Se llama copla democrático


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Mensaje  Guasón Mar Oct 15, 2013 12:01 pm

TREN ESPECIAL
Apunte de sainete (1942)
Letra: Antonio Quintero y Rafael de León / Música: Manuel López-Quiroga

La escena representa parte de andén en una estación de pueblo. En segundo término un vagón de tercera con plataforma y ventanillas practicables. Al fondo una máquina y panorama de campo.
(Al levantarse el telón aparece, en lo alto de la plataforma, recostado en la barandilla, don Lauro, que se cubre con un gran sombrero charro y mastica un hermoso vaquero. Abajo, delante de él, bailan unas gitanas con panderos, que más parecen húngaras por su atavío. Sentada en una maleta y con una sombrerera de cartón al lado y una cestita blanca de asas, cerrada, está la Cigarrona, gitana vieja, que canta.)
Música
Cigarrona:
Yo tengo a gala y orgullo
er sé gitana de vera,
y haber nasido en Bollullo
que no es un pueblo cuarquiera.
Todas:
Yo he recorrido la Uropa
cantando cantes gitanos.
Don Lauro:
Y no se cambian de ropa
hasta que llegue el verano.
(Estribillo)
Cigarrona:
La vía
de gitanos errantes
ya nos tiene aburrías;
esto no hay quien lo aguante.
Rendía,
yo me siento morí,
siempre andando de noche y de día.
Don Lauro:
Pues tomen la vía
del ferrocarril.
¡Ja, ja, ja, ja! ¡Ay, miren qué malito me pongo!
Cigarrona: (A don Lauro.)
¡Eso es dibilidá! ¿Por qué no te comes er sombrero?

Don Lauro:
Porque lo reservo para ustedes ¡Ja, ja, ja!
Cigarrona:
O te callas o nos vamo. Tú verá.
Don Lauro:
Pues ya me callé. Anden otra ves y dele al pellejito.
Cigarrona: (Cantando.)
Ayer salimos de Utrera
y vamos para Totana.
Todas:
¡Qué larga es la carretera!
Don Lauro:
¡Pues cómprense una tartana!
Cigarrona:
No se me importa er dinero,
pues tengo un novio rumboso
y tengo siete panderos.
Don Lauro:
Sólo le falta ya el oso.
(Estribillo)
Cigarrona:
La vía
de gitanos errantes
ya nos tiene aburrías;
esto no hay quien lo aguante.
Rendía,
yo me siento morí,
siempre andando de noche y de día
Hablado
(Suena dentro el pito que tocan los jefes de estación para dar salida a los trenes.)
Cigarrona:
¡Er tren! … ¡Qué se va er tren! … ¡Arriba to er mundo!
(Las muchachas, chillando, se precipitan hacia el estribo de la plataforma.)
Don Lauro:
¡No se presipiten! ¿pero no ven que el tren no se ha movido?

Cigarrona:
¿Pos qué es lo que quieres? ¿Qué arranque y entremos por las ventanas como las avispas? ¡A vé, los quipajes, la sombrerera, er canasto!
Muchachas: (Intentando subir.)
¡Venga, venga!
Don Lauro:
¡Y vuelta! ¡No se presipiten! ¿Pero no me ven a mí lo tranquilo que estoy?
Cigarrona:
¡Tú, sí, porque estás arriba! ¡Pero er jefe ha sirbao!
Don Lauro:
Pues claro que ha silbado. ¡Y lo que las tienen que silbar!
Cigarrona:
¿Es que ahora no te gustamo?
Don Lauro:
A mí, sí, porque yo no las llevo para que bailen ni para que canten.
Cigarrona:
¿Entonses pa qué nos llevas?
Don Lauro:
Pues, señora, ¿para qué ha de ser? Para que el público les tire al blanco a los panderos. ¡Ja, ja, ja, ja! ¡Ay, miren que malito me pongo!
(Suena el silbato de nuevo.)
Todas:
¡Fuera! … ¡Arriba! … ¡Venga! … ¡Qué se va er tren! …
Jefe de Estación: (Entrando por un lado, con una banderita de señales y un pito colgando al cuello.)
¡Quieto, hombre, quieto! … ¡No empujarme er vagón, que me lo vai a tumbá!
Don Lauro:
¿Qué hubo, jefe? ¿Quiere desirme por qué tocaba el pito?
Jefe de Estación:
Hombre, pues tocaba er pito pa llamarle a usté la atensión.
Cigarrona:
¡Ah, vamo! … ¿Qué te habías creído? ¡Pa llamarte la atensión a ti!
Jefe de Estación:
Naturá. Por si se distraía con er baile de ustede y entretanto me lo dejabais limpio.
Cigarrona:
¿Nosotras? …
Don Lauro:
¡Ja, ja, ja, ja! … ¡Ay, miren que malito me pongo. (De repente cesa de reír y dice sacando un puro del bolsillo .) ¿Usté fuma puros?

