Se llama copla democrático


Unirse al foro, es rápido y fácil

Se llama copla democrático
Se llama copla democrático
¿Quieres reaccionar a este mensaje? Regístrate en el foro con unos pocos clics o inicia sesión para continuar.

La muerte en la copla española

Ir abajo

La muerte en la copla española Empty La muerte en la copla española

Mensaje  Guasón Dom Jul 14, 2013 9:44 am

El tema de la muerte es uno de los temas más tratados a lo largo de toda la historia de la literatura. Se trata de un universal de representación; uno de los referentes precisos a lo largo de la historia de las culturas. En las coplas de Rafael de León la muerte no siempre designa el fin de algo positivo y vivo pues la vida puede ser peor que la muerte por el tormento, la pena, el silencio, el calvario que les toca vivir a algunos de los personajes; no necesitan morir para estar en el infierno; algunos están enterrados vivos en un manicomio, en un convento, en la cárcel; muchos de ellos viven muertos de amor o de celos, el amor los destruye, los aniquila.

[...] A la fuente Catalina
no ha vuelto más a beber,
-Catalina sí, Catalina no
y no sale de su casa
aunque se muere de sed. [...]
Se ha puesto traje de luto
y ha enterrao su corazón,
y se le ha puesto la cara
como rosa de pasión. [...]
(Catalina)

[...] mátame de pena, pero quiéreme. [...]
¡Por ti yo sería capaz de matar! [...]
Que ahora vas con una distinta ca día
y en cambio yo muero de celos por ti. [...]
(Te lo juro yo)

[...] Traje color manzana -¡y olé!-
y medias carmesí -¡qué primor!-
y unos ojos tan grandes
-¡olé y olé! ¡tenedme que me caigo!-
que me muero yo.
¡Ay, Pedro Romero,
por tu culpa yo me muero, muero! [...]
(Coplas de Pedro Romero154)

153 "La vida no es más que una muerte lenta." (San Agustín); "No hay recuerdo que el tiempo no borre ni pena que la muerte no acabe." (Cervantes); "La muerte nos lleva a la calma y al profundo sueño de que gozábamos antes de venir al mundo." (Cicerón); "El hombre débil teme la muerte; el desgraciado la llama; el valentón la provoca y el hombre sensato la espera." (Franklin); "El amor es la compensación de la muerte." (Schopenhauer); “La vida de los muertos está en la memoria de los vivos.” (Cicerón). Estas frases que se pueden encontrar en cualquier diccionario de citas muestran claramente el universo polivalente en que la muerte señorea. Los tratados aúreos sobre la misma tienen como cima a Miguel de Mañara en la prosa y a Valdés Leal en la representación iconográfica. La bibliografía sería extensísima. Por otra parte, la tradición popular, que se hiperboliza en la copla, se corresponde con estos parámetros.
154 Valiente matador de toros rondeño del siglo XVIII. Se afirma que mató más de cinco mil toros sin accidente alguno. Creó escuela en Ronda, donde lo principal debía ser la eficacia, la economía de pases y de adornos superfluos. Lo característico de lo rondeño debía ser la sobriedad, lo parado y seco.


[...] Y es que únicamente
yo vivo por ti,
que me das la muerte
o me haces vivir.
(Dime que me quieres)

[...] Pero Paca se muere
bajo la niebla [...]
(Eugenia de Montijo155)

[...] Si te lo encuentras, marinero,
dile que yo muero por él.
(Tatuaje)

[...] y estoy más muerta que viva. [...]
(Yo no me quiero enterar)

[...] que yo por Luis Candelas
me estoy muriendo de amor. [...]
(Coplas de Luis Candelas)

[...] Tu querer clavó mi puerta,
no puedo entrar ni salir,
ni estoy viva ni estoy muerta,
ni contigo ni sin ti. [...]
(Callejuela sin salida)

[...] Como una mendiga
estoy a su puerta
y con mis palabras mi pena castiga
dejándome muerta. [...]
(No me quieras tanto)

[...] Con tal que vivas tranquilo,
¡qué importa que yo me muera! [...]
(Romance de la otra)

[...] Son cosillas pasajeras
que, si yo me las creyera,
mereciera hasta la muerte por dudar de tu querer. [...]
(Tú eres mi marido)

[...] que yo solito me muero
cuando miro a los ojos de Reyes, [...]
(Reyes Montero)

[...] ¿Por qué te ensañas conmigo?,
si me muero de tanto quererte?
¡Dios no quiera mandarte a ti el castigo
a la horita de la muerte! [...]
(A ver si me quieres)

155 Almudena de Arteaga, Eugenia de Montijo , Ediciones Martínez Roca, 2000. Ana de Sagrera, La Juventud de la Emperatriz Eugenia, Compañía Literaria, 1997. Isabel Margarit, Eugenia de Montijo y Napoleón III, Parejas que hicieron historia, Plaza & Janés, 1999.


