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LA CAJA DE MÚSICA 3 (UN RINCONCITO PARA COMPARTIR)

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Mensaje  achl Jue Oct 17, 2019 6:58 pm



Hacer el amor con moderación es bueno e incluso necesario. Pero los excesos en este menester, pueden acarrear consecuencias irreversibles...


Tranca y Trini, STT

Tranca media 1,98, pesaba 117 kilos y tenía un volumen muscular fuera de serie, fruto de diez horas diarias de trabajo duro en la construcción. Le llamaban "Tranca" por una herencia genética. Y la herencia estaba en su entrepierna: un miembro descomunal. Todos sus compañeros sabían lo bien dotado que estaba, pero lo que no sabían era que si era bueno empleándolo. Pero algo les hacía pensar que valía para más que para el cemento, arena, ladrillos. También serviría como semental. Lo que nadie se explicaba era que teniendo a su Trini tan enamorada de él ¿por qué perdía tiempo trabajando como albañil pudiéndose dedicar al porno con su Trini de partener?

Aiko, rebautizada en Sevilla como Trini, medía 1,52, y pesaba 46 kilos. Le decían "la nena de las manitas de oro'". Tenía en los pechos silicona, que hacían del cuerpo más desproporcionado de lo debido, pero creaba fantasías enfermizas a todo macho que pasaba por su lado. Tenía un buen culo y bien puesto. Se veía que era una china que había hecho gimnasia rítmica en su juventud. Gracias a esos años de gimnasia, estaba capacitada para hacer todas las posturas del Kamasutra. El motivo de su apodo, a diferencia de su novio, Tranca, se debía a su oficio. Trini era "masajista profesional", de esa clase de masajes al que sólo acudían hombres que no encuentran "masajistas profesionales" gratuitas.

Todos lo sabían, las amigas y los amigos de Trini y los compañeros del trabajo de Tranca, que la visitaban cuando cobraban a fin de mes. Bueno, todos lo sabían excepto Tranca, que seguía en su burbuja del amor, pensando que su novia trabajaba diez horas diarias con mucho estrés.

Cuando Tranca regresaba de su trabajo, no descansaba. Todos sus colegas sabían que follaba como potro salvaje porque su novia Trini era ninfómana. Lo sabían, pero no por él, sino porque lo habían comprobado ellos mismos. Algunos acudían a la sala de masajes y... ¡pim pam, pam, pim! Trini parecía una máquina de expulsar monedas.

Una tarde en su casa, Tranca tuvo un diálogo con Trini:

_______¿Qué tal el día, mi vida?
_______Muy ajetreado, cariño. Tuve unos cuantos clientes con contracturas en la espalda que me llevó horas ponerles bien todas las vértebras.

Tranca no tenía ni idea del oficio de Trini. Además, era un analfabeto, pero más por necesidad que por otra cosa. Desde niño tenía que trabajar, y nunca pudo acudir a la escuela.

Asentía como si entendiese todo lo que Trini le decía, pero no entendía nada. Trini sabía que Tranca no sabía a qué se dedicaba, y por eso sacaba una buena tajada de sus "trabajitos".
.
_______Y tú, cielo, ¿qué tal?
_______Bien. En dos semanas terminaremos ese edificio. El problema es que cuando lo terminemos tendré que buscarme urgentemente un nuevo trabajo, o correremos el riesgo de morirnos de hambre.
_______Cielo, sabes que si tú te quedases sin trabajo, aumentaré yo mis horas en el mío. Haré todo lo que sea necesario para poder seguir adelante juntos y con dinero suficiente para los dos.
_______Lo sé, y por eso te quiero tanto.

Acto seguido, Trini se despelotó y se abalanzó sobre él:

_______Vamos, paquetón mío. Quítate ya la ropa. Ya es hora de poner a esa tranca tuya a trabajar. Déjame gozar de esa bestia. La llevo esperando todo el día dando masajes a tantos viejos gordos.
_______Vale, mi vida. Aquí la tienes.

Se desnudó, y ahí estaban esos 27 centímetros de carne sin huesos, que parecía un solomillo cocinado y listo para ser comido. Y apenas se enderezó: ¡zas!... ¡zas!... ¡buum...! bumm...!

Y Trini gemía y gritaba conforme su hombre la empollaba contra el suelo y la cabalgaba salvajemente.

En en menos de diez segundos, se podia oír a Trini gritando y a Tranca suspirando profundamente. Había descargado la primera munición, y Trini estaba como loca.

Así era Tranca, un eyaculador precoz pero con eyaculaciones de río. Y Trini, aparte de una multiorgásmica precoz y una ninfómana, no tenía nada más porque lo tenía todo.

Mientras Tranca se subía los calzoncillos miraba a Trini, y ella aún seguía en la cama, despojada de toda la ropa y temblando…

_______Mi vida, cualquiera diría que no acabamos de "hacerlo'", sino que te acaban de violar.
_______Es que tú has hecho las dos cosas a la vez. Con ese palo grueso y largo que tienes entre las piernas, qué esperabas.
_______Voy a darme una ducha -dijo Tranca, de pronto.

Y salió de la ducha, y lo volvieron a hacer. Salió luego ella de la ducha, y lo volvieron a hacer. Antes de cenar, lo volvieron a hacer. Después de cenar, lo volvieron a hacer. Antes de dormir, lo volvieron a hacer. Después de dormir, lo volvieron a hacer. Antes de desayunar, lo hicieron; luego de desayunar, lo hicieron. Hasta que Tranca se fue a trabajar y Trini también.

Tranca amaba demasiado a Trini, y creía que si quería a conservarla hasta la muerte, tenía que tirársela así diariamente. Pensaba que aún siendo un eyacudor precoz, daba igual con la verga que Dios le había dado.

Trini amaba demasiado a Tranca. Si no lo conservaba, seguro que encontraría otro hombre con un miembro de tamañas proporciones. Así que siempre tenía la esperanza de que aprendería a follar sin descargar tan pronto, y así Trini podría dejar su profesión de masajista y dedicarse plenamente a él.

Ninguno de los dos esperaba que aquel día fuese diferente a los demás. Y lo fue para los dos y con un final trágico, a la vez que romántico.

Mientras Tranca trabajaba por un lado construyendo un muro del edificio donde trabajaba, dos compañeros lo construían por el otro lado. Cuando llevaban un metro de muro, los dos compañeros empezaron a hablar entre ellos, pensando que Tranca no les escuchaba.

_______Paco, ayer fui a visitar a Trini.
_______¡Cuéntame, cuéntame, Pepe! Yo voy los días uno a las once durante la hora de descanso. Me la tiro y la parto en dos.
_______Yo también la parto en dos, o al menos eso fue lo que me dijo ella. Decía: "vaya cacharro que tienes, cariño, un poco más y me partes en dos".
_______Juraría que a mí también me dijo eso mismo -respondió Pepe.
_______¿Qué esperabas de una puta ninfómana?
_______Cierto. Un puta te dirá siempre lo que tú quieres oír. Parece que tienen compasión y no quieren herir tus sentimientos. En el fondo, las putas son buenas personas.
_______Claro. No va a decirte que '"lo haces" de pena para que no vuelvas más y pierda un cliente
_______Es que además de una buena amante es una tía muy lista.

Aquella charla, Tranca podía escucharla y ver perfectamente a los compañeros. Tranca era un tío gigantón. Furioso por la indirecta que acababa de recibir, y a la vez cabreado por saber que sus dos compañeros se lo montaban bien con su novia Trini. Como un toro, se fue hacia el otro lado del muro, y les dijo:

_______¡Sois unos hijos de puta y unos cabrones! ¡Os voy a romper todos los dientes y luego haré que os los comáis como palomitas! -y se fue con los puños cerrados hacia ellos.

Asustados los doz, lo pararon como pudieron y uno de ellos le dijo:

_______No queríamos que nos hubieses escuchado. Pero no te enfades. Nosotros la obligamos a abrirse de piernas, y tampoco somos los únicos del trabajo que follamos con ella.