Jefe de Estación:
Hombre, sí señó. (Tiende la mano .)
Don Lauro:
Pues le recomiendo esta marca, que salen estupendos. (Se lo vuelve a guardar.) ¡Ja, ja, ja, ja!
Cigarrona: (Imitando a don Lauro.)
¡Ay, miren que malito me pongo!
(Todas ríen.)
Don Lauro:
Pero dígame, jefesito, ¿Usté conose a esta trupe?
Jefe de Estación:
¿Qué si la conozco? Esta es la Sigarrona, que una vez se me llevó el reló de la estasión.
Cigarrona:
¡Qué exagerao!
Jefe de Estación:
Por eso le digo a usté que no se fie de bailoteo no de cantiñeo.
Don Lauro:
Es necesario, jefe. He venido a contratar elementos típicos del olé pun de Faraón y el catapún del alsa Pepa, ¿comprende? Son para un parque de atrasiones que se llama “Jalisco nunca pierde y cuando pierde arrebata”. Pero no permito que suba ninguno al tres espesial si no me demuestra antes su espesialidá. No quiero que me den tecolote por gallina.
Jefe de Estación:
Entonse, ¿Tóos los que están en la sala de espera los tiene usté contrataos?
Don Lauro:
Todos, Dígales que vayan viniendo para examinarse.
Cigarrona:
¡Er primero mi niño, que es el estrello der programa!
Don Lauro:
¡Pues cómo no! El primero el niño de la Pitillona.
Cigarrona:
¡Sigarrona, tú!
Don Lauro:
¿Pues no es lo mismo sigarro que pitillo? ¿Pues qué más da sigarrona que pitillona? ¡Ándele, jefe, y eche carbón!
Jefe de Estación:
Ahora mismo.
Una:
¿Y nosotras cuándo vamo a subí ar tren?
Don Lauro:
Ya pueden. Por aquí, no, que arrollan al tribunal. Por allí. Vayan y métanse.

Una:
¿Pero dónde?
Don Lauro:
¿Pues dónde ha de ser? Cada una en su garita. ¡Ja, ja, ja, ja!
Jefe de Estación:
¡Ole er salero con er pavero! ¿Quiere usté un sigarro de los míos?
Don Lauro:
¿Pues cómo no? ¡Venga!
Jefe de Estación: (Alargándole un puro.)
¡Vaya! (Y cuando don Lauro tiende la mano, el puro se transforma en un abanico, con el que el jefe de estación se hace aire.) ¡Pero que caló hase en esta tierra! (Inicia mutis mientras las mujeres ríen.) ¡Miren, que malito me pongo!
(Mutis por la derecha y las muchachas por la izquierda, riéndose.)
Don Lauro:
¿Y la señora, no sube?
Cigarrona:
Yo me queo aquí ar tanto de los quipajes.
Don Lauro:
¿Y qué lleva en la sombrerera?
Cigarrona:
¿Qué vi a llevá? Las tortillas pa tóos.
Don Lauro:
¿Y en la cesta, qué?
Cigarrona:
En la sesta er gato. Un fenómeno. Cuando la cosa se pone chunga, lo suerto y no quea en la vesindá una sardina, ni un bisté. Tó me lo trae.
Don Lauro:
¿Y por qué no me lo vende?
Cigarrona:
Porque a ti no te hase farta. Porque tú eres un impresario rico. Y más que te vas a poné con nosotros. Sobre tó con mi niño vas a ganá millones.
Poquito:
(Por la derecha. Es un gitanillo bien vestido, joven. Le acompaña Sietededos, que trae una guitarra.) Conmigo no va a ganá ni una chica.
Cigarrona:
¿Por qué no?
Poquito:
Porque yo no voy en la turné. Ya está dicho.