[...] Te quiero más que a mi ojos,
te quiero más que a mi vida,
más que al aire que respiro
y más que a la madre mía.
Que se me paren los pulsos
si te dejo de querer,
que las campanas me doblen
si te falto alguna vez.
Eres mi vida y mi muerte, [...]
(Y sin embargo te quiero)

[...] -Tú estás queriendo con fatigas de muerte
al más tirano de los enemigos. [...]
(No sé pa dónde tirar)

[...] Que aunque no quieras, Dolores,
matas de amores a los mejores
y más cabales.[...]
Con fatiguitas de muerte y sudores de agonía
lloraba Lola Puñales,
porque aquel hombre moreno se llevó pa toa la vida
la rosa de sus rosales. [...]
(Lola Puñales)

[...] Y en lo mejor del cariño
me ensañaste a morir, [...]
(Vamos a dejarnos)

[...] y me dejaste en la boca
como un regusto a vino y mar.
¡Y una muerte repentina
cuando me empecé a encontrar
los celos por las esquinas! [...]
¡Desde que te he conocido
me están matando los celos! [...]
Y hoy me mata a sangre y fuego
que otro cariño te dé
los besos que yo te niego.
(Celos)

[...] Los mimbres de tu cintura
me libraron de la trena
para darme sepultura. [...]
Los mimbres de mi cintura
te metieron en la trena
como en una sepultura, [...]
(Antonia la de Aracena)

[...] Como un cirio requemado
se apagó poquito a poco
hasta que se lo han llevado
a la casa de los locos. [...]
Ya está loco y enterrado
quien la copla me inventara; [...]
(Rosa la de los lunares)

[...] -Te he de querer mientras viva,
compañero, mientras viva,
y hasta después que me muera. [...]
(Te he de querer mientras viva)

[...] Y sin juez ni tribunales
a morir yo me sentencio
con mis duquitas mortales
en una cruz de silencio. [...]
Silencio para el “me muero”
por los ojos de mi amante. [...]
Y por no causar un daño
a morir yo me sentencio
y a verte como un extraño
desde mi cruz de silencio.
(Silencio, cariño mío)(156)

[...] Sólo vivo pa quererte,
y me tienen sin cuidado
ni la vida ni la muerte,
ni el presente ni el pasado. [...]
(Sólo vivo pa quererte)

[...]¿Pa qué quiero mi alegría,
si se ha muerto Joselito157?
(Silencio por un torero)

[...] ¿Dónde está la criatura,
que muriéndose de pie,
quiera con esta locura
-¡Ay, Virgen de la Amargura!-
como quiere La Clavel? [...]
(La Clavel)

[...] (A mí me dieron la muerte
con los puñales que te han clavado.) [...]
(¡Mañana sale!)

[...] Vivir de esta manera
más que vivir es morir. [...]
(Me embrujaste)

...Viviendo de esta manera,
la muerte es el bien que espera
Dolores -¡ay, mi Dolores!
Dolores La Golondrina. ...
(Dolores La Golondrina)

[...¿Qué le has daíto a mi niño
que no atiende a mis razones
y se muere de cariño
llorando por los rincones? [...
(Rosa venenosa)

[...Sólo vivo pa quererte,
y me tienen sin cuidado
ni la vida ni la muerte,
ni el presente ni el pasado. [...
(Sólo vivo pa quererte)

156 Copla estrenada por Antoñita Moreno.
157 José Gómez Ortega ( Joselito o Gallito). Todos los años, desde 1920, en todas las corridas que se celebran el 16 de mayo, hacen los toreros el paseíllo descubierto, en señal de duelo. Aún se recuerda de esta manera al torero que fue corneado por un toro en Talavera de la Reina. Sevillano, hijo de un gran torero, Fernando el Gallo y perteneciente su madre a una gran familia gaditana de toreros y artistas. De toreo largo, dominador sobre toda otra cualidad, tanto por su conocimiento y técnica como por sus poderosas facultades físicas; alegre y adornado; perfecto en su toreo, con más arte que fuerza. La competencia que entre Joselito y Belmonte se entabló supuso una crisis sobre la concepción y fines del toreo, se plantea la preferencia entre la lidia de los toros o el arte de torearles sin otra finalidad que la inmediata de la belleza en el lance, es decir, la pugna entre la lidia y el toreo, momento glorioso del toreo.

La amada puede prometer renunciar a su amor si dios salva de la muerte al amado, dudar si dar muerte a su “querer” (sentimiento-hombre) o que éste la mate a ella.

