LETRAS DE COPLAS
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La Romera
LA ROMERA
Canción (1955)
Letra: Antonio Quintero y Rafael de León / Música: Manuel López-Quiroga
Versión grabada por:
Dolores Vargas la Terremoto
I
N’ha nasío mejó buena mosa
–ole con ole- que la Romera,
que ademá de bonita y grasiosa,
-ole con ole- es trianera.
Quiere al Curro con mucho talento
sin dejá descubrí su queré;
y er mosito que bebe sus viento
calla y sufre a ma no podé.
Una noche en er cormao
su amor propio sublevó
cuando arriba en er tablao,
la flamenca le canto:
Estribillo:
Disen de mí, que si un amante
tiene que tiene, La Romera,
que no le compra ni un brillante
ni le regala una pursera.
Por ti voy descarso al moro,
me dise, mi niño, llorando al hablá,
mas ni un anillito de oro,
por sé yo tan pobre te puedo mercá.
No te ofendas compañero,
que la vía me enseñó:
que aquí y en er mundo entero,
cariño si no hay dinero,
no tiene ningún való,
II
Nadie supo de cómo y de dónde
siempre de fiesta con la Romera,
gasta el Curro lo mismo que un conde
y le regala más que pidiera.
Una noche de estrellas a miles,
entre rosas de mayo y abrí
que llegaron por é los siviles,
La Romera, se quiso morí.
Iguá que una Madalena
la flamenca fue detrás de é;
medio rota por la pena
de este modo le dijo al jué:
Estribillo:
Préndame a mí que fui causante
y a los ojito de mi cara;
préndame a mí que con mi cante
lo enloquesí pa que robara.
Aquí tiene los brillante,
purseras y anillos y to mi caudá
a cambio de que a mi amante,
que no tiene curpa, le den libertá
Ar Peñón de La Gomera,
si es presiso, voy por é …
La curpa fue mía entera,
que no supo La Romera
mirá por un buen queré.
Final:
Castigo me mande el sielo,
porque a un hombre honrao loquito vorví …
Que Dios no me de consuelo
hasta que yo pague lo mala que fui.
Señor jué, por lo que quiera,
dele usté la libertá
y prenda usté a La Romera
porque la curpita entera
es mía y de nadie má.
Canción (1955)
Letra: Antonio Quintero y Rafael de León / Música: Manuel López-Quiroga
Versión grabada por:
Dolores Vargas la Terremoto
I
N’ha nasío mejó buena mosa
–ole con ole- que la Romera,
que ademá de bonita y grasiosa,
-ole con ole- es trianera.
Quiere al Curro con mucho talento
sin dejá descubrí su queré;
y er mosito que bebe sus viento
calla y sufre a ma no podé.
Una noche en er cormao
su amor propio sublevó
cuando arriba en er tablao,
la flamenca le canto:
Estribillo:
Disen de mí, que si un amante
tiene que tiene, La Romera,
que no le compra ni un brillante
ni le regala una pursera.
Por ti voy descarso al moro,
me dise, mi niño, llorando al hablá,
mas ni un anillito de oro,
por sé yo tan pobre te puedo mercá.
No te ofendas compañero,
que la vía me enseñó:
que aquí y en er mundo entero,
cariño si no hay dinero,
no tiene ningún való,
II
Nadie supo de cómo y de dónde
siempre de fiesta con la Romera,
gasta el Curro lo mismo que un conde
y le regala más que pidiera.
Una noche de estrellas a miles,
entre rosas de mayo y abrí
que llegaron por é los siviles,
La Romera, se quiso morí.
Iguá que una Madalena
la flamenca fue detrás de é;
medio rota por la pena
de este modo le dijo al jué:
Estribillo:
Préndame a mí que fui causante
y a los ojito de mi cara;
préndame a mí que con mi cante
lo enloquesí pa que robara.
Aquí tiene los brillante,
purseras y anillos y to mi caudá
a cambio de que a mi amante,
que no tiene curpa, le den libertá
Ar Peñón de La Gomera,
si es presiso, voy por é …
La curpa fue mía entera,
que no supo La Romera
mirá por un buen queré.
Final:
Castigo me mande el sielo,
porque a un hombre honrao loquito vorví …
Que Dios no me de consuelo
hasta que yo pague lo mala que fui.
