al final. Al llegar al río Vinalopó se reunieron todos para elegir el lugar de vadeo más apropiado. Éste fue el momento aguardado por «el Barbudo» que, en unión de su gente, cayó sobre ellos. Tras asesinar a los conductores, y a los pocos soldados que les escoltaban, se apoderaron de los vehículos y carga­mento. Sin suministros ni municiones, la presencia de las tropas en Valencia fue más bien estéril.

La lucha guerrillera continúa y “el Barbudo” sigue acaparando triunfos hasta que, hallándose ya aquellas tierras libres de franceses, disuelve su partida y retorna a Crevillente. Era el 28 de julio de 1813. A su llegada al pueblo el alcalde le comunica que el general Francisco Javier Elio ha ordenado el sobreseimiento del caso de la muerte de la viña, como recompensa a los valiosísimos servicios prestados en defensa de la Patria. En unión de su esposa e hija inicia una nueva vida. Lo primero que hace es afeitarse la barba.
Pero la placidez de una vida tranquila no le seduce. Sin poder reprimir por más tiempo sus impulsos, en 1815 reorganiza a su gente. Su nueva partida queda constituida por lo más “se1ecto” de la anterior. Como teniente figura “el Pascualet” y los bandoleros: “el Tablones”, el “Caga Doblones”, el “Brosso”, el “Estudiante”, el “Mico”, el “Moya”, el “Perlito”, el “Jumillano” y el “Pollo”. Comienza su actividad asaltando a mercaderes que concurren a la Feria de Orihuela. Se decreta su persecución y se ofrece la seductora recompensa de tres mil duros por entregar a Jaime vivo o muerto. A pesar de la merma que supuso la importante suma de dinero ofrecida por él, el Barbudo se mantiene al frente de los suyos unos años más.

Un día recibió una citación un tanto misteriosa de sus amigos los absolutistas. En la misma se le convoca a una reunión de carácter privado que ten­dría lugar en el Ayuntamiento de Murcia. Confiado, acudió con puntualidad a una previsible trampa en la que fue de inmediato apresado.

Fue juzgado y condenado a morir en la horca. El patíbulo se levantó en la plaza de Santo Domingo. Era el 20 de junio de 1824 y el cadáver de “el Barbudo”, en cumplimiento de la sentencia, fue descuartizado en cinco partes (cabeza, brazos y piernas), enterrándose el tronco. Los pedazos, una vez fritos en aceite, quedaron expuestos a la contemplación de las gentes en distintos lugares de la región para “escarmiento público”.
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Mensaje  pinfanilla Dom Jun 09, 2013 5:11 am

¡Que gente mas fina que había por aquel entonces!, se molestaban en freir los pedazos en aceite, con lo caro que debería andar, cosas como estas me llevan a reafirmarme en la idea de que los auténticos animales somos los humanos, los que nosotros consideramos animales, se habrían limitado a comerse los pedazos tal cual.
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Mensaje  Habanera Dom Jun 09, 2013 5:24 am

pinfanilla escribió:¡Que gente mas fina que había por aquel entonces!, se molestaban en freir los pedazos en aceite, con lo caro que debería andar, cosas como estas me llevan a reafirmarme en la idea de que los auténticos animales somos los humanos, los que nosotros consideramos animales, se habrían limitado a comerse los pedazos tal cual.

Llevas toda la razón Pinfa....lo peor es que nos seguimos despedazando.....de otra manera!!!!!
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Mensaje  pinfanilla Dom Jun 09, 2013 6:06 am

Pues si chiquilla, desde que se inventó el lenguaje humano las cosas han ido a peor, no me imagino yo al Cromañón discutiendo por otra cosa que no fuera por un trozo mayor de caza o de un sitio más cercano al fuego, además a base de gruñidos, seguro que entonces no tendrian suficiente vocabulario para enredarse en discusiones tontas, claro que tampoco lo tendrían para llegar a un acuerdo, para mí que esta gente lo arreglaba todo a base de garrotazos.
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Mensaje  Habanera Dom Jun 09, 2013 12:57 pm

BANDOLEROS.... Ventaw

Antigua Venta de Alfarnate,pueblo de la serranía malagueña ubicado en la Comarca de la Axarquía... punto de encuentro de bandoleros