[...] Y arrodillá en la luz del alba
hice promesa al Gran Poder:
-¡Si a este cristiano me lo salvas
seré una hermana para él! [...]
(Celos)

[...] -¡Si se salva, Padre mío,
en silencio seguiré;
en tus manos lo confío,
que eres el del Gran Poder158! [...]
(Madrina)

Un torito de locura
va corriendo por mis venas,
el torito de miura
de un querer que me envenena.
Yo no sé si darle muerte,
¡Virgen morena del Baratillo159!,
o aguantarme con mi suerte
y que me clave siete cuchillos. [...]
(Silencio, cariño mío)

El amor los mata interiormente, es una muerte en vida. Por supuesto, que se producen muertes físicas, provocadas por un tiro, una copla, un cantar, un cuchillo, un puñal, una espada, un río, un toro, una cara bonita, un beso. Los motivos que llevan a la muerte quedan en la memoria colectiva.

[...] -Pues se va a cumplir tu suerte!
Y al relámpago de un tiro
el café se iluminó;
ella vio llegar la muerte
y en el último suspiro,
de este modo le cantó: [...]
(La Ruiseñora)

[...] Y a Antonio el de Punta Umbría,
con un tiro y ya sin vida,
lo echó a la playa la bajamar. [...]
(Candelaria la del Puerto)

[...] Y después que se murió
toavía se sigue cantando
la copla que la mató:
(Dolores La Petenera)

[...] Clavado en un limonero,
con una muerte de acero,
la justicia lo encontró.
Dijeron en los papeles
que a aquel hombre lo mató
el cantar del vele, vele. [...]
(La Clavelona)

[...] Ella callada, callada, -y olé-
pero el filo de una espada -y olé-
fue el que una noche habló
y al señor que la quería
y que otra mujer tenía
sobre las piedras clavó. [...]
(La Macilenta)

[...] Él la vio muerta en el río
y que el agua la llevaba. [...]
¡Cómo se la lleva el río! [...]
(No te mires en el río)

[...] y, buscando la muerte,
se fue pa el toro.
¡Brava faena!
pues su sangre y su vida
dejó en la arena.
(Doña Sol)

[...] silencio el patio y la fuente,
que está de cuerpo presente
el mejor de los toreros. [...]
(Silencio por un torero)

[...] ¿En qué rincón sin soles, de qué tierra extranjera
esperarás la muerte con el fusil cargado? [...]
(Magnolia)

[...] Con un cuchillo de luna corté la flor de un “te quiero”,
los corales de su sangre el agua se los llevó. [...]
(Vengo a entregarme)

[...] Quizás que un mismo cuchillo
vengó una doble traición. [...]
(A mí me dieron la muerte
con los puñales que te han clavado.) [...]
(¡Mañana sale!)

...Quizá fuera colorado
el burel que lo embistió
y mordiendo su costado
malherido lo dejó. ...
Allí quedó ante la fiera,
ninguno lo vio caer,
nadie rezó tan siquiera
ni un padrenuestro por él. ...
Pero, en cambio, entre azucenas
y entre velas enrizás,
en San Gil la Macarena
sí que lloraba de pena
por la muerte del chaval.
(Romance de valentía)

158 Nuestro Padre Jesús del Gran Poder fue esculpido por Juan de Mesa en 1620. El deterioro de la policromía le ha redoblado su capacidad expresiva; son de admirar los ojos, la corona de espinas con forma de serpiente tallada en el mismo bloque que la cabeza, en la posición de la imagen. Va sobre el más antiguo paso de Sevilla, obra de Francisco Antonio Gijón (siglo XVII). Se puede contemplar la imagen en la Basílica de Nuestro Padre Jesús del Gran Poder. La hermandad fue fundada, según la tradición, en 1431; reside en la plaza de San Lorenzo desde 1703 y en su basílica desde 1965. También puede admirarse esta imagen por las calles de Sevilla el Viernes Santo de madrugada. AA.VV., Sevilla penitente, v.2, Gever, 1995, pág. 116 y ss.
159 La Cofradía del Baratillo tiene su capilla muy cerca de la plaza de la Real Maestranza. Muchos toreros de fama han pertenecido a esta Cofradía.


Puede que algunos hombres mueran por las palabras de despedida de una mujer. En el caso de no morir él, morirá su corazón.

[...] Ya sabrás que a más de cuatro
les partí los corazones,
con tus mismas palabritas,
con tus mismas intenciones.
No sentí remordimientos
al mirarlos padecer
y yo escuchaba sus penas
como quien oye llover.
Si de la muerte de alguno
cuentas me quieren pedir
tú cumplirás la sentencia
por enseñarme a decir:
(Vamos a dejarnos)

[...] y una noche en que tus celos me colmaron de amargura
con la hiel de mis palabras yo maté tu corazón: [...]
(Cárcel de oro)

En “Pena mora”, el protagonista es “novio de la muerte”: legionario.

[...] Aunque soy, mi vida, novio de la muerte,
no pasa un minuto que no piense en ti,
porque no he dejado nunca de quererte,
rosa dolorosa de mi garlochí.
(Pena mora)

La muerte puede ser figurada y no real.

