Finalmente la sentencia de Bretón

La condena se produce después de que las siete mujeres y dos hombres que integraron el jurado del caso y cuya vista oral concluyó este mismo mes emitiera por unanimidad un veredicto de culpabilidad tras tres días de deliberación. Para la defensa, Bretón es inocente y debía ser absuelto, mientras que la fiscal y la acusación particular pedían esta pena de 40 años, por presuntamente haber asesinado en octubre de 2011 a sus dos hijos, Ruth (seis años) y José (dos años) y haber denunciado falsamente su desaparición.

Ahora, la Sección Tercera de la Audiencia Provincial de Córdoba, de acuerdo con el veredicto del jurado, ha condenado a Bretón "como autor criminalmente responsable de dos delitos de asesinato con la concurrencia en ambos de la circunstancia agravante de parentesco, a las penas, por cada asesinato, de 20 años de prisión, con las accesorias de inhabilitación absoluta durante el tiempo de las condenas". Además, "la clasificación del condenado en el tercer grado de tratamiento penitenciario no se podrá efectuar hasta el cumplimiento de la mitad de la pena impuesta".

Asimismo, el magistrado Pedro Vela impone a Bretón "la prohibición de acercamiento a Ruth Ortiz Ramos, Obdulia Ramos Gallego y Estanislao Ortiz Ramos en un radio de un kilómetro y la prohibición de comunicación con ellos por cualquier medio durante 21 años por cada delito de asesinato; computables a partir del momento en que el tratamiento penitenciario permita la concesión de permisos".

En cuanto al delito de simulación de delito, sin que concurran circunstancias modificativas de la responsabilidad criminal, el juez condena al acusado "a la pena de nueve meses de multa, a razón de diez euros diarios".

Igualmente, por la vía de la responsabilidad civil, el magistrado condena a Bretón Gómez a que indemnice a su mujer, "Ruth Ortiz Ramos en 500.000 euros; al Ministerio del Interior del Gobierno de España en 137.335,65 euros y al Ayuntamiento de Córdoba en 22.567 euros".

Por otro lado, el fallo determina que, "una vez firme esta sentencia", que aún no lo es pues puede ser recurrida, debe librarse un exhorto al Registro Civil de la capital cordobesa, "con testimonio de la presente resolución, ordenando la inscripción de la defunción de Ruth y José Bretón Ortiz, acaecida en esta ciudad el día 8 de octubre de 2011. Entregándose al tiempo a Ruth Ortiz Ramos, para su inhumación, los restos de dichos menores custodiados en este tribunal".

También condena el juez a Bretón "al pago de las costas, incluyendo las de la acusación particular", concluyendo el fallo con el recordatorio de que contra esta sentencia "cabe recurso de apelación ante la Sala de lo Civil y Penal del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía".

De conformidad con el veredicto del jurado, la sentencia considera probados hechos como que en septiembre de 2011 Ruth Ortiz le comunicó a su entonces marido que tenía voluntad de terminar su matrimonio y quedarse a vivir en Huelva con los hijos de ambos, "el acusado concibió la idea de dar muerte a los niños -sus hijos-, como venganza contra su esposa, dada su negativa a aceptar pacíficamente la ruptura matrimonial, su personalidad refractaria a la frustración y su carácter rencoroso".

Para ejecutar dicho plan, el acusado "decidió que el lugar más adecuado sería una finca de sus padres, sita en el Polígono de las Quemadas de la ciudad de Córdoba" y que "la fecha adecuada sería el 8 de octubre de 2011, aprovechando que ese fin de semana estaría con los niños conforme al acuerdo al que había llegado al efecto con su esposa, negándose para ello a una alteración de fechas que le fue propuesta posteriormente".

Con dicha finalidad, comenzó una serie de preparativos, como comprar un ansiolítico y un antidepresivo que le había recetado un psiquiatra para, "una vez llegado el momento, adormecer e incluso matar a sus hijos con toda facilidad". Asimismo, "con la intención, una vez ejecutada su acción letal, de hacer desaparecer los cuerpos de sus hijos, entre el 15 de septiembre y el 7 de octubre de 2011, el acusado hizo acopio de leña en la parcela y adquirió combustible (gasóleo) en grandes cantidades".

A su vez, para dar mejor cobertura a la simulación de extravío de sus hijos que había ideado, Bretón les propuso a sus hermanos Catalina y Rafael acudir en la tarde del día 8 de octubre de 2011 a la Ciudad de los Niños con sus respectivos hijos, "aunque sin concretar completamente la cita, así como le dijo a su madre que ese mismo día no iba a comer en su casa porque había quedado con unos amigos, lo que era incierto".

