LETRAS DE COPLAS

¡AY, MI CONSUELO!
Pasodoble (1954)
Letra: Antonio Quintero y Rafael de León 
Música: Manuel López-Quiroga 

Versión grabada por:
Luisa Ortega
 
I
Lo dejé que se prendiera
en mi hoguera
de pasión …
Le volví poquito a poco
medio loco
er corasón.
Con la lumbre de mis clisos
ensendía su queré,
con la noche de mis risos
lo traía a mal traé.
Y después que, con engaño,
un esclavo fue pa mí,
me burlaba de su daño
ar sentirle de desí:
 
Estribillo:
¡Ay, Consuelo, mi Consuelo!,
corasón de mi locura,
corasón de mi locura, 
tus ojitos son mi sielo,
tu queré, mi sepultura.
Por mó de los negros selo 
me tengo yo de morí,
pues no vivo, mi Consuelo,
ni contigo ni sin ti.
Yo no sé lo que daría
por morí junto a tu pelo,
que es más negro que mi vía …
¡Ay, ay, Consuelo mía! …
¡Ay, mi Consuelo!
 
 
II
Lo traté como a un mendigo
y el castigo
me arcansó; 
me burlé de su “te quiero”
y hoy me muero
por su amó.
A su puerta como loca
suplicando me arrastré,
y er silensio de su boca
por respuesta me encontré.
Yo no sé lo que daría
por sentir como perdón,
en mi noche de agonía,
su romance de pasión.
 
Estribillo:
¡Ay, Consuelo, mi Consuelo!,
corasón de mi locura,
corasón de mi locura, 
tus ojitos son mi sielo,
tu queré, mi sepultura.
Por mó de los negros selo 
me tengo yo de morí,
pues no vivo, mi Consuelo,
ni contigo ni sin ti.
Yo no sé lo que daría
por morí junto a tu pelo,
que es más negro que mi vía …
¡Ay, ay, Consuelo mía! …
¡Ay, mi Consuelo!

AY, MI CORDOBA
 
(Ochaíta, Valerio y Solano)
Una antigua pieza dedicada a la ciudad de Córdoba, que Antoñita Moreno grabó en 1949. Esta canción fue recuperada por otra sevillana, Gracia Montes, que la incluyó en su primer espectáculo, “La Rosa de Andalucía”. Años después, Concha Piquer, estando ya retirada, también la registró en disco. La última versión de esta pieza que hoy estrenamos en nuestro programa la realizó a principios del siglo XXI Pasión Vega.

 
Córdoba es un laberinto,
para los ojos de un pintor.
Todo es igual, y todo es distinto,
el dibujo y el color.
No se si está en la tierra,
que sueña y canta,
o entre la losa blanca,
del marmol frío.
O quizás en el Arcangel,
que se levanta,
como un nardo torero,
sobre su río.
Solo lo ha sabido,
quien le dió su amor, 
el que en su apellido,
llevaba una torre,
y fue su pintor.
 
Ay, Córdoba de mis venas,
y tambien de mi alegría,
por la noche nazarena,
y sultana por el día.
Si cristiana te venero,
y te adoro reina mora,
esta brillando un lucero,
entre la noche y la aurora.
 
Ay, Córdoba de mis pasiones,
en la, en la cruz de tus amores.
Mira, mira, mirame,
¡Sin salvación!
 
Hay en la Plaza del Potro,
un antiguo caserón,
donde un día tras el otro,
va latiendo un corazón.
Allí hubo cien mujeres de nardo y pena,
bajo negras mantillas, como doseles,
y allí se fue muriendo Carmen Casena,
al despedirse Julio, de sus pinceles.
 
Córdoba palpita,
de tanto querer
y hasta la Mezquita,
suspira de noche, 
como una mujer.
 
Ay, Córdoba de mi suerte,
en azar se hace adivina,
con la vida y con la muerte,
juegas a las cuatro esquinas.
Cuando Julio se pasea,
con su capa y su sombrero,
crece el río en sus mareas,
y huele el aire a romero.
 
Ay, Córdoba de mis pasiones,
en la, en la cruz de tus amores.
Mira, mira, mirame,
¡Sin salvación!
 
Cuando Julio se pasea,
con su capa y su sombrero,
crece el río en sus mareas,
y huele el aire a romero.
 
Ay, Córdoba de mis pasiones,
en la, en la cruz de tus amores.
Mira, mira, mirame,
¡Sin salvación!
Ay, mi Córdoba - Concha Piquer
 

AY MI DOLORES
 
FARRUCA
¡AY, MI DOLORES! (García Padilla/Palomar/Quiroga) (Farruca)
 
¡Ay, mi Dolores!

Cuando por las noches
a solas me quedo en mi habitación,
miro tu retrato
y luego lo pongo en mi corazón.

Tus rizos de pelo
cerca de mis labios, dejó en la almohá.
Oliendo tu aroma
abriendo los ojos me pongo a soñar.

Ay, ay, ay, ay, Dolores,
por mi querer y tu olvido
deja que en tu puerta llore.

Pensando en que me has querido,
de muerte me dan temblores
y estoy celoso perdío,
de que otro te enamore.

Dolores, ¡Ay, mi Dolores!
Déjame que en tu ventana,
llore yo sobre las flores.

Cuando la campana
resuena en la torre por la madrugá,
oigo tus susupiros
que cruzando el aire me viene a buscar.

Ay, mare del alma,
un barquito soy sólo por la mar.
Me falta la estrella
y su lucecita no me guiará.

Ay, ay, ay, ay, Dolores,
por mi querer y tu olvido
deja que en tu puerta llore.

Pensando en que me has querido,
de muerte me dan temblores
y estoy celoso perdío,
de que otro te enamore.

Dolores, ¡Ay, mi Dolores!
Déjame que en tu ventana,
llore yo sobre las flores.
 
Lugar de publicación
Barcelona
Fecha
1948
Datos de edición
Barcelona fabricado por la Compañía del Gramófono Odeón
EL PRÍNCIPE GITANO

¡AY, MI MADRID!
Habanera (1943)
Letra: Rafael de León  
Música: Manuel López-Quiroga

Versión grabada por:
Maruja Tomás


¡Quede con Dios puestecito de limoná
que refrescó mi sueño de ab  
¡Quede con Dios barquita
donde desde pequeñita bebí el aire de Madrid!

Nunca los dos ya nos volveremos a ver,
ni aquel amor en ti meceré.
¡Ay, mi Madrid, si supieras qué pena
decirte adiós y no volver más!

Recuerdo la noche de aquel San Antonio
que en los caballitos yo te c  
Y fuiste el Felipe que yo imaginaba
con el que soñaba desde que  

Nunca sabrás
lo que te he llegado a querer.
Nunca sabrás
mi sueño de amor
ni que muero de pena
porque dejo en la verbena
junto a ti mi cora  

Nunca los dos ya nos volveremos a ver.
¡Pobre de mí!, ¡Qué desilusión!
¡Ay, mi Madrid, donde dejo todo mi ser!
¡Ay, mi Madrid y mi corazón!

¡AY MI MANUELA CORTÉS!
Farruca (1951)
Letra: Antonio Quintero y Rafael de León
Música: Manuel López-Quiroga

Versión grabada por:
Juanita Reina

I
Por los montes y los ríos y los llanos
ar castillo que te tiene prisionera
viene alegre la cuadrilla de gitanos
como un bando de palomas mensajeras.

Te traemos la esperanza y la alegría,
te traemos una rosa de pasión
en la crú de un juramento que te envía
quien te tiene noche y día
dentro de su corasón.

Estribillo:
¡Ay mi Manuela Cortés!
En er mundo no hay podé
que de ti me desepare.
¡Ay mi Manuela Cortes!
Mientras viva te querré
por la gloria de mi mare.
Eres clavito y canela,
eres almendro y clavé
¡Ay mi Manuela, Manuela,
Ay mi Manuela Cortés!


II
En la luna que repica en tu ventana
y que trata de llegá a tu cabesera
desde lejos te suspira un buen cristiano.
Como yo no hay en er mundo quien te quiera.

Tu queré no cometió ningún delito
y lo tienen condenao en un pená
y sus ducas que no están en los escritos
con los pobres gitanitos
te las llora en un cantá:

Estribillo:
¡Ay mi Manuela Cortés!
En er mundo no hay podé
que de ti me desepare.
¡Ay mi Manuela Cortes!
Mientras viva te querré
por la gloria de mi mare.
Eres clavito y canela,
eres almendro y clavé
¡Ay mi Manuela, Manuela,
Ay mi Manuela Cortés!

AY MI PERRO

Del Valle y Gordillo

Esta sentimental copla titulada “¡Ay mi perro’” fue el mayor éxito de una buena cantaora a la que llamaban la Niña de Antequera (1920-1972). La Niña de Antequera editó esta copla en 1958, en un disco de cuatro canciones de la casa Columbia. Pedro Almodóvar incluyó “¡Ay mi perro¡” en la banda sonora de su película “Carne trémula”.

En el Coto Doñana han matao...
mataron mi perro.
A una cierva entre la verde jara
el iba siguiendo.
Por los contornos de Andalucía
no habra otro perro como mi perro,
Ay que bonito cuando saltaba
tras de las liebres por el romero.
Ay que contento cuando volvía.
Con que cuidao me las traía.

Era la llave de mi cortijo
y del ganao su centinela
y no había lobo que se acercara
a los corderos en la ribera.
Era valiente con los valientes
y no lo había con mas nobleza.
Había que verlo cuando jugaba
con mis chiquillos en la dehesa.
¡No habra otro perro como mi perro!

En la fuente de la Cruz de Piedra,
tomillo y romero.
A la sombra de una gris encina
yo enterré a mi perro.
Ya se acabaron mis alegrías
Ay que penita de mi lucero.
El consolaba la pena mía
y de mi vida los dufrimientos.
¡Ay que contento cuando volvía
por esos montes de cacería!

Era la llave de mi cortijo
y del ganao su centinela
y no había lobo que se acercara
a los corderos en la ribera.
Era valiente con los valientes
y no lo había con mas nobleza.
Había que verlo cuando jugaba
con mis chiquillos en la dehesa.
¡No habra otro perro como mi perro!

AY MI SOMBRERO

¡Ay, mi sombrero! (Perelló y Monreal)

Negra cinta, pelo negro
como el de aquella morena,
que con achares y celos
dejó sin sangre mis venas.

En sus alas hay temblores
de mocitas sin fortuna,
que lloran penas de amores,
que lloran penas de amores
bajo la luz de la luna.

¡Ay, ay! bajo la luz de la luna.

Sombrero, ¡ay mi sombrero!
Eres de gracia un tesoro,
y tienes rumbo torero
cuando te llevo a los toros.

Te quiero, porque tus alas,
sombrero de mi querer,
conservan bordao con gracia
el beso de una mujer.

Tienes planta de maceta
y hay en ti tal señorío
que eres rey de las carretas
de la Virgen del Rocío.

En tus alas primorosas
aún revuelan los lamentos,
de promesas amorosas,
de promesas amorosas
que después se lleva el viento.

¡Ay, ay! que después se lleva el viento.

Sombrero, ¡ay mi sombrero!
Eres de gracia un tesoro,
y tienes rumbo torero
cuando te llevo a los toros.

Te quiero, porque tus alas,
sombrero de mi querer,
conservan bordao con gracia
el beso de una mujer.

AY, PADRE Y MUY SEÑOR MÍO
Marcha (1951)
Letra: Antonio Quintero y Rafael de León
Música: Manuel López-Quiroga

Versión grabada por:
Juanita Reina

I
- ¿Qué penas son las tuyas, niña morena,
que sales suspirando de la novena?
-Que llevo clavaítas como puñales
las torres de oro y plata de mis caudales.
- Se dise que es muy pobre tu enamorao.
- Me bastan los tesoros de su queré.
Rasone que convensen a un abogao
tendrán a sielo y tierra que convensé.

Estribillo:
¡Ay, padre y muy señor mío!
¡Ay, señor gobernadó!
No hay mando , ni poderío
que castigue un buen amó.
Que un galán que no tenga dinero,
ni casa a su nombre,
puede sé al desirnos “te quiero”,
la fló de los hombre.
Deje usté que en el agua del río
se mire la fló,
¡Ay, padre y muy señor mío!
¡Ay, señor gobernadó!


II
- ¿A dónde va ese moso tan dolorío?
¿Qué prenda bienamada se le ha perdío?
- Estoy buscando, niña, la callejuela
en donde están los ojos de mi Manuela.
- ¿A ver si por buscarla te meten preso?
- Me importa muy poquito de la prisión.
Como ella por la reja me tire un beso
se va a llená de flores mi corasón.

Estribillo:
¡Ay, padre y muy señor mío!
¡Ay, señor gobernadó!
No hay mando , ni poderío
que castigue un buen amó.
Que un galán que no tenga dinero,
ni casa a su nombre,
puede sé al desirnos “te quiero”,
la fló de los hombre.
Deje usté que en el agua del río
se mire la fló,
¡Ay, padre y muy señor mío!
¡Ay, señor gobernadó!

¡AY, PENA, PENITA, PENA!
Farruca (1951)
Letra: Antonio Quintero y Rafael de León
Música: Manuel López-Quiroga

Esta copla fue compuesta por Quintero, León y Quiroga para el espectáculo “La Copla Nueva”, que Luisa Ortega estrenó con su padre, Manolo Caracol, en el teatro Calderón de Madrid en 1951. Luisa Ortega sustituyó a Lola Flores como pareja artística de Caracol, cuando éste y Lola se separaron. Pero la verdad es que cuando Lola Flores grabó “Ay pena, penita” en 1952 la hizo de tal manera que hoy día todo el mundo la considera una de las coplas más emblemáticas de La Faraona, Además, Lola hizo en 1953 una película en México titulada “Pena, penita, pena”, en la que cantaba esta famosa copla. Existen versiones de intérpretes como Los Panchos, Imperio de Triana, Lolita, Antonio Vega, Los Centellas, Isabel Pantoja o Carlos Cano.

Versión grabada por:
Lola Flores, Luisa Ortega, Isabel Pantoja

I
Si en el firmamento podé yo tuviera,
esta noche negra lo mismo que un poso,
con un cuchillito de luna, lunera,
cortara los hierros de tu calaboso.

Si yo fuera reina de la lu der día,
der viento y der ma,
cordeles de esclava yo me señiría
por tu libertá.

Estribillo:
¡ Ay!, pena, penita, pena, pena,
pena de mi corasón,
que me corre por las venas, pena,
con la fuerza de un siclón.

Es lo mismo que un nublao
de tiniebla y pederná.
Es un potro desbocao
que no sabe dónde va.

Es un desierto de arena, pena,
es mi Gloria en un pená,
¡ay, pená, ay, pená!
¡Ay!, pena, penita, pena.


II
Yo no quiero flores, dinero, ni parmas,
quiero que me dejen llorar tus pesares
y estar a tu vera, cariño del arma,
bebiéndome er llanto de tus soleares.

Me duelen los ojos de mirar sin verte,
reniego de mí,
que tienen la culpa de tu mala suerte,
mis rosas de Abrí.

Estribillo:
¡ Ay!, pena, penita, pena, pena,
pena de mi corasón,
que me corre por las venas, pena,
con la fuerza de un siclón.

Es lo mismo que un nublao
de tiniebla y pederná.
Es un potro desbocao
que no sabe dónde va.

Es un desierto de arena, pena,
es mi Gloria en un pená,
¡ay, pená, ay, pená!
¡Ay!, pena, penita, pena.

Versión grabada por:
Carlos Cano

I
Si en el firmamento podé yo tuviera,
esta noche negra lo mismo que un poso,
con un cuchillito de luna, lunera,
cortara los hierros de tu calaboso.

Si yo fuera el rey de la lu der día,
der viento y der ma,
cordeles de esclavo yo me señiría
por tu libertá.

Estribillo:
¡ Ay!, pena, penita, pena, pena,
pena de mi corasón,
que me corre por las venas, pena,
con la fuerza de un siclón.

Es lo mismo que un nublao
de tiniebla y pederná.
Es un potro desbocao
que no sabe dónde va.

Es un desierto de arena, pena,
es mi Gloria en un pená,
¡ay, pená, ay, pená!
¡Ay!, pena, penita, pena.


II
Yo no quiero flores, dinero, ni parmas,
quiero que me dejen llorar tus pesares
y estar a tu vera, cariño del arma,
bebiéndome er llanto de tus soleares.

Me duelen los ojos de mirar sin verte,
reniego de mí,
que tienen la culpa de tu mala suerte,
mis rosas de Abrí.

Estribillo:
¡ Ay!, pena, penita, pena, pena,
pena de mi corasón,
que me corre por las venas, pena,
con la fuerza de un siclón.

Es lo mismo que un nublao
de tiniebla y pederná.
Es un potro desbocao
que no sabe dónde va.

Es un desierto de arena, pena,
es mi Gloria en un pená,
¡ay, pená, ay, pená!
¡Ay!, pena, penita, pena.

¡AY, PRIMITO HERMANO!
Canción (1942)
Letra: Rafael de León
Música: Manuel López-Quiroga

Versión grabada por:
Lola Flores

I
Cuando mis ojos te vieron,
¡ay, primito hermano!, de miedo temblé.
Parese que me dijeron;
“Verás las fatigas que pasas por é …”
Y en aquel mismo momento
me quedé como la será,
siega y sin conosimiento,
solo de verme a tu vera …
Y arrimaíta a tu boca
te pedí que me quisieras
como si estuviera loca.

Estribillo
Dame limosnita, niño,
y ten compasión de mí,
dame un poco de cariño
para que pueda viví.
¡Ay, mi primito hermano!,
yo te lo pío,
ten caridá, serrano,
del amor mío.
¡Qué estoy muriendo de sé;
no me niegues, primo hermano,
el agua de tu queré!


II
Cuando te vas de mi lao,
¡ay, primito hermano, no sé qué me da!;
tó se me pone nublao
y un mal pensamiento me viene a rondá.
¿A quién estará mirando
er gaché que yo camelo?;
¿con quién se estará besando,
que yo me muero de selos?
Y paso angustias mortales
llorando mi desconsuelo
pegaíta a los cristales.

Estribillo
Dame limosnita, niño,
y ten compasión de mí,
dame un poco de cariño
para que pueda viví.
¡Ay, mi primito hermano!,
yo te lo pío,
ten caridá, serrano,
del amor mío.
¡Qué estoy muriendo de sé;
no me niegues, primo hermano,
el agua de tu queré!

AY, QUE CALOR
Chotis (1962)
Letra: Rafael de León
Música: Manuel López-Quiroga

Versión cantada por:
Carmen Sevilla, Lola Flores y Paquita Rico
(película ‘El balcón de la luna’)

Estribillo:
¡Ay, que calor!, ¡ay, que calor!,
bajo la luna morena,
Madrid es como una flor
que huele siempre a verbena.

I
Al ver a la Cibeles
dicen ¡que diosa!
y a mí cuando camino
¡anda la osa!
La gracia de Madrid
se vuelve todo sal,
al ver a una chulapa
con vestido de percal.
Tiemblo igual que una fogata
cuando viene mi Pepito,
pues me da, por su mirada,
hasta el baile de san Vito.

Estribillo:
¡Ay, que calor!, ¡ay, que calor!,
bajo la luz de la luna,
¡Ay, que calor da el amor!
¡Ay, que calor tiene una!

II
Mi novio Sisebuto
es fontanero,
y aunque es bastante bruto
yo le prefiero
a tanto figurín,
que gasta ondulación,
y nunca sabe una
si es caballa o si es cazón.

No me gusta el señorito,
y prefiero a Sisebuto,
aunque no haga el pobrecito
ni la ‘o’ con un canuto.

Estribillo:
¡Ay, que calor!, ¡ay, que calor!,
con abanico y pañuelo,
¡Ay, que calor da el amor!
¡Ay!, estoy de amor hasta el pelo.

III
Es una servidora
de La Arganzuela
y doy sopas con onda
hasta a mi abuela.
Por eso en Chamberí,
igual que en Lavapies,
le silban a mi cuerpo
con la fuerza del express.
Y entre tantos sinsabores
yo me muero por Procopio,
que nació en Embajadores
y me sabe dar el opio.

Estribillo:
¡Ay, que calor!, ¡ay, que calor!,
por la salud de mi abuelo
puedo jurar ¡sí, señor!
que es el amor verdadero.

Estribillo:
¡Ay, que calor!, ¡ay, que calor!,
bajo la luna morena,
Madrid es como una flor
que huele siempre a verbena.

¡HAY QUÉ RISA!
Tanguillo (1946)
Letra: Antonio Quintero y Rafael de León
Música: Manuel López-Quiroga

Versión grabada por:
Imperio Argentina

I
No soy de Hungría, ni soy de Holanda,
soy la gitana de cuchipanda.
Yo soy la niña de unos barones,
que en Cádiz tienen sus posesiones,
y cuatro tiendas de ultramarinos,
¡Ay, que meriendas! ¡Ay, que tocinos!
que en el almuerzo, con la pringá
no nos podemos remenear.
Por eso siempre de madrugada
se queda el forro de la alacena
que es una pena, porque en el forro
no queda nada.

Estribillo:
¡Ay, qué risa! señora marquesa,
con el camafeo, que risa me da,
con el tentempié, de la cuchará.
En la taza de la mayonesa,
metiendo los deos con urbaniá,
y a la rebañé de la poleá.
Yo me suelo tomar los fuagrases,
y los entremeses, y las bullebases
a la marsellese de la papillón.
Y me siento despué en los sofases,
como los marqueses, y bebo coñases
y estiro los pieses en la cheseslón.


II
A mí me gustan los maniquises,
y los encajes de chantillises,
pa mi los rasos, y los tisuses,
y los cafeses con muchas luses.
Dale que dale, ya se abanica,
ya va por sales a la botica.
Na de potajes, ni de purés,
las veinticuatro tomando té.
Más no es extraño que adormilada,
yo me levante, y hasta que apenque
con dos arenques, y me los zampe
de madrugada.

Estribillo:
¡Ay, qué risa! señora marquesa,
con el camafeo, que risa me da,
con el tentempié, de la cuchará.
En la taza de la mayonesa,
metiendo los deos con urbaniá,
y a la rebañé de la poleá.
Yo me suelo tomar los fuagrases,
y los entremeses, y las bullebases
a la marsellese de la papillón.
Y me siento despué en los sofases,
como los marqueses, y bebo coñases
y estiro los pieses en la cheseslón.

Final:
Yo me suelo tomar los fuagrases,
y los entremeses, y las bullebases
a la marsellese de la papillón.
Y me siento despué en los sofases,
como los marqueses, y bebo coñases
y estiro los pieses en la cheseslón.

¡AY, REBONGÓ!
Serenata (1955)
Letra: Antonio Quintero y Rafael de León
Música: Manuel López-Quiroga

Versión grabada por:
El Príncipe Gitano

I
De España nobles señores
llegaron a este rincón;
les damos la bienvenida
con mucha satisfasión.
¡¡Repompón!!,
y aquí estamos preparaos
los negros der cafetá
delante de sus mersedes
para cantá y bailá.
¡¡Dale ya!!

Estribillo
¡Ay, rebongó,
ay, rebongó!,
dile a Tomasa
que saque er tambó
que se ponga la chancleta
y la media de colore,
q’han venío los señore
de España en una corbeta,
que se ponga las areta
y venga pronto por Dio …
¡¡Ay, rebongó!!
¡¡Ay, rebongó!!
Tamos contento
palabra de honó.


II
Delante de la noblesa
desimos en arta vó;
a Cuba, Cubita bella,
de España le vino er só.
¡¡Girasó!!
Que vengan las cuarentonas
que sepan culipandeá
a echarle rumba y más rumba
a gente tan principá.
¡¡Vengan ya!!

Estribillo
¡Ay, rebongó,
ay, rebongó!,
dile a Tomasa
que saque er tambó
que se ponga la chancleta
y la media de colore,
q’han venío los señore
de España en una corbeta,
que se ponga las areta
y venga pronto por Dio …
¡¡Ay, rebongó!!
¡¡Ay, rebongó!!
Tamos contento
palabra de honó.

¡AY, SERRANO DE MI VÍA!
Pasodoble (1953)
Letra: Antonio Quintero y Rafael de León
Música: Manuel López-Quiroga


Versión cantada por:
Luisa Ortega

I
A cualquier hora del día
tengo tu nombre en la boca,
y es tanto lo que te llamo
que voy a volverme loca.
Los puñales de tu ausencia
se me clavan en la sien
y no sé seguir viviendo
si mis ojos no te ven.

Estribillo:
¡Ay, Serrano de mi vía …!,
cuando estoy a tu verita me dan ganas de morí,
pues me juras con porfía
que me quieres más que a nadie y yo sé que no es así.
Estoy prisionera
al pie de un zarzá
que yo en mi seguera
lo creo rosá.
Tus ojos han sío
como un callejón
donde a tientas
yo perdí el sentío,
¡ay, cariño mío de mi corazón!


II
Dicen que el amor se acaba
por curpita de la ausencia;
por eso yo a cada instante
necesito tu presencia.
Las vecinas me murmuran
que si vino y que si fue …
Pero yo, como una roca,
sigo firme en tu queré.

Estribillo:
¡Ay, Serrano de mi vía …!,
cuando estoy a tu verita me dan ganas de morí,
pues me juras con porfía
que me quieres más que a nadie y yo sé que no es así.
Estoy prisionera
al pie de un zarzá
que yo en mi seguera
lo creo rosá.
Tus ojos han sío
como un callejón
donde a tientas
yo perdí el sentío,
¡ay, cariño mío de mi corazón!

AY, SEVILLA, VILLA, VILLA
Marcha (1958)
Letra: Antonio Quintero y Rafael de León
Música: Manuel López-Quiroga

Versión cantada por:
Juanita Reina

I
Por el parque de Sevilla
¡qué maravilla!
míreme usted,
paseaba un forastero
¡ay, que te quiero!
que era francés.
Se acercó a una sevillana
¡vaya gitana,
Carmen será!
más la niña, por pelmazo,
le dio un guantazo
fenomenal.
Y la viejecita que vende altramuces
soltó una risita haciéndose cruces.

Estribillo:
Ay, Sevilla, villa, villa.
Ay, Sevilla como es;
que hace andar de coronilla
hasta al propio Merimé.
Yo no sé qué es lo que tiene,
ni tampoco que será,
que a Sevilla to el que viene
no se acuerda de marchar.
Si será la manzanilla,
si la copla o la mujé ,
ay, Sevilla, villa, villa,
nadie sabe lo que es.

II
Por el parque de Sevilla
¡qué maravilla!
mire al francés;
va vestío de torero,
y el Espartero,
dice que es.
De su brazo y con mantilla
va su costilla
mu prepará;
que la niña del guantazo
ha hecho un bodazo
fenomenal.
Y la viejecita que vende altramuces
se monda de risa con los andaluces.

Estribillo:
Ay, Sevilla, villa, villa.
Ay, Sevilla como es;
que hace andar de coronilla
hasta al propio Merimé.
Yo no sé qué es lo que tiene,
ni tampoco que será,
que a Sevilla to el que viene
no se acuerda de marchar.
Si será la manzanilla
si la rosa o el clavé,
ay, Sevilla, villa, villa,
no se sabe lo que es.

Final
Yo no sé qué es lo que tiene,
ni tampoco que será,
que a Sevilla to el que viene
no se acuerda de marchar.
Si será la manzanilla,
si la copla o la mujé
ay, Sevilla, villa, villa,
si la rosa o el clavé.

¡AY, SI YO PUDIERA HABLAR!
Pasodoble (1949)
Letra: Antonio Quintero y Rafael de León
Música: Manuel López-Quiroga

Versión cantada por:
Carmen Morell

I
Nunca me dijo un requiebro
por la calle.
Nunca cortó de mi reja
ni una rosa …
Ni una palabra siquiera,
ni un detalle
pa que la gente pensara
cualquier cosa.
Otras caenas lo tienen
amarrao,
pero yo sé que me llora
noche y día;
lo que su boca mil veses
ha callao
con el mirá de sus ojos
lo desía.

Estribillo:
Tus ojos negros, negritos
no me dejan de mirá
y me están disiendo a gritos;
¡Ay, si yo pudiera hablá!
Que se están quedando siegos
y la curpa tengo yo,
porque soy de nieve y fuego
como la luna y er só.
Me están disiendo “te quiero”
tus ojos de par en pá …
Parese que no me entero
y estoy que por ti me muero
con la boquita serrá.


II
Por esas cosas que pasan
de repente,
otro me puso de asahares
la corona,
y aquellos ojos dijeron
tristemente,
“mi corasón, vida mía,
te perdona”.
Mis esperansas pa siempre
s’han perdío,
pero al andá de la ruea
de la suerte,
han de clavarse tus ojos
en los míos
cuando te diga en la hora
de mi muerte,

Estribillo:
Tus ojos negros, negritos
no me dejan de mirá
y me están disiendo a gritos;
¡Ay, si yo pudiera hablá!
Que se están quedando siegos
y la curpa tengo yo,
porque soy de nieve y fuego
como la luna y er só.
Me están disiendo “te quiero”
tus ojos de par en pá …
Parese que no me entero
y estoy que por ti me muero
con la boquita serrá.

¡AY, SIMONA!
Canción (1942)
Letra: Antonio Quintero y Rafael de León
Música: Manuel López-Quiroga

Versión grabada por:
Pepe Blanco

I
Se le caía la baba
de puro sosa que era,
y to el pueblo la llamaba
Simona, sal de la higuera.
Pero no le dio el avenate
por meterse en la cosina;
como es loca de remate
le dio por la medisina.
Y en ves de a caldo y a yerbabuena,
que es como huelen las cosas buenas;
huele su casa, desde la calle,
como si fuera la casa Baye.
Y está el marío desesperao
que ya se sube por los tejaos.

Estribillo
Ay, Simona, mona, mona,
Simona de mis entrañas,
no me hables de las hormonas
y quita las telarañas.
Déjate de medicinas
y acaba el suplicio chino
de freírme las sardinas
con aceite de ricino.
De freírme las sardinas
con aceite de ricino.


II
Cuando inventaba argo nuevo
lo probaba en las gallinas,
que ponían unos huevos
más amargos que la quina.
No sé que le dio al perrito
que estalló de forma rara
y el rabo del pobresito
fue a pará a Guadalajara.
Para los pelos argo ha inventao
que hay que tomarlo con gran cuidao;
que una vesina chupó der bote
y le ha salío barba y bigote.
Y anda el marío desesperao
siempre gritando por los tejaos.

Estribillo
Ay, Simona, mona, mona,
Simona de mis entrañas,
no me hables de las hormonas
y quita las telarañas.
Déjate de medicinas
y acaba el suplicio chino
de freírme las sardinas
con aceite de ricino.
De freírme las sardinas
con aceite de ricino.

¡AY SOLEÁ, SOLEÁ!
Canción (1948)
Letra: Antonio Quintero y Rafael de León
Música: Manuel López-Quiroga

Versión grabada por:
Juanita Reina

I
Plasa de Santa Marta
cuajaíta de flores,
nido de unos amores
que no han de volver.
Plasa de Santa Marta
corasón de un querer …
Junto a tu cruz florecía
la voz de un hombre decía:
-Ya para toda la vía
serás para mí.
Y yo reía y callaba,
y entre sus brazos temblaba
escuchándole así:

Estribillo:
¡Ay Soleá, Soleá,
luna de mi corasón,
eres de nieve y candela,
de clavo y canela,
de orvío y pasión!
¡Ay Soleá, Soleá,
no te separes de mí,
que eres mis sinco sentíos,
y un barco perdío
seré yo sin ti!
Tu hermosura
es la causante de mi locura,
yo quisiera
morir de un beso que tú me dieras.
Que ya sin ti
yo no sabría viví.
¡Ay, fló de asahá!
¡Ay Soleá, Soleá!


II
Plasa de Santa Marta,
hoy que vuelvo a tu lao,
aunque el tiempo ha pasao
tú sigues iguá.
Plasa de Santa Marta,
de jazmín y rosa.
Yo despresié sus “Te quiero”
por el amor del dinero,
y recorrí el mundo entero
de acá para allá.
Todo lo tuve en la vía;
mas me faltó la alegría
de volver a escuchá:

Estribillo:
¡Ay Soleá, Soleá,
luna de mi corasón,
eres de nieve y candela,
de clavo y canela,
de orvío y pasión!
¡Ay Soleá, Soleá,
no te separes de mí,
que eres mis sinco sentíos,
y un barco perdío
seré yo sin ti!
Tu hermosura
es la causante de mi locura,
yo quisiera
morir de un beso que tú me dieras.
Que ya sin ti
yo no sabría viví.
¡Ay, fló de asahá!
¡Ay Soleá, Soleá!

AY, SOLEDAD

¡Ay, Soledad! (Burgos y Martínez)

Iban muchachos desnudos
ay, soledad de la luna,
a torear junto al río;
hambre de sueño y fortuna.

Planta sus pies frente al toro
y se queda sólo y es una escultura,
y esa belleza desnuda
templa, para y manda por la madrugá,
que el pulso de las muñecas
a su boca seca más valor le da.

La luna llega y la para
qué estampa,
luego, mandando, la templa,
y el campo que lo contempla
se inventa
silencios de Maestranza.

Y en este verte y no verte
la luna en el horizonte,
sabe ya que es Juan Belmonte,
que va cargando la suerte, que va
que va cargando la suerte.

Eran los años oscuros
y anochecer de una vida
tu nombre está en el toreo,
bien ganaste la partía.

A solas está de nuevo,
campo, tierra y cielo,
igual que aquel día
y encierra un toro en la plaza,
templa, para y manda,
la luna no está,
ay si la luna estuviera
mala compañera es la soledad.

La muerte llega y la para,
qué estampa,
luego, mandando, la templa,
y el campo que lo contempla
se inventa
silencios de Maestranza.

Y en este verte y no verte
rompe el vuelo una paloma
y suena aquella pistola
que va cargando tu muerte, que va
que va cargando tu muerte.

¡AY, TORRE, TORREMOLINOS!
Canción
Letra: Rafael de León
Música: Juan Solano

Versión grabada por:
Isabel Pantoja

I
Cuando llegue de Sevilla
a la orilla, la orilla,
a la orilla del mar.
Los volantes de mi enagua
me dijeron a compas.
Suelta tu pelo moreno,
pues vas a encontrar aquí
un cariño de los buenos,
rosita, rosita,
rosita der mes de Abril.

Estribillo
¡Ay, Torre, Torremolinos!
Campana, campana de San Migué.
Hueles a albahaca y a vino,
a barcas de vela,
jazmín y clavé.
Los ojos de un malagueño
se fueron detrás de mí,
por ellos pierdo hasta el sueño
y vivo, que vivo, en un sin viví.
Estoy de noche y de día
metía, metía en un torbellino
por tus ojos vida mía.
¡Ay torre, mi torre!,
¡Ay Torre, Torremolinos!

II
Mi mare no lo camela
ni tampoco, poco,
poco a mí la de él.
Y nosotros nos queremos
con más fuerza cada vé.


Cuando se acabe el verano
no se lo que va a pasá,
pero mientras no se acaba
yo sigo, yo sigo,
yo sigo con mi cantá:

Estribillo
¡Ay, Torre, Torremolinos!
Campana, campana de San Migué.
Hueles a albahaca y a vino,
a barcas de vela,
jazmín y clavé.
Los ojos de un malagueño
se fueron detrás de mí,
por ellos pierdo hasta el sueño
y vivo, que vivo, en un sin viví.
Estoy de noche y de día
metía, metía en un torbellino
por tus ojos vida mía.
¡Ay torre, mi torre!,
¡Ay Torre, Torremolinos!

Final
Los ojos de un malagueño
se fueron detrás de mí,
por ellos pierdo hasta el sueño
y vivo, que vivo, en un sin viví.
Estoy de noche y de día
metía, metía en un torbellino
por tus ojos vida mía.
¡Ay torre, mi torre!,
¡Ay Torre, Torremolinos!

Ya te felicité por este hilo, tocayo, pero es obligado destacar al maravilloso trabajo que estás haciendo. Yo sigo archivando.
achl

¡AY TRIANA, TRIANA!
Bulerías (1950)
Letra: Antonio Quintero y Rafael de León
Música: Manuel López-Quiroga

Del espectáculo:
Rosa Espinosa

I
Esos dos grandes navieros
son como el perro y el gato,
van a juntar los dineros
por medio de este contrato.
Y va la marinería
cantando por alta má
y baila por bulerías
er Peñón de Gibraltá.
Y toos los barquitos del Guadalquiví
llamando a Triana, le cantan así:

Estribillo:
Ay, Triana de mi corasón
que er contrato no sirve pa ná,
que se acaba en Sevilla la navegasión
si Triana no quiere firmá.
Ay que toma, que toma,
toma pluma y papé;
ay, que firma de broma
con la punta del pie.
Es un garabato
que no ha de valé,
que en los matrimonios,
después del contrato,
se tiran los platos
marido y mujé.


II
Rosa Espinosa y Carreras
van a juntá sus vapores
con una sola bandera
y un solo rumbo de amores.
Y se oye un canta gitano
disiendo al amanesé:
Qué chico es el Oseano.
Por eso a Triana la llaman así
a la altas horas del kikirikí.

Estribillo:
Ay, Triana de mi corasón
que er contrato no sirve pa ná,
que se acaba en Sevilla la navegasión
si Triana no quiere firmá.
Ay que toma, que toma,
toma pluma y papé;
ay, que firma de broma
con la punta del pie.
Es un garabato
que no ha de valé,
que en los matrimonios,
después del contrato,
se tiran los platos
marido y mujé.

AYUDAME

¡Ayúdame!
¿No ves que te estoy llamando?
¡Que está tu nombre en mis labios!
No me hagas padecer.

Ayúdame
Que siente mi piel tu ausencia
Si me falta tu presencia
yo me voy a enloquecer
Ayúdame

Estribillo
Yo sé muy bien
que tú me das lo que te di
Pero, por Dios,
así no puedo yo vivir
por los besos que te di
ten piedad de mí

Yo sé muy bien
que estoy pagando aquel error
cuando marché
dejándote con tu dolor
Te lo pido por favor:
¡dame ya tu amor!

Ayúdame, ¡me siento desesperada!
Que estoy buscando tus labios
y no los puedo encontrar.

Ayúdame, porque ya no tengo fuerzas
pa'vivir sin tu presencia
y me voy a enloquecer
Ayúdame.

Estribillo

Ayúdame,
ayúdame,
ayúdame,
ayúdame


MARIFE DE TRIANA
https://www.youtube.com/watch?v=RMeugKzv6dU

AZUCENA / NO ME LLORES NIÑA
Zambra (1953)
Letra: Antonio Quintero y Rafael de León
Música: Manuel López-Quiroga

Versión grabada por:
Manolo Caracol

No niego,
lo mucho que te he querío,
serrana yo no lo niego
pero la ley del olvío
dice que el cariño es ciego,
y el tuyo se me ha perdío.

Llorando,
delante de mis umbrales
no me la dejes llorando.
Pórtate como es debío,
como los hombres cabales,
cumple lo que has prometío

No me llores niña,que están los luceros
desesperaítos de verte llorar,
y ese chavalilloque yo tanto quiero,
to lo que te debe te lo ha de pagar.

¿No te da vergüenza?,
¿no te da dolor?,
no la martirices como un bandolero,
porque antes prefiero,
que te lleve Dios.

Desde que te bautizaron,
con el nombre de Azucena,
tienes tú las intenciones,
limpias como una patena.

Que ninguno de mi sangre
quiera hacerte una traición,
porque yo seré cuchillo
de mi propio corazón.


Que no paga en esta vía
con cien años de condena,
¿Quién pone lirios moraos
en tu cara de azucena?

Pena, ¿no te da a ti pena?,
dímelo, sentrañas mías,
quiérela porque ella es buena
y no se lo merecía.

Porque tú me perdonaras
diera mis cinco sentíos,
porque tú me perdonaras.
Si vienes arrepentío,
se que el llanto de su cara,
ay, ay, ayayay,
es una lágrima de rocío.

BAJO EL SOL DE TU FRAGUA
Canción (1971)
Letra: Rafael de León
Música: Juan Solano

Quisiera encadenarme contigo,
contigo y con tu amor, vida mía,
contigo para estar noche y día
más cerca del olor de tu trigo.

Apenas despertar te bendigo,
y digo: -Yo mi sangre daría
con tal de mantener tu alegría
conmigo, para siempre, conmigo.

Qué suerte, buen amigo, qué suerte,
tenerte entre mis brazos, tenerte;
beberte como un sorbo de agua
y luego conmovida de amores,
herida por tus besos mejores,
quemarme bajo el sol de tu fragua.