...Traedme sales
y agua de mayo
para que vuelva pronto
de mi desmayo,
que me han herido
unas pestañas negras
como el olvido,
y me han matado
los ojos de aquel hombre
que vi en el Prado. ...
(¡Ole, catapum!)

...(A mí me dieron la muerte
con los puñales que te han clavado.) [...]
(¡Mañana sale!)

[...] La rosa de la alegría
llevaba oculto un veneno
y a mí me mató la gloria
de aquel semblante moreno. [...]
(Romance de Juan de Osuna)

[...me bebo en tus labios la muerte y la vida, [...
(Tú a mí no me quieres)

[...Ojos que me dan la muerte –ay, la muertey
que la vida me dan. [...
(En una esquina cualquiera)

Cuando paso por el Puente
contigo, vida mía,
con mirarte solamente
me muero de alegría, [...
(Sevillanas de Triana)

Que una persona diga que se muere por otra si no la tiene cerca puede convertirse en una prueba de amor necesaria para quien esto escucha. Hay quienes están seguros de seguir amando después de la muerte. No es necesario recordar el soneto de Quevedo. La copla populariza léxicamente un sentimiento de gran elaboración clásica.

[...] quiero que me quiera quien yo quiero,
que me diga: -Yo me muero
si te apartas tú de mí. [...]
(La gente morena)

[...] –Te he de querer mientras viva,
compañero, mientras viva,
y hasta después que me muera. [...]
(Te he de querer mientras viva)

[...] Si por otro me dejaras
de pena moriría; [...]
(Sevillanas de Triana)

Hay labios que mienten y dicen morir si no tienen a su amada cerca.

[...] Mentira tus labios que dicen “te quiero”,
que sin mí no viven, que por mí respiras; [...]
(Como si fuera verdad)


La muerte puede ocasionarse con motivo de una venganza de amor, o se consigue todo o mejor la nada; por un engaño; por terminar con los celos que le producen a la amada otro hombre; por una riña entre hombres por una mujer; por enfermedad; por unos ojos; por desobediencia al marido, aunque éste haya sido sorprendido con otra; por levantar un falso testimonio; por la embestida de un toro. El hombre puede ser sentenciado a muerte por tener el amor repartido, por adulterio. Un hombre puede matar a otro porque la mujer a la que ama pasa por delante de él con otro hombre.

[...] El señor que la quería
dicen que mujer tenía
porque era un hombre casado [...]
Ella callada, callada, -y olé
Pero el filo de una espada -y olé
Fue el que una noche habló
y al señor que la quería
y que otra mujer tenía
sobre las piedras clavó. [...]
(La Macilenta)

[...] Clavado en un limonero,
con una muerte de acero,
la justicia lo encontró.
Dijeron en los papeles
que a aquel hombre lo mató
el cantar del vele, vele. [...]
Por fin se cumplió el castigo
del vele que dijo un día:
-Me voy a casar contigo,
Clavelona de mi vida.
(La Clavelona)

[...] Si usted me hubiera escuchado cuando yo vine a entregarme,
no hubiera hecho la muerte que acabo de cometer.
Entre los juncos del río los dos se estaban besando
y una sombra blanquecina se apareció entre los dos.
Con un cuchillo de luna corté la flor de un “te quiero”,
los corales de su sangre el agua se los llevó. [...]
(Vengo a entregarme)

[...] Lo maté a sangre fría
por hacer burla de mí,
y otra vez lo mataría
si volviera a revivir.
Conque apunte el escribano
que al causante de mis males,
por jurar cariño en vano,
sin siquiera temblarle la mano,
lo mató Lola Puñales.
(Lola Puñales)

[...] Dos hombres riñeron una madrugá
dentro del colmado donde ella cantaba.
Y el que cayó herido dijo al expirar:
-Por tu culpa ha sido, Trini La Parrala. [...]
(La Parrala)

[...] Pasaron meses y meses
y aquel galán no volvió
y Adelina se ha casado
con el jefe de estación.
Pero con tan mala suerte
que, a los dos días del hecho
murió su pobre marido
de dos anginas de pecho. [...]
(La Niña de la Estación)

[...] Hacia el Pardo la muerte camina
y del rey precipita el final,
y esa noche María Cristina
por deber va al Teatro Real.
Y después de correr desolada
junto al monarca de sus delirios,
encontró ya sin luz su mirada
entre violetas y blancos cirios. [...]
(Reina y señora)

[...] Rosita de Andalucía,
amor te prendió en sus redes
y puede ser que algún día
amor te cueste la vida160,
María de las Mercedes.
Una tarde de la primavera
Merceditas cambió de color [...]
Y lo mismo que una lamparita
se fue apagando la soberana,
y las rosas que había en su carita
se le volvieron de porcelana. [...]
Y Mercedes murió empezando a vivir,
y a la plaza de Oriente, ¡ay dolor!,
para llorarla fue todo Madrid. [...]
(Romance de la Reina Mercedes)

