LA LLAVE EN LA PUERTA

Ha caido en mis manos un artículo que Lucía Méndez publicó en el periódico El Mundo a raíz de la tragedia del Madrid Arena, como homenaje a las niñas que fallecieron allí, os lo dejo para que lo leais si queréis.

De madrugada, con un ojo puesto en el movil que reposa en la mesilla por si llega un whatsapp y el oido en la puerta por si suenan las llaves, hizo memoria y no fue capaz de atrapar el momento en el que la niña se hizo mayor. De la noche a la mañana, cambió las piscinas de bolas por las discotecas light, Los Aristogatos por Hannah Montana y la game boy por el twitter. En un instante, las fotos de aquel bébe con diadema rosa dejaronn paso al perfil de facebook con sugerente camiseta de tirantes y labios pintados de rojo. En algún momento, Zac Efron fue sustituido por David Guetta y el canal Disney por los macroconciertos de famosos DJ con mucho ruido, mucho alcohol y una marcha que alucinas. Mucho más deprisa todavía, pensó dando vueltas en la cama esperando escuchar la cerradura, llegó el momento en el que ella misma dejó de esperar a la puerta de la discoteca donde sólo se bebe Fanta a las nueve de la noche para despedir a la niña a la una de la mañana, que es cuando ahora se sale de fiesta. Con sus taconazos y tan al descubierto. Ponte algo en el cuello que hace frío y toma un vaso de leche que la madrugada es muy larga y te puedes marear si no tienes nada en el estomago. La cabeza se le fue a la cantidad de veces que siendo un bebé la llevó a urgencias porque la fiebre no le bajaba de 39.
Todavía són las cuatro. Hasta las seís o las siete no hay que preocuparse. El whatsapp guarda silencio; si pasara algo ya hubieran avisado. No quiere ser tan carca como sus padres, que eran capaces de plantarse en la fiesta del pueblo a las cuatro de la mañana para llevarte a casa de una oreja. Menuda vergüenza, aunque cualquiera protestaba. Hay que ser modernos y aceptar que las costumbres y los horarios han cambiado. Ahora no hay diversión si no es a las cinco de la mañana y si no corre generosamente la ginebra por las venas.
Las cinco y al fín y al cabo tiene suerte. A ella nunca le ha pasado nada. Ha recibido una buena educación, pero a estas horas y en una fiesta como las tres o cuatro que hay cada año en el Madrid Arena, nada bueno puede uno encontrarse. Ya se sabe como son esas fiestas, y los padres que no lo sepan deberían informarse. Miles de personas sin poder moverse, chicas mareadas que descontroladas se marean y vomitan, menores con alto riesgo de caer en coma etílico, un macrobotellón con ruido ensordecedor, cañones de luces que hacen perder el sentido de la realidad y DJ que enloquecen el cerebro. Un vecino de esta misma calle recogió a su niña en coma etílico la semana pasada. De muy buena familia, por cierto. Una pena.
Las seís y se va acercando el momento crítico. Un poco más y escuchará la llave en la puerta. Todo en orden. Vendrás cansada, un cola cao calentito y a dormir. Por el pasillo, pensó en los padres que no han tenido tanta suerte y nunca llegaron a escuchar la llave en la puerta.

Son las tres de la madrugada, en mí es normal levantarme a estas horas a tomarme un Cola-cao, ninguna preocupación me atormenta, todos están en sus casas y en sus camas, pero este artículo me ha hecho recordar el gran número de noches en vela porque alguno se estaba retrasando, la primera vez de cada uno de ellos siempre ha sido lo peor, como dice el artículo, no consigues aceptar del todo que se han hecho mayores. Lo de recogerlos a las 9 de las discotecas light, la contínua batalla para "arañarte" media hora más: -Mamá mis amigas se recogen a las 12, no querrás que me venga sola, luego te enteras que las amigas le han dicho a sus madres que es la tuya la que se recoge a esas horas, luego llega el famosísimo intento de: -Me quedo a dormir en casa de fulanita y la gran bronca, -Noooo, tu te vienes a tu casa, son experiencias por las que desgraciadamente hay que pasar, no sin antes tragarte que las discotecas de la ciudad son muy aburridas y tienen que ir "obligatoriamente" a otras localidades con el consabido peligro de las carreteras, pero llega un momento en que las aguas se calman, que todo cansa, luegon entran en el periodo de reuniones caseras para ver tal o cual película, ahora a toro pasado una no puede menos que agradecer haber pasado por estos trances y haber sobrevivido, como anécdota la época en que la primera de mis hijas, claramente la que peor lo tuvo, por eso de ser la primera, se enfadaba y se empeñaba en que quería ver que había a las 6 de la mañana en las calles, su padre con toda la cachaza del mundo le decía: -Acuéstate temprano que mañana cuando me vaya a trabajar te vienes conmigo y te dejo en el centro. ¡Cosas de la vida!, con un poco de suerte dentro de unos años seré yo y no mi madre la que llame a mis hijos a sus casas para asegurarme que mis nietos están todos acostados, jajajajajajajajajaja, para contentar a la mía, solía engañarla y decirle que ninguno había salido.