El día 8 de octubre de 2011, el acusado salió de la casa de sus padres, sobre las 13,30 horas, con sus dos hijos, y se dirigió a la finca de Las Quemadas, "suministrándoles el acusado a los niños" los tranquilizantes "para facilitar su adormecimiento total o su muerte. Y una vez que llegaron a la finca, sobre las 13,48 horas, el acusado telefoneó de nuevo a su esposa, sin que lograra comunicar con ella, por lo que decidió seguir con su propósito criminal".

Acto seguido, conforme a lo ya previsto, "preparó una especie de pira funeraria cuyos elementos esenciales ya tenía dispuestos, en un lugar nuevo de la finca, entre varios naranjos y sin visibilidad desde el exterior, en la cual colocó los cuerpos de sus hijos", junto con una mesa metálica con el tablero en posición vertical y prendió "una gran hoguera que avivó rápidamente gracias al uso de leña y gasoil, que llegó a alcanzar temperaturas de hasta 1.200 grados centígrados, logrando un efecto similar a un horno crematorio".

Ante la magnitud de la temperatura, "las partes blandas de los cuerpos de los niños desaparecieron rápidamente, quedando únicamente unos restos óseos. Permaneciendo el acusado junto a la hoguera hasta las 17,30 horas, alimentándola de gasoil para mantener la elevada temperatura que permitiera la total calcinación y desaparición de los cuerpos de sus hijos".

A continuación, el acusado condujo hasta el entorno de la Ciudad de los Niños, aparcando sobre las 18,01 horas e intercambiando correos de mensajería instantánea con su hermano Rafael, "haciéndole creer que estaba en las proximidades del parque con sus hijos". Cuando consideró que había transcurrido "tiempo suficiente para hacer creíble la ficticia desaparición de los menores, llamó de nuevo a su hermano Rafael, sobre las 18,18 horas, diciéndole que había perdido a los niños, realizando otras llamadas a la familia, logrando que tanto su hermano como su cuñado, José Ortega, acudieran a la Ciudad de los Niños para iniciar la búsqueda".

Sobre las 18,41 horas, el acusado llamó al teléfono de emergencias 112 "comunicando la desaparición de sus hijos, provocando la intervención de la policía" y, sobre las 20,43 horas, acudió a la Comisaría de Policía Nacional de Córdoba para presentar denuncia por la desaparición, dando lugar a la incoación de un procedimiento judicial, pese a conocer perfectamente que no había existido tal desaparición en el parque, sino que él había dado muerte previamente a sus hijos".

Por último, también se considera probado que los restos óseos analizados por todos los forenses, médicos, paleontólogos, odontólogos y especialistas biólogos y clínicos proceden de la hoguera encendida por el acusado en la finca de Las Quemadas en la tarde del 8 de octubre de 2011, y "tales restos óseos y dentarios pertenecen a los cuerpos de dos niños de seis y dos años de edad, en concreto a los cuerpos sin vida de Ruth y José Bretón Ortiz".

"Los niños no van a volver"
Tras el conocimiento de la sentencia, el Fiscal Jefe de la Audiencia Provincial de Córdoba, se ha mostrado muy satisfecho y ha anunciado que No la va a recurrir.Ha explicado además, que adoptará las medidas oportunas para evitar que José Bretón pueda salir de la cárcel mientras se produce la sentencia firme sobre el caso.

Juan David López, primo de Ruth Ortiz, la madre de Ruth y José, ha asegurado que, "dentro de lo que cabe", tienen "un poquito de alegría", aunque ha lamentado que "los niños no van a volver ni en 40 años ni con 500.000 euros".

no he podido evitar que se me salten las lagrimas y es que la dura realidad es que no van a volver..... yo soy madte de una niña de ocho años y otra de dos y por mucho que lo intente no me puedo poner en el pellejo de esa madre...... esto es algo que no se puede superar nunca......

Crueldad y cinismo han ido de la mano durante todo este proceso. ¡Dios, que atrocidad!
achl

Para este tipo de "canallas" la condena nunca es suficiente, solo espero que la cumpla entera. Me pregunto ¿Cómo se sentirá esa madre pensando que el tipejo este puede salir los fines de semana dentro de 20 años?.

pinfanilla escribió:Para este tipo de "canallas" la condena nunca es suficiente, solo espero que la cumpla entera. Me pregunto ¿Cómo se sentirá esa madre pensando que el tipejo este puede salir los fines de semana dentro de 20 años?.