BANDOLEROS.... Jjjdxxx
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Mensaje  Habanera Dom Jun 09, 2013 1:05 pm

Los bandoleros míticos de la Axarquía

BANDOLEROS.... Ddffx

Durante un largo lustro de la década de los ochenta, una cuadrilla de bandoleros, formada en su mayor parte por bandidos nacidos en la Axarquía, va a atemorizar a una parte notable de la población andaluza. Se trata de la partida formada por Luis Muñoz, de El Borge, apodado el Bizco, Manuel Melgares, de Algarrobo, conocido por El Melgares, y Francisco Antonio Palma, de Vélez-Málaga, conocido por Frasco Antonio. Cada uno de ellos había comenzado su vida de bandidaje por separado, por distintos motivos y en distintos momentos. Mientras que el Bizco estaba tirado al monte’ desde 1867, en que cometiera un asesinato, Frasco Antonio se inicia en las andadas ya maduro, cuarentón, y por motivos difíciles de concretar. El más culto y cerebral de los tres va a ser el natural de Algarrobo, Manuel Melgares, que había iniciado su vida delictiva años atrás utilizando el mecanismo de las amenazas con cartas, redactadas en buen estilo, y que asustaba y plegaba a los hacendados.

BANDOLEROS.... Fantoniopalmamartinfrascoanto

Francisco Antonio Palma Martín "Frasco Antonio"

La suma de estos tres criminales va a lograr una celebridad sorprendente. Unas veces juntos, y otras separados, asaltan, roban, asesinan, secuestran… La seguridad se ha perdido en los cortijos, en los caminos, en los pueblos… Toda la Guardia Civil de la Andalucía Bética les busca por cualquier rincón de Sevilla, Córdoba o Málaga. Cada uno cumplía una función. Melgares era el cerebro, el que planificaba, el que hacía las propuestas; Frasco Antonio el que ejecutaba los planes, por su arrojo y porque era el más joven; el Bizco, el bravucón, el que asustaba.

BANDOLEROS.... Manuelmelgares
Manuel Melgares "Melgares"



Según Bernaldo de Quirós, autor del libro El Bandolerismo Andaluz, sería imposible intentar la relación completa de los crímenes de Melgares, el Bizco y su banda. Asaltos, secuestros, coacciones, amenazas y daños, todas las figuras jurídicas posibles de los delitos comunes contra las personas y la propiedad, contra la libertad y la seguridad, fueron practicadas por ellos. En las plazas, en las tabernas, en los mercados, por las calles, se rumorean a todas horas “hazañas de los bandoleros de la Axarquía. Su fama se extiende por todo el país. Incluso en el extranjero, sobre todo por los escritos que publican algunos viajeros que optan por airear las peculiaridades de estas tierras, tales como Gautiér, Richard Ford, Héctor France, etc.

BANDOLEROS.... Luismunozgarciael-bizco
Luis Muñoz García "El Bizco del Borge

Y aunque en muchos casos la figura de los bandoleros se idealizan, y se les adornan con virtudes sorprendentes, la verdad es que estamos ante verdaderos ciegos morales que se presentan y actúan como ladrones y asesinos de la peor especie. Lejos de la simpatía que irradia la figura de Diego Corrientes, que jamás derramó la sangre de sus semejantes, o la del Tempranillo, que siempre fue discreto en verterla, los bandoleros de la Axarquía la derrocharon en exceso. Sobre todo Luis Muñoz, Bizco del Borge, considerado, durante muchos años, el malhechor que más bajas ha causado a la Guardia Civil.

BANDOLEROS.... El_borge

Museo del Bizco del Borge


La partida, con su fama, atrajo a otros malhechores. Y así, a mediados de la década, ya forman parte de la misma Pepe el Portugués, Manuel Vertedor García y Antonio Duplas, apodado el Francés, nieto de un soldado desertor de las tropas napoleónicas. Con tales refuerzos el capítulo de robos en el año de 1885 es numerosísimo. En algunos momentos, y a consecuencia del padecimiento asmático de Luis Muñoz, la cuadrilla cabalga capitaneada por el Portugués, que se mueve muy seguro por los campos de Antequera, Loja y Lucena.