Tranca perdió el control cuando se enteró de estas cosas y asumía que todo era verdad, pero no lo podía evitar y tenía que cargar con esa pesada carga. Cogió a uno de ellos y de un hostión en el mentón lo tumbó. Su compañero al ver al otro sangrar se abalanzó contra Tranca, y para intentar derribarlo lo por las piernas. Tranca cayó al suelo, pero como era corpulento y el otro no podía con él, lo noqueó. Después, como si nada se fue caminando hacia el local de trabajo de su novia.

Ya en la puerta del local, había recuperado el control de su sistema nervioso, y ya era capaz de razonar por sí mismo. Así que se dijo para sí: "esta no es la solución, amo a Trini, la necesito; si entro ahí y la encuentro follando con uno, qué le vamos a hacer… Ella me dejará'.

Confuso, encontró la solución. Fue a una farmacia y compró pastillas azules. Decían que a los abuelos se la ponía tan tiesa que la sangre del cerebro le bajaba al miembro viril y se mantenían los efectos allí cuatro o seis horas. La idea a Tranca le convencía, así que entró y le compró al mancebo de guardia tres cajas de Viagra con diez pastillas cada una.

Llegó la hora de marcharse a su casa. Tranca había tomado una pastilla de aquellas media hora antes de volver. Trini estaba ansiosa de sentir una vez más la tranca de Tranca en su raja. No bien entró, Tranca ya estaba con tan enorme erección que le hizo sentirse el dios del sexo, amo de un impresionante pene, duro, durísimo, duradero, duraderísimo...

Y entraron en acción: ¡bum, bum, bumm, bumm...! Y así repetidas veces. Trini creía que había llegado el día de recibir lo que tanto cosechaba años atrás. Tranca se había curado de su precocidad. Trini estaba feliz y muy muy pero que muy muy caliente.

Gritó, gritó y gritó. A Tranca le era indiferente que Trini hubiese temblado todas la vexes. Sabía que Trini era multiorgásmica y ninfómana insaciable. Tranca lo sabía todo y quería demostrarle que su tranca valía más que todo eso.

¡Bum, bumm, bumm, bumm! Tranca había descargado cuatro veces seguidas, pero seguía con la erección y no se detenía.

Hasta que la erección terminó. Habían pasado dos horas. Trini le dijo en voz baja:

_______¡Vaya tela de sesión, cariño! Ahora deberíamos cenar algo.
_______Vale. Un poco de energía, y después repetiremos -le guiñó un ojo.

Antes de cenar, Tranca se tomó tres pastillas más.

Mientras cenaban, conversaron:

_______Cielo, creo que va siendo hora de que deje mi trabajo. Nunca te lo he confesado, pero luego de lo de hoy, me he armado de valor. No me gusta ser masajista, nunca me gustó. Quisiera otra profesión: modista, dependienta, camarera... Cualquier cosa menos masajista.

Tranca sonrió felizmente:

_______Me parece bien que quieras cambiar de trabajo. Yo también cambiaré de oficio. No sé aún a qué me dedicaré, pero alguna idea me iluminará.

Tranca pensaba dedicarse en secreto a la pornografía. Había encontrado la solución de hacer el amor con cualquier mujer, sin ningún problemas. Se haría millonario con su miembrón, y sus magicas pastillas azules eran el no va más .

Llevaban un minuto cenando y él no notaba ya el efecto de las pastillas. Así que se levantó, alegando que iba al baño, y sacó la caja del Viagra del bolsillo y se tragó un puñado, acompañado de un trago de whisky. "Cuantas más pastillas, más tiesa y más polvareda. Esta noche no va a dormir Trini", pensó.

Volvió y terminaron de cenar. Era ya la hora de volver a bombear...

¡Bumm, bumm, bumm, bumm, bumm…! Cinco seguidos y después más, hasta casi el alba.

Hicieron todo tipo de posturas. Trini parecía una acróbata profesional. Se rompieron las cuatro patas de la cama, se rompieron todos los muelles del somier, se rompió el espejo grande del techo de tanto mirar las escenas pornográficas...

Hasta que al alba, Tranca largó un gran suspiró y se paró en seco.

Trini le pregunto:

_______¿Qué te pasa, mi amor? ¿Ya has terminado?

Tranca se quitó de encima de ella, se puso a un lado y respondió:

_______No. Espera un minuto. Necesito coger un poco de aire y seguiré dándote lo tuyo, mi vida.

Trini, asustada por ver que Tranca después de decir esas palabras se quedó como un vegetal, con los ojos muy abiertos y su enorme miembro en verical, se levantó de la cama, cogió su móvil y llamó al 112.

Llegó el 112 y después examinarlo detenidamente, le dieron a Trini la trágica noticia. Tranca había fallecido, y que al día siguiente le comunicarían la causa de su muerte.

Una vez que se fueron, Trini quedó depresiva, llorando en un rincón de la habitación, sola y con las ilusiones rotas, los sueños rotos, el futuro roto, la vida rota… Y sin la tranca de Tranca.

Se fue al cuarto de baño, llenó la bañera con agua caliente, cogió una botella de whisky y empezó a beber. No estaba acostumbrada a la bebida, pero se sentía un personaje de esas películas americanas, en las que bebían y no sentían nada y tan sólo lloraban.

Había perdido al amor de su vida, y no encontraría jamás a otro como él. Se metió dentro de la bañera, con la botella y una cuchilla de afeitar de Tranca. Se rajó las dos muñecas por todos lados. Estaba tan borracha que no sentía la profundidad de los cortes.

Y al cabo de unos minutos, murió desangrada. Ya le era indiferente todo. Había perdido a su Tranca, había perdido la tranca de su vida.


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Mensaje  achl Jue Oct 17, 2019 9:02 pm



Las indecisiiones en una seducción provoca desconcierto e inseguridad...


Aquella plaza. Aquella chica

Nada hay más hermoso y a la vez más poderoso que el amor, cuando se ama de un modo irracional.

Era una mañana cualquiera de un invierno gélido en Madrid. El bus de siempre, a la hora de siempre. El Sol aún no quería salir. En su lugar, la niebla, que lamía la Tierra con las últimas sedas. Suave aparecia dibujada la Luna en el firmamento. El tiempo y el espacio parecían disolverse, apenas mirabas hacia arriba.

Él pensaba en ella, un día más, como una devoción desde que aparecía en su vida. Se veía completamente feliz, estaba seguro de ello. No tenía necesidad de pensar en el placer de la seducción porque le parecería teatral. Se acordaba de sus bromas mientras algún amigo, o enemigo, vayan a saber, miraba a la chica con una mezcla de lujuria y deseo desmesurados, propio en un depredador

En forma instintiva imaginaba la mecánica del juego e intentaba recobrar su aire de altivez. Se sentía muy excitado y su corazón parecía ejecutarle en sus calenturientos empujes y embestidas. Una de sus manos parecía cobrar género en el pubis de ella. Cerraba los ojos para gozar de sus propias caricias. Notaba cómo su aliento rozaba sus mejillas. Un deseo ardiente iba apoderándose de su miembro. Su mano se detenía a escasos centímetros de él. Unos pasos que se acercaban a la parada del autobús, parecian haberle puesto en contacto con la realidad.

El bus se ponía en marcha. La ventanilla de su asiento le devolvia el reflejo de la perfumada decadencia de Madrid. Exquisita decadencia. Un sentimiento de soledad le acompañaba. En un tramo del trayecto percibía el afilado cuchillo de la soledad,. Tratabta de sobreponerse.

No podía apartar la mirada de la silueta que estaba volviendo a ver, como cada día, desde el ventanal de su despacho. Tiempo atrás lograba zafarse de sus empleados y de sus obligaciones laborales y bajaba hasta la plaza, donde la chica se sentaba en un banco a leer. Tenía que liberarse y estar allí, junto a ella por si algo ocurriese...