Lo peor de todo eso es que las leyes no se adaptan a las circunstancias reales para acabar con el machismo existente en España que hace con que en otros países se considere al español, por antonomasia, como maltratadores de mujeres. Decirle a una chica que soy español es sinónimo de maltratador y lo suficiente para que me miren de reojos, así que prefiero decirles que soy cubano ya que son mejores visto. Una atrocidad como la cometida por Bretón necesita castigos físicos y psicológicos mientras espera en lo que aquí llamamos "el corredor de la muerte" la cual estaría rogándole a Dios todos los días para que le toque su turno lo más rápido posible. Es muy fácil matar a otra persona cuando el asesino tiene tres probabilidades: una que nunca lo cojan, otra que lo consideren inocente y la tercera que si lo consideran culpable lo máximo que le pasará es que irá preso con todas las ventajas que la prisión española ofrece como los permisos los que nunca se cumpla ni la mitad de la sentencia. Un torniquete en plaza pública es lo que hay que colocar en el código penal para que estas atrocidades se reduzcan en casi su totalidad. Yo me ofrezco de verdugo sin cobrar un céntimo.

Vivo y a pagarla.

A mi no me hacia falta sentencia ninguna para saber que era culpable, hasta ahora no he hablado de su culpabilidad porque no podía hacerlo hasta que no hubiese sentencia, pero ahora me ratifico en lo que sospechaba desde el principio y me explico.

Mi hija pequeña que tiene ahora 27 años, cuando tenía 16, fue sobre las 6 de la tarde a devolver una película a un vídeo club, que como mucho podría distanciar de mi casa andando unos 15 minutos, sería el mes de Mayo, como iba en mangas cortas y a la caída de la tarde hace fresco, le dije que cogiese una chaqueta, y me contestó, que no se iba a entretener que se venía directa para casa.  A las tres horas no había vuelto, y no había rastro de ella, el móvil aquella tarde precisamente se lo había dejado en casa.  No os podéis ni hacer una idea de las horas tan amargas que yo pasé, me tiré a la calle en su busca, no cogí el coche porque como ella iba andando, por si nos cruzábamos en alguna zona que fuese peatonal podernos encontrar, en el video club no supieron decirme si había estado allí, fui a casa de sus amigas mas cercanas y ninguna sabía nada de ella, yo corría por las calles de casa en casa de sus amigas y lugares que frecuentaba y nadie daba razón, una sobrina mía llamo a toda la lista de contactos de su móvil, entre ellas a la hija de Pinfanilla, como amiga suya que era, Pinfanilla lo puede corroborar, ya que ella que nos conoce sabía de sobra la relación de mi hija con nosotros en casa, y descartaba totalmente una fuga de juventud, ya que no había lugar, por si faltaba poco mi marido se encontraba fuera, en Cáceres por asunto de trabajo, así que acompañada ya de mi familia a los que llamé por si tenían noticias de ella, me fui a la comisaria de policía, allí me dijeron que no podría poner la denuncia hasta las 24 horas de haber desaparecido, que a lo mejor se había ido a la feria de Los Barrios, que es una localidad cercana, aunque el policía con buen criterio y quizás practica, me dijo que nuestros hijos tenían amigos que nosotros ni sospechamos que fuesen amigos, no que fuesen malos ni buenos, sino que desconocíamos quienes eran todos sus amigo e igual estaba con alguno de ellos.  No obstante para adelantar aunque no me admitieron a trámite la denuncia, yo les di una foto, y se la pasaron a algunas patrullas además de los dato físicos y de la ropa que llevaba puesta, nadie se puede hacer a la idea de lo que es esa angustia, cuando escuchaba desde comisaria contactar con los distintas patrullas de la calle, diciendo como iba vestida la niña, la edad, etc,  por si alguna la veía.  Miraba la foto en la que esta sonriente y la pena me ahogaba, me acordaba de las niñas de Arcacel, podéis imaginaros lo que se me pasaba por la cabeza, sobre las 10 de la noche llamé a mi marido, otra historia, el había ido a unas reuniones en autobús con mas compañeros, y salió como un loco al buscar un coche de alquiler para venirse a casa.  Cuando salía de la comisaría como una autómata, me llevaban entre dos, porque yo no podía ni conducir, me llaman al móvil que la niña había llegado a casa, eso eran ya las 11 de la noche.  Por lo que se ve, se encontró a la vuelta del videoclub con unos amigos y se fueron a casa de uno de ellos a probar un videojuego que había comprado nuevo, ¡se le fue el Santo al cielo!, como poco para haberla matado, pero es tal el alivio que me abracé a ella llorando y no la maté, no la maté...  Vuelta a la comisaria, retirada de denuncia, hasta besé al policía,  llamar al pobre de mi marido, y darle las gracias a todo el que me había ayudado, entre ellos a Pinfanilla que se presentó de momento en casa con su hija y su marido, ya que ella era consciente, y lo puede corroborar, que esa tardanza era muy extraña.

Por todo el rollo que os he largado, comprenderéis que a mi la actitud de ese padre, denunciando la desaparición de sus dos hijos pequeños, y posteriores actitudes, no me podía cuadrar por ningún lado, lo único que siento es que en España no exista la cadena perpetua, la de verdad, no la revisable, la que mete a un hijo de la gran puta como ese en la cárcel y tiran la llave, para que no pueda salir a que le de el aire, a no ser que fuese con los pies por delante, que es lo que se merece.