Entre 1886 y 1889 la partida fue exterminada. Los bandoleros de la Axarquía dejaron una larga estela de hechos criminales. Y, como producto de ellos, en más de un caso, un importante capital en buena moneda. Anos después de la muerte de estos bandidos, algunos de sus vecinos, o algunos de sus amigos, sorprendieron con un enriquecimiento inesperado. Era público y notorio que algunas personas habían guardado dinero a los bandoleros, y que, como en otros casos de Andalucía, es muy probable que fuese éste el turbio origen de sus fortunas.

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Mensaje  Habanera Mar Jun 11, 2013 7:46 pm

Los siete niños de Écija

BANDOLEROS.... Bandoleros_sm

Quisiéramos ver esta historia no como una mancha en el noble abolengo ecijano, sino como un símbolo popular que quedo para siempre en la leyenda de esta Ecija que tuvo de todo en su dilatada existencia.
Preferimos hacernos eco de aquella estrofa:

Echa vino montañés
que lo paga Luís de Vargas
al que a los pobres socorre
y a los ricos avallasa.


Porque así la leyenda tiene un atractivo quijotescamente popular que vive para siempre en la fantasía del pueblo, como


Siete pensamientos puestos
en siete locuras blancas...

Esos siete que van con sus novias a la grupa de siete jacas jerezanas, camino de Ecija la llana.
Porque en esa fantasía del pueblo noble y sencillo, hay todo un cuento romántico de bravos bandidos generosos, que ejercían a su modo la justicia distributiva de la riqueza, con la arrogancia de las gentes andaluzas y el espíritu aventurero de toda una raza.
Sí, preferimos mejor la caliente poesía popular, que la fría prosa de unos documentos. Ese mismo calor popular que cantaba en el mas vulgar lenguaje del romancero anónimo:

Migueletes y “soldaos”
que nos persiguen sin tregua
estarán hoy “acampaos”
a lo menos una legua.

Según nos dice un espía
“algunos” mas cerca están
formando una compañía
con su bravo capitán.

Si despreciando la “vía”
se acerca “argun” miguelete
le dará la “bienvenia”
las bocachas de los siete.

Écija no puede renegar de esos “Niños” que lo ultimo que robaron, y por cierto con amor, fue su nombre para repartirlo, como un gran tesoro, por todo el mundo.

BANDOLEROS.... Ninos_de_ecija

Muchos autores han tocado este tema como un asunto enojoso para la ciudad, como si se tratara de un baldón, de una mancha caída sobre el brillante sol del escudo ecijano. Pero nada mas lejos porque los Niños de Ecija, ni eran “Niños” ni eran de Ecija. Además, si se nos apura un poco, hemos de decir que estos bandoleros constituyeron la primera promoción del turismo en Andalucía. Y ahí va la prueba: cuando las viajeras extranjeras que se aventuraban a pasar por Andalucía, comunicaron a sus amigas la noticia de que la diligencia en que viajaron, había sido asaltada por una tipos de patillas largas, extraños sombreros sobre pañuelos a la cabeza, armados de grandes trabucos y largas facas, que después de obligar a todos a descender de la carroza se limitaban a robarles solamente las joyas valiosas, haciendo alarde de ademanes corteses y galanes, llegando incluso a devolver los aderezos cuando se trataba de mujeres jóvenes y bonitas, se produjo un amplio movimiento femenino europeo hacia esta región andaluza, al igual que ocurre ahora con la costa del Sol, atraídas por aquella leyenda de bandolerismo quijotesco. Aunque tampoco faltaron las decepcionadas que atravesando desde Despeñaperros a Sevilla sin contratiempo alguno, se consideraban estafadas, por no haber conseguido la singular emoción de ser protagonistas en encuentro tan romántico.

Empecemos ahora por admitir que el origen de bandolerismo en España, es casi tan antiguo como el de nuestra nación, pues de fechas muy remotas se había ya, en las paginas de su historia, de individuos que mal avenidos con las leyes y costumbres, se dedicaban a la apropiación de lo ajeno y vivían de la rapiña.

