Para don Energúmeno Llavez

Ya desde la tercera edición me había dado cuenta de tus limitaciones intelectuales. Casi cinco años han pasado desde entonces y el escaso intelecto que tenías se ve cada vez más reducido indicando indicios de decrepitud. Me preocupo al pensar que yo pueda un día llegar a este estado, me tengan que llevar con una collera puesta al pescuezo y peor aún que me dejen abandonado en la calle sin lugar para ir, sentándome a la puerta de la que antes era mi casa, ladrando para ver si me echan algo de comer, como haces tú y este en realidad es tu desayuno, almuerzo y cena para hoy. Yo no soy el tipo de personas que dicen las cosas sin tener pruebas o si no soy capaz de encontrarlas; estaba seguro que al llamarte de energúmeno, conociendo tus limitadas facultades intelectuales, me darías las pruebas sin tener que esperar mucho; no me engañé ya que desde ayer me las estás dando con tus mensajes o denuncias las cuales traslado al cajón de la basura ya que, como bien sabes, aquí no se borran los mensajes. Es obvio que no tienes donde ir ya que te pasas el día en la puerta mirando con hocico de pena a todos los que entran y salen y con las orejas aguzadas para escuchar lo que hablan. No olvides que el chip que te colocó el veterinario sirve para localizarte y espero que los de la perrera no te metan en una jaula en la que te pudrirías ya que estoy seguro de que tu dueña no iría a buscarte.