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La cárcel en la copla española

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La cárcel en la copla española Empty La cárcel en la copla española

Mensaje  Guasón Dom Jul 14, 2013 9:45 am

La cárcel, la prisión, el penal, la trena

La cárcel es el lugar destinado a la reclusión de presos. Los presos entran en la cárcel por haber cometido algún delito. El delito de muchos de los personajes de la copla es haberse enamorado de la persona que no merece ese amor; están presos por las fatales consecuencias de un amor desafortunado o no correspondido. Son las mujeres las que sufren la cárcel metafórica del amor, mientras ellos las engañan o las abandonan. Hay numerosas esclavas del hombre al que aman. Los hombres sufren la cárcel real, casi siempre a causa de una mujer. Él también puede entrar en presidio a causa de un falso testimonio que lo acuse de ladrón. La cárcel puede ser comparada con una sepultura, pero en esta ocasión el preso-enterrado está vivo.

[...] Él como Roberto161, yo como Mimí,
nos sentimos presos en el mismo afán. [...]
(Bajo los puentes del Sena)

[...] Que no me quiero enterar
del hierro que estoy cautiva,
no ves que lo sé de más
y estoy más muerta que viva. [...]
(Yo no me quiero enterar)

Callejuela sin salida
donde yo vivo encerrá,
con mi pena, mi alegría,
mi mentira y mi verdad.
Tu querer clavó mi puerta
no puedo salir, ni entrar,
ni estoy viva, ni estoy muerta,
ni soltera, ni casá. [...]
(Callejuela sin salida)

[...] ¿Por qué está siempre encerrada -¡ay, por qué!-
como la que está en la cárcel? [...]
(Romance de La Otra)

En el firmamento de los ojos tuyos
me perdí una noche tras de tu querer;
y junto a tu boca se rindió mi orgullo
bajo las estrellas del amanecer.
Desde aquel entonces vivo prisionera
y en el laberinto de esta sinrazón,
porque con un cante cerraste por fuera
los cuatro postigos de mi corazón. [...]
(Compañera y soberana)

[...] Me encontré cuando mocita
prisionera de tu amor,
que era mi luz, mis tinieblas,
mi alegría y mi dolor. [...]
(Vamos a dejarnos)

¿No ves compañero que soy tu cautiva,
que con mi locura no valen razones? [...]
(No me vengas ni me vayas)

[...] En tus manos un aroma
que trasminaba como el clavel,
pero yo lo echaba a broma
porque era esclava de tu querer. [...]
(A ciegas)

[...] ¡Ay, paredes de mi alcoba,
cárcel de condenación!
Que aunque quiero ser La Loba
no me deja el corazón. [...]
(La Loba)

En un palacio de ensueño,
como una esclava sin dueño,
como un cirio sin altar,
vivía La Clavelona
con la misma majestad
de una reina sin corona. [...]
(La Clavelona)

[...] -Señor justicia, vengo a buscarlo
para casarme con su merced.
Y la ley enamorada
se olvidó de Juan Lucena
-En teniendo yo a mi Reyes,
viva el de Sierra Morena.
Y mientras la niña
se pone de azahar,
un hombre a la cárcel
se viene a entregar. [...]
(Reyes Montero)

Si en el firmamento poder yo tuviera,
esta noche negra lo mismo que un pozo,
con un cuchillito de luna lunera,
cortaría los hierros de tu calabozo.
Si yo fuera reina de la luz del día,
del viento y del mar,
cordeles de esclava yo me ceñiría
por tu libertad. [...]
Es un desierto de arena –pena
Es mi gloria en un penal. [...]
que tienen la culpa de tu mala suerte
mis rosas de abril.
(¡Ay, pena, penita!)

En el penal de San Antonio
tuve cautivo el corazón,
que por un falso testimonio
lo condenaron por ladrón. [...]
Los mimbres de mi cintura
te metieron en la trena
como en una sepultura, [...]
(Antonia la de Aracena)

[...] Se descubrió que era robado
y lo han llevado pa la trena
y treinta años le han echado
en el penal de Cartagena. [...]
(¡Ay, Malvaloca!)