Señor jué, por lo que quiera,
dele usté la libertá
y prenda usté a La Romera
porque la curpita entera
es mía y de nadie má.
La rosa cautiva
LA ROSA CAUTIVA
Zambra (1948)
Letra: Antonio Quintero y Rafael de León / Música: Manuel López-Quiroga
Oye la voz, buena moza. Oye la voz, buena moza. de un corazón que te espera. Quien fue la mano envidiosa que te llevó prisionera, que te llevó prisionera con tu carita de rosa.
Quien le puso a tus colores, quien le puso a tus colores la rueda de los tormentos, rosa por Dios no me llores, yo tengo mi pensamiento, yo tengo mi pensamiento cautivo de tus amores.
Dejarme, dejarme que al rey del moro memoria yo le escriba: Toma mi canto sonoro y a cambio de mi tesoro dame, dame la rosa cautiva.
Zambra (1948)
Letra: Antonio Quintero y Rafael de León / Música: Manuel López-Quiroga
Oye la voz, buena moza. Oye la voz, buena moza. de un corazón que te espera. Quien fue la mano envidiosa que te llevó prisionera, que te llevó prisionera con tu carita de rosa.
Quien le puso a tus colores, quien le puso a tus colores la rueda de los tormentos, rosa por Dios no me llores, yo tengo mi pensamiento, yo tengo mi pensamiento cautivo de tus amores.
Dejarme, dejarme que al rey del moro memoria yo le escriba: Toma mi canto sonoro y a cambio de mi tesoro dame, dame la rosa cautiva.
La rosa de capuchinos
LA ROSA DE CAPUCHINOS
Marcha (1947)
Letra: Antonio Quintero y Rafael de León / Música: Manuel López-Quiroga
Versión grabada por:
Marifé de Triana
I
¡Qué bonita!, ni pintá por los pinceles de Murillo. ¡Qué carita!, envidiá por el corá de lo sarcillos.
La niña como un jilguero,
por calles y plazas pregonando flores;
los hombres a retortero
bebían sus vientos con ansias de amores.
Y una noche de la Cruz de mayo entró en un corral, y en los ojos de un mozo de rumbo leyó este cantar:
Estribillo: Rosita de Capuchinos, vara de nardo y clavé, dame el ramito más fino del jardín de tu queré.
¿De qué rosal has robao la sangre de tus mejillas?; si eres lo más delicao de los parques de Sevilla.
Que tengo sembrá de flores las piedras de tu camino, porque quiero que me adore la rosa de Capuchinos.
II
Ni un minuto, el queré de aquel mocito le ha durao; y de luto se vistió su corazón abandonao.
Siguió su voz de jilguero pregonando flores por la plazoleta; cambió el mantón dominguero
por uno morao como sus violetas.
Y otra noche de la Cruz de mayo llenita de azahar, se encontró frente a frente a los ojos de un hombre cabal.
Estribillo:
Rosita de Capuchinos vara de nardo y clavé; ¿quién te ha sembrao de espino el rosal de tu queré?
¿Quién le pintó esas ojeras a tu carita de rosa?; ¿quién te mandó que sufrieras igual que una dolorosa?
Mocita vuelve a tus flores y olvía tu desatino; que yo no quiero que llore mi rosa de Capuchinos.
Versión grabada por:
Carmen Morell
I
¡Qué bonita!, ni pintá por los pinceles de Murillo. ¡Qué carita!, y que envidiá del corá de sus sarcillos.
La niña como un jilguero,
por calles y plazas pregonando flores;
los hombres a retortero
bebían sus vientos con ansias de amores.
Y una noche de la Cruz de mayo entró en un corral, y en los ojos de un mozo de rumbo leyó este cantar:
Estribillo: Rosita de Capuchinos, vara de nardo y clavé, dame el ramito más fino del jardín de tu queré.
¿De qué rosal has robao la sangre de tus mejillas?; tú eres lo más delicao de los parques de Sevilla.
Yo quiero sembrá de flores las piedras de tu camino, porque quiero que me adore la rosa de Capuchinos.
II
Ni un minuto, el queré de aquel mocito le ha durao; y de luto se vistió su corazón abandonao.
Siguió su voz de jilguero pregonando flores por la plazoleta; cambió el mantón dominguero
por uno morao como sus violetas.
