LA CAJA DE MÚSICA 3 (UN RINCONCITO PARA COMPARTIR)

Hay personas que nacen con estrella, y otras nacen estrelladas...


¡La peor mala racha de mi puta vida!

La lluvia torrencial e insistente y los granizo que con tan mala leche golpeaban contra mi ventana en toda la noche, eran un presagio de que hoy iba a amanecer, para mí, otro día de perros.

Apenas salí a la calle, mis mejillas se inundaron de lágrimas. Una tras otra intentaba quitármelas, sin éxito. No lloraba de tristeza, ni de impotencia ni de rabia contenida, lloraba por todo eso junto.

¿Nunca te pasó , aunque una sola vez, que alguien te ha hecho sentir tan condenadamente pequeño, mucho más pequeño que una hormiga?

Indignada, hablaba sola. Tenía frío, pero no me ponía el chaleco porque la sangre me hervía por dentro y quería sentir aire fresco en mi cuerpo, y a ver si así me calmaba de una puta vez.

Caminaba por las calles con un cigarrillo en la boca, hábito que tenemos los fumadores mientras estamos nerviosos. Fumo pero no estoy segura de si el tabaco me excita más aún. Había gente en la calle, pero ni la veía ni la oía. Absorta en mis propios pensamientos solo pensaba en mil cosas para insultar, cien maneras disímiles para matar y cincuenta para destrozar su impresionante deportivo.

Entré a un bar. Pedí, bebí y pagué una leche caliente, y a ver si con ella me relajaba y volvía la temperatura a mi cuerpo.

Me senté en taburete de la barra, me tranquilicé un poco y escribí estas líneas para desahogarme. No podía hacer otra cosa. Aunque ese pedazo de carbrón de mi novio sea un tipo odioso, desagradable y mogollón de cosas más, le quiero con todo mi ser.

Por más vueltas que le doy, me resulta difícil pensar que este hombre, que se supone está ahí conmigo para que caminemos juntos, se pueda comportar de un modo tan miserable.

MÚSICA

SARA MONTIEL
Rumba chamelona


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La puesta en marcha sexual de la mujer es...



El clítoris es el órgano olvidado por la ciencia y la anatomía hasta hace poco. Concebido exclusivamente para dar placer a la mujer, pero aún es un tema desconocido y misterioso para muchos. Veamos qué es y cómo se estimula.

¿Qué es el clítoris?

Para muchas personas, aún es un gran desconocido. Su nombre proviene de Kleitoris (pequeño monte). El clítoris es un órgano del aparato genital femenino. Su punta o glande aparece en la parte superior de la vulva, pero se extiende por los interiores de los labios mayores del perineo y rodea el tercio inferior de la vagina.

El clítoris está formado por vasos sanguíneos, glándulas y terminaciones nerviosas, lo que le hace que se asemeje al pene masculino, pero, al revés que éste, no sirve para la reproducción.

Formas de estimulación

Se estimula de diferentes formas. Ahí van dos de la más conocida: a través de las caricias (masturbación), y a través del sexo oral (cunilingus).

Los orgasmos vaginales existen, pero apenas un 30% de mujeres logran tener uno con la penetración. El otro 70%, requiere de una estimulación directa al clítoris. Pero estos porcentajes no son exactos, pueden variar en función de otros factores, por ejemplo el grado de excitación por parte y parte en el momento de hacer el amor.

Aparenta ser más pequeño de lo que es

Y ello es porque sólo se ve la parte exterior, pero por dentro hay glándulas bulbos vestibulares y pilares

No hay ningún clítoris igual

Al igual que las huellas dactilares en todas las personas, cada mujer tiene un clítoris diferente, lo que lo hace más especial. No envejece, es idéntico a un pene masculino y se comportan de la misma forma.

Su estimulación es misión del cerebro

Cuando los impulsos del clítoris llegan al cerebro, se produce el orgasmo, y cuando éste se va acercando, el clítoris recoge toda la información sensorial del cerebro para tal fin, y entonces se ‘poner en forma’.

¿Cómo estimularlo?

El clítoris sólo cumple una función: dar placer. Cada mujer siente placer de una forma diferente. Algunas sienten rechazo hacia su manipulación debido a que lejos de darles placer, les produce incomodidad. Es por esto que hay mujeres que prefieren la estimulación indirecta con el roce de la ropa, o el tacto de los dedos, o a través del sexo oral.

En sexo en pareja pueden adoptar posturas en las que el hombre se pone detrás de la mujer; si ella se sitúa encima, su clítoris se estimula con el roce del pubis, y más aún con la penetración.

Les cuesta un poco más que a los hombres, aun enamoradas estando, pero sin son bien guiadas y ellas ponen de su parte, al final explotan de placer...



En el tema del orgasmo, las mujeres en general suelen quedarse en muchas ocasiones a medio camino, y algunas otras no han sentido nada especial durante el acto sexual.

Estos comentarios van orientados a preocuparnos por darles la llave del placer a ellas

Vamos a tratar de explicar cómo conseguir un orgasmo, y si es intenso, mejor. De producirse, dura entre 6 seis y 30 segundos y en algunas hasta un minuto, pero este tiempo, llamémoslo muy duradero, se produce si han sido previamente preparadas y teniendo en cuenta su nivel de disposición.

El Punto G

Lo más importante para ellas, y también para ellos, es saber dónde está ‘el punto G’ (zona erógena que, si se estimula correctamente, puede llevar a un excitación sexual intensa). Una vez encontrado se tiene que estimular reiteradamente. El punto G está a cinco centímetros de profundidad en el interior de la vagina, en la zona frontal de la pared que está próximo al ombligo y su tamaño es similar al de una alubia.

En el terreno sexual, las mujeres pueden practicar con su pareja el uso de juguetes, como por ejemplo el vibrador, que facilita movimientos y velocidades que las llevan a un placer mayor que el que produce un orgasmo por coito. El vibrador llega a lugares desconocidos por el pene. Pero hay que buscar vibradores que proporcionan placer al mismo tiempo a vagina y clítoris. También están los penes, que en la actualidad los fabrican con diversos materiales, principalmente plástico ABS, silicona, acero o cristal, pero con tanta perfección que parecen reales.

No sólo el hombre goza de orgasmos intensos cuando se le acaricia sus partes íntimas. En la mujer ocurre igual. Conseguirá llegar antes y producirles un placer más largo si se acaricia los pechos, el cuello o los glúteos, entre otras partes.

Palabras Picantes

No sólo es un incentivo sumamente poderoso el tocar, también se puede aprovechar el arte de la seducción y decir a la vez cosas picantes al oído izquierdo. Al principio puede resultar un tanto incómodo, e incluso que produzca un cierto pudor, pero mejora la vida sexual. Por ejemplo, empezando suave, se podría decir lo cálido y cómodo que se siente estar con ella. Y de ahí a palabras o frases excitantes que el entendimiento y la tolerancia de ambas partes vayan admitiendo.

Por último, vamos a hacer mención a los preliminares, los juegos previos al coito. Además de la posibilidad de alcanzar un pequeño orgasmo antes del coito, también contribuirá grandemente en que el cuerpo de la mujer adquiera la tensión necesaria para alcanza un placer más duradero.

Diferencias entre el orgasmo femenino y el masculino

El orgasmo es la respuesta originada por el organismo ante los estímulos que se crean en el periodo de excitación. Cuando los músculos genitales y pélvicos alcanzan un punto máximo de tensión debido a la gran cantidad de sangre que se acumulan en ellos, se ocupan de enviar un mensaje a la médula.

Orgasmo masculino

Tiene lugar entre 3 y 10 contracciones con un periodo de 8 décimas de segundo entre ellas, dependiendo de lo intensa que sea la respuesta. Por tanto, esto implica que en el caso de los hombres durará entre 4 y 8 segundos en total.

Ellos lo viven como una oleada de sensaciones placenteras. Entre los síntomas del orgasmo masculino se encuentran los siguientes:

 Aumento de la presión arterial.
 Respiración más acelerada.
 Incremento de la frecuencia cardiaca.
 Contracción del pene y esfínter.
 Sensación de explosión de placer.
 Expulsión de semen al exterior.

Orgasmo femenino

En el caso de las mujeres, las contracciones tienen lugar con intervalos de 0,8 segundos, donde el número puede cambiar. La sensación de placer se extiende en todo el organismo y no sólo en las partes íntimas.
Entre los principales síntomas de un orgasmo de las mujeres están los siguientes:

 Incremento de la respiración
 Sensación subjetiva de la explosión de placer
 El útero se contrae
 La frecuencia cardíaca se dispara
 Aceleración de la respiración
 Contracción de la plataforma orgásmica

Finalizado el orgasmo, la mujer experimenta una recuperación del estado anterior a la excitación. En el caso de volver a ser estimulada antes de que se rebaje la tensión sexual, puede volver a sentir nuevos orgasmos.

Estas son las diferencias entre el orgasmo femenino y el masculino. Pero es importante que sepamos las sensaciones que experimenta la otra parte durante el acto sexual.

En plan jocoso, la imagen que sigue enumeran seis fases del orgasmo femenino.

En esta historia toma más cuerpo ese viejo dicho... "un clavo nuevo saca otro clavo"...



Nunca la engañé, pero estaba tan despechado que quería vengarme. Me abandonó. Mi trabajo, las tareas en mi casa, la necesidad de concentrarme en una relación tan tormentosa y esa puta mierda que disparan las mujeres cuando te quieren fuera de su vida, me tenían completamente trastornado. No era mi primera novia, pero estaba enamorado de ella.

Pasada una quincena de nuestra separación, una noche de viernes me animaron unos amigos a salir, para dar una vuelta. Sí, esos amigos que nunca fallan en estas ocasiones en las que sólo bebes hasta vomitar. Me llevaron a un cabaré. Cuando entramos, se nos aproximaron tres chicas, ataviadas con diminutas tiras de tela que apenas cubrían los senos y el pubis. Mis penas se escondían bajo aquellas curvas que aturdían mi libido. Pedí un whisky, endulzándolo con la compañía de aquellas tres bellezas. Mis amigos pagaron los alternes de ellas y mi whisky, con tal de verme a gusto con la chica que yo había elegido

Mi chica era bella, pero le sobraba maquillaje, que unido a su pelo rubio teñido, la convertían en una clásica de cabaré. Intentaba conversar, pero la alta música y sus besos ávidos de propina lo impedían. Finalmente, me dejé llevar acariciando sus pechos operados y su redondo y duro trasero; justo como me gustaban a mí. No tardamos en pasar a un reservado frente a los acompasados gritos de júbilo de mis colegas, tan ebrios como yo, que tocaban y manoseaban a sus acompañantes.

El servicio privado que yo había pagado, ella lo ejercía en el mismo cuarto en donde vivía. No era ordenada. Había bolsos colgados y ropa por todos lados. En la parte baja del espejo de su baño, había una foto de un niño y una pegatina de Brad Pitt. Nunca entro en estos detalles, pero quizás el exceso de alcohol me llevó a preguntarle por la foto. Respondió que era su hijo y que lo había parido a los 16 años. El padre de la criatura huyó apenas supo del embarazo, y ella sola tuvo que conseguir dinero para sí, para su hijo y para su madre, que cuidaba al niño. Una amiga suya, también cabaretera, la había llevado al cabaré. Dos años llevaba ya ganándose la vida a costa de llenarse el buche con porcachonas bebidas y servicios privados. No sabía por qué, pero empezó a caerme bien. Quizá por pena, o quizá por mi relación sentimental hecha añicos, la traté con cariño.

Los dos nos acostamos completamente desnudos y, calientes empezamos a besarnos apasionadamente, como novios. En absoluto se cortó y bajó a mi miembro a hacerme una felación de campeonato, apretada y húmeda. Hacía unos ruidos que me excitaban mientras succionaba, a la vez que ‘acariciaba’ mis bolas con sus largas uñas. En ese momento recordé a mi ex y a lo que le costaba hacerme sexo oral, pues pasaba de eso la muy estúpida.

Y llegó mi turno: la puse boca arriba y empecé a lamer sus senos, grandes y con mamelones erectos, en las que pude ver algunas las de la operación. Nunca antes había disfrutado de pechos operadas. Bajé hasta su entrepierna. Ya allí sentí un olor disímil; una mezcla de la fiebre del momento y de las horas que llevaba en el cabaré. ¡Pero qué coño! Había pagado yo un buen dinero como para no degustar todo lo que me ofrecía aquel apetitoso bombón. Así que, lengua a destaj chupando labios vaginales. Ella arqueaba la espalda de puro placer. Hasta que me puso el forro de goma y la penetré. Lamía mis tetillas mientras hacíamos el amor. Primero, perro; ¡qué lindura de culo! Aun las estrías era un grandioso culo, en el que pude cabalgar a mis anchas.

Sentí lástima por los chillidos que emitía, pero estaba tan enfrascado en mi faena, tan a gusto y tan caliente que no paré hasta ametrallarla. Pero no podía eyacular por tanto alcohol ingerido, pero resistió, estoico, mi pene. Minutos después triunfé y luegp me eché de lado en la cama.

Se pegó más a mí y nos quedamos medio dormidos. Sólo recuerdo que le pregunté si le había dolido por haberla sodomizado, y me respondió que sí, pero que le mereció la pena porque el placer experimentado no lo había tenido nunca, ni siquiera con el padre de su hijo, del que estaba enamorada y del que creía que la satisfacía en la cama. No le respondí a ese respecto, ni alardeé de macho ibérico. No es mi estilo.

Al día siguiente desperté trastornado en su cama. Miré a derecha e izquierda y estaba solo. Era mediodía. '¡Jo, mi trabajo!', pensé. Se había desmaquillado, lo que la hacía más bonita aún. Me había preparado un copioso desayuno. Mientras daba cuenta de él, me contó que me quedé frito y que pensó en despertarme, pero me veía tan plácido que desistía. Añadió que yo le había contado detalles de mi reciente separación y que ella lloraba durante mi relato.

Luego bajó a la sala, que igual tuvo que mentir por esconderme. Estaba libre de resaca y quería irme, pero me dijo que podía quedarme allí, con ella, que no empezaba a trabajar hasta las diez y media de la noche. Me agradó su oferta, así que me eché en el sofá. Se dio cuenta de que tenía frío y por eso tiró de manta y se echó junto a mí, besándome en la mejilla y, abrazados y charlando, nos quedamos unas cuantas horas...

Nos levantamos del sofá a las seis y pico. No podía creerme la aventura tan loca que estaba viviendo. Pero me sentía feliz. Y ella también se veía así. Conversamos de muchas cosas; de sus sueños, su hijo, su ex, mi ex… Le sugerí que cambiase de trabajo. Le prometí buscarle uno ‘más idóneo’. No quiso aceptarme dinero por sus atenciones ni por el desayuno. Su respuesta fue que era mi amiga, lo cual me agradó. Finalmente, nos despedimos con un tierno beso y un no menos tierno abrazo.

Ya en mi casa, me encontraba nervioso; no podía dejar de pensar en 'mi cabaretera'. Empero, me evadí un poco y me metí en mi correo a leer los nuevos mensajes. Tan enfrascado me encontraba en ello que casi no escuché el sonido de mi móvil. Al fin lo cogí. Era mi ex, quería conversar, que la perdonase...

Pasadas dos semanas de aquella salida nocturna, volví con mi novia y a la vez empecé una relación con Soledad, que así se llama 'mi rubia despampanante'. Pero, pocos días después, acabé con mi novia y me traje a Soledad a vivir conmigo en mi casa.