[...] Mi vieja me lo decía:
-Muchacha, ese hombre me huele a charrán.
Mas yo bordando seguía,
cautiva en las redes de aquel loco afán. [...]
(Con mis propios ojos)

[...] ¿Por qué no me llevan con él a la trena?
Dentro del penal,
ahora sé de quién
es la voz que llora en la madrugá
que como un martillo golpea mi sien: [...]
Prisionero en estos muros
y en el potro del dolor, [...]
(Pastora)

[...-Cautiva soy de por vida
y esclava de mi galán. [...
(La cautiva)

161 Posiblemente aluda al protagonista masculino de la ópera "La Boheme" de Puccini en cuyo caso sería un error pues el personaje masculino se llama Rodolfo. Mimí es el personaje protagonista femenino de la ópera citada.

En algunas ocasiones la cárcel de amor se vuelve tan insoportable que los personajes se alejan del amor buscando la libertad, aunque se arrepientan después.

[...] Bajo los puentes del Sena
quise ofrecerle felicidad;
mas en su locura
cambió mi ventura
por su libertad.
(Bajo los puentes del Sena)

[...]Yo no sé quererte
lo mismo que tú,
ni pasar la vida pendiente y esclava
de esa esclavitud. [...]
Con los años y la vida
ha cambiado mi querer
y ahora busco de sus labios
lo que entonces desprecié. [...]
(No me quieras tanto)

[...] Pero a mí desde el principio me cansaba tu ternura,
me agobiaba aquel encierro que me impuso tu pasión,
y una noche en que tus celos me colmaron de amargura
con la hiel de mis palabras yo maté tu corazón:
Tanto decirme: “te quiero” –te quiero-
Yo no lo puedo aguantar,
como un pájaro me muero - me muero
necesito libertad.
Abre puertas y cerrojos
que me dé la luz del sol,
que están ciegos ya mis ojos
de tinieblas y dolor. [...]
y yo no sirvo pa vivir
en una cárcel de oro. [...]
Del vinagre que ahora bebo la culpita es sólo mía,
y maldigo hasta la hora que probé la libertad.
Pordiosera de cariño te suplico noche y día
que en la cárcel de tus brazos tú me vuelvas a encerrar. [...]
Por tu madre yo te imploro
que me encierres pa vivir
en esa cárcel de oro.
(Cárcel de oro)

En otras ocasiones los personajes están presos para no cometer el delito de estar con la persona amada, para que no prueben qué significa el amor, sus delicias y desgracias. Es entonces cuando encontramos a los enamorados separados por cancelas, celosías, rejas, etc, que en la mayoría de los casos aparecen como símbolo de la castidad o fidelidad de la mujer. Abrirle la cancela a un hombre es señal de perder la virginidad y con ella el honor. Si la mujer está casada y se enamora de otro hombre al que no puede corresponder, su voluntad, su amor, su pena y su corazón quedan presos pues no puede dar libertad a sus sentimientos. En contadas ocasiones la mujer es liberada por el hombre de ese encierro consiguiendo la libertad y la felicidad.

[...] Tras de su cancela de hierro forjado
hay una mocita de tez bronceá
y juntito a ella, moreno y plantado,
un mozo encendido que hablándole está. [...]
(Rocío)

[...] La niña del Albaicín
vivía en su carmen moro,
encerrada entre cancelas
con llaves y con cerrojos.
Cuando llegaba la noche
llegaba también su novio
que junto a la celosía
cantaba siempre celoso: ...
La niña del Albaicín
subió una tarde a la Alhambra
y allí le cogió la noche
llena de luna y albahaca.
Quiso volver y no pudo,
la luna le dio en la cara
y un galán besó su boca
entre arrayanes y dalias.
La niña del Albaicín
huyó con él de Granada; ...
(Me da miedo la luna)