Y otra noche de la Cruz de mayo llenita de azahar, se encontró prisionera en los ojos de un hombre cabal.
Estribillo:
Rosita de Capuchinos vara de nardo y clavé; ¿quién te ha sembrao de espino el carmín de tu queré?
¿Quién te pintó esas ojeras a tu carita de rosa?; ¿quién te mandó que sufrieras igual que una dolorosa?
Muchacha vuelve a tus flores y olvía tu desatino; que yo no quiero que llore mi rosa de Capuchinos.
Versión grabada por:
Carmela Montes
I
¡Qué bonita!, ni pintá por los pinceles de Murillo. ¡Qué carita!, y que envidia del corá de sus sarcillos.
La niña como un jilguero,
por calles y plazas pregonando flores;
los hombres a retortero
bebían sus vientos con ansias de amores.
Una noche de la Cruz de mayo entró en un corral, y en los ojos de un hombre de rumbo leyó este cantar:
Estribillo: Rosita de Capuchinos, vara de nardo y clavé, dame el ramito más fino del jardín de tu queré.
¿De qué rosal has robao la sangre de tus mejillas?; si eres lo más delicao de los parques de Sevilla.
Que tengo sembrá de flores las piedras de tu camino, porque quiero que me adore la rosa de Capuchinos.
II
Ni un minuto, el queré de aquel mocito le ha durao; y de luto se vistió su corazón abandonao.
Siguió su voz de jilguero pregonando flores por la plazoleta; cambió el mantón dominguero
por uno morao como sus violetas.
Y otra noche de la Cruz de mayo llenita de azahar, se encontró frente a frente a los ojos de un hombre cabal.
Estribillo:
Rosita de Capuchinos vara de nardo y clavé; ¿quién te ha sembrao de espino el jardín de tu queré?
¿Quién le pintó esas ojeras a tu carita de rosa?; ¿quién te mandó que sufrieras igual que una dolorosa?
Mi gracia vuelve a tus flores y olvía tu desatino; que yo no quiero que llore mi rosa de Capuchinos.
Marcha (1947)
Letra: Antonio Quintero y Rafael de León / Música: Manuel López-Quiroga
Versión grabada por:
Marifé de Triana
I
¡Qué bonita!, ni pintá por los pinceles de Murillo. ¡Qué carita!, envidiá por el corá de lo sarcillos.
La niña como un jilguero,
por calles y plazas pregonando flores;
los hombres a retortero
bebían sus vientos con ansias de amores.
Y una noche de la Cruz de mayo entró en un corral, y en los ojos de un mozo de rumbo leyó este cantar:
Estribillo: Rosita de Capuchinos, vara de nardo y clavé, dame el ramito más fino del jardín de tu queré.
¿De qué rosal has robao la sangre de tus mejillas?; si eres lo más delicao de los parques de Sevilla.
Que tengo sembrá de flores las piedras de tu camino, porque quiero que me adore la rosa de Capuchinos.
II
Ni un minuto, el queré de aquel mocito le ha durao; y de luto se vistió su corazón abandonao.
Siguió su voz de jilguero pregonando flores por la plazoleta; cambió el mantón dominguero
por uno morao como sus violetas.
Y otra noche de la Cruz de mayo llenita de azahar, se encontró frente a frente a los ojos de un hombre cabal.
Estribillo:
Rosita de Capuchinos vara de nardo y clavé; ¿quién te ha sembrao de espino el rosal de tu queré?
¿Quién le pintó esas ojeras a tu carita de rosa?; ¿quién te mandó que sufrieras igual que una dolorosa?
Mocita vuelve a tus flores y olvía tu desatino; que yo no quiero que llore mi rosa de Capuchinos.
Versión grabada por:
Carmen Morell
I
¡Qué bonita!, ni pintá por los pinceles de Murillo. ¡Qué carita!, y que envidiá del corá de sus sarcillos.
La niña como un jilguero,
por calles y plazas pregonando flores;
los hombres a retortero
bebían sus vientos con ansias de amores.
Y una noche de la Cruz de mayo entró en un corral, y en los ojos de un mozo de rumbo leyó este cantar:
Estribillo: Rosita de Capuchinos, vara de nardo y clavé, dame el ramito más fino del jardín de tu queré.
