La teoría de lo perfecto

Se reconoce internacionalmente que la perfección no existe y consecuentemente se considera perfecto aquello que tiene menos imperfecciones. Si elaboramos unas pautas sobre el máximo de perfección conocido al que correspondería una nota máxima de 10 tendríamos el problema de que en algunas ediciones o galas de ediciones donde el nivel es bastante inferior a lo esperado, las notas máximas no alcanzarían un 5; sin embargo esto no sucede y se comprueba no sólo en las galas de se llama copla sino hasta en el sistema de educación. De ese modo lo perfecto es siempre una variable que depende de las circunstancias reales, por lo que lo que no debería pasar de un cinco puede ser premiado con un 10 si es que no hay nada mejor. Eso es lo que ha sucedido en la gala número 8 de ayer en la que las valoraciones llegan a alcanzar hasta 9 puntos por parte de del jurado y que Pive llama de relativas.

En la educación, aquí pasa algo parecido: si el número de personas que fallan un examen excede un cierto porcentaje, los exámenes son modificados para hacerlos más fáciles y aumentar el porcentaje; sin eso no soluciona el problema se vuelven a modificar haciendolos aún más fáciles hasta que finalmente hay una mayoría que aprueba los exámenes. Con esto se condena el sistema educativo y se premia a los estudiantes cuando son estos los que deben ser castigados, pero resulta que esa es la aplicación de la teoría de la perfección; si no hay nada mejor hay que mudar las pautas. Yo puedo afirmar que son muchos los que han terminado el bachillerato sin ser capaces de hacer una suma, sin saber escribir correctamente y con dificultades de entender lo que leen. ¿No es eso lo mismo que acontece en se llama copla? Claro que sí; la única diferencia es que no se trata de sumar, leer o escribir sino de cantar e interpretar que, por muy mal que lo hagan, habrá que dar notas elevadas si es que no se puede mejorar el nivel.