[...] Ojos que me dan la muerte -ay, la muerte- [...]
(En una esquina cualquiera)

[...] -¡Pues se va a cumplir tu suerte!
Y al relámpago de un tiro
el café se iluminó;
ella vio llegar la muerte
y en el último suspiro,
de este modo le cantó: [...]
(La Ruiseñora)

[...] Y a Antonio el de Punta Umbría,
con un tiro y ya sin vida,
lo echó a la playa la bajamar. [...]
Una copla levantaron
contra mí como un puñal,
y las olas se encargaron
de vengarme del cantar. [...]
(Candelaria la del Puerto)

[...] Rosa la de los lunares
tiene la fama como el cristal;
quien la lleve entre cantares
tarde o temprano lo ha de pagar.
Ya está loco y enterrado
quien la copla me inventara; [...]
(Rosa la de los lunares)

[...] Quizá fuera colorado
el burel que lo embistió [...]
Allí quedó ante la fiera,
ninguno lo vio caer, [...]
en San Gil la Macarena
sí que lloraba de pena
por la muerte del chaval.
(Romance de valentía)

No hay flor como la amapola,
ni cariño como el mío
que me sentencian a muerte
por tenerlo repartido. [...]
(Romance de Juan de Osuna)

[...] Yo fui la causante que aquel desgraciado
hiciera una muerte pa su perdición. [...]
(Como castigo de Dios)

[...] Yendo de juerga en su coche
con corona de marqués
le dieron muerte una noche
en la calle Lavapiés. [...]
Quizás que un mismo cuchillo
vengó una doble traición. [...]
(¡Mañana sale!)

[...] No le di a ninguno vela en mis amores
ni avivé aquel odio que estaba de pie;
y un día delante de los pescadores
riñeron a muerte cayendo Manuel. [...]
(Pastora)

...Lo que pasó los jueces no han descubierto
y en el Perchel no han dado con la novela
de aquel galán moreno que hallaron muerto
junto al portal cerrado de Micaela. ...
Por tu madre lo juraste
con la luna por testigo
y con sangre lo pagaste
por no casarte conmigo. ...
(Bajo un limón limonero)

160 Se ha afirmado que María de las Mercedes murió de tifus. Afirma Ana de Sagrera, op. cit., pág. 371 y ss. que los partes médicos no querían usar la palabra “tifus” y hablaban de “fiebre tóxica esencial”. Se llegó a consultar al famoso Doctor Palacio, conocido republicano. Este famoso médico afirmó que la fiebre tifoidéa era consecuencia de que a la Reina “no le legraron bien en su aborto” por tanto, la leyenda de que fallecíó de tuberculosis, la terrible enfermedad romántica, propia de las heroínas de la ópera, de la novela y del teatro no tiene fundamento. Mercedes sufrió el mismo destino que algunos de sus hermanos. De hecho, cuando su madre entró en la habitación y la vio postrada gritó: ¡Igual que los otros, igual que los otros! La Reina Mercedes disfrutó de buena salud hasta el momento de abortar. Los médicos de palacio, obsesionados con la idea de un nuevo embarazo, atribuyeron a éste los síntomas de la fiebre. No obstante, los últimos datos confirman que, en realidad, falleció de una septicemia provocada por el aborto.


La muerte aparece como castigo en la mayoría de los casos, otras veces se busca o se espera con ansiedad como verdadera liberación.

[...] Por fin se cumplió el castigo
del vele que dijo un día:
-Me voy a casar contigo,
Clavelona de mi vida.
(La Clavelona)

[...] Veneno que tú me dieras,
tomara de medicina.
Viviendo de esta manera,
la muerte es el bien que espera
Dolores –ay, mi Dolores-
Dolores La Golondrina. [...]
(Dolores La Golondrina)

[...] Era un triste aficionado
que buscaba la ocasión
de dejar en un cerrado
frente a un toro el corazón. [...]
¡Embiste, toro bonito!
¡Embiste por caridad!
¡Morir se me importa un pito,
pues nadie me iba a llorar! [...]
En matarme no repares, [...]
(Romance de valentía)

[...] Maldita, maldita yo,
que te traje mala suerte
y que merezco la muerte
como castigo de Dios.
(Como castigo de Dios)

...(Que me doblen las campanas
y me entierren junto a ti.) ...
(¡Mañana sale!)

Cuando la muerte es por enfermedad el síntoma más característico es la palidez: nardo en las mejillas en lugar de clavel, rosas de porcelana en la cara; otro de los síntomas es ir apagándose poco a poco. El difunto puede parecerse a una rosa blanca y su cuerpo se puede transformar en mármol. Esta transformación sólo se produce en la mujer.