¿De qué rosal has robao la sangre de tus mejillas?; tú eres lo más delicao de los parques de Sevilla.
Yo quiero sembrá de flores las piedras de tu camino, porque quiero que me adore la rosa de Capuchinos.
II
Ni un minuto, el queré de aquel mocito le ha durao; y de luto se vistió su corazón abandonao.
Siguió su voz de jilguero pregonando flores por la plazoleta; cambió el mantón dominguero
por uno morao como sus violetas.
Y otra noche de la Cruz de mayo llenita de azahar, se encontró prisionera en los ojos de un hombre cabal.
Estribillo:
Rosita de Capuchinos vara de nardo y clavé; ¿quién te ha sembrao de espino el carmín de tu queré?
¿Quién te pintó esas ojeras a tu carita de rosa?; ¿quién te mandó que sufrieras igual que una dolorosa?
Muchacha vuelve a tus flores y olvía tu desatino; que yo no quiero que llore mi rosa de Capuchinos.
Versión grabada por:
Carmela Montes
I
¡Qué bonita!, ni pintá por los pinceles de Murillo. ¡Qué carita!, y que envidia del corá de sus sarcillos.
La niña como un jilguero,
por calles y plazas pregonando flores;
los hombres a retortero
bebían sus vientos con ansias de amores.
Una noche de la Cruz de mayo entró en un corral, y en los ojos de un hombre de rumbo leyó este cantar:
Estribillo: Rosita de Capuchinos, vara de nardo y clavé, dame el ramito más fino del jardín de tu queré.
¿De qué rosal has robao la sangre de tus mejillas?; si eres lo más delicao de los parques de Sevilla.
Que tengo sembrá de flores las piedras de tu camino, porque quiero que me adore la rosa de Capuchinos.
II
Ni un minuto, el queré de aquel mocito le ha durao; y de luto se vistió su corazón abandonao.
Siguió su voz de jilguero pregonando flores por la plazoleta; cambió el mantón dominguero
por uno morao como sus violetas.
Y otra noche de la Cruz de mayo llenita de azahar, se encontró frente a frente a los ojos de un hombre cabal.
Estribillo:
Rosita de Capuchinos vara de nardo y clavé; ¿quién te ha sembrao de espino el jardín de tu queré?
¿Quién le pintó esas ojeras a tu carita de rosa?; ¿quién te mandó que sufrieras igual que una dolorosa?
Mi gracia vuelve a tus flores y olvía tu desatino; que yo no quiero que llore mi rosa de Capuchinos.
La rosa de los vientos
LA ROSA DE LOS VIENTOS
Alegrías (1954)
Letra: Antonio Quintero y Rafael de León / Música: Manuel López-Quiroga
Versión grabada por:
Antoñita Moreno
En la rosa de los vientos,
tengo el corasón clavao
en la rosa de los vientos,
por un niño marinero
de la Parma der Condao.
Por un niño marinero
de la Parma der Condao.
De Cái a Cartagena,
desde Cartagena a Cái,
de Cái a Cartagena
yo voy, serrano del arma,
pasando lo que no hay.
Debajito der ala de tu sombrero
me dijiste, sentraña, “Cómo te quiero”,
y en la noche sin luna del arma mía
repicó una campana por alegría.
De marinero va por los mares,
de marinero va por los mares
hermosito moreno,
de mis cantares, de mis cantares.
Alegrías (1954)
Letra: Antonio Quintero y Rafael de León / Música: Manuel López-Quiroga
Versión grabada por:
Antoñita Moreno
En la rosa de los vientos,
tengo el corasón clavao
en la rosa de los vientos,
por un niño marinero
de la Parma der Condao.
Por un niño marinero
de la Parma der Condao.
De Cái a Cartagena,
desde Cartagena a Cái,
de Cái a Cartagena
yo voy, serrano del arma,
pasando lo que no hay.
Debajito der ala de tu sombrero
me dijiste, sentraña, “Cómo te quiero”,
y en la noche sin luna del arma mía
repicó una campana por alegría.
De marinero va por los mares,
de marinero va por los mares
hermosito moreno,
de mis cantares, de mis cantares.