Luego las guerras con los árabes, por espacio de siete siglos, y las revueltas políticas, una vez alcanzada la unidad nacional, fueron también causa y motivo de que muchos hombres se dedicaran al bandidaje; y así, unas veces lo vemos como heroicos perseguidores de los moros, y otras, cuando la necesidad los impulsaba, los vemos haciendo toda clase de atropellos. De este modo, en perfecto consorcio con el acto de mayor gloria nos encontramos con el hecho brutal realizado por el bandido, que bien lo encarna el señor que toma el hecho a forma de aventura, o el vasallo que, rechazando una ley injusta y oprimente, opta por la rebelión y decide vender cara su vida, antes que sufrir el servilismo vejatorio. Y no pocos fueron arrojados al campo del bandolerismo por la misma sociedad a la que demandaban protección y amparo, justicia y ley, contra el caciquismo imperante en ciertas épocas. Es la lucha eterna del bien y del mal, del débil y del fuerte, del poderoso y del humilde. No podemos negar tampoco que a la sombra de estos bandoleros, hubiese otros muchos mas viles que los que daban su vida limpiamente por los caminos y haciendas.Asalto de los 7 Niños de Écija
Y dicho esto vamos a concretarnos en lo que ocurrió con los “Niños de Ecija”. Al ser invadida la península por las tropas napoleónicas, organizaronse gran numero de partidas de guerrilleros, con la obligación de molestar constantemente a aquellas. Y en esta zona, como en otras, hubo hombres de valor y tan amates de su independencia, que no queriendo sufrir la dominación extranjera, se arrojaron al campo a perseguir y hostilizar las tropas de Napoleón. Pero a la vez que luchaban con el invasor, tenían que atender a sus mas apremiantes necesidades, y no pudiendo entrar en los pueblos, pues hubiera supuesto entregarse a sus enemigos, vieronse en la necesidad de robar para vivir, siendo declarados entonces bandidos.

Después de una larga y penosa lucha, España, tras la batalla de bailen, se ve libre de los invasores. El desbarajuste de una guerra en propio suelo; malas cosechas y epidemias de aquellos años, provocaron un agudo malestar económico que. Unido a la fácil propensión del hombre a la vida de libertad que ofrece la naturaleza, sobre todo para los que se han visto obligados a vivir dependiente de ella, dieron lugar, principalmente en Andalucía, al desarrollo del bandidaje. Además aquellos guerrilleros que tanto contribuyeron a la independencia nacional, eran ya considerados como vagabundos y hombres de mal vivir, dignos solo del desprecio ante la sociedad y de la horca ante la ley, por lo que muchos de ellos, acostumbrados a campar por sus respetos y a obtener por el valor y la astucia mas ganancias que por un trabajo honrado, siguieron en el campo, siendo el terror de los caminos.

BANDOLEROS.... Atraco_bandoleros

Écija ocupa el centro geométrico de Andalucía, muy cerca de Sierra Morena y en pleno camino real, paso obligado de diligencias y de convoyes con ricos cargamentos de especias, oro y plata, procedentes de las Ameritas rumbo a Madrid para las reales arcas. Y no es de extrañar por ello, que este fuera el sitio que eligieron los “Niños”, como el mas provechoso para sus fechorías, tomando así como apellido el de la Ciudad. En cuanto al numero siete, es de suponer que fuera este el mas constante durante su corta existencia, ya que nunca bajo de seis ni paso de doce.

Comenzó entonces una activa persecución contra ello, y Ecija mas interesada que ningún otro pueblo en hacer desaparecer una partida que la deshonraba llevando su nombre, creo y organizo, a mediados de 1812, un cuerpo armado de escopeteros, dedicados exclusivamente a tal objeto.

A su vez los bandoleros se organizaban, y al mando del bravo capitán Luís de Vargas, quedo constituida la primera partida, compuesta por Juan Palomo, Satanás, Mala Facha, Cándido, El Cencerro y Tragabuches. Este ultimo, dado su interesante historial bien merecía un capítulo aparte, pero por apartarse de nuestro cometido solo diremos que el que se llamaba José Ulloa, gitano por los cuatro costados, que cambio su apellido por ese tan ilustre, acogiéndose a la pragmática que dio Carlos III autorizando a los gitanos a tomar el nombre que quisieran, al igual en siglos pasados ocurriera con los judíos conversos. Era natural de Ronda y el apodo le vino por haberse comido de joven un burro recién nacido. Tenia dos profesiones que simultaneaba: contrabandista y torero, contando en esta ultima con la protección de Pedro Romero (creador de la escuela de Ronda), quien le dio la alternativa el 12 de Septiembre de 1802 en Salamanca. Estaba casado con una guapa bailaora que se denominaba “la Nena” a quien tragabuches le sorprendió un amante al que apuñaló una madrugada, tirando a “la Nena” por la ventana de la casa, uniéndose en su huida a la pandilla de los Siete Niños de Ecija.