[...] María de las Mercedes,
no te vayas de Sevilla,
que en nardo trocarse puede
el clavel de tus mejillas. [...]
Una tarde de la primavera
Merceditas cambió de color
y Alfonsito que estaba a su vera
fue y le dijo: -¿Qué tienes, mi amor?
Y lo mismo que una lamparita
se fue apagando la soberana,
y las rosas que había en su carita
se le volvieron de porcelana. [...]
( Romance de la Reina Mercedes)

[...] Él la vio muerta en el río
y que el agua la llevaba.
-¡Ay, corazón- parecía una rosa!
-¡Ay, corazón- una rosa muy blanca! [...]
(No te mires en el río)

Cuando Carmen,
cuando Carmen quedó quieta
a las claritas del alba,
y se hizo mármol su cuerpo,
moreno de pura raza. ...
(Aquella Carmen)

Nunca se asiste a un entierro, el entorno de la muerte es el puerto, un tablado, un río, tras una talanquera, la calle, un limonero, un colmado, un portal, el mar, una carretera y generalmente de noche. Estos lugares son coherentes con el sentido narrativo de la copla y con un inventario muy topificado por “andaluz” y lorquiano; en el sentido normalizado de la recepción tópica del granadino. La noche, en este caso, con la simbología de ámbito para el acabamiento es un elemento “decoroso”; es decir adecuado, pertinente, a la tragedia que tendrá lugar en su seno.

[...] Riña de guapos en un puerto
que ni siquiera fue por mí.
Y te trajeron como muerto
con cuatro rosas carmesí. [...]
(Celos)

[...] Subió derecha al tablado: [...]
-¡Pues se va a cumplir tu suerte!
Y al relámpago de un tiro
el café se iluminó;
ella vio llegar la muerte
y en el último suspiro
de este modo le cantó: [...]
(La Ruiseñora)

[...] Una noche de verano
cuando la luna asomaba
vino a buscarla su novio
y no estaba en la ventana.
Él la vio muerta en el río
y que el agua la llevaba. [...]
(No te mires en el río)

[...] Todas las noches saltaba
sin miedo la talanquera
y a cara y cruz se jugaba
al toro la vida entera. [...]
(Romance de valentía)

[...] y un grito de muerte se oyó en la calleja
mientras que unos ojos quedaban sin vida. [...]
(Lola Puñales)

[...] Clavado en un limonero,
con una muerte de acero,
la justicia lo encontró. [...]
(La Clavelona)

[...] y en la noche negra que me da la muerte [...]
(Tus ojos negros)

[...] La manita en el Evangelio
la pongo aunque yo me muera
que yo no he matado a nadie
de noche en la carretera. [...]
(Romance de Juan de Osuna)

Cuando la noche cerraba,
la María Amparo llegaba
al café de La Marina,
toda de luto y de pena
como una luna morena
que se ha muerto en una esquina.
(María Amparo)

[...] Yendo de juerga una noche
con corona de marqués,
le dieron muerte una noche
en la calle Lavapiés. [...]
(¡Mañana sale!)

...Yo noté que aquella noche él andaba un poco inquieto
mas no quise preguntarle de su angustia la razón,
y más pronto que otras veces se marchó con su secreto
a encontrarse con la muerte por el negro callejón. [...]
(La jota de mi balcón)

[...] Lo que pasó los jueces no han descubierto
y en el Perchel no han dado con la novela
de aquel galán moreno que hallaron muerto
junto al portal cerrado de Micaela. [...]
(Bajo un limón limonero)


Para reforzar la alegría o el alivio que resulta de la muerte del amado traidor, la amada cambia el luto por el colorado, canta entre palmas y alegría, pone luminarias y banderas. Por el contrario para significar la pena por la muerte del amado fiel todo se viste de luto.

[...Cuatro herraduras de luto
vienen por el callejón,
cuatro campanas doblaron
dentro de mi corazón.
(Doña Mariquita de los Dolores)

[...] Dijeron en los papeles
que a aquel hombre lo mató
el cantar del vele, vele.
Y entonces La Clavelona
su negro luto abandona
y vistió de colorado,
y entre palmas y alegría
le dan las claras del día
cantando por los colmados. [...]
(La Clavelona)

[...] El día que tú te mueras
voy a poner por Sevilla
luminarias y banderas.
(Arrieros somos)

Que le pongan un crespón a la mezquita,
a la torre y sus campanas, a la reja y a la cruz,
y que vistan negro luto las mocitas
por la muerte de un torero caballero y andaluz.
De negro todos los cantes
y las mujeres flamencas con negras batas de cola,
de luto los maestrantes
y la moña deslumbrante de la guitarra española. [...]
Que le pongan lazo negro a la Giralda
y a todos los minaretes de la Alhambra de Graná,
y también a la bandera roja y gualda [...]
(Capote de grana y oro)

[...] España viste de duelo [...]
(Romance de la Reina Mercedes)

[...] Suspira bajo su velo
la Virgen de la Esperanza
y arría en señal de duelo
bandera la Maestranza. [...]
Silencio por un minuto,
pintad el campo de luto,
el ciprés y el olivar,
de luto las amapolas,
de luto Carmen y Lola,
Concha, Pepa y Soledad. [...]
crespones en las divisas; [...]
(Silencio por un torero)


Una mujer a la que se le ha levantado un falso testimonio, en lugar de “echarse luto” como signo de tristeza y humillación, se viste “de color” para demostrar que es fuerte y que nada de lo que están diciendo le afecta.

