FRASES, PENSAMIENTOS,REFLEXIONES...

achl escribió:

achl escribió:

maricarmen escribió:

achl escribió:Hay gente que huele mal y no precisamente a mierda.
achl


(Con esta frase, hace unos cuantos años gané un premio en la revista Marie Claire, cuya, entonces, dedicaba unas páginas a "Dichos y Frases" para concursar el lector).

 Desde luego eres una cajita de sorpresas, por qué en la revista Marie Claire que es una revista femenina?  y en que consistió el premio?

Era un folleto intercalado, como un imán para atraer más a sus lectores, en la revista original Marie Claire, traducida al español, y quiero recordar que fue en el 1980. Se trataba de un concurso sobre temas literarios para escritores noveles; eran frases o dichos propios dentro de una historia (como un ensayo y sólo por una cara de un folio). Bueno, pues mi historia ganó y el premio consistió en un viaje a Ibiza un fin de semana para dos personas, incluido avión, hotel y manutención, además de 15.000 pesetas en efectivo.
Desde mi juventud he tenido cierta inquietud por la literatura y aunque mi estudios universitarios se derivaron por otro camino, siempre buscaba un hueco para leer a grandes autores y escribir mis propios libros. En la actualidad, leo poco y escribo menos. El foro de Guasón y otros me tienen comido el coco. Pero no por los foros en sí, sino porque en éste, sólo en éste, he encontrados a personas encantadoras como tú.
Voy a buscar en mi archivo la historia que escribí, que se llamaba: "Soñar, todavía es de balde" y después volveré a este comentario y la publicaré aquí mismo, en este caso dedicada especialmente a "una guapa trianera madrileña", si la ves o hablas con ella se lo dices, por favor.
Besos
achl

Ahí va mi escrito prometido.

SOÑAR, TODAVÍA ES DE BALDE

Cada día salía a la calle con un deseo, obsesión casi: “el famélico afán de hacer el bien por el bien, de infundir paz e ilusión a cambio de nada”. Y coincidía con personas inrrenuentes, navegando en sus tráfagos cotidianos. Nos estrechábamos las manos, o nos abrazábamos, o conversábamos y nos deleitábamos en todas las cosas (más en las pequeñas porque obligaba a forzar la imaginación). Me daba igual que fueran mujeres u hombres, mayores o jóvenes, blanco, negro o amarillo el color, repleta o vacía la cartera, agraciado o no el físico, alta o baja la estatura, surtido o no el stock intelectual…, porque, como nadábamos en aguas de la misma karma, nos entendíamos a la perfección, hasta el punto de permutarnos sin reticencias éxitos y certidumbres. Y estos rasgos, Deíficos, provocaban unirnos e inducían a querernos. ¡Qué delicioso frenesí experimentaba todos los días! Y si en mi decidida vocación y dedicación aparecía algún cataléptico y me motejaba de loco… ¡me enorgullecía mi locura!

Siempre hallaba sensibilidades acusadas y oráculos coherentes, sin cháchara, provistos de ahínco y desparpajo para darse altruistamente a los demás. Y, entonces, nos aferrábamos a explayarnos en ese hábitat. Nunca hallaba hipocresías; no las había. Toda esa masa humana estaba troquelada con el mismo cincel: el de la concordia, el de los corazones en fiesta, el del amor. Y nuestros sutiles cruces de miradas y nuestras consistentes palabras nos dotaban de comprensión, nos vitaminaban nuestras almas: eran bocas y ojos bondadosos, nada de bon-vivant.

Pero, de pronto, uno de esos días se interpuso en mi ruta un dios falso, mismamente el diablo en persona, que desbarataba mis ideales, barría mis misivas, destruía mis nobles causas, y por más que intentaba echarlo de mi vía pastoral, inútil, no lo conseguía. Olía mal y no era precisamente a mierda. El pus y el odio que desprendía eran insoportables, más que todas las malas acciones juntas. Entonces, hábilmente, ahondé en ese dúo y miren por dónde apareció el dinero; don Dinero, Poderoso Caballero, a decir del poeta, a cuyo oso enmendar la plana y digo: “poderoso caballero el judas dinero: envilece, primero, condiciona y mata, segundo y tercero y, finalmente, transmuta en carroñero a todo aquel que, sin peros, le dé vítores y lo enmarque como el mayor y mejor logro terrero”.

Yo insistía en mis casillas hasta que la realidad me sacó de mi sueño, venido a pesadilla. Y ahora, ¿qué será de la calle? Porque inmediatamente después de sacar los pies de la cama, lloroso, trémulo y rabioso, mi afán se tornó en desidia y temor y ya no queda hilo en mi ovillo para seguir hilando una hermandad que prospere frente al poderío de ese dios iracundo. Y, desde entonces, me flagela la impotencia; el dique de mis deseos se ha roto por mor de mis copiosas lágrimas derramadas, y mi cabeza se ha llenado de ácidos recuerdos. Y aunque mis querencias siguen intactas, no está en mí el poder derrocar al malvado incitador. “Don Dinero __disintiendo de nuevo de don Francisco Gómez de Quevedo y Villegas__, al gastoso hace austero, al calmoso, pendenciero y al manso, fiero;  ¿y no sería excelso y certero que en modo severo colmase de yero al mundo entero, con tesón y esmero, y que todos __pobres, ricos, tarados, punteros__ renazcamos cual Fenix cualquiero (*), sin aceros, guerras, miserias, plagas y egoísmos por doquiero (*)?

(*) Componendas para el rimado, con permiso de la RAE.

Antonio Chávez López
Sevilla abril 1980

pinfanilla escribió: