Se llama copla democrático


Unirse al foro, es rápido y fácil

Se llama copla democrático
Se llama copla democrático
¿Quieres reaccionar a este mensaje? Regístrate en el foro con unos pocos clics o inicia sesión para continuar.

EL MAL GUSTO

2 participantes

Ir abajo

EL MAL GUSTO Empty EL MAL GUSTO

Mensaje  achl Miér Jul 11, 2012 12:30 pm

Si hay frases rotundas, directas, llanas y explícitas sobre el MalGusto, éstas son: “no me gusta, no me gustas, no tiene gusto…” y todas las conjugaciones que se le puedan sacar al verbo gustar, en su parte opuesta.

Pero con el paso del tiempo han ido cambiando los conceptos y ahora se vienen usando otras, como: “no gustar de algo”, “no tomar placer”. No obstante, basado en las nociones de pura estética, las causas de ejercer el MalGusto siempre han sido y parecido desagradables, como desagradable es, por ejemplo, la memez de batir algún récord insulso con el único objetivo de figurar en el Guinness; porque, lo contrario, es decir, el buen gusto, ese vicio de querer gozar de todo lo que vemos, sentimos y tocamos, es más complicado y a la vez tan simple como el manido dicho de: “para gustos y colores no escriben los escritores”. Es decir: los enjuiciamientos estéticos son subjetivos, arbitrarios, y nadie debería comprometerse a decir que la idea fijada de lo que es feo, horrendo, horrible, de MalGusto, es absoluta e impenetrable.

En realidad, parece que ahora se habla más de un consenso entre la imaginación y el entendimiento para emitir cualquier opinión con razones de neta normalidad, porque la relatividad de los conceptos ha hecho necesario el imperativo de poder juzgar todo mejor y de que no se confunda nada. Por ejemplo, si se utiliza la palabra light para definir banal, ligero, superficial, prescindible, a alguna cosa que no nos guste, la descalificamos de plano, aunque la ligereza, en algún caso, es más una virtud que un defecto. Pero el MalGusto está condicionado por la capacidad de ver, oír y sentir. Empero, ésta capacidad igualmente está condicionada por un “ahora” imprevisible. Ocurre a veces que leemos un buen libro en un mal momento y no nos gusta, o escuchamos un buen chiste del mejor humorista y nos resulte de MalGusto si estamos tristes o enojados. Es por eso que todo parece vislumbrar un desacuerdo entre la actitud y la motivación, para poder valorar lo que es de una forma u otra.

Cuando aparece lo más profundo de la vulgaridad es cuando el MalGusto se halla en plenipotenciaría. ¿Pero existen criterios objetivos para poder calibrar el MalGusto cuando lo que para unos es espantoso para otros es el colmo de lo atractivo? No obstante, del estudio, incluso de la observación, se puede deducir.

“Sobre gustos hay opiniones de todos los gustos”. Como no existe un canon inamovible, los criterios varían en función de las épocas y las culturas. Incluso hay quien, rizando el rizo, otorga al que se identifica como fan de la vulgaridad un mérito por exaltar, por ejemplo, a la muñeca que hace pipí y caca. ¿Dónde está la frontera entre el buen gusto y el MalGusto? ¿Cómo se puede establecer un referente de prototipo de belleza? Para la cultura occidental, una mujer tailandesa, desgalichada y ajirafada, que, sin duda, es un portento de belleza en esa parte del globo, o una mujer japonesa de diminutos pies, son un esperpento. La oronda "Maja de Goya" ha sido siempre un ejemplo de desmesurada celulítica. En el siglo pasado, una estilizada modelo de nuestros días, probablemente sería tildada de escuerzo escuchimizado. Por consiguiente, todo se puede ver como de buen gusto o de MalGusto, según la óptica de cada cual.

Sigo con mis apreciaciones; en los cinco continentes hay periodistas y fotógrafos que se recorren el mundo entero, con la tenacidad de buscadores de oro, para escribir o congelar en los objetivos de sus cámaras, artículos o imágenes que bien pueden colmar un catálogo universal de la infamia estética. Estos profesionales pretenden hacernos ver que estamos americanizándonos a pasos agigantados y que sólo pensamos en un consumismo puro y duro, y esto se puede ver como de MalGusto. Pero, evidentemente, así es como funcionan las cosas en nuestra sociedad.