La rosa de mi cariño
LA ROSA DE MI CARIÑO
Marcha triste (1955)
Letra: Antonio Quintero y Rafael de León / Música: Manuel López-Quiroga
Versión grabada por:
Marisol Reyes
I Con los ojos de un hombre risueño
tropezaron mis ojos un día
y un castillo de amor entre sueños
levanté con fervor y alegría.
Pero pronto cayeron al río
las murallas de aquel torreón …
pues lo vi responder con desvío
al suspiro de mi corazón.
Y en mis labios quebróse un cantar
que soñaba poderle brindar:
Estribillo:
La rosa de mi cariño,
amante de mi locura,
es blanca como el armiño
y como la nieve pura.
La guardé como oro en paño
y aquí la tienes, amor, para ti,
no le des un desengaño
porque de pena se puede morí.
Mi queré tan sólo espera
que lo trates bien, mi niño,
pues no quiero que se muera
la rosa de mi cariño.
II Voy buscando un galán sin figura
que a decir su queré no se atreva
y con él repartir mi ternura
y el olor de mi rosa mas nueva.
Ya no quiero unos ojos rasgaos
que me harían de nuevo sufrí,
que ahora busco cualquier desgrasiao
que mi amor pueda hacerlo felí.
Y a la vera de su corazón
muy bajito decir mi canción:
Estribillo:
La rosa de mi cariño,
amante de mi locura,
es blanca como el armiño
y como la nieve pura.
La guardé como oro en paño
y aquí la tienes, amor, para ti,
no le des un desengaño
porque de pena se puede morí.
Mi queré tan sólo espera
que lo trates bien, mi niño,
pues no quiero que se muera
la rosa de mi cariño.
Marcha triste (1955)
Letra: Antonio Quintero y Rafael de León / Música: Manuel López-Quiroga
Versión grabada por:
Marisol Reyes
I Con los ojos de un hombre risueño
tropezaron mis ojos un día
y un castillo de amor entre sueños
levanté con fervor y alegría.
Pero pronto cayeron al río
las murallas de aquel torreón …
pues lo vi responder con desvío
al suspiro de mi corazón.
Y en mis labios quebróse un cantar
que soñaba poderle brindar:
Estribillo:
La rosa de mi cariño,
amante de mi locura,
es blanca como el armiño
y como la nieve pura.
La guardé como oro en paño
y aquí la tienes, amor, para ti,
no le des un desengaño
porque de pena se puede morí.
Mi queré tan sólo espera
que lo trates bien, mi niño,
pues no quiero que se muera
la rosa de mi cariño.
II Voy buscando un galán sin figura
que a decir su queré no se atreva
y con él repartir mi ternura
y el olor de mi rosa mas nueva.
Ya no quiero unos ojos rasgaos
que me harían de nuevo sufrí,
que ahora busco cualquier desgrasiao
que mi amor pueda hacerlo felí.
Y a la vera de su corazón
muy bajito decir mi canción:
Estribillo:
La rosa de mi cariño,
amante de mi locura,
es blanca como el armiño
y como la nieve pura.
La guardé como oro en paño
y aquí la tienes, amor, para ti,
no le des un desengaño
porque de pena se puede morí.
Mi queré tan sólo espera
que lo trates bien, mi niño,
pues no quiero que se muera
la rosa de mi cariño.
La rosa del altozano
LA ROSA DEL ALTOZANO
Canción (1960)
Letra: Rafael de León / Música: Arturo Pavón
“La rosa del Altozano” es una de esas piezas preciosas perdidas en el cancionero coplero que han sido rescatadas por nuestro programa. Esta bellísima y poco conocida copla fue editada por Fonogran en un l.p. que Luisa Ortega y su marido, el gran pianista Arturo Pavón, grabaron en 1969 con la Orquesta Sinfónica de Castilla. “La rosa del Altozano”, de espectaculares arreglos, nació gracias a la feliz colaboración entre Rafael de León, que escribió la letra, y Arturo Pavón, que compuso su estupenda música.