[...] Candelaria la del Puerto ante el falso testimonio,
en lugar de echarse luto, se ha vestido de color, [...]
(Candelaria la del Puerto)

El negro es el color que se usa como signo exterior de dolor ante la muerte. El luto en la copla, no sólo es un signo exterior pues hasta el corazón puede vestirse de negro tras la muerte del amor. Si como signo exterior se usa tras la muerte de un ser querido, en los textos la mujer viste de negro no por la muerte física del amado sino por la muerte del amor por parte de él. En lugar del negro también puede usar el morado. El luto para el hombre aparece identificado con la imposibilidad de estar con la mujer que ama, no porque ésta no le corresponda sino porque las circunstancias no los dejan estar juntos.

[...] A la fuente Catalina
no ha vuelto más a beber,
-Catalina sí, Catalina no
y no sale de su casa
aunque se muere de sed. [...]
Se ha puesto traje de luto
y ha enterrao su corazón,
y se le ha puesto la cara
como rosa de pasión. [...]
(Catalina)

[...] Serrano, desde el minuto
que te fuiste de mi vera,
hasta el corazón de luto
se vistió La Piconera. [...]
(Callejuela sin salida)

[...] Yo seguí postinera,
por no mirar su cara más blanca que la cera,
mas de pronto sentí
que su voz me ponía
encima de las pieles un luto de agonía,
cuando me dijo así:
¡Ay, quién tuviera, tuviera dinero
para ese lujo pagarte mujer!
Falsa moneda le diste a un platero
que en oro y plata fundió tu querer.
¡Anda y descose tu blanco vestido!
¡Tira al arroyo las flores de azahar!
¡Tú eres quien eres y no has merecido
que un hombre bueno te lleve al altar! [...]
(Rosas de ayer)

¿Por qué se viste de negro -¡ay, de negro!-
si no se le ha muerto nadie? [...]
(Romance de la otra)

...Ni un minuto
el querer de aquel mocito le ha durado,
y de luto
se vistió su corazón abandonado. ...
Cambió el mantón dominguero
por uno morado como sus violetas. ...
(La Rosa de Capuchinos)

[...] ¡Ay, doña Reyes Montero!
¿Cómo has tenido valor
de vestirte tú de blanco
estando de luto yo? [...]
(Reyes Montero)

...y que vistan negro luto las mocitas ...
(Capote de grana y oro)

[...] ¡Y de luto vestí la hermosura
de Antonia la de Aracena!
(Antonia la de Aracena)

[...] Palabras que lleva el viento
y luto en el corazón. [...]
(¡Mañana sale!)

[...] Delante de mi balcón
bailadme la jota, maños,
delante de mi balcón,
para quitarme este luto
que llevo en el corazón.
Bailadme la jota, maños.
(La jota de mi balcón)

En el mismo punto y hora
que acabó con Pepe Mora,
doña Aurora sobre el pelo
no se puso ni una flor,
y su patio de cal pura
fue un convento de clausura
y una cárcel con cerrojo
para el luto de su amor. [...]
(Dicen)

La mujer puede “vestir de luto” cuando ya ha pasado de cierta edad y sabe que ningún hombre le hará caso. En este caso el luto es símbolo de la pena que produce el hecho de saber que ha terminado una etapa de su vida, ya no podrá compartirla con ningún hombre.

...Y de pronto, en el último minuto,
a punto de vestir de negro luto,
te vi llegar, feliz, un mediodía,
y el otoño de rosas de mi espera
se convirtió en florida primavera
cuando se unió tu boca con la mía. ...
Y tu beso, en el último minuto,
en rosa convirtió mi negro luto,
y mi canción de pena, en alegría. ...
(En el último minuto)

Sólo encontramos un caso en el que el luto haga referencia al dolor y la muerte que trae consigo la guerra.

Yo no quiero saber del espanto
que en estos momentos sacude la tierra,
y me gusta llorar cuando canto
las penas y el luto que trae la guerra. ...
(Coplas de amor y de besos)

Aunque algunas protagonistas mueren jóvenes por enfermedad, parece inconcebible que una mujer joven pueda morir de pena por amor, o por lo menos, así lo piensa el hombre que la abandona.

[...] Y Mercedes murió empezando a vivir, [...]
De amores son mis heridas
y de amor mi desengaño
al verte dejar la vida
a los dieciocho años. [...]
(Romance de la Reina Mercedes)

[...Tú eres muy bonita,
muy limpia y muy buena,
tienes la carita
de la Macarena,
y a los veinte años ninguna mocita
se muere de pena. [...
(La vida es así)

Se encuentran grandes manifestaciones de duelo después de la muerte de una persona muy querida como corresponde al clima hiperbólico general que crea el universo léxico.

