ESTA REFLEXIÓN LA ESCRIBÍ ALLÁ POR EL 2002...

...y como la unión y la hermandad entre todos los humanos, once años después, muy lejos de mejorar, ha ido a peor, os la ofrezco con la única intención de que tenga un eco incitador. Ahí va:

Pocos años después de que me dieran la Primera Hostia, y de esto hace ya la tira, me di cuenta de quién era el amo del cotarro en el mundo: SAR El Dinero, constructor y destructor, decisorio e irrisorio. Y a mí me gustaría, ¡sí, me gustaría muchísimo!, que se le dé una oportunidad al Romanticismo. Peor no nos iría, convencido estoy de ello. Pero no. Al Romanticismo ni agua, ni calva. Qué pena. Qué pena porque vamos a marcha forzada condenándonos a la condenación. Irremisiblemente. Cada vez más estamos en guardia permanente, a la defensiva. Y así nos va: renqueantes, cortitos de caletre, sin oxígeno apenas, al límite del límite… Mal, mal, mal… Es decir, mortal de necesidad.

Con el paso del tiempo hemos ido construyendo, acaso torpemente, acaso deliberadamente, un muro, como aquél, el que ya cayó. Pero este nuestro es impertérrito, de acero y cáustica, infranqueable e inaccesible a toda concordia. Hace mucho ya que no vamos de ley, que pasamos los unos de los otros, que no conversamos, sólo preguntamos y respondemos con monosílabos y por pura fórmula. Y no todos. Y no siempre. Y vuelvo a lo mismo: el dinero, el reo por excelencia. Y por culpa de él nos zancadillamos, nos hachamos, física y moralmente, e incluso nos matamos y matamos. ¡Y qué bueno sería que no fuera así!

No hay que ser muy inteligente para saber que no hay nada mejor en la vida que la vida misma, pero no siempre la valoramos; los palos que vamos sufriendo en el difícil caminar nos ovillan hasta el punto de detestarla. Craso error. Y lamentable además. Y eso nos pasa por no ubicar nuestros avatares en su sitio justo. Arrestos _ovarios y cojones_ en la sabiduría para llevar a cabo lo que se debe o no se debe hacer no está a tiro den necio, como así tampoco el amar, y sólo amando y amándonos es como únicamente podríamos tener un buen convivir, en usufructo común. Pasa que nuestra indolencia se ha transformado en compulsiva y es la que evita que nos entreguemos a una gimnasia espiritual. Y, claro, después pasa lo que pasa, que olímpicamente le endosamos el marrón al azar y éste carámbano es. Y en y para la humanidad éste hielo es letal. Pero si una buena parte de…; no, rectifico: si la humanidad entera, sin excepción alguna, actuara por y con amor cabría esperar un milagro del Dios Imponente, Señor de los ejércitos y Juez inflexible: milagro contagio, podríamos llamarle; una especie de bálsamo divino. Consecuentemente, el mundo tendería a más justo, más bondadoso, más humanitario… ¿Utopía? Es posible, pero esperemos que no, aunque se me antoja que utopía es el principio de un progreso, como una especia del marketing para alcanzar un futuro mejor...

¿Se imaginas un mundo sin guerras, sin ambiciones malignas, sin maldad, sin enemistad, pero con amor, mucho amor, paz, concordia… y todo lo bueno que El Dador puso al alcance del hombre, que nadie ignora, pero que insensatos habemos y desidiosos somos?

No obstante, hay quienes pagan con su vida el haber hecho el bien. En cambio, quienes son emisarios y protagonistas del mal, que, además, creen que el desiderátum de sus “heroicidades” está en sus odiosos récords, y a más peyorativos en contra, más pus para proseguir _ufanos y afanosos_ con sus crueldades. Actúan impunemente amparados en el coercitivo de presunción de inocencia. Son las ESCORIA _Estiércol-Saña-Cáncer-Odio-Ralea-Impudicia-Asco_ de la sociedad.

Un mundo ideal nos obliga, necesariamente, a ser generosos con los demás. Yo, sinceramente, sin jactancia ni quimera, daría gustoso mi humilde pero labrado patrimonio a cambio de lograr este fin; sin duda, el mayor y mejor jubileo que jamás podría soñar el más humanitario de los humanos.

achl