Don Lauro:
¿Es éste su niño, doña Sigarrona? ¡Qué chaparrito salió! ¿Cómo se llama?
Poquito:
Me llaman er Poquito.
Don Lauro:
Pues fue un asierto.
Poquito:
Poquito, pero güeno. Porque tengo la novia más bonita der mundo. ¿Se entera usté? Y si no la contratan a ella, me queo aquí.
Cigarrona:
¿Contratarla a ella pa que se coma tó lo que tú gane y tu madre mirando? No me la mientes siquiera y súbete ar tren.
Don Lauro:
No me corran … Despasito …
Antes de que suba al tren
tengo que enterarme bien
de cómo canta el Poquito.
Cigarrona:
¡Como un ruiseñó! Toca, Sietededos. A éste le llaman así porque tiene siete deos en los pies.
Don Lauro:
¡Qué lástima! ¡Si los tuviera en las manos podría tocar a un tiempo la guitarra y el bandoneón! ¡Ja, ja, ja, ja! … ¡Miren que malito me pongo!
(Sietededos, que se ha sentado sobre una maleta o baúl, toca la guitarra y canta el Poquito.)
Poquito:
Ni las palmas, ni el dinero,
me dan a mí la alegría;
de sentimiento me muero
si no está a la vera mía
la serrana que yo quiero
Cigarrona:
¡Ole, mi niño! ¿Qué t’ha paresío, don Lauro?
Don Lauro:
Una tragedia; usté no tiene derecho a contrariar los amores del Poquitito.
Cigarrona:
¡Porque no quiero que se case con una tizná, sino con la reina de los muebles de tubo! Piensa lo que le vas a contestá a las millonarias cuando vayan a verte con una carga de flores.

Poquito:
Está pensao y se lo diré en una copla. (Canta.)
Mujé que vas presumiendo
como los pavos reales,
aléjate de mi vera,
mi novia es humirde y vale
tanto como la primera.
Don Lauro: (Bajando al andén, entusiasmado.)
¡Venga acá, señor Poquito! ¡Deme un abraso! ¡Qué bien canta el ladrón aunque lo crió la madre con cuentagotas! ¡Queda usted contratado!
Poquito:
¿Y mi novia?
Don Lauro:
Contratada también. Suban al tren especial. (A Sietededos.) Usted no se descalse, no le vayan a pedir suplemento por los dedos que le sobran.
Poquito:
Usté descuide.
(Se van por la izquierda, Poquito y Sietededos.)
Cigarrona:
Como contrate usté a la novia de mi niño, la tiro por la ventanilla.
Don Lauro:
No se haga la fiera, doña Colillona …
Cigarrona:
¡Sigarrona, que me estoy quemando!
Don Lauro:
Pues una sigarrona quemada es una colillona. ¡Ja, ja, ja, ja! ¡Ay, miren que malito me pongo!
(Suena el silbato del jefe de estación.)
Cigarrona:
¡Er tren! ¡Qué se va er tren! ¡Agárreme usté er gato!
Jefe de estación:
(Entrando rápido por la derecha.) ¡Si no es eso, señora!
Don Lauro:
¿Pues qué hubo?
Jefe de estación:
Na, una pareja de novios que me están buscando las vuertas pa colarse en er tren espesiá. Mucho cuidao con esa parejita que usté es el responsable.
Don Lauro:
Aquí no viaja nadie más que la compañía y el gato de doña Colillona.

Jefe de estación:
A propósito de la compañía. Aquí viene una extranjera mu rara que quiere que usté la contrate.
(Miran los tres hacia la derecha.)
Cigarrona:
¡Vaya canela!
Música
(Y entra por la izquierda miss Kate Pumba, joven, de gracioso y exótico atavío. Baila y canta un número de aire americano, que pueden corear en algún momento, la Cigarrona, don Lauro y el jefe de estación, que sentados en grupo sobre unos equipajes, la contemplan. Al terminar se le acerca don Lauro.)
Don Lauro:
Perfectamente. Queda contratada como número internacional. Dígame su nombre.
Kate Pumba:
Miss Kate Pumba.
Don Lauro:
Pumba. (Misterioso.) ¿Y quién le prestó la ropa? Porque yo la conozco a usté. Usté es la novia del Poquito, del cantador, el hijo de la Cotillona.
Kate Pumba:
(Con un dedo en los labios.) ¡Chist!
(Repite el final del número y se va por la izquierda.)
Cigarrona:
¡Que me gustan a mí estas extranjeras que viajan con lo puesto! Una mujé asín quisiera yo pa novia de mi niño. Se la voy a presentá.
(Va a seguir a miss Kate, pero la detiene el Poquito, que entra con Sietededos. Éste trae su guitarra.)
Poquito:
No se moleste usté que la he visto y es una mochuela.
Don Lauro:
¡Ay, que guasón es el chamaco! ¡Jure que no le gustó!
Poquito:
Yo no quiero más que una y voy a buscarla. Pero antes voy a cantarle ar señó impresario las alegrías que tengo en mi corasón. (A Sietededos.) Dale ahí.
Jefe de estación:
Pues aquí vienen a examinarse las de las batas de cola. Y la parejita va por allí. Voy a vé si los trinco. (Se va.)

Don Lauro:
¡Vuelva pronto, jefe, y eche carbón!
Carmela: (Entrando por la derecha y seguida por otras muchachas. Todas visten batas de cola.)
¡El impresario! ¡Aquí está!
¿Podemos ya las artistas
subirnos ar tren espesiá?
Don Lauro:
¡Mas no mire al maquinista
que le hará descarrilar!
Todos:
¡Ole!
(Sietededos toca. Poquito canta por “alegrías” y Carmela y las muchachas bailan.)
Poquito:
Las estrella de la mañana
le dijo a las tres Marías:
Me gustan las gaditanas
bailando por alegrías.
Mi novia es la más hermosa
y no se pinta la cara;
la tiene color de rosa
tan sólo con agua clara.
Las campanas de Cái
repican solas
cuando llevan las niñas
bata de cola.
No te pongas, serrana,
tirabusones,
que en tu pelo se enrean
los corazones.
Don Lauro:
Contratadas todas, con una condisión.
Carmela:
Usté dirá.
Don Lauro:
Que no se peguen unas con otras
Carmela:
¿Y por qué vamos a pegarnos?

Don Lauro:
Por la cola que llevan. ¡Ja, ja, ja, ja! ¡Ay, miren que malito me pongo!
Jefe de estación: (Llegando por donde se fue.)
¡Na, que no pué sé! ¡Ya me dieron esquinaso!
Don Lauro:
¿Quién?
Jefe de estación:
La parejita de novios. Estos acaban por meterse en er tren.
Don Lauro:
No se preocupe, jefe, y eche carbón. ¿Quiere soltarme otro numerito de la trupe?
Jefe de estación:
Aquí los tiene usté ya. La banda de los Camarones.
Don Lauro: (Asustado.)
¡Ay, mamita!
(Corre a sentarse, saca un periódico y, fingiendo leer, se cubre la cara.)
Música
(Entran por la derecha los individuos de la banda, cómicamente vestidos, al estilo de las murgas gaditanas. Llevan sus graciosos instrumentos con los que acompañan e imitan a la orquesta. Evolucionan brevemente y a un golpe de bombo se detienen. Cesa la música.)
Músico 1º:
Pero, bueno. ¿Dónde está el empresario?
Cigarrona:
Allí lo tiene usté. Ese que está con er periódico.
Músico 1º: (A don Lauro.)
¿hase usté er favó, caballero?
Don Lauro: (Sin descubrirse la cara.)
No me moleste, manito. Déjeme ahora.
Músico 1º:
Esa vó … (Le quita el periódico y al mismo tiempo suena un golpe de bombo.) ¡Agitobombo!
Todos:
¡Agitobombo! ¡Granuja!
Jefe de estación:
Ustedes se han confundido. Este señó …
Músico 1º:
Este señó era el jefe de la banda Los Camarones. Y nos dejó plantaos llevándose to er dinero que ganamos un carnavá. Porque no conoce la vergüensa.

Don Lauro:
¡En carnavá no se conose a nadie! Pero vea, manito. Les daré la compensasión trabajando con ustedes otra ves. Vamos allá.
(Arranca la orquesta y don Lauro canta un corrido mejicano acompañado por la banda.)
Don Lauro:
Con el rabillo del ojo,
con el rabillo del ojo
me está mirando Teresa;
su madre también me mira,
su madre también me mira
pa romperme la cabesa.
(estribillo)
Cuando un beso yo te pida
no te pongas colorada;
tu madre ya está dormida
y no se entera de nada.
Músicos:
Tu madre ya está dormida
no te pongas colorada;
dame un besito enseguida
que viene la madrugada.
Don Lauro:
Con el rabillo del ojo,
con el rabillo del ojo
tu madre me vio besarte
y me dijo que me fuera
y me dijo que me fuera
con la música a otra parte.
(estribillo)
Cuando un beso yo te pida
no te pongas colorada;
tu madre ya está dormida
y no se entera de nada.

Músicos:
Tu madre ya está dormida
no te pongas colorada;
dame un besito enseguida
que viene la madrugada.
Don Lauro:
Con el rabillo del ojo,
con el rabillo del ojo
tú me has hecho tu marido,
con el rabillo del ojo,
con el rabillo del ojo
hay que ver qué idiota he sido.
(estribillo)
Cuando un beso yo te pida
no te pongas colorada;
tu madre ya está dormida
sin asustarse de nada.
Músicos:
La madre ya está dormida
la niña ya está casada;
con el rabillo del ojo
me enganchó la condenada.
Hablado
Todos: (Aplaudiendo.)
¡Ole! … ¡Bien! … ¡Salero! …
Poquito:
¡Un artista imponente!
Cigarrona:
¡Lo más grande del mundo!
Todos: (Acercándose a don Lauro.)
¡¡Oleeeé!!
Don Lauro:
Tá güeno. Pero no me hinchen el perrito que no les doy más sueldo que el que disen los contratos.
Jefe de estación:
¡Ahora sí que los pillo!
(Echa a correr por la izquierda tocando el pito.)

Todos:
¡Er tren! ¡Que se va er tren!
Don Lauro:
¡No se muevan! Es un tren espesial y no sale hasta que no pite yo.
Cigarrona:
¿Y a qué esperas? ¿No nos has visto y aprobao? ¿Es que farta arguien?
Don Lauro:
Para que arranque la caravana
llenando el mundo con su alegría,
nos falta el garbo de una gitana
que represente la Bulería.
La Bulería: (Apareciendo en la plataforma del vagón, con un espléndido vestido de gitana.)
¿Y qué pasa conmigo?
Todos:
¡¡Ole!!
Música
(Poquito ayuda a bajar a La Bulería.)
Cigarrona:
¡La novia de mi niño! ¿Pero por dónde ha entrao? (A don Lauro.) Oiga usté, ¿ánde está la extranjera?
Don Lauro:
¡Está echando carbón! ¡Ja, ja, ja, ja! ¡Ay, miren qué malito me pongo!
(Ríen todos.)
La Bulería: (Canta y baila el número. Oportunamente salen dos bailarines por cada lateral y el baile se generaliza, coreando la canción de la Bulería en momentos determinados.)
(Estribillo)
Ar gazpacho der titirimundi
yo le pongo clavito y canela;
las duquitas que paso contigo
pa mi son como Juana y Manuela.
Dame la sartén, Perico.
Toma er perejí, Migué,
que me gusta er pan de pico
migaito en er café.
Levántate, primo,
que ya son las tré,
y ya vienen los titirimundis

cantando y bailando
con er armiré.
Un sabio muy eminente,
¡señores, que talentaso!,
se va por las asoteas
con er tiliscopio ar braso.
Y allí mirando a la gente
desía desesperao:
“No sé qué clase de aliño
le hase farta a este guisao”.
Y una vieja que estaba tendiendo
le explicaba er misterio enseguía,
y ar sabio ar momento
le entró una alegría
que las tejas cayeron ar patio
de la que formaron con la bulería.
(Estribillo)
Ar gazpacho der titirimundi
yo le pongo clavito y canela;
las duquitas que paso contigo
pa mi son como Juana y Manuela.
Dame la sartén, Perico.
Toma er perejí, Migué,
que me gusta er pan de pico
migaito en er café.
Levántate, primo,
que ya son las tré,
y ya vienen los titirimundis
cantando y bailando
con er armiré.
Hablado
(Suena dentro el pito del jefe de estación.)
Jefe de estación: (Vuelve por donde se fue.)
Bueno, señore, arriba tó er mundo que ahora va a salí er tren, pero de verdá.

Don Lauro:
Déjeme que yo le marque el sitio a cada uno. (Sube a la plataforma.)
Jefe de estación: (Mirando hacia un lado.)
¡Ea, ya está er completo! ¡Ya ha subío la pareja! (Mutis.)
La Bulería:
¿La pareja? ¿Y vamo a í nosotros con una pareja? … ¡Vámonos andando!
(Suena de nuevo el jefe de estación.)
Música
(El vagón se pone en movimiento, y los personajes, cantando y bailando el final de la bulería, inician mutis por el lado opuesto.)
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