[...] Y Mercedes murió empezando a vivir,
y a la plaza de Oriente, ¡ay, dolor!,
para llorarla fue todo Madrid. [...]
En hombros por los Madriles,
cuatro duques la llevaron
y se contaron por miles
los claveles que le echaron. [...]
España viste de duelo
y el rey no tiene consuelo,
¡María de las Mercedes!
(Romance de la Reina Mercedes)

Aquella tarde Sevilla
se puso toda amarilla,
quebradita de color,
y sobre el aire caliente
su voz clamó de repente:
¡Ay, qué pena y qué dolor!
Silencio en Andalucía,
rezadle un avemaría
y quitadse los sombreros;
silencio el patio y la fuente,
que está de cuerpo presente
el mejor de los toreros. [...]
Suspira bajo su velo
la Virgen de la Esperanza
y arría en señal de duelo
bandera la Maestranza.
Y Sevilla enloquecida
repetía a voz en grito:
-¿Pa qué quiero mi alegría,
si se ha muerto Joselito? [...]
(Silencio por un torero)

Cuando Carmen,
cuando Carmen quedó quieta
a las claritas del alba,
y se hizo mármol su cuerpo,
moreno de pura raza.
Barcelona,
Barcelona dando gritos
mandó doblar sus campanas
y se quedó sin aliento
el compás de la sardana.
¡Y en aquel momento mismo
se apagó el son de la zambra! ...
Cuando pasaste la raya
y tu llama se apagó
ya no cantó la zumaya
ni la guitarra tembló.
¡Carmen, Carmen, Carmen, Carmen!
Se murió Carmen Amaya
y España entera lloró. ...
La Malena hablaba sola,
La Niña rompió sus peines
y Juana La Macarrona
encendió un velón de aceite.
La Giralda está sin brazos
y la Alhambra sin cipreses. ...
Se murió Carmen Amaya
y el mundo entero lloró.
(Aquella Carmen)

La muerte se puede leer en la palma de la mano. El universo de la copla es sincrético y bebe de fuentes diversas; en este caso no es difícil establecer el paralelismo con la pintura de Romero de Torres con sus simbolismos decadentistas y populares idealizando los ambientes marginales. En esta plural construcción del universo representado hay que situar “lo gitano”. Este componente tuvo su moda en la España finisecular, basta recordar a personajes aflamencados en textos tan significativos como Fortunata y Jacinta y La Regenta. El componente calé no se trata con profundidad sino con estereotipos. En este caso, la tópica imagen de la gitana que lee el destino.

[...] –No te vayas de mi vera, gitanita zahorí,
que en la palma de la mano necesito que me leas
de qué muerte o de qué gloria me tendré yo que morir. [...]
(Buenaventura)

La mujer puede desear matar o ver muerto al hombre que ama porque le está haciendo sufrir.

[...] No puedo vivir contigo,
ni sin estar a tu vera,
y unas veces te bendigo
y otras matarte quisiera. [...]
(No puedo vivir contigo)

Un torito de locura
va corriendo por mis venas,
el torito de miura
de un querer que me envenena.
Yo no sé si darle muerte,
¡Virgen morena del Baratillo!, [...]
(Silencio, cariño mío)

[...] (Mis ojos tienen que verte
por tres puñales atravesado.) [...]
(Te repiquen las campanas
a la hora de morir.) [...]
(¡Mañana sale!)

También se hace explícita la muerte del amor que es, sin duda, la peor porque clausura el ciclo dialógico del universo representado a través de la acción dialéctica del binomio amado-amada.

[...] Me deslumbraron sus ojos
con claridades de aurora
y en el mismo punto y hora
se me murió tu querer. [...]
Que lo que ayer fue delirio
se me borró de la frente,
y hoy tengo entre cuatro cirios
mi amor de cuerpo presente. [...]
Y decidimos a un tiempo
darle muerte a este cariño
para que tú, como un niño,
no te echaras a llorar. [...]
(Corazón, dile a la boca)

[...] Yo no sé, corazón, qué ha pasado,
qué yerba has pisado,
ni quién te embrujó;
sólo sé que por mor de la suerte
un pozo de muerte
se abrió entre los dos. [...]
(Pozo de muerte)

Hay quien puede sentir que muere de alegría si está junto al ser amado.

Cuando paso por el Puente
contigo, vida mía,
con mirarte solamente
me muero de alegría, [...
(Sevillanas de Triana)

Fin
Guasón
Guasón
Admin

Mensajes : 15385
Fecha de inscripción : 30/01/2012

https://sellamacopla1.forumotion.com

Volver arriba Ir abajo

Volver arriba

- Temas similares

 
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.