Esta partida tenia establecida espías en todas la poblaciones de la comarca; consiguieron amistad y protección en determinadas clases sociales, bien por soborno o por terror; designaron por las razones expuestas centro de sus operaciones el termino de esta ciudad, y amparados por la inmediata Sierra Morena, consiguieron ser el espato de toda Andalucía y extender su fama a toda la península.

BANDOLEROS.... Ninos_ecija

Todos los medios de represión eran pocos. Cuadrillas de escopeteros y compañías de soldados custodiaban los caminos y pueblos, siendo las mas burlada su vigilancia. La Audiencia de Sevilla impone durísimas penas a los capturados; la capital de España siente verdadera inquietud por el conflicto, y en Tragabuches - Los 7 Niños de Écija1816 se crea una contribución especial para aliviar los gastos que todo ello ocasionaba y que debían pagar varios pueblos de Andalucía, siendo designada Ecija por su importancia y situación, como centro de todas ellas a los efectos de cobro y administración. A quien también se establece una especia de Cuartel General de tropas encargadas de la persecución de malhechores; aquí se reciben ordenes de Capitanía y la Audiencia; y aquí, en fin, establece su residencia el comisionado regio don José García de la Torre, desplazado a Ecija para estudiar tan difícil problema. Todo ellos da lugar a que suena tanto el nombre de Ecija asociado al bandolerismo (fondos para las tropas de Ecija, ordenes a Ecija, abastecimientos a Ecija, contribuciones para Ecija, etc.) que ha pasado a la historia como capital del mismo.
Ajusticiado Luís de Vargas, toma el mando de la partida Juan Palomo, que apresado al poco, cede el puesto a Pablo Aroca, alias “Ojitos”, que rehace el grupo con nombres tan celebres como El Portugués, Sebastián Martín, El Granadino, El Rojo, Minas y hasta incluso un fraile, el famoso fray Antonio de Lagama, de contextura moral semejante a la del cura pervertido de “El diablo mundo” que encuadra Espronceda en las tabernas y bajos fondos de Madrid de hace mas de un siglo.

En cabildo celebrado el 2 de Julio de 1818 se queja la ciudad de que “siendo compuesta dicha partida de bandidos o ladrones, por naturales de Córdoba, Granada, Lucena, Estepa, de otros distintos pueblos, y aun de Portugal, fuese denominada por la de los Niños de Ecija”.

BANDOLEROS.... El_ojito

En una reñida acción que sostuvieron las tropas al mando del comandante Vergara contra la partida, en las inmediaciones de una finca rústica situada en el limite de este termino con el de Aguilar, quedaron muertos Sebastián Martín, El Granadino, el Rojo y Minas. El resto de la partida se refugia en Sierra Morena al mando de Ojitos, que vuelve a rehacer la partida con El Portugués, El Fraile, Hornerillo, Candiles, el Chivo y Becerra.

Posteriormente el comandante Vergara comunica en oficio al Ayuntamiento de Ecija, que había conseguido derrotarlos en la campiña de Santaella, matando al famoso Portugués, deteniendo a Hornerillo y el Fraile, y dispersando desarmados a los restantes, quedando reducida la cuadrilla a solo cuatro individuos capitaneados por el llamado Ojitos. Este y sus subordinados se vieron obligados a refugiarse nuevamente en Sierra Morena donde, después de varias batidas, el mismo Vergara consiguió dar muerte al capitán hallándose después muerto Candiles y ocultándose los dos restantes, con lo que se dio la partida por extinguida.

Pese a toda esta documentación que consta en los archivos, los Siete Niños siguen viviendo en la fantasía del pueblo como hombres legendarios dignos de admiración. Y aunque no fueran siete, ni los siete fueran de Ecija; aunque dieran origen al mito unos vulgares ladrones, la leyenda tiene un atractivo heroico y el encanto plástico de un aguafuerte de Goya.

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