Amiga, no es necesario que nadie corrobore lo que has dicho y aunque no he pasado por trances como ese siempre he tenido la inquietud de que algo parecido pudiese pasarle a uno de mis hijos. Era yo el que iba de voluntario a llevar a mis hermanas menores a los bailes para asegurarme de que no corrían riesgos y mis reglas con ellas eran bien claras: nunca alejarse donde yo no las pudiera ver; no era necesario esconderse para darle un beso al novio desde que yo supiera que estaba allí sin correr peligro.

Cuanto a mis hijos, nunca han estado solos sin nuestra supervisión excepto cuando estaban en la escuela a la que llevábamos e íbamos a buscar a la salida aunque tenían omnibus escolar disponible. Nunca he permitido que las escuelas aplicasen el castigo de quedarse en clase después del horario escolar porque se puede ver en películas qué hacen esos niños durante ese castigo y normalmente sin supervisión; ellos mismos ven esas películas y hacen lo posible para ser castigados y hacer todo lo que en ellas han visto, !cosas de niños!

Aquí las leyes son muy estrictas cuanto a la supervision de menores, que sólo dejan de serlo al cumplir los 18. La supervisión es exigida 24 horas, por lo que si un niño se te ahoga en la piscina, no queda como un accidente sino como un homicidio involuntario por el que hay que pagar una pena; si trabajas, cuando los niños llegan de la escuela tendrás que contratar una babysitter para que estén supervisionados hasta que llegues del trabajo y así podría continuar sin parar. Sin embargo, el mayor problema está en las escuelas donde los niños pueden burlar a los profesores, no entrar en clase aunque los haya llevado y salir de la escuela sin que lo sepas ese día aunque lo sabrás posteriormente porque indicará una falta o faltas en su cartilla. Mis órdenes eran claras: los niños tenían que estar en la escuela y si no pudiesen por algún motivo yo avisaría; de lo contrario tenían que comunicarme inmediatamente. Imponía mis órdenes porque ellos nos imponen que los niños tienen que estar en la escuela y yo alegaba que tenían que tener la misma supervisión que tenían en casa; nunca confié en nadie cuanto a la supervisión. Recuerdo una vez que fuimos a un parque donde hay una área restricta para nadar, cercada por unos flotantes unidos entre sí por una cuerda y mi nieto se iba hasta donde estaban los flotantes de manera que yo no lo podía ver debido a la distancia; eran tres salvavidas al cuidado de esos niños pero para mí no era suficiente, así que llamé a mi hija para que lo supervisionara en mi lugar.

Para mí los niños son muy especiales; una vez, en casa de un industrial al que le estaba instalando un sistema de aire a condicionado en Brasil, el tio le dio una bofetada al hijo por haber entrado sin quitarse los zapatos; como resultado le dije que ninguno de mis empleados se quitaría los zapatos y si él no quería que pisasen el suelo que lo cubriese con carpetes; así tuvo que hacerlo porque no hubiese encontrado ninguna otra empresa capaz de meterle la mano a un proyecto como el que se estaba instalando en su propiedad y yo era el único empresario capaz de llevarlo a cabo. Eso te dará una idea cómo me preocupan los niños aunque sean de otros.

El caso de Bretón y otros parecidos hace con que me hierba la sangre y reivindique la necesidad de un castigo a la altura que inclusive lleve la pena de muerte y en su caso con una espera prolongada durante la cual se le haga sufrir todo lo que sea posible sin pensar en lo deshumano ya que eso se aplica a los humanos y no a monstruos como ese. 40 años no es suficiente para pagar por un crimen como ese y mucho menos sabiendo que no los cumplirá y que gozará de permisos además de otras ventajas que ofrecen en las cárceles protegidos por ignorantes que no entienden que si ellos aplican la pena de muerte a inocentes, ellos también merecen que se les aplique como culpados.

Maríaclarines, se me han saltado las lágrimas al leer la historia que te pasó con tu pequeña. Quizás hoy estoy con la sensibilidad a flor de piel por la desgracia que están pasando en Galicia, y estoy triste, muy triste.
Puedo imaginarme la angustia que pasarías. Que mal rato por Dios!.
Me parece que los hijos son lo mejor que tenemos así que yo, al tipejo éste y bajo ningún concepto lo perdonaría y debería estar encerrado y sin ningún privilegio de buena conducta y zarandajas por el estilo que se sacan de la manga, hasta el fin de sus días.
No encuentro un adjetivo que pueda calificar a un ser tan cruel, amoral y demoníaco que ha sido capaz de matar a sus hijos. Otra vez tengo un nudo en la garganta.
Buenas noches a todos.