I Por la vera, vera, vera, verita, vera del Altozano, va una rosa canastera, y a su vera va un gitano, que canta de esta manera: “Te estoy queriendo, prima, más que al dinero, más que al dinero; no me desprecies, niña, porque me muero, porque me muero”. Los ojitos del puente, que están pendientes de la chiquilla, cantan un son sombrío que lleva el río de orilla a orilla. “Rosa morenita, del cariño y palabritas no has de fiar, que los juramentos se los lleva luego el viento sin avisar”. Pero la niña, niña, del Altozano, bajo la luna, sigue a la vera, vera de su gitano verde aceituna. II En la noche de Santa Ana suenan campanas, huele a verano; por el barrio de Triana, con su pena de la mano, va una Rosita gitana: “Luego de cinco añitos que te he querío, que te he querío, me matas con tu engaño, primito mío, primito mío”. Los ojitos del puente, que están pendientes de aquellas ducas, lloran un son de fragua que lleva el agua hasta Sanlúcar. “Rosa morenita, ya no valen lagrimitas, ni maldición. Vuelve a ser quien eras, que se llene de banderas tu corazón”. Pero la rosa, rosa del Altozano bajo la luna sigue llora que llora por su gitano verde aceituna.
Canción (1960)
Letra: Rafael de León / Música: Arturo Pavón
“La rosa del Altozano” es una de esas piezas preciosas perdidas en el cancionero coplero que han sido rescatadas por nuestro programa. Esta bellísima y poco conocida copla fue editada por Fonogran en un l.p. que Luisa Ortega y su marido, el gran pianista Arturo Pavón, grabaron en 1969 con la Orquesta Sinfónica de Castilla. “La rosa del Altozano”, de espectaculares arreglos, nació gracias a la feliz colaboración entre Rafael de León, que escribió la letra, y Arturo Pavón, que compuso su estupenda música.
I Por la vera, vera, vera, verita, vera del Altozano, va una rosa canastera, y a su vera va un gitano, que canta de esta manera: “Te estoy queriendo, prima, más que al dinero, más que al dinero; no me desprecies, niña, porque me muero, porque me muero”. Los ojitos del puente, que están pendientes de la chiquilla, cantan un son sombrío que lleva el río de orilla a orilla. “Rosa morenita, del cariño y palabritas no has de fiar, que los juramentos se los lleva luego el viento sin avisar”. Pero la niña, niña, del Altozano, bajo la luna, sigue a la vera, vera de su gitano verde aceituna. II En la noche de Santa Ana suenan campanas, huele a verano; por el barrio de Triana, con su pena de la mano, va una Rosita gitana: “Luego de cinco añitos que te he querío, que te he querío, me matas con tu engaño, primito mío, primito mío”. Los ojitos del puente, que están pendientes de aquellas ducas, lloran un son de fragua que lleva el agua hasta Sanlúcar. “Rosa morenita, ya no valen lagrimitas, ni maldición. Vuelve a ser quien eras, que se llene de banderas tu corazón”. Pero la rosa, rosa del Altozano bajo la luna sigue llora que llora por su gitano verde aceituna.
La rosa eterna
LA ROSA ETERNA
Marcha (1948)
Letra: Antonio Quintero y Rafael de León / Música: Manuel López-Quiroga
Versión grabada por:
Juanita Reina
I
No es un huerto, ni arriate
donde yo tengo sembrás mis flores
No es el sol, ni el mes de mayo
los que las pintan de mil colores.
Mi jardín, es una pena
que florece cada día,
con un ¡ay! entre los labios:
vendo, que vendo la rosa mía.
Salga usté de sus rincones,
venga a enterarse de mi pregón,
mire usté la rosa eterna,
la vendo a cambio de un corazón.
Estribillo:
La rosa coloraita
de que rama habrá nacío;
nació de una palabrita
que luego no la has cumplío.
¿Quién la quiere?,
¿quién la quiere?,
tiene mi rosa mucho querer.
Ahora que por mí te mueres,
yo te la tengo que devolver.
Ni que maldigas, ni que suspires,
ni te remontes al Sinaí,
la rosa eterna por donde tire
Camina siempre detrás de mí.
II
Es bonita una palabra
cuando se cumple lo que asegura;
de los falsos juramentos
nace la rosa de la amargura.
Rosa eterna, coronada,
de claveles y azucenas;
con la espina del olvío
tengo que verte morir de pena.
Vuelva usté por sus rincones,
porque la rosa de mi pregón
la cortaron hace tiempo,
con la tijera de una traición.
Estribillo:
La rosa coloraita
de que rama habrá nacío;
nació de una palabrita
que luego no la has cumplío.