Sabe todos y cada uno de sus gestos. Sabe la manera exacta en que ella cruza las piernas, para que su minifalda no deje demasiada intimidad expuesta. Sabe cuando retira el pequeño mechón de su cabello, que se esparce por su cara y hacia detrás de sus orejas9. Sabe el sonido de sus manos, intentando ajustarse la minifalda.

Al principio se había sentido ridículo, estúpido, un mirón más, un salido más de los muchos que se detienen para mirarla, para piropearla y para tratar de entablar una charla con ella. Pero pronto deja de torturarse con esos angustiosos pensamientos.

No puede ser tan malo dejarse llevar por un deseo. Por fin ha sido capaz de reconocer que la deseaba por encima de todo. Quizá el deseo habia nacido en la parte interior de su minifalda. Lo cierto es que cada día está más ansioso por volver a la plaza, incluso reunir el valor necesario para hablarle y confesarle lo mucho que la desea.

Ahora sólo necesita saber que ella sigue yendo con regularidad a la plaza. Se queda oyendo atentamente; realmente oye el sonido de su voz al devolverle la pelota a un niño, que la había lanzado con mala puntería. Su voz, el brillo de sus ojos, el olor de su perfume, le parecían más embriagadores que nunca.

Uno de aquellos días cruzó sus ojos con los de ella, y sintió un agradable dolor de estómago. El tiempo y el azar habían hecho su trabajo. Pero bien sabe Dios que él lo había intentado de mucho antes. Poco a poco, consiguió reunir las fuerzas necesarias para dirigirse a ella. Le atenazaba la angustia, pero, a pesar de esto, continuó adelante. Eran sólo veinte pasos, pero se le antojaban aterradores.

De pronto, él musitó:

_______Bonito día el de hoy.

Ella esperaba una mejor insinuación

Él se dijo para su interior: '¡soy un imbécil; menuda perogrullada he soltado!'.

Sin embargo, ella era más directa:

_______¿Quieres hacerme el amor? –le preguntó en un tono dulce.

"De eso se trata", pensó él, e intentó aunar el aplomo suficiente para responder, pero la chica de nuevo se le adelantó:

_______Mira, vengo observándote durante estos últimos meses, y la verdad es que tienes una extraña forma de seducirme. Es más, había pensado seducirte yo.

Ya no tenía escapatoria posible. Se había resuelto el asunto de una manera tan inesperada como inusual, y ahora él tenía que aplicar su ingenio. Mucha gente no sabe lo que quiere, pero aquella chica parecía tenerlo claro; le quería a él. Puede ser que su mente anduviese vagando por las páginas del libro que simulaba leer, pero en su corazón estaba él.

Los pechos de ella temblaban al contacto de los dedos de él. Sus mamelones se endurecían. La palma de la mano y una dudosa sensación de vértigo por el calor auspiciada. Las caricias le iban invadiendo el pubis, levantando el suave vello, cual leve y tibia brisa. El placer que inundaba el cuerpo en la entrega de la piel. El gustoso impacto de su cabeza contra la suya, con el cabello enmarañado por sus dedos, como rayos de sol que de una forma inesperada se posan en el agua. Su aliento como el aliento del mar, desembocando en la playa, a la espera de los juegos prohibidos. Un primer beso, prolongado y profundo, suculento de salivas y estridencias de dientes.

Ella admiraba su cuerpo estilizado, con esa clase de sentimientos que desarman. Pero la mente iba por un camino distinto: imaginaba el tiempo que podía mantener una erección un hombre bien dotado.

Sus ojos, sus manos y sus labios se alejaban, pero volvían a su pene, sus nalgas, sus piernas, haciéndole el amor deslizándose como cera en vela que se extingue. Le acariciaba, como si el tiempo muriese con ellos, ofreciéndose al placer con la furia de los placeres largamente acariciados. El fuego iluminaba sus ojos, y él llevaba su mano, como un ave rapaz, dirigiéndola a los puntos inexplorados de su cuerpo. Un scalofrío se convertía en lava, en un sentir de anatomías que tiemblan al unísono.

La noche que finalizaba no acababa al mismo tiempo en el espacio. Todavía ganaban las ansias y los picos de la madrugada. Cierra los ojos, quebrantada por la lucha y sintiendo la firmeza inagotable de la lujuria. Él aún le permitirá descubrir los tesoros de un corazón blando entre sus nalgas; esa es la puerta que se cierra y se abre con los silencios quebrados por los gemidos. El dolor y el placer se entremezclaban entre aquella tormenta. Durante unos minutos, ella sintió las mortales cornadas del semental. Luego, el languidecer del estremecimiento, el inicio de la embriaguez en la gran cama blanca.

El cielo iban tocando en cada uno de los acentos suspendidos. Él murmura palabras tiernas al oído de ella, rememora los deliciosos momentos frescos, en busca del paraíso y la miel que queda dentro. En absoluto le importaría morir de placer ahora...

Ahora es cuando sabe que en sus brazos podía pasar el resto de sus días y tambien podía ahogarse en sus ojos entamente, sin sentir miedo ni frío.


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Mensaje  achl Vie Oct 18, 2019 12:51 am



Las profesiones de servicios diversos y variados que se ejercen a domicilio, a veces conllevan algún que otro "trabajito extra" imprevisto...


Fontanero rápido y eficaz


Tenía 20 años. Regresaba en su flamante furgoneta a su casa después de haber realizado su sexto servicio en todo el dia. En la parte de carga del furgón llevaba una caja metálica restancular alargada de color azul que contenia sus herramientas profesionales y unos accesorios caseros útiles para sus trabajos. De pronto sonó su móvil y como mejor pudo detuvo el vehículo en el arcén de la carretera.

_______Iba de recogida a casa. Pero dígame, señora. Ah, urgente. En ese caso, deme su dirección. Bien. Lo retengo en la memoria y cuando colguemos lo anotaré. En un cuarto de hora más o menos apareceré por su casa. Gracias. Buenas noches, señora.

Después de aountar la dirección en su bloc de trabajo, soltó un soberano... ¡¡coño!!

Es que eran muchas horas y mucho el cansancio acumulado. Desde la seis de la mañana no había parado y en ese momento eran las ocho y diez de la tarde. No obstante, se comprometió a un nuevo servicio.

Poco después... ¡ding-dong...!

_______¿Qué ha pasado? ¿Ha cortado usted ya el agua? -le preguntó.
_______Sí, sí, pasa, pasa... -parecía nerviosa, como anhelosa...

La señora tendría unos 37 o 38 años: morena, no muy guapa pero con buen cuerpo. Al abrir la puerta, sólo llevaba puesto sujetador y bragas, ambas prendas del misco color, negro, y eran transparentes. Dejaban ver unos grandes pechos con sus amarronados mamelones y un pubis poblado de risitos negros. Se dio media vuelta y precedía al fontanero hasta dentro de la cocina.

El chico la seguía. En ese momento se daba cuenta de que estaba empalmado: un bulto se agrandandaba en la parte delantera de sus pantalones vaqueros. Al llegar a la cocina vio un charco de agua por debajo del fregadero. Se arrodilló para verificar la procedencia. Una vez comprobada se dio cuenta enseguida de que la avería en la cañería de la conducción del agua había sido hecha intencionadamente.

Mientras estaba trabajando no podía evitar llevar sus ojos a una negrura en una entrepierna proxima. Y la dueña de esa negrura le miraba a su vez con ojos lujuriosos. Se hallaba sentada encima de la encimera con las piernas abiertas, simulado leer un libro que tenia entre las manos.

El muchacho, que empezaba a sudar a chorros en aquel sitio tan estrecho, abrió la caja de las herramientas y sacó de ella un serrucho y un soplete de gas.

Enfrascado él en el fregadero, la señora se agachó un poco y de la caja de las herramientas cogió una lima con un mango grueso y largo. A hurtadillas él la miraba. ¡Separándose las bragas a un lado se había metido el mango entero en su sexo y, metiéndoselo y sacándoselo, soltaba quejidos!

El chico, embelesado miraba la escena. La madurita señora soltó el mango empotrado, y con las manos ya libres se quitó las bragas. Miró al chico y le dijo:

________Sácamelo.

_______¿Quéééé? -sólo acertó a responder esa pregunta, alargando "e".

Al ver la señora que el muchacho no se arrancaba a sus deseos, de una enérgica reaccion lo sacó a rastras del encajonamiento en el que estaba, quedando tendido en el suelo mojado. Se puso a horcajadas encima de él, con la punta metálica sobresaliendo aún de su vulva espumosa.

_______¡Sácamelo, por favor! -repitió, pero ahora por favor.

El muchacho, con su mano derecha mojada cogió el mango y lo sacó lentamente y lo puso en el suelo.

_______¡Y ahora desabróchate la portañuela!

Al ver ella aquel miembro tan grande y tan erguido, la sacó de la bragueta y se lo metió deseosa en la boca, al mismo tiempo que se acariciaba sus mamelones. Luego abrió los muslos y cabalgó cual amazona hasta llegar a un simultáneo orgasmo, soltando el muchacho un chorro de líquido espeso. Se retorcía tanto que tuvo que sujetarse en el cuello de su ardiente clienta.

_______¡Ya, mi niño, ya! -se levantó y, mirándole de nuevo la tranca, se relamía con lujuria los labios.

_______Ahora tengo que salir. Cuando acabes te puedes en el cuarto de baño que está saliendo de la cocina a la derecha y cuando te vayas, cierra la puerta que da a la calle. Toma, esto por tu servicio. Haz hecho un excelente trabajo. Muchas gracias -y le lanzó un beso con la palma de una mano, y con la otra mano dejaba sobre la encimera un billete de 100 euros.

Como cuando se comunicaron por teléfono le había dicho que cobraba 40 euros por servicio, se sorprendió al recibir 100. Y cuando salió de la casa, se hallaba triplemente contento: por haber arreglado la avería, por haber echado gratis un casquete, y por darse cuenta de que ese era el mejor servicio que había hecho en su corta vida de fontanero.

El muchacho estaba cansado pero también feliz, y no sólo, "obviamente", por haber recibido más dinero, de lo acordado, que también. Desde ese día deseando estaba siempre de que en aquella casa, un poco alejada del centro del pueblo, se produjese alguna avería que necesitase de "sus servicios".


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Mensaje  achl Vie Oct 18, 2019 12:56 am




AMENIDADES

De noche, todos los gatos pardos



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Mensaje  achl Vie Oct 18, 2019 4:16 pm



Cuando surge una atracción física y un deseo carnal entre un hombre y una mujer aunque sean familia, el incesto y los tabúes morales pasan a un segundo plano...


El hijo de mi hermana mayor vino a visitarme

Mi sobrino favorito se quedó a dormir una noche en mi casa, y ya me tenía loca su decision. A decir verdad, me enloquecía desde el primer momento que le vi. No le veía desde que era un niño, y ahora le volvía a ver, a sus veinte años, y fue una increíble experiencia. Él, tan varonil, tan serio y tan gracioso a la vez. Amante de la poesía. Con un agraciado físico, lleno de hombría, con ese olor a macho y a pasiones ocultas...

Yo tenía 34 años, pelo rubio teñido en una melena por encima de los hombros. Culo redondo y duro y pechos entre medianos y grandes, pero muy sensibles al contacto de una buena lengua...

Él tenía novia, y según me contaba mi hermana se iban algunos findes por ahí a pasar las noches, por lo que se suponía ducho en el asunto del sexo. Me excitaba sólo con pensar en la cantidad de sus habilidades para practicar sexo, humedeciendose mi entrepierna mientras hablaba con su grave y seductora voz.

Ese día hacía bastante calor. Era una primavera casi veraniega, y yo andaba por casa en blusa transparente, que dejaba ver mis mamelones, y una minifalda vaquera.

Estaba echado sobre el sofá del salón, con su portátil sobre sus rodillas e insertando poesías en un foro de Literatura, del que era forero habitual y solía entrar a diario Me aproximé sigilosa y vi que se había quedado dormido, o eso me parecía. Para mi ilusión, esperaba que así fuera.

Me senté junto a él y me quité la blusa, dejándola a un lado. Y tambien la minifalda, quedándome sólo en bragas, que eran negra de color. Le desabroché con cuidado la correa de los pantalones, y, como el portátil estorbaba lo cogí de las rodillas y lo puse sobre la mesa de centro.

Al terminar toda mi maniobra, mi mano derecha se metió entre sus calzoncillos, tocando "aquello'" que tanto deseaba. Comprobé que era tan grande como suponía. Mi otra mano se deslizo, llevada por la emoción, por mis partes más íntimas, que ya estaban humedecidas. La subí seguidamente a mis pechos pellizcándome los mamelones.

Mi sobrino entreabrió los ojos. "¡No me lo puedo creer que se despierte ahora! ", pensé y me aparté y empecé a ponerme la ropa antes de que se despertase del todo. Pero no me dio tiempo...

______¿Tía Mónica? ¿Qué estabas haciendo? ¿Por qué está mi pantalón desabrochado? -me preguntó y me miraba con una expresión confundida.
______No sé... Cuando me vine al salón te vi así -respondí eso como pude.

Miró con curiosidad a todos lados.

______¿Pero te estabas poniendo la ropa? ¿Qué me estabas haciendo? -me preguntó de nuevo.
______Nada. ¿Qué pensabas que estaba haciendo?

Se levantó enérgicamente del sofá y se me quedó mirando fijamente. Ni siquiera se molestó en abrocharse de nuevo la correa de los pantalones.

______Tía Mónica, yo no soy tonto. Me estabas tocando mis parte íntimas, admítelo.

Por un momento me entró un miedo, un profundo miedo y una creciente vergüenza. Al fin y al cabo, era de mi sangre, y yo no debía hacer una cosa así.

______No sé... de qué... es... tás habl....

Me interrumpió.

______No hables, no digas nada más -me ordenó y enseguida me cogió la cara con suavidad y me propinó un largo y profundo beso en los labios, cerrados.

Al principio no entendía nada, pero poco a poco me sentía desfallecer de placer. Besaba maravillosamente bien. Su lengua recorría la mía con una increíble maestría, volviéndome tarumba. Suavemente me dejé caer en el sofá y mi sobrino se tumbó a mi lado.

Su lengua se paseaba en mi cuello alternando caricias con mordisquitos de sus blancos y perfectos dientes. Ladeé la cabeza para dejarle trabajar mejor, mientras que un gemido de placer escapó de mis labios. Mi sexo estaba completamente mojado, a punto ya...

Una de sus manos se fue a mi vientre, apartándome la blusa. Subía lentamente rumbo a mis tetas. Aquel día no me había puesto sujetador, debido al calor, y en ese momento me alegré de no haberlo hecho.

Una exclamación de placer escapó de mis labio mientra su dedo pulgar acariciaba mis mamelones, a la vez que cogía uno de mis pechos con el resto de la mano y lo alzaba hacia arriba. Yo le pedía más, entre jadeos, y con un espasmo crucé la línea de un climax, mojando más aún mis ya muy mojadas bragas.

Apartándome un poco de él, me quité toda la ropa, quedándome completamente desnuda, y me apresuré en desnudarle. Se quedó mirando mi sexo mojado y abierto a más no poder. Miré deseosa su miembro, que era enorme, largo y grueso, y con su glande rosado, que se veía impregnado el meato por una pequeña cantidad de líquido seminal

Se inclinó hacia mi entrepierna, y yo hacía lo propio hacia su tranca, en un delicioso "69". Cogí su pene entre mis manos, y lamiéndole los testículo me lo metí en la boca, succionándolo con lentitud y fluidez. Él suspiró sobre mi vulva, a la vez que la lamía con su lengua, de arriba a abajo, de izquierda a derecha, chupándomela con pasion. Me dejé ir largando resoplidos. Hasta que más rápido de lo esperado, un nuevo y salvaje climax apareció, desembocando como río en su boca, la cual saboreó cada gota de mis tibios fluidos.

Aparté su miembro de mi boca y, entre jadeos, le pedi que me penetrase, que quería tenerlo dentro de mí. Se irguió, y, delicada pero decididamente, metió su palo entre los labios de mi raja hasta el fondo. Dejé escapar un grito de placer salvaje y fiero, anudando mis piernas a su espalda. Se echó sobre mí y mordió uno de mis mamelones, al tiempo que ambos comenzábamos a movernos con acompasada sincronía.

Pocos movimientos bastaron para que ambos alcanzáramos una eléctrica corrida, exclamando y jadeando. Con los últimos espasmos de ese interminable climax, me acerqué a su cuello y le di un mordisco, arañando su espalda, haciéndole gritar de placer y felicidad.

Y seguimos besándonos, estirados uno al lado del otro y así recuperar la normalidad en la respiración, y para después mirarnos con una sonrisa de satisfacción. Y todo ello bajo la promesa de los dos de repetir...


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Mensaje  achl Vie Oct 18, 2019 5:30 pm




AMENIDADES


Este video lo tomo como una amenidad, sencillamente, porque no tengo ganas de llorar. Porque la cosa es para llorar y no parar. ¿Qué quiénes han provocado esto? Toda cordura tiene en mente los causantes, los incitadores. No hace falta escaparatearlos aquí, ni yo los voy a escaparatear. Sólo voy a insinuar que son los de siempre, "esos cínicos lavamanospilatos".




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Mensaje  achl Vie Oct 18, 2019 9:38 pm




CURIOSIDADES

Por qué unos meses tienen 30 días y otros 31? ¿Y por qué febrero tiene solamente 28? ¿Y por qué son 29 en un año bisiesto? ¿Y cuáles años son bisiestos y por qué? ¿Y por qué no se añade ese día extra al final del año en diciembre en lugar de en febrero? ¿Y por qué se llama bisiesto ese año con un día más? ¿Eh? ¿Eh? ¿Por qué? ¿Por qué?

Estas y otras preguntas acerca del calendario seguro que se las ha planteado algún que otro/a curioso/a. Vamos a dar cumplida respuesta a continuación.

Antes de la reforma del calendario llevada a cabo por Julio César, el año romano comenzaba en el mes de marzo al relacionar el inicio del año con el “inicio” del ciclo de vida que supone la primavera. Y tenia 10 meses de 36 días, más 5 días al fin del mismo, dedicados a las fiestas de las saturnales.

Así septiembre era el séptimo, octubre el octavo, noviembre el noveno y diciembre el décimo. Nótese el uso de la raíz latina en el nombre del mes.

A partir de la reforma juliana, el año pasó a tener 12 meses —de 30 ó 31 días— incorporando a fin del mismo dos meses, que se llamaron enero y febrero. Los meses de 31 días eran los impares: marzo, mayo, quinto, séptimo, noveno y enero. Y los de 30 eran los pares: abril, junio, sexto, octavo y décimo. A febrero le correspondieron 29 (30 los años bisiestos) para obtener los 365 días.

A Cayo Julio César se le brindó el honor de designar un mes con su nombre, y el escogido fue el quinto mes, que a partir de la reforma juliana se llamó julio. Su hijo adoptivo, Cayo Julio César Octaviano, que fue designado emperador —con el título de augustus— asumió el poder absoluto dando origen al Imperio Romano. En su honor se llamó agosto al mes sexto, pero, dado que el mes sólo tenía 30 días y no podía ser que el Imperator Augustus tuviera un mes con un día menos que su padre, resolvieron agregarle un día más que tomaron del último mes, pasando febrero de tener 29 días a tener 28.

Como así habían tres meses seguidos con 31 días, se alteró la duración de los siguientes, pasando septiembre a tener 30, octubre 31, noviembre 30 y diciembre 31.

El año bisiesto fue una innovación del calendario juliano elaborado por el astrónomo griego Sosígenes de Alejandría por encargo de Julio César, que lo difundió por todo el Imperio Romano en el año 46 a.C.

Ocurre que existía un desfase entre el año solar (el tiempo que tarda la Tierra en orbitar alrededor del Sol es de 365 días y 6 horas) y el año cronológico de 365 días. Así, cada cuatro años se reúnen las horas suficientes para formar el día suplementario.

Este añadido hace que el año bisiesto tenga 366 días. Este día extra se añade al final del mes de febrero, por lo que este mes pasa a tener 29 días.

Y este día extra se le añade al mes de febrero, no solamente por ser el más corto, sino por ser el último del año. Así Julio César decretó que el 23 de febrero, día de Terminalia, tuviese 48 horas cada cuatro años.

Comoquiera que los romanos nombraban los días de los meses en referencia a las calendas (primer día de cada mes) y los idus (día 15 de marzo, mayo, julio y octubre, y 13 de los demás meses), el día suplementario se conoció como bis-sextus dies ante calendas martii (repite el sexto día antes del primero de marzo). El nombre es demasiado largo, así que lo de bis-sextus derivó a bisiesto.

Posteriormente, el calendario gregoriano, introducido por el Papa Gregorio XIII en el año 1582, modificó la periodicidad de los años bisiestos para regularizar el desajuste acumulado desde la implantación del calendario juliano, para lo que dispuso 97 años bisiestos cada 400 años. Ocurre que la duración del año solar es exactamente de 365 días, 6 horas, 13 minutos y 59 segundos 365 días, 5 horas, 49 minutos y 12 segundos, así que, con el calendario juliano resultaba un año civil de 365,25 días y, por lo tanto, sólo 0,0078 días más largo que el año solar verdadero.

La modificación introducida en la regla de los bisiestos, y que redujo la diferencia a 0,0003 de día, fue seguir considerando bisiestos los años múltiplos de cuatro excepto el último de cada siglo cuyas centenas no sean múltiplo de cuatro. Así que el año 2000 lo fue, pero no lo será el 2100. La regla gregoriana de los años bisiestos se podría enunciar como sigue: “Un año es bisiesto si es divisible por 4, a menos que sea divisible por 100 y no por 400″.


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Mensaje  achl Vie Oct 18, 2019 9:42 pm




CURIOSIDADES


En los años 80 una canción decía que en Madrid no había playa, pero eso no es así. En los márgenes del Manzanares se encuentra la playa de Madrid.

La playa de Madrid está ubicada dentro del recinto "Madrid Río", tiene 30 km de sendas ciclables, 33 pistas deportivas para patinaje, skate, escalada, fútbol sala, pádel, tenis, baloncesto y ciclismo, 17 áreas de juegos infantiles con más de 65 elementos, 3 circuitos biosaludables, 3 plataformas de eventos culturales.
El agua es el protagonista del parque-playa, cuenta con 13 fuentes. Esta constituida por tres efectos diferentes; lámina superficial dónde los usuarios pueden tenderse y remojarse; chorros de agua de altura y efectos cambiantes capaces de producir diferentes efectos y nubes de agua pulverizada. Zonas de descanso y estancia con más de 6500 m2 de superficie y casi 300 árboles.

Además como toda playa que se precie cuenta con su chiringuito y tumbonas en las que puedes relajarte. Y por cierto Madrid es la capital europea dónde más horas de sunny hay al año.



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Mensaje  achl Vie Oct 18, 2019 9:47 pm




CURIOSIDADES


¿Cuál es el animal que tiene más dientes? ¿El cocodrilo? ¿El tiburón? ¡No!, es el Ratoncito Pérez.

Un fantástico personaje que desde tiempos muy antiguos recoge los dientes de leche recién caídos de debajo de la almohada y los cambia por dulces, una moneda u otros regalos.

En un principio eran las madres las que ofrecían los dientes de leche de sus hijos a los roedores para que los niños crecieran fuertes y sanos. Actualmente son los propios niños los que de buena gana ofrecen su diente perdido para obtener el regalo.

Este personaje de tradición oral fue recogido por primera vez en un cuento, Ratón Pérez, escrito por el padre Luis Coloma y dedicado al rey Alfonso XIII, por aquél entonces un niño. Aunque el cuento no fuese publicado hasta unos años más tarde, en 1902, junto a otras narraciones.

El manuscrito autógrafo del padre Coloma, con su firma y una dedicatoria al rey Alfonso XIII, se conserva en la cámara de seguridad de la Real Biblioteca de Palacio.

En 1911 se publica por primera vez Ratón Pérez como obra independiente. Posteriormente se publican adaptaciones del cuento, como la de Perez the Mouse, realizada por Lady Moreton y publicada por John Lucas & Co. London en 1915, en la que la autora añade al texto del Padre Coloma una breve explicación de esta costumbre de colocar los dientes bajo las almohadas e invita a los niños ingleses a hacerlo y esperar la visita del ratoncito.

En la Biblioteca Nacional hay una edición de esta misma obra realizada en Wisconsin, Estados Unidos, en 1950. También se publicó en japonés en 1953.

Como curiosidad, comentar que el cuento empieza así:«Entre la muerte del Rey que rabió y el advenimiento al trono de la Reina Mari-Castaña existe un largo y obscuro periodo en las crónicas, de que quedan pocas memorias. Consta, sin embargo, que floreció en aquella época un rey Buby I, grande amigo de los niños pobres y protector decidido de los ratones…»



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Mensaje  achl Vie Oct 18, 2019 9:59 pm



CURIOSIDADES


Temperatura del Sol

El Sol es el objeto más grande de nuestro Sistema Solar y contiene aproximadamente el 98% de la masa total del mismo. Se necesitarían ciento nueve Tierras para completar el disco solar, y su interior podría contener más de 1.3 millones de Tierras.

En el siglo XIX fue posible ya deducir la temperatura de la superficie del Sol a partir de su brillantez y de la distribución de ésta respecto a la longitud de onda del espectro visible. La capa exterior visible del Sol se llama la fotosfera y tiene una temperatura de 6.000° C (11.000° F) y es por esto que el Sol es amarillo; si su superficie fuera más caliente se vería más azul y si fuera más fría se vería más roja. Esta capa tiene una apariencia manchada debido a las turbulentas erupciones de energía en la superficie. La energía solar se crea en el interior del Sol. Es aquí donde la temperatura (15.000.000° C; 27.000.000° F) y la presión (340 millardos de veces la presión del aire en la Tierra al nivel del mar) son tan intensas que se llevan a cabo las reacciones nucleares.

Estas reacciones causan núcleos de cuatro protones ó hidrógeno para fundirse juntos y formar una partícula alfa ó núcleo de helio. La partícula alfa tiene cerca del 7% menos masa que los cuatro protones. La diferencia en la masa es expulsada como energía y es llevada a la superficie del Sol, a través de un proceso conocido como convección, donde se liberan luz y calor. La energía generada en el centro del Sol tarda un millón de años para alcanzar la superficie solar. Cada segundo se convierten 700 millones de toneladas de hidrógeno en cenizas de helio. En el proceso se liberan 5 millones de toneladas de energía pura; por lo cual, el Sol cada vez se vuelve más ligero.


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Mensaje  achl Vie Oct 18, 2019 10:09 pm




CURIOSIDADES


Próxima Centauri, la estrella más cercana

La vida en la Tierra se da gracias al Sol, que mantiene a nuestro planeta a una temperatura habitable, proporciona la energía necesaria para la fotosíntesis de las plantas, y a partir de ahí a todos los seres vivos.

La distancia entre la Tierra y el Sol es de 150 millones de kilómetros, suficientemente cerca como para que de día nuestro cielo esté completamente dominado por la luz solar y solo nos percatemos de las estrellas durante la noche. Sabemos que todas las demás estrellas se encuentran mucho más lejos de nosotros, ya que hasta las más brillantes no son más que unos puntos en el oscuro cielo nocturno.

Pero, ¿qué tan lejos se hallan las estrellas más cercanas al Sol? La estrella más cercana al sistema solar es "Próxima Centauri" , a unos 40.000.000.000.000 kilómetros (40 billones). Las distancias entre las estrellas son tan grandes que los astrónomos prefieren medirlas en años-luz, y vez de en kilómetros. La luz viaja a una velocidad de 300.000 kilómetros por segundo, suficiente para darle siete vueltas y media a la Tierra en un solo segundo. Así, la luz tarda 1.2 segundos en llegar a la Luna, unos 8 minutos en llegar al Sol y 4 o 5 horas a Neptuno y Plutón, los planetas más lejanos del sistema solar. Incluso a esta enorme velocidad, la luz tarda un poco más de 4 años en viajar de "Próxima Centaur" a nosotros, y por ello decimos que está a unos 4 años-luz. Si tomamos en cuenta que nuestra galaxia mide unos 100.000 años-luz, podemos darnos cuenta que "Próxima Centauri" es efectivamente una estrella vecina al Sol.


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Mensaje  achl Vie Oct 18, 2019 11:05 pm


Al menos en la práctica del sexo, la improvisación desbanca a la premeditación. El placer con lo desconocido es mayor que con lo ya conocido y se ha repetido. Pero el amor no tiene nada que ver en esto. Hablo de actos puramente carnales...


La intrusa

La joven pareja pasaba un largo finde (por coincidir una fiesta en jueves), en una granja propiedad del padre del chico, sito en la Sierra Norte de Sevilla, concretamente en Cazalla de la Sierra. Se gustaban y deseaban desde la adolescencia, y con el paso de los años se veían como "amigos con derechos", aprovechando toda oportunidad para follar; y allí, en aquella apacible granja, dónde mejor y más excitante que en el granero.

La amante estaba sobre una manta que el amante había puesto sobre una paca de paja. La única luz que allí había era la tenue de un farol, que haces blancas dejaba en las piernas y en las tetas de la amante.

Hablaban en voz baja. El amante, de rodillas ante su amante, lamía su entrepierna dejando un surco regado, para volver a recorrerlo y luego posarse en sus carnes hermosas, deseosas de recibir placer, y lo hacían sin prisas, como si tuvieran todo el tiempo del mundo. Y, en realidad, lo tenían.

Tan entregados se hallaban el uno al otro que no vieron que eran espiados por una joven de aspecto rústico, que resultó ser una de las hijas del capataz de la finca, y al adentrarse en el pajar vio la escena, que sin poder sucumbir a la tentación, vio cómo la espalda del amante se arqueaba para ahondar en el sexo de su amante, cuya cogía su cabeza para ayudarle en los movimientos. Admiraba la intrusa los grandes y redondos senos de la amante y la tersura de su piel, y se estremecía al escuchar los rugidos que emitía. Empezaba a sentir húmedo su sexo al verlos copular, y sus rosados mamelones se endurecían al mismo tiempo que la amante no paraba de rugir.

La amante se entregaba a una pasión sin límite, modulándose y estremeciéndose como pez en río. Gotas de sudor perlaban su frente. Con los labios entreabiertos y lanzando chillidos ahogados, la intrusa posaba su vista en aquella espiral de gozo. El amante saboreaba las mieles de su amante para después subir hasta sus labios y así acallar sus gemidos con besos.

El amante se dejaba hacer; se echó sobre la manta, y la amante se acaballó sobre él, chupando con locura sus orejas, bajando por su nuez y dejando que la lengua de su amante recorriera su cuello, hasta llegar a sus viriles pezones, que jugó con ellos, los saboreó y siguió bajando, como un baile desenfrenado. La boca de la amante envolvió aquel miembro erguido y punzante como una infinita tarea de mamar en la más recóndita intimidad, hasta que el amante no podía resistir más y se abalanzó sobre la amante, penetrándola con toda su fuerza.

La intrusa ardía al ver cómo el amante hacía suya a su amante con frenesí, y ella quería también ser tomada Así que se alzó su falda y su mano buscó la humedad en su sexo, cuyo epicentro de los labios menores latía con desespero.

La amante la vio, y en lugar de ruborizarse, sonrió pícaramente y la llamó para que se uniese a la bacanal de sexo. La intrusa se acercó y lo primero que hizo fue acariciar y besar la espalda de la amante, recorriéndole la columna, a la vez que con ambas manos daba pellizquitos en sus generosos pechos.

Luego vio cómo la amante bajaba hasta las nalgas de su amante, saboreando su mundo oculto. Soltando su pecho fue lamiéndole el miembro en cada acometida mientras la intrusa por segundo se sentía más caliente al ver tan excitante felación, a cuya se agregó.

La traviesa boca de la intrusa apartó la boca de la amante, y era ella sola la que no paraba de succionar ese abultado miembro. El amante no podía resistir y se volvía para ver quién era que le llevaba a ese placer. Y fue entonces que vio a una joven campesina, con el pelo rojizo y turgentes labios. El amante miró a la amante e hizo un gesto de que se apartase. Se giró y jugó con el pelo de la intrusa, mientras ella iba acariciando con la lengua su reluciente glande, ya de por sí brillante.

La amante se les acercó; quería entrar en el juego. No en vano, fue ella la que descubrió a la intrusa; besó a él y se enredó en los vellos públicos de la intrusa, mezclando salivas y sabores. Con una mano acarició el sexo de la intrusa, jugando con sus jugos y metiéndole dedos, uno a uno, que entraban y salían con precisión, mientras el amante por detrás la agasajaba colando su lengua lasciva en el agujero negro.

Entre los dos amantes llevaron a la bella intrusa al paraíso. Él, de espaldas, se puso a admirar la redondez de su culo. Luego, cabalgó encima de la amante a un ritmo frenético, dejándose llevar por un instinto primitivo. La intrusa bajó hasta la altura del sexo de la amante y mientras cabalgaba, con permiso de su hombre, le iba lamiendo los labios vaginales, según marcan los canones de la lujuria más ortodoxa. Con manos de odalisca pellizcaba los grandes tetas de la intrusa, haciendo que éstas se colmasen de placer.

No pudiendo más, la intrusa aceleraba las embestidas, urgiendo para que él con sus manos, todavía posadas en el culo, la ayudase en la tarea.

Rodaron en un enredo de piernas, manos, besos, jadeos, sudores... para juntos los tres llegar a un climax, que sólo aquellos que tienen la capacidad de entender un polvo así, son capaces de valorar.

Y aquella intrusa, que, espiando por travesura, se vio inmersa en un placer inimaginable.

Los ring ring, ring... del despertador lo devolvió a la realidad. Angustiado despertó y fue cuando se percató de que esa historia la había soñado. Deliciosa historia, pero un sueño.


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Mensaje  achl Sáb Oct 19, 2019 1:29 am




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Duetos inolvidables






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Mensaje  achl Sáb Oct 19, 2019 1:35 am




MÚSICA


TINO CASAL
Eloise







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Mensaje  achl Sáb Oct 19, 2019 2:03 am




MÚSICA


ALBERTO CORTÉS
Cuando un amigo se va






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Mensaje  achl Sáb Oct 19, 2019 2:07 am




MÚSICA

RAPHAEL
En carne viva






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Mensaje  achl Sáb Oct 19, 2019 2:16 am




MÚSICA

ALBERTO CORTÉS
Castillos en el aire






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Mensaje  achl Sáb Oct 19, 2019 2:22 am




MÚSICA


ALBERTO CORTÉS
En un rincón del alma






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Mensaje  achl Sáb Oct 19, 2019 10:01 pm



La vida es bella pero corta, y es por eso que hay que aprovechar todas las oportunidades carnales que nos presentan. Las mujeres, sobre todo las mujeres maduras, saben manejar bien cualquier oportunidad. No se pierden ni una...


¡Y eso que no era mi fiesta!

Me hallaba disfrutando de una fiesta que estaba celebrándose en un local del "Club Motocros Sevilla". Hacía una radiante noche de mayo de luna clara y cielo con todas sus estrellas visibles. Miraba a mis amigos bailar alegres con chicas que habían acudido a la fiesta, que era un homenaje a mi amigo y colega Julio, campeón ese año del peligroso circuito, llenos de hondanadas y vaivenes, del motocross sevillano. Le entregaron un magnífico trofeo de plata y un cheque bancario por un valor de 3.000 euros.

Festejaba Julio su título a sus 23 años. Yo tenía uno más que él. De pronto me me hacía girar en redondo al oir exclamaciones de júbilo de los chicos, mientras observaban a sus parejas de baile moverse sexy.

Caminé hacia la terraza para fumarme un cigarrillo, a la vez que iba recordando algunos buenos momentos con mi ex novia. No era mi fiesta, pero estaba feliz por Julio. Toda aquella panda, de 21,22 y 23 años bailaba y a, la vez cantaba. Yo no, yo era y sigo siendo más independiente.

Mientras terminaba de fumarme mi cigarrillo, vi que a pocos metros de mí estaba la madre de Julio; hablaba con una mujer, que más tarde pude saber que se llamaba Sofía y que era su hermana. Una hembra atractiva la tal Sofía; tanto, que era el objeto del deseo de todos los chicos allí presentes, incluido mi hermano, de 17 años, que me contó que esa noche había soñado que le habia robado las bragas para masturbarse mientras las estaba oliendo.

Sofía era una mujer de media estatura, morena y con unos 40 años. Aquella noche lucía un sensual vestido celeste, sujeto por delante a sus firmes tetas, y en la parte de atrás tenía una larga cremallera. No era muy ajustado, pero conseguía evidenciar las curvas de una buena anatomía. Iba poco maquillada, lo que la hacía más atractiva aún. Sin poder ni querer evitarlo, mis flechados ojos iban de su apetecible canalillo a sus semi descubiertos muslos. El vestido era muy atrevido, corto, como de unos quince centímetros por encima de las rodillas.

Mientras hablaba con la madre de Julio me miraba. Lo más curioso era que al ver que también yo la miraba no se inmutaba, y yo no pensaba retirar la vista. De niño jugaba a mirar a los ojos a las niñas de mi colegio, a ver quién cedía primero, por lo que estaba entrenado para ello. Pero la fijeza en la mirada de Sofía me tenía desconcertado; y no sabía por qué, o sí, porque a juzgar por sus sonrisas... "No, no puede ser una indirecta" , me dije. Había en la fiesta elegantes y guapos señores de su edad, padres, algunos divorciados, de aquellos chicos, en quienes fijarse. "Quizá el whisky es culpable de esta loca idea mía" , pensé nuevo a la vez que alcé mi copa hacia ella, como un saludo. Al agotar mi copa, la dejé sobre la mesa y después me fui a los aseos de caballeros, con urgencia por orinar.

Por el momento olvidé a Sofía. Pero, luego de orinar, grande era mi sorpresa al verla entrar en los aseos. Me quedé alelado. Se disculpó diciéndome que se había equivocado de aseo y que deberían identificar mejor las puertas. Le dije que no se preocupase por eso, que a mí también me había ocurrido alguna vez. "Me da que esto es diferente", pensé de nuevo, pero mi pene no era ajeno a lo que estaba ucurriendo y por eso empezó a ponerse tieso.

Me preguntó si tenía un cigarrillo. Saqué del bolsillo un paquete de cigarrillos mentolados. Cogió uno, lo encendió y soltó una bocanada de humo, dio otra chupada, se tragó el humo y tiró el cigarrillo al suelo, pisándolo para apagarlo Argumentando un súbito cansancio, se inclinó sobre el lavabo. El vestido se iba subiendo a medida que bajaba las manos para descalzarse, alegando que los zapatos de tacón la estaban matando.

Siempre me fijaba en los pies femeninos, y aquellos eran pequeños y delicados. Llevaban las uñas pintadas de azul. Seguía hablándome de algo que nunca sabré, porque no la escuchaba. Mi atención sólo se centraba en un panorama excitante: ¡el vestido estaba subido hasta las caderas! Se podía ver palmariamente su sexo depilado y sin bragas. Y yo creía que mi pene iba a estallar, debido a la monumental erección que tenía.

Al percatarse de que no estaba le prestando atención a lo que me decía, me miró, y, creyendo que le estaba mirando los pies, me preguntó que si me gustaban. Le respondí que eran bonitos. Me preguntó de nuevo si yo veía algo más en ella que me pareciese bonito. Mi respuesta fue la más pueril y a la vez la más insinuante que se me ocurrió en ese momento. Le dije que su vestido, pero que ella estaría mejor sin él. Sonreía pícara mientras llevaba una mano a la espalda. El vestido se abrió entero de pronto, porque lo que había hecho era bajarse la cremallera. Mis ojos se salían de sus órbitas.

No sabía qué hacer, ni por dónde comenzar para agarrar la sartén por el mango. Pero fui listo, y práctico también, así que me puse en cuclillas y empecé a besar sus pies. Mi mano subía por sus piernas. Al llegar a la pantorrilla, vi que Sofía, con su mano derecha se cogía un pecho y lo llevaba a los labios, lamiéndose el mamelón, volviéndome loco. Sin pensarlo, subí la cabeza y metí la lengua en su sexo, a la vez que ella metió dos dedos entre mi pelo, aumentando la presión en su hambriento sexo, que no dejaba de pedir "comida".

Subí hasta su cuello, alternando besos con mordiscos. Ella ladeó la cabeza, para dejarme trabajar mejor. Le dije que se pusiera en pie, pero se paró, y, majestuosamente, dejó caer el vestido, para luego empujarlo con el pie. Su cuerpo desnudo era un olé . Sus senos firmes con sus pezones erguidos parecían decirme ¡cómeme! Su vulva mojada pedía guerra. Me desabroché la bragueta, y empujé a Sofía contra los azulejos. Saqué mi pene, y ella abrió sus piernas. Y ya antes de penetrarla, lanzaba gemidos y hasta rugidos. Hicimos el amor a un ritmo frenético, hasta que llegamos al climax los dos a la vez.

No satisfecha Sofía con la corrida en común, empezó a hacerme con maestría un limpiado. Casi le supliqué que no me hiciese eso o "me iría" de nuevo. Pero como no me hacía ni puto caso, aparté su boca y volvía a metérsela en su raja. Esta segunda vez lo sentimos por separado, pero como yo seguía sin sacámerla, ella gozó dos veces más seguidas, lanzando unos gemidos bestiales.

Podía sentir, mientras tanto gemido, cómo sus fluidos corrían por mis piernas, y cómo las contracciones de su vulva presionaban sobre mi miembro. ¡Es que ése polvazo fue brutal!

Mientras se iba vistiendo le pregunté si tomaba la píldora, o si usaba algún método anticonceptivo.

Cuando terminó de vestirse del todo, de calzarse y de arreglarse el cabello, mirándose en el espejo del baño, me respondió algo que hacía que mi miembro se empinase de nuevo:

______Al igual que a mi sobrino Julio, me excitan los riesgos. Ya te lo demostré antes no cerrando el pestillo de la puerta de este aseo de caballeros.

Y sin mediar más palabras, sacó de su bolso un papel y un Bolígrafo, escribió un número de nueve dígitos y después dejó el papel encima de la tapa del váter. Y, si más, cada uno se fue por su lado como si nada hubiera ocurrido


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Mensaje  achl Sáb Oct 19, 2019 10:12 pm




AMENIDADES

¿Aho... ra... mis... mo...? Es... que... se... me...
ol... vi... dó... com... prar... una... go... mi....ta



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Mensaje  achl Dom Oct 20, 2019 12:51 am



Las convivencias en común, a veces destruyen la relación...


Por fin llegó "ese" momento!

Cuando las cosas tienen que suceder suceden. Sin más. El destino es un sino que está escrito, por más que nos empeñemos en luchar contra él y por más que dudemos de que las cosas no van suceder.

Todo empezó aquella sublime noche. El hecho de que él me invitase a cenar en su casa, me resultó extraño, pero mis ganas de estar a solas con él me hacían olvidarme de todo lo demás. ¡Cuántos sueños y fantasías rulaban en mi cabeza! Quería con todas mis fuerzas que ocurriese lo que llevaba esperando tanto tiempo. Así que me embutí en mis nuevos pantalones vaqueros azules, ceñidos, me puse mi camiseta azul oscuro, y me encaminé presurosa hacia su domicilio, no sin antes perfumarme con su perfume favorito para mí; sí, ese perfume que tanto embriaga sus sentidos, llamado... "los 3 Quizás"

Como si ansioso estuviera esperándome, abrió sonriendo la puerta al primer timbrazo. Nos sentamos en el sofá y enseguida se aproximó a mí y empezó a besarme; primero suave, y luego apasionado.

Llevada por un contenido deseo de muy atrás, mi mano se fue directamente a su paquete, al mismo tiempo que sentía que mis pezones se iban endureciendo. Una acentuada puntada en mi vulva hacía que notase su humedad. Él bajó su mano derecha a mi bajo vientre y poco a poco fue deslizándola hasta llegar a mi sexo, y ya ahí empezó a frotar repetidamente, que me hacía hacer lo mismo con su pene. Las respiraciones iban aumentando de forma imparable, y en jadeos se iban convirtiendo. Mi mano seguía en su erguido miembro. Quería cogerlo, pero sin ropa. Con sus besos humedos sentía cómo se dilataban mis labios vaginales. Mi tangas y hasta mis vaqueros se iban humedeciendo, mientras suaves e incesantes espasmos anunciaban que de un momento a otro iba a explotar...

Y como era de prever por mí, necesitada de sexo, exploté en un grandísimo orgasmo, mientras él no dejaba de besarme en los labio, haciendo que mi punto débil de ahí abajo siguiese palpitando.

Excitadísimo, sabía que él tenía que seguir hasta descargar como yo, así que cambié la mano por la boca y lamí su miembro hasta hacer que saliese de él una semilla blanca y viscosa que tanto excita a toda mujer. Dejé que el abundante líquido blancoconcentrado se esparciese por mi cara, pechos y se alargase hasta mi vientre...

Descansamos un poco, sólo lo suficiente, y de nuevo volvimos a la carga, pero ahora con la idea de explotar los dos al mismo tiempo. Y así lo empezamos a intentarlo..

Con maestría, propia de semental, me calentó de tal manera que él se iba calentando. Entre besos suaves y pasionales, y con una delicadeza inusitada, hizo de mi cuerpo lo que le dio la gana. Metió la lengua donde se le antojó, lanzando yo aullidos de placer. Hasta que llegó la hora de penetrarme. Y me penetró. Lo mejor: que al fin la tenía dentro de mí. Lo peor: que mi ansia no permitió un orgasmo en común, ya que yo me fui a su primera sacudida, pero esperando su descarga, que también disfruté.

Cenamos y pasé la noche con él en su cama, y de madrugada repetimos sexo. A las ocho nos levantamos para acudir a nuestros respectivos trabajos. Me dejó a la entrada del mío. Mientras subía a la oficina rezaba con todo el fervor del mundo para que lo nuestro se volviesen a repetir. Me entrenaba en casa para saber y poder contenerme la próxima vez.

Y llegó la siguiente cita. Y avanzados dos días repetimos, y así con asiduidad. No queríamos atadura de un noviazgo ni vida en común. Tanto a él como a mí nos había mal con nuestra anteriores parejas. Cada cual vive en su casa y con sus propios problemas.

Manteniéndonos así es como únicamente no rompemos el hechizo que nos ata.

¡Y vamos ya para dos años que nos acostamos juntos por primera vez!


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Mensaje  achl Dom Oct 20, 2019 1:15 am




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En el Paro hay un millón


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Mensaje  achl Dom Oct 20, 2019 1:18 am




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El que es perro, perro es


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Mensaje  achl Dom Oct 20, 2019 1:21 am




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James Bond 007, camuflado
en el planeta de los simios


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Mensaje  achl Dom Oct 20, 2019 1:23 am




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La encantadora chica de
en medio está encantada


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