También hay grandes eminencias del arte, la literatura, la música… que elogian el MalGusto definiéndolo como una forma de rebeldía, porque hace tiempo ya que estamos inmersos en una extraña cultura hedonista que trata de trocar los términos; es decir, lo bueno por lo malo. Y esto se puede considerar de MalGusto. En las costumbres antiguas, la autonomía individual se contrarrestaba con rígidos códigos colectivos, prestando más atención a las normas. Pero, en la actualidad, esas imposiciones han desaparecido ya. En el mundo de la moda, la decoración, el deporte, la vida familiar o sexual, se permite casi todo, aunque una mayoría no aporta originalidad, pero cada cual puede hacer lo que quiera, sin que sufra por ello reprobación. En general, se tiende más a desvalorizar lo normal, sinónimo de borreguismo y de falta de personalidad. Desarrollar la idea del conformismo, en lo que ataña a preferencias, es de MalGusto por ser algo impersonal. En la cultura individualista, el ego, las diferencias y las desviaciones es lo que se valora, sencillamente porque vivimos una época en que las jerarquías estéticas y culturales se confunden, en que los referentes del gusto se multiplican; parece que ya vamos todos de por libre.

De mis cábalas conmigo mismo saco unas reflexiones que quizá puedan coincidir con la forma de pensar de una mayoría, pero, en todo caso, obviamente, comulgo con ellas: “todo lo que hago me parece de buen gusto, lo contrario no tiene importancia: levantarme y acostarme con fe, disfrutar de la familia, de la gente, de mi trabajo, de mi Betis del alma, respetar todas las opiniones, dedicar unas pocas horas de cada semana a mis quehaceres favoritos, hacer el amor siempre que pueda. Con el paso de los años voy haciéndome menos rotundo en mis críticas hacia los demás, porque puedo caer en lo mismo que critico; soy más cauto, menos visceral por el hecho de que alguien no coincida conmigo; disfruto viendo la ausencia de complejos; lo óptimo sería que todos tuviésemos un don especial para ser amables todo el tiempo, además de que adquiriésemos la dosis de prudencia necesaria para no pasarnos con nadie; lo que sí veo de MalGusto es ser intransigente, pues se corre el riesgo de que, a corto plazo, uno pueda ser el foco de las críticas; la gente de a pie es deliciosamente espontánea, y el MalGusto, en todo caso, es cuestión de criterio”.

Echando mano de mi filosofía particular me aventuro a decir que el MalGusto es una especie de puñal que sirve para herir la sensibilidad ajena. Y, en mi opinión, el MalGusto está igualmente repartido en la escala social. Pero deja de ser MalGusto para transformarse en pésimo gusto cuanto mayor es el poder en la persona.

Es obvio que si no hay un buen gusto no hay un MalGusto, una cosa necesita de la otra, Además, hablar del buen gusto de uno mismo es de MalGusto. La mayor prueba de MalGusto es la del que alardea de buen gusto, fijando cánones “inalcanzables”.

El horrendo MalGusto de hacer críticas anónimas marca la norma de lo que deberíamos hacer en los próximos años. Es decir, condenándonos a la humillación y a la monotonía. Pero, ojo, que el buen gusto no está reñido con el MalGusto, sólo son opuestos.

Una pluma selecta en mi ranking particular, Alfonso Ussía, dijo en una ocasión: “el MalGusto es lo que no me gusta a mí”; obviamente, subjetivo, pero se podría generalizar. Porque el MalGusto tiene mucho que ver con la ausencia de coherencia, dependiendo del grado de sensibilidad. Es claro, pues, que hay que respetar todos los puntos de vista. Todo es opinable, y, en todo caso, nada que no guste a los demás debe calificarse de MalGusto, aunque la horterada, la ordinariez y lo innecesario hacen que así sea.

Pero hasta ahora sólo he enjuiciado causas del MalGusto en cuanto a las pequeñas cotidianidades. Pero, por desgracia, existe una lista despreciable del MalGusto que es la que acaba con la capacidad de aguante: las guerras, los crímenes, las violaciones, la pederastía, la drogadicción, los excesos de Poder… son, aparte de execrables, de MalGusto, y no sólo ya por las consecuencias fatales hacia quienes lo padecen, que ya es lamentable, sino por ser un golpe bajo hacia las más elementales reglas del buen gusto. Si existiera un baremo exhaustivo de todas y cada una de las faltas del MalGusto, seguro que ésas serían las que ocupasen palmariamente los primeros escalafones.

Y lo peor de la vertiente del MalGusto es que crea escuela, tanto en pequeños detalles como en grandes barrabasadas, y esto es algo contra lo que no se puede luchar si sus practicantes y sus inductores no se imponen propósito de enmienda. Pero puedo afirmar que, en el reseñado MalGusto intrascendente, desdeñado por “ese grupo selecto y burgués de lo refinado”, un sector del planeta ha visto reivindicada su libertad de poder verse representado; en detalles de escaso valor, se le han reconocido valores importantes, simplemente porque han visto autenticidad, una especie de modus vivendi.

Los detalles grandes o pequeños forman parte de una época, la representan y la proyectan hacia el futuro, y, en todo caso, lo que se vea de MalGusto se puede ver como gratuidad sui géneris, “para comedura de coco de los ínclitos doctores de la iglesia, los reconocidos como sabios”.

Finalizo ya añadiendo que puede significar una utopía poder conseguir un consenso universal para delimitar qué es de MalGusto y qué no es, porque lo ortodoxo como regla no existe, sólo existe una forma expresiva de sensibilidad del grupo humano. Pero sensibilidad social, idiosincrática, y, en cierto modo, histórica.

El MalGusto es una influencia
que debilita la sensibilidad,
y, como se imponga la indiferencia,
resultará muy difícil de erradicar


Autor:
Antonio Chávez López
Sevilla 1999

achl
achl
achl

Mensajes : 28375
Fecha de inscripción : 06/05/2012

Volver arriba Ir abajo

EL MAL GUSTO Empty Re: EL MAL GUSTO

Mensaje  achl Dom Jul 15, 2012 9:30 am

achl escribió:Si hay frases rotundas, directas, llanas y explícitas sobre el MalGusto, éstas son: “no me gusta, no me gustas, no tiene gusto…” y todas las conjugaciones que se le puedan sacar al verbo gustar, en su parte opuesta.

Pero con el paso del tiempo han ido cambiando los conceptos y ahora se vienen usando otras, como: “no gustar de algo”, “no tomar placer”. No obstante, basado en las nociones de pura estética, las causas de ejercer el MalGusto siempre han sido y parecido desagradables, como desagradable es, por ejemplo, la memez de batir algún récord insulso con el único objetivo de figurar en el Guinness; porque, lo contrario, es decir, el buen gusto, ese vicio de querer gozar de todo lo que vemos, sentimos y tocamos, es más complicado y a la vez tan simple como el manido dicho de: “para gustos y colores no escriben los escritores”. Es decir: los enjuiciamientos estéticos son subjetivos, arbitrarios, y nadie debería comprometerse a decir que la idea fijada de lo que es feo, horrendo, horrible, de MalGusto, es absoluta e impenetrable.

En realidad, parece que ahora se habla más de un consenso entre la imaginación y el entendimiento para emitir cualquier opinión con razones de neta normalidad, porque la relatividad de los conceptos ha hecho necesario el imperativo de poder juzgar todo mejor y de que no se confunda nada. Por ejemplo, si se utiliza la palabra light para definir banal, ligero, superficial, prescindible, a alguna cosa que no nos guste, la descalificamos de plano, aunque la ligereza, en algún caso, es más una virtud que un defecto. Pero el MalGusto está condicionado por la capacidad de ver, oír y sentir. Empero, ésta capacidad igualmente está condicionada por un “ahora” imprevisible. Ocurre a veces que leemos un buen libro en un mal momento y no nos gusta, o escuchamos un buen chiste del mejor humorista y nos resulte de MalGusto si estamos tristes o enojados. Es por eso que todo parece vislumbrar un desacuerdo entre la actitud y la motivación, para poder valorar lo que es de una forma u otra.

Cuando aparece lo más profundo de la vulgaridad es cuando el MalGusto se halla en plenipotenciaría. ¿Pero existen criterios objetivos para poder calibrar el MalGusto cuando lo que para unos es espantoso para otros es el colmo de lo atractivo? No obstante, del estudio, incluso de la observación, se puede deducir.

“Sobre gustos hay opiniones de todos los gustos”. Como no existe un canon inamovible, los criterios varían en función de las épocas y las culturas. Incluso hay quien, rizando el rizo, otorga al que se identifica como fan de la vulgaridad un mérito por exaltar, por ejemplo, a la muñeca que hace pipí y caca. ¿Dónde está la frontera entre el buen gusto y el MalGusto? ¿Cómo se puede establecer un referente de prototipo de belleza? Para la cultura occidental, una mujer tailandesa, desgalichada y ajirafada, que, sin duda, es un portento de belleza en esa parte del globo, o una mujer japonesa de diminutos pies, son un esperpento. La oronda "Maja de Goya" ha sido siempre un ejemplo de desmesurada celulítica. En el siglo pasado, una estilizada modelo de nuestros días, probablemente sería tildada de escuerzo escuchimizado. Por consiguiente, todo se puede ver como de buen gusto o de MalGusto, según la óptica de cada cual.

Sigo con mis apreciaciones; en los cinco continentes hay periodistas y fotógrafos que se recorren el mundo entero, con la tenacidad de buscadores de oro, para escribir o congelar en los objetivos de sus cámaras, artículos o imágenes que bien pueden colmar un catálogo universal de la infamia estética. Estos profesionales pretenden hacernos ver que estamos americanizándonos a pasos agigantados y que sólo pensamos en un consumismo puro y duro, y esto se puede ver como de MalGusto. Pero, evidentemente, así es como funcionan las cosas en nuestra sociedad.

También hay grandes eminencias del arte, la literatura, la música… que elogian el MalGusto definiéndolo como una forma de rebeldía, porque hace tiempo ya que estamos inmersos en una extraña cultura hedonista que trata de trocar los términos; es decir, lo bueno por lo malo. Y esto se puede considerar de MalGusto. En las costumbres antiguas, la autonomía individual se contrarrestaba con rígidos códigos colectivos, prestando más atención a las normas. Pero, en la actualidad, esas imposiciones han desaparecido ya. En el mundo de la moda, la decoración, el deporte, la vida familiar o sexual, se permite casi todo, aunque una mayoría no aporta originalidad, pero cada cual puede hacer lo que quiera, sin que sufra por ello reprobación. En general, se tiende más a desvalorizar lo normal, sinónimo de borreguismo y de falta de personalidad. Desarrollar la idea del conformismo, en lo que ataña a preferencias, es de MalGusto por ser algo impersonal. En la cultura individualista, el ego, las diferencias y las desviaciones es lo que se valora, sencillamente porque vivimos una época en que las jerarquías estéticas y culturales se confunden, en que los referentes del gusto se multiplican; parece que ya vamos todos de por libre.

De mis cábalas conmigo mismo saco unas reflexiones que quizá puedan coincidir con la forma de pensar de una mayoría, pero, en todo caso, obviamente, comulgo con ellas: “todo lo que hago me parece de buen gusto, lo contrario no tiene importancia: levantarme y acostarme con fe, disfrutar de la familia, de la gente, de mi trabajo, de mi Betis del alma, respetar todas las opiniones, dedicar unas pocas horas de cada semana a mis quehaceres favoritos, hacer el amor siempre que pueda. Con el paso de los años voy haciéndome menos rotundo en mis críticas hacia los demás, porque puedo caer en lo mismo que critico; soy más cauto, menos visceral por el hecho de que alguien no coincida conmigo; disfruto viendo la ausencia de complejos; lo óptimo sería que todos tuviésemos un don especial para ser amables todo el tiempo, además de que adquiriésemos la dosis de prudencia necesaria para no pasarnos con nadie; lo que sí veo de MalGusto es ser intransigente, pues se corre el riesgo de que, a corto plazo, uno pueda ser el foco de las críticas; la gente de a pie es deliciosamente espontánea, y el MalGusto, en todo caso, es cuestión de criterio”.

Echando mano de mi filosofía particular me aventuro a decir que el MalGusto es una especie de puñal que sirve para herir la sensibilidad ajena. Y, en mi opinión, el MalGusto está igualmente repartido en la escala social. Pero deja de ser MalGusto para transformarse en pésimo gusto cuanto mayor es el poder en la persona.

Es obvio que si no hay un buen gusto no hay un MalGusto, una cosa necesita de la otra, Además, hablar del buen gusto de uno mismo es de MalGusto. La mayor prueba de MalGusto es la del que alardea de buen gusto, fijando cánones “inalcanzables”.

El horrendo MalGusto de hacer críticas anónimas marca la norma de lo que deberíamos hacer en los próximos años. Es decir, condenándonos a la humillación y a la monotonía. Pero, ojo, que el buen gusto no está reñido con el MalGusto, sólo son opuestos.

Una pluma selecta en mi ranking particular, Alfonso Ussía, dijo en una ocasión: “el MalGusto es lo que no me gusta a mí”; obviamente, subjetivo, pero se podría generalizar. Porque el MalGusto tiene mucho que ver con la ausencia de coherencia, dependiendo del grado de sensibilidad. Es claro, pues, que hay que respetar todos los puntos de vista. Todo es opinable, y, en todo caso, nada que no guste a los demás debe calificarse de MalGusto, aunque la horterada, la ordinariez y lo innecesario hacen que así sea.