...-¡Ay, qué color, qué color!
Y no queda dama
que no se accidente
al ver al torero
tan macho y valiente;
y sueñan y sueñan
de noche y de día
con ver al Almendro
tras su celosía.
(Coplas del Almendro)

...Al callejón donde vivo
no se le ve la salida;
mi voluntad tengo presa
entre la noche y el día.
Yo guardo entre mis rosales
las espinas de un querer. ...
Mi pena ya está encerrada,
yo tiré la llave al río.
¡Es una fuente sellada
mi corazón dolorido!
(Entre la espada y la pared)

...Torito noble, ten compasión,
que entre bordados lleva encerrado
Francisco Alegre -¡y olé!- mi corazón. ...
(Francisco Alegre)

Yo estaba entre mis rosales,
mi patio y mi reja, viviendo un querer,
bordando tus iniciales,
soñando despierta con ser tu mujer.
Mi vieja me lo decía:
-Muchacha, ese hombre me huele a charrán.
Mas yo bordando seguía,
cautiva en las redes de aquel loco afán. ...
La luna en mi celosía
alumbra el escombro de mi corazón; ...
(Con mis propios ojos)

[...Tú no sabes que ese hombre que te ronda enamorado,
al que tú, tras de la reja, no te cansas de escuchar, [...
(Rondalla de celos)

Sevilla la conocía,
la vio crecer día a día
en la calle Santa Clara;
destrás de su celosía
como una flor relucía
el magnolio de su cara.
Una montaña de pretendientes
ronda que ronda, y ella que no,
y las vecinas siempre pendientes
de la cancela y el mirador. [...]
Al suelo vino el castillo,
porque un chaval torerillo
pudo más que los blasones,
y el barrio del Baratillo,
que vio de nacer al chiquillo,
adornó hasta los balcones. [...]
¿Pa qué quieres más cuartel
que el de su querer
bueno y de verdad? [...]
(Doña Soledad)

[...] Sevilla madrugadora
la ve en el cierro coser
desde el filo de la aurora
al morado atardecer.
Y a través del encaje
de los visillos
esta copla le llega
como un cuchillo. [...]
Nadie le dice bonita,
nadie de amor la camela,
como un lirio se marchita
sentadita en su cancela. [...]
Oculta en la celosía
Dolores lo vio llegar, [...]
(Picadita de viruela)

Yo era mujer de alhucema, de patio y de celosía,
a la calle no salía más que a verte de venir, [...]
(Candiles y luminarias)

[...] ¿A qué poner centinela
en las tapias de su huerto,
si después hay quien se cuela
silencioso como un muerto?
Y hasta abre con cautela
con su mano la cancela
Candelaria la del Puerto. [...]
Soy yo misma carcelera
de las tapias de mi huerto
y, si alguno se atreviera,
por mis vivos y mis muertos,
que lo mismo que las fieras
contra tos se defendiera
Candelaria la del Puerto. [...]
(Candelaria la del Puerto)

[...] Fueron tantas cosas las que yo sentí
que tras de las rejas, de cara a tus ojos,
me oyeron decir: [...]
(Te he de querer mientras viva)

Una torre de Granada
y en la torre, ¡qué dolor!,
una niña está encerrada
que no ve la luz del sol.
De noche suena una llave
y un hombre cruza el cancel,
mas nadie en el mundo sabe
el nombre de aquel doncel. [...]
Detrás de la celosía
la niña dijo al Don Juan:
-Cautiva soy de por vida
y esclava de mi galán. [...
(La cautiva)

[...] En el mismo punto y hora
que acabó con Pepe Mora,
doña Aurora sobre el pelo
no se puso ni una flor,
y su patio de cal pura
fue un convento de clausura
y una cárcel con cerrojo
para el luto de su amor. [...]
(Dicen)

La mayoría de las veces la prisión es un convento, un barco, los brazos del amado, un palacio, la cárcel, una habitación, el patio de una casa, un manicomio, una torre. Tanto ellos como ellas pueden caer presos de los besos de su amor. El carcelero es el miedo que va unido a los celos.

[...] Igual que un preso entre rejas
él en mis brazos cayó, [...]
(Carcelera)

[...] Pordiosera de cariño te suplico noche y día
que en la cárcel de tus brazos tú me vuelvas a encerrar. [...]
(Cárcel de oro)

...Con desesperación buscaba un dueño
y soñaba la cárcel de unos brazos, [...]
(En el último minuto)

[...] Y sin que nadie lo sepa
en ese barco encantado
tengo un cariño encerrado
que nadie lo ve. [...]
(No me digas que no)

[...] Pero Paca se muere
bajo la niebla
y Eugenia en el Versalles
se siente presa. [...]
(Eugenia de Montijo)

[...] Y mientras la niña
se pone el azahar,
un hombre a la cárcel
se viene a entregar. [...]
(Reyes Montero)

Si en el firmamento poder yo tuviera,
esta noche negra lo mismo que un pozo,
con un cuchillito de luna lunera,
cortaría los hierros de tu calabozo. ...
(¡Ay, pena, penita!)

En el penal de San Antonio
tuve cautivo el corazón,
que por un falso testimonio
lo condenaron por ladrón. [...]
(Antonia la de Aracena)

...¡Ay, paredes de mi alcoba,
cárcel de condenación! ...
(La Loba)

En el mismo punto y hora
que acabó con Pepe Mora,
doña Aurora sobre el pelo
no se puso ni una flor,
y su patio de cal pura
fue un convento de clausura
y una cárcel con cerrojo
para el luto de su amor. [...]
(Dicen)

Yo no sé por qué motivo,
ni por qué milagro, ni por qué razón,
tengo de amores cautivo
de los besos tuyos a mi corazón. [...]
(No puedo vivir contigo)

[...] Soy de sus besos cautiva [...]
(Te he de querer mientras viva)

Cuando de veras se quiere
el miedo es tu carcelero,
y el corazón se te muere
si no te dicen te quiero. [...]
(Tengo miedo)

[...] Me tienes aprisionado
en los besos de tu boca [...]
(¡Ay, Malvaloca!)

[...] Como un cirio requemado
se apagó poquito a poco
hasta que se lo han llevado
a la casa de los locos. [...]
Ya está loco y enterrado
quien la copla me inventara;
la razón se la han nublado
los ojitos de mi cara. [...]
(Rosa la de los lunares)

Una torre de Granada
y en la torre, ¡qué dolor!,
una niña está encerrada
que no ve la luz del sol.
De noche suena una llave
y un hombre cruza el cancel,
mas nadie en el mundo sabe
el nombre de aquel doncel. [...]
Cautiva, niña cautiva –cautiva-,
cautiva siendo una flor.
Morena de verde oliva –cautiva-,
cautiva de un mal de amor. [...
¡Qué pena que estés penando –penando-,
cautiva, niña cautiva!
Una tarde un caballero
dijo al pie del torreón:
-Cuando quieras, mi lucero,
salvaré tu corazón.
Detrás de la celosía
la niña dijo al Don Juan:
-Cautiva soy de por vida
y esclava de mi galán. [...
(La cautiva)

Aparecen mujeres presas de su estatus social, lo que les impide amar a quien no alcanza su nivel. De nuevo el sentido “decoroso”, de adecuación, aparece en la copla. La transgresión es un horizonte que se intenta alcanzar pero es un deseo que, culminado, tiene amargas consecuencias. En este caso, ni se plantea.

[...] Doña Luz de San Telmo quedó prendada
de la voz de aquel hombre que siempre oía,
pero su noble escudo cerró la entrada
al cariño, a la vida y a la alegría.
Y ahora ya en su palacio se siente vieja,
rodeada de lujo, pero sin sol,
y está siempre llorando tras la reja
donde sólo una noche llamó el amor. [...]
(Doña Luz)

Encontramos mujeres dispuestas a ser encarceladas o a entregarse a otros hombres a cambio de la libertad del amado. Sacrificio de ella a cambio de la libertad de él, acto de amor que, a veces, no es reconocido por el liberado por lo que la misma mujer que libera a su amado de la cárcel lo vuelve a encarcelar.

