Re: LA CAJA DE MÚSICA 6 (UN RINCONCITO PARA COMPARTIR)

achl Lun Jun 22, 2020 12:27 am

AMENIDADES

La negrita Campbell es
más chula que un 8

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achl Lun Jun 22, 2020 12:30 am

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A la "candelabro" no se
la ve por ninguna parte

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achl Lun Jun 22, 2020 12:34 am

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La Mar se ha divorciado
más veces que mi menda

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achl Lun Jun 22, 2020 12:37 am

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Jo, no sé que le vería
la Jessica al Paquirrín

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achl Lun Jun 22, 2020 12:41 am

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Jo, la Nieves A. es la más tontita
entre todas las tontitas más tontitas

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achl Lun Jun 22, 2020 12:44 am

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La Aida es una
camionera fina

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achl Lun Jun 22, 2020 12:48 am

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Alejandra pasa del periodismo
tradicional en su familia

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achl Lun Jun 22, 2020 12:52 am

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Esta niña esta explotando
bien su famoso apellido

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achl Lun Jun 22, 2020 2:47 am

Ya viene el nuevo inquilino

Hoy, después del mediodía, sobre la una de la tarde, llegó el nuevo inquilino; de más está decir que todos, sin excepción, lo esperamos con ansiedad, atentos, en la puerta de la casa.

Los preparativos habían comenzado seis días atrás, después de haber recibido la noticia telefónica del Hospital de Maternidad, informándonos de su nacimiento, un poco prematuro según escuché comentarios.

Cada uno de la familia se ocupó de algún detalle; a mí, por ser el más pequeño de la casa, no se me dio ningún quehacer especial, por lo tanto, deambulaba de cuarto en cuarto, entretenido con el movimiento de toda la familia.

La cunita fue bajada del altillo, siendo premiada con un fregado a fondo; acto seguido, el papá, muy rejuvenecido por su nuevo vástago, la barnizó dándole a la madera un tono crema, muy atractivo.

La señora encargada de la limpieza, Rosa, se dedicó todo el día de ayer a sacarle brillo a todo, que no entiendo el porqué, pues, a mi entender, estaba muy limpia la habitación destinada al bebé.

No era un cuarto propiamente dicho, sino que, al correr el ropero en uno de los cuartos y desplazándolo hacia la ventana dándole un giro de ciento ochenta grados, resultó un cuadrado amplio, que permitió darle cabida a la cunita y a una pequeña cómoda con sus respectivos cajoncitos. La entrada fue disimulada al colgarse del techo una primorosa cortina llena de dibujos de ositos, perritos y corazoncillos, que transformaron el lugar en un rincón agradable y acogedor. Además, se colocó en la pared del fondo un inmenso póster de un bosque con sus animalitos.

Todos estaban muy revolucionados, y yo también, lo reconozco. Iban y venían órdenes y contra órdenes.
Al ver que no podía ayudar en nada, y para evitar molestar, me fui a mi rincón y me senté en mi lecho, esperando que se renovase la calma.

A las dos, la hora del almuerzo, tan esperado por mí, vi que cada uno cogía algo de la nevera, pero nadie se acordó de mí; por supuesto, no recibí comida. Opté por sacar una carne triturada de mi tarro, que por suerte estaba abierto, era una carne especial que el médico recomendó para los de mi edad, y nadie se atrevía a tocarlas.

Me adormilé. Al despertarme estaba todo medio oscuro. Fui hacia la cocina y allí estaba toda la familia ocupada en la preparación de la cena; al verme aparecer, el papá me levantó en brazos y, acariciándome la cabecita, exclamó:

-¡Pobre Pitufo, nadie se acordó de ti, ¿verdad?! ¡¿Quién te va a preparar un buen tazón de leche con picatostes blanditos y pequeñitos?

La verdad, no lo comí, lo devoré. Estaba calentito y sabroso. Mientras seguía en lo mío, el papá me explicó que ya no era yo el pequeñito de la casa: el bebé había ocupado mi lugar, así que tenía que comprender que todos los mimos y atenciones especiales lo iba a recibir el nuevo componente de la familia.

Qué le vamos a hacer, ser perro tiene sus ventajas y sus inconvenientes.