Pero hasta ahora sólo he enjuiciado causas del MalGusto en cuanto a las pequeñas cotidianidades. Pero, por desgracia, existe una lista despreciable del MalGusto que es la que acaba con la capacidad de aguante: las guerras, los crímenes, las violaciones, la pederastía, la drogadicción, los excesos de Poder… son, aparte de execrables, de MalGusto, y no sólo ya por las consecuencias fatales hacia quienes lo padecen, que ya es lamentable, sino por ser un golpe bajo hacia las más elementales reglas del buen gusto. Si existiera un baremo exhaustivo de todas y cada una de las faltas del MalGusto, seguro que ésas serían las que ocupasen palmariamente los primeros escalafones.

Y lo peor de la vertiente del MalGusto es que crea escuela, tanto en pequeños detalles como en grandes barrabasadas, y esto es algo contra lo que no se puede luchar si sus practicantes y sus inductores no se imponen propósito de enmienda. Pero puedo afirmar que, en el reseñado MalGusto intrascendente, desdeñado por “ese grupo selecto y burgués de lo refinado”, un sector del planeta ha visto reivindicada su libertad de poder verse representado; en detalles de escaso valor, se le han reconocido valores importantes, simplemente porque han visto autenticidad, una especie de modus vivendi.

Los detalles grandes o pequeños forman parte de una época, la representan y la proyectan hacia el futuro, y, en todo caso, lo que se vea de MalGusto se puede ver como gratuidad sui géneris, “para comedura de coco de los ínclitos doctores de la iglesia, los reconocidos como sabios”.

Finalizo ya añadiendo que puede significar una utopía poder conseguir un consenso universal para delimitar qué es de MalGusto y qué no es, porque lo ortodoxo como regla no existe, sólo existe una forma expresiva de sensibilidad del grupo humano. Pero sensibilidad social, idiosincrática, y, en cierto modo, histórica.

El MalGusto es una influencia
que debilita la sensibilidad,
y, como se imponga la indiferencia,
resultará muy difícil de erradicar


Autor:
Antonio Chávez López
Sevilla 1999

achl
Algún comentario, porfa Wink
achl
achl
achl

Mensajes : 28375
Fecha de inscripción : 06/05/2012

Volver arriba Ir abajo

EL MAL GUSTO Empty Re: EL MAL GUSTO

Mensaje  Guasón Dom Jul 15, 2012 2:35 pm

Tocayo amigo y amigo tocayo, como bien dices en tu ensayo el gusto es algo subjetivo y por consiguiente sólo se puede hablar de gustos y no clasificarlos como malos o buenos ya que eso sería caer en una manera de pensar desiderativa que carece de rigor racional en base a los propios gustos, deseos, ilusiones o suposiciones infundadas carentes de evidencia o datos comprobables. Existen gustos y nada más que gustos. Hablar de reglas sobre los gustos es como hablar de Dios a un ateo que solamente intentaría probar su inexistencia cuando alguien intenta hacerle creer que existe. El buen gusto sólo podría definirse, en mi opinión, como una verdad relativa considerada por una mayoría de un grupo de personas siempre que ésta la considere como una verdad científica que dejará de serla cuando se adopte otra diferente, pero nunca como una verdad absoluta universal e invariable.
Guasón
Guasón
Admin

Mensajes : 15385
Fecha de inscripción : 30/01/2012

https://sellamacopla1.forumotion.com

Volver arriba Ir abajo

EL MAL GUSTO Empty Re: EL MAL GUSTO

Mensaje  achl Dom Jul 15, 2012 2:52 pm

Guasón escribió:Tocayo amigo y amigo tocayo, como bien dices en tu ensayo el gusto es algo subjetivo y por consiguiente sólo se puede hablar de gustos y no clasificarlos como malos o buenos ya que eso sería caer en una manera de pensar desiderativa que carece de rigor racional en base a los propios gustos, deseos, ilusiones o suposiciones infundadas carentes de evidencia o datos comprobables. Existen gustos y nada más que gustos. Hablar de reglas sobre los gustos es como hablar de Dios a un ateo que solamente intentaría probar su inexistencia cuando alguien intenta hacerle creer que existe. El buen gusto sólo podría definirse, en mi opinión, como una verdad relativa considerada por una mayoría de un grupo de personas siempre que ésta la considere como una verdad científica que dejará de serla cuando se adopte otra diferente, pero nunca como una verdad absoluta universal e invariable.
Thank you very much for your comment, friend and namesake American Spanish
achl
achl
achl

Mensajes : 28375
Fecha de inscripción : 06/05/2012

Volver arriba Ir abajo

EL MAL GUSTO Empty Re: EL MAL GUSTO

Mensaje  Contenido patrocinado


Contenido patrocinado


Volver arriba Ir abajo

Volver arriba

- Temas similares

 
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.