LOS PERROS LADRAN, LAS PERSONAS CANTAN

Todos los perros pueden ladrar y no me consta de que exista alguno que sea mudo; todas las personas pueden cantar y aquí si me consta que algunos por el hecho de ser mudos no pueden.

Entre el ladrar de un perro y el cantar de un humano la diferencia es muy poca, si alguna: En el ladrar de los perros se puede observar varias características entre las que cabe mencionar que cada uno tiene su propio timbre de voz inconfundible con la de los demás; también existe una diferencia entre la potencia que cada uno tenga en su voz así como en su tonalidad; hay ladridos graves, agudos, fuertes y flacos.

Hasta aquí, todo coincide con el cantar de un ser humano, y, de la misma manera tanto el ladrar como el cantar es imposible entenderlo si no va acompañado de una expresión vocal y principalmente corporal.

Hay mucha gente que tiene miedo de los perros porque no son capaces de entender lo que están transmitiendo así como hay gente que les gusta o no alguien que canta por la misma razón. Un perro no transmite una amenaza porque ladre más alto que los demás así como un cantante no canta mejor porque tenga más potencia en la voz. Ladrar no es sinónimo de amenaza a no ser que le acompañe una expresión que lo indique; cantar no es sinónimo de arte cuando no está acompañada de algo que de significado al cante con expresiones tanto vocales como corporales y principalmente la última.

Yo muchas veces me he aproximado a perros que me ladraban como si quisiesen devorarme; sus ladridos eran tan potentes que varias vecindades podían escucharlos; sin embargo, al no transmitirme ninguna amenaza, no sólo me aproximaba sino que los acariciaba; tocaba el timbre y cuando salía el dueño o dueña de los perros que aparentaban ser asesinos, entraba con la mayor tranquilidad sin que me molestasen. ¿Por qué tanto atrevimiento? Pues porque soy capaz de entender sus mensajes a través de sus expresiones. ¡Eso es lo mismo que me pasa cuando oigo a alguien cantar, Si no se expresan, no me dicen nada por muy ensordecedora que sea su voz! Es necesario que haya expresión para que se entienda el mensaje tanto del perro como del que canta. Como ejemplo, para evitar que os den una mordida, observar que el perro que está amenazando, normalmente enseña sus dientes y se le levantan los pelos del pescuezo y parte del dorso; su rabo no estará levantado y mucho menos meciéndose, ¡ése perro te morderás si te acercas! ¿Por qué? ¡Pues porque lo está expresando corporalmente!

Pero no sólo los perros grandes muerden sino que hay muchos perritos pequeños con muy poquita voz que son capaces de avisar a quien se acerca y si lo hacen no dudarán en cumplir lo que amenazan. Se expresan de la misma manera que los perros grandes y si no los entiendes puedes contar con que te morderán o no según lo expresen y sólo entendiendo sus expresiones es que podrás entender lo que te están transmitiendo.

Ahora, dejando a los perros de lado, vamos al cante lírico entre los que se encuentra “la copla”. Para que una copla pueda ser entendida por el receptor es necesario que se expresen sentimientos; no basta “ladrar” sino que hay que expresarse vocal y corporalmente para que llegue a transmitir y el cante sea entendido; sin expresiones emocionales no hay lírica. Lo más importante en el cante lírico es la expresión y no la voz; de hecho, existe el dicho de que el perro que ladra no muerde, cosa que se puede comprobar ya que hay muchos perros que para transmitir su amenaza no lo hace ladrando sino que enseña los dientes y con eso lo dicen todo; era el mismo método que usaban los humanos antes de tener capacidad de emitir sonidos y haber inventado las palabras para comunicarse. Es el método que continúa usándose y raramente encontraremos a alguna persona que permanece como una estatua cuando habla; habla con la boca pero se expresa con el cuerpo y quien no sea capaz carece de arte. ¡Sí, he dicho arte! El propio diccionario de la RAE no llega a aseverar ninguna de las acepciones que da a esta palabra sino que coloca en cada uno de sus posibles significados el adjetivo “ambiguo” por lo que no llega a aseverar lo que reza en sus acepciones. El arte es algo con lo que se nace:

Yo tenía un amigo que nunca fue a una escuela de arte pero era capaz de pintar lo que le pidiesen y además preguntaba por dónde quería que comenzase, así que si le pedían que pintase un caballo podía comenzar por el rabo lo mismo que por el hocico o una de las patas; es como si el viese imaginase al caballo, lo hubiese fotografiado en el papel y sólo tenía que seguir sus líneas.

Un artista en el cante es aquel capaz de hacer algo muy parecido: visualiza la historia, se transforma en uno de sus personajes y la cuenta de manera que sus expresiones corporales al ser naturales sincronizan con sus palabras; expresan lo que sienten porque al transformarse en el protagonista pueden sentir y sólo sintiendo pueden expresarlo. No basta entender lo que está escrito sino que hay que comprenderlo, apoderarse del personaje y ensimismarse a la hora de expresarse. ¿Hace eso quien, mientras canta, observa a aquellos que van a juzgarla?

Dijo una vez Sandra Acal que Agustín tenía que ir al gimnasio para darle más incentivo; algo parecido vi en una película en el que uno de los alumnos le dice al profesor de arte que cómo pueden pintar algo si ha quitado lo único que había en la mesa; el profesor le respondió que en la mesa no habría lugar suficiente para colocar todo aquello que puede crear la mente. Sandra podría ver en Agustín aquel hombre musculoso que ella quería si hubiese sido capaz de imaginarlo. ¿Sería prohibitivo que Jonathan Santiago cantase con Nazaret Compás “las cosas del querer”? ¡Para nada! Si son capaces de ponerle arte estaríamos viendo a Jonathan con una melena rubia tan alto como Raúl Aragón y a ella con piel de bronce y mas bajita que él. Eso es lo que el arte significa; hacernos ver y entender lo que no es real y hacérnoslos creer.

No voy a mencionar quiénes, en esta edición, son capaces o no de transmitir los temas con el arte natural requerido, ni aquellos que llegan a simularlo o los que sólo emiten sonidos análogos a los ladridos de los perros pero sin ninguna expresión que indique el significado de los sonidos que emiten. Me amparo al dicho que reza “al buen entendedor con pocas palabras basta” y miren que aquí las palabras rebosan.