[...] Y me valí de muchas cosas
para lograr su libertad;
con los colores de mis rosas
le abrí las puertas del penal. [...]
Y ha ganao lo suficiente,
mire usted si es caridad,
pa sacar a un inocente
de los hierros del penal.
Los mimbres de tu cintura
me libraron de la trena
para darme sepultura. [...]
–Necesito un collar de zafiros.
-No hay dinero. –Pues róbelo usted.
De ladrón no duraste un suspiro;
te dieron dos tiros y al pozo otra vez. [...]
Y ha ganao lo suficiente,
mire usted qué habilidad,
pa que no haya juez clemente
que te quiera perdonar.
Los mimbres de mi cintura
te metieron en la trena
como en una sepultura, [...]
(Antonia la de Aracena)

[...] Si yo fuera reina de la luz del día,
del viento y del mar,
cordeles de esclava yo me ceñiría
por tu libertad. [...]
(¡Ay, pena, penita!)

[...] ¿Por qué no me llevan con él a la trena? [...]
(Pastora)

Otras piden ser encarceladas para no cometer un asesinato que haga a su hijo avergonzarse de ella.

Póngame usted las esposas, señor Sargento Ramírez,
póngame usted los grilletes que será mejor así,
que estoy pensando una muerte, que no quiero cometerla,
que tengo un hijo y no quiero que se avergüence de mí.
Aunque no haya dao motivo, diga usted que soy ladrona,
que ando por malos caminos, que ofendí su autoridad,
pero póngame usted presa, señor sargento Ramírez,
que mis manos no responden si sigo con libertad. [...]
Aquí tiene usted mis manos, señor sargento Ramírez,
póngame usted los grilletes, cumpla usted con su deber. [...]
(Vengo a entregarme)

A otras no les importa ir a la cárcel después de matar al hombre que las traicionó. Prefieren vengarse antes que quedar libres de la prisión. La venganza puede más que el miedo.

[...] Que no me importa esta pena
ni ir a la trena, que estoy serena
y en mis cabales.
Lo maté a sangre fría
por hacer burla de mí,
y otra vez lo mataría
si volviera a revivir. [...]
(Lola Puñales)

En “En el último minuto” aparece una mujer que desea estar presa en la cárcel de unos brazos, pues ya tiene treinta años y aún no se ha enamorado. Si normalmente la mujer sufre por sentirse cautiva del amor, en este caso, por el contrario, sufre por no estarlo. Además siempre hay un carcelero concreto, en este caso con la indeterminación de “unos brazos”; es evidente que puede ser cualquier hombre.

Yo andaba navegando por los treinta
en el amor que tanto deseaba,
y entre mis labios, triste y macilenta,
una rosa sin tallo se quemaba.
Con desesperación buscaba un dueño
y soñaba la cárcel de unos brazos,
pero me despertaba de mi sueño
con el alma sin voz hecha pedazos. [...]
(En el último minuto)

Otro caso poco frecuente se encuentra en “Carcelera”, donde aparece uno de los pocos hombres presos del amor. Aún así la mujer no se libra del sufrimiento pues, aunque lo ama también, él es un hombre casado y no es posible la relación.

[...] Carcelera, carcelera,
la del color bronceado,
morenita y con ojeras
de terciopelo morado.
Apártate de mi vera,
que soy un hombre casado,
y, si dejas que te quiera,
me vas a hacé un desgraciado,
¡Carcelera, mi carcelera! [...]
(Carcelera)

Encontramos el caso de un hombre, en “Carcelero, carcelero”, que quiere estar preso antes de perderse por los ojos de una mujer.

Carcelero, carcelero,
¿por qué no abres puertas y cerrojos?
Porque no quiero perderme
por culpita de unos ojos. [...
Abre carcelero,
abre ya el presidio, [...
(Carcelero, carcelero)


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