Me encanta el artículo. No lo había leído y me pone los vellos de punta porque estoy empezando a esperar el timbre de teléfono para ir a recogerla, aunque de momento a las 11.30 o 12 (tiene 16 años). No sé qué habremos hecho mal para que los jovencitos sólo encuentren diversión en un botellón (de momento sin alcohol??) porque a estas edades sólo quieren hacer lo que hace la mayoría aunque como me dice mi hija, aunque pase frío, le duelan los pies de estar toda la tarde-noche sin sentarse y los oídos por la atronador de la música... ¿a donde vamos? Al cine, es carísimo y en los bares o cafeterías no suelen soportar a grupos de adolescentes ruidosos que se pasan dos horas con una coca-cola.
En fin, que de momento muchos viernes y sábados tengo el salón de mi casa por las tardes "alquilado" a la niña para que vean películas, se hagan fotos o estén todas a la vez escribiéndose en sus respectivos móviles. Espero que sea por mucho tiempo , pero me temo que ya mismo estaremos estaremos esperando oir la llave en la cerradura a las 7 de la mañana. Saludos.

maricarmen escribió:Ha caido en mis manos un artículo que Lucía Méndez publicó en el periódico El Mundo a raíz de la tragedia del Madrid Arena, como homenaje a las niñas que fallecieron allí, os lo dejo para que lo leais si queréis.

De madrugada, con un ojo puesto en el movil que reposa en la mesilla por si llega un whatsapp y el oido en la puerta por si suenan las llaves, hizo memoria y no fue capaz de atrapar el momento en el que la niña se hizo mayor. De la noche a la mañana, cambió las piscinas de bolas por las discotecas light, Los Aristogatos por Hannah Montana y la game boy por el twitter. En un instante, las fotos de aquel bébe con diadema rosa dejaronn paso al perfil de facebook con sugerente camiseta de tirantes y labios pintados de rojo. En algún momento, Zac Efron fue sustituido por David Guetta y el canal Disney por los macroconciertos de famosos DJ con mucho ruido, mucho alcohol y una marcha que alucinas. Mucho más deprisa todavía, pensó dando vueltas en la cama esperando escuchar la cerradura, llegó el momento en el que ella misma dejó de esperar a la puerta de la discoteca donde sólo se bebe Fanta a las nueve de la noche para despedir a la niña a la una de la mañana, que es cuando ahora se sale de fiesta. Con sus taconazos y tan al descubierto. Ponte algo en el cuello que hace frío y toma un vaso de leche que la madrugada es muy larga y te puedes marear si no tienes nada en el estomago. La cabeza se le fue a la cantidad de veces que siendo un bebé la llevó a urgencias porque la fiebre no le bajaba de 39.
Todavía són las cuatro. Hasta las seís o las siete no hay que preocuparse. El whatsapp guarda silencio; si pasara algo ya hubieran avisado. No quiere ser tan carca como sus padres, que eran capaces de plantarse en la fiesta del pueblo a las cuatro de la mañana para llevarte a casa de una oreja. Menuda vergüenza, aunque cualquiera protestaba. Hay que ser modernos y aceptar que las costumbres y los horarios han cambiado. Ahora no hay diversión si no es a las cinco de la mañana y si no corre generosamente la ginebra por las venas.
Las cinco y al fín y al cabo tiene suerte. A ella nunca le ha pasado nada. Ha recibido una buena educación, pero a estas horas y en una fiesta como las tres o cuatro que hay cada año en el Madrid Arena, nada bueno puede uno encontrarse. Ya se sabe como son esas fiestas, y los padres que no lo sepan deberían informarse. Miles de personas sin poder moverse, chicas mareadas que descontroladas se marean y vomitan, menores con alto riesgo de caer en coma etílico, un macrobotellón con ruido ensordecedor, cañones de luces que hacen perder el sentido de la realidad y DJ que enloquecen el cerebro. Un vecino de esta misma calle recogió a su niña en coma etílico la semana pasada. De muy buena familia, por cierto. Una pena.
Las seís y se va acercando el momento crítico. Un poco más y escuchará la llave en la puerta. Todo en orden. Vendrás cansada, un cola cao calentito y a dormir. Por el pasillo, pensó en los padres que no han tenido tanta suerte y nunca llegaron a escuchar la llave en la puerta.

que angustia tendrá que ser

Isma escribió:

maricarmen escribió:Ha caido en mis manos un artículo que Lucía Méndez publicó en el periódico El Mundo a raíz de la tragedia del Madrid Arena, como homenaje a las niñas que fallecieron allí, os lo dejo para que lo leais si queréis.

De madrugada, con un ojo puesto en el movil que reposa en la mesilla por si llega un whatsapp y el oido en la puerta por si suenan las llaves, hizo memoria y no fue capaz de atrapar el momento en el que la niña se hizo mayor. De la noche a la mañana, cambió las piscinas de bolas por las discotecas light, Los Aristogatos por Hannah Montana y la game boy por el twitter. En un instante, las fotos de aquel bébe con diadema rosa dejaronn paso al perfil de facebook con sugerente camiseta de tirantes y labios pintados de rojo. En algún momento, Zac Efron fue sustituido por David Guetta y el canal Disney por los macroconciertos de famosos DJ con mucho ruido, mucho alcohol y una marcha que alucinas. Mucho más deprisa todavía, pensó dando vueltas en la cama esperando escuchar la cerradura, llegó el momento en el que ella misma dejó de esperar a la puerta de la discoteca donde sólo se bebe Fanta a las nueve de la noche para despedir a la niña a la una de la mañana, que es cuando ahora se sale de fiesta. Con sus taconazos y tan al descubierto. Ponte algo en el cuello que hace frío y toma un vaso de leche que la madrugada es muy larga y te puedes marear si no tienes nada en el estomago. La cabeza se le fue a la cantidad de veces que siendo un bebé la llevó a urgencias porque la fiebre no le bajaba de 39.
Todavía són las cuatro. Hasta las seís o las siete no hay que preocuparse. El whatsapp guarda silencio; si pasara algo ya hubieran avisado. No quiere ser tan carca como sus padres, que eran capaces de plantarse en la fiesta del pueblo a las cuatro de la mañana para llevarte a casa de una oreja. Menuda vergüenza, aunque cualquiera protestaba. Hay que ser modernos y aceptar que las costumbres y los horarios han cambiado. Ahora no hay diversión si no es a las cinco de la mañana y si no corre generosamente la ginebra por las venas.
Las cinco y al fín y al cabo tiene suerte. A ella nunca le ha pasado nada. Ha recibido una buena educación, pero a estas horas y en una fiesta como las tres o cuatro que hay cada año en el Madrid Arena, nada bueno puede uno encontrarse. Ya se sabe como son esas fiestas, y los padres que no lo sepan deberían informarse. Miles de personas sin poder moverse, chicas mareadas que descontroladas se marean y vomitan, menores con alto riesgo de caer en coma etílico, un macrobotellón con ruido ensordecedor, cañones de luces que hacen perder el sentido de la realidad y DJ que enloquecen el cerebro. Un vecino de esta misma calle recogió a su niña en coma etílico la semana pasada. De muy buena familia, por cierto. Una pena.
Las seís y se va acercando el momento crítico. Un poco más y escuchará la llave en la puerta. Todo en orden. Vendrás cansada, un cola cao calentito y a dormir. Por el pasillo, pensó en los padres que no han tenido tanta suerte y nunca llegaron a escuchar la llave en la puerta.

que angustia tendrá que ser

Dimelo a mi con uno que está empezando a salir y con otra que va detrás, no quiero ni pensarlo.

Cuanta verdad tiene este artículo, y cuanto me suena a mí, cuantos padres y madres hemos estado, o estan viviendo este sin vivir que la sociedad actual impone, en lo que se refiere a nuestros hijos, por lo que se ve le llaman "progreso", ¡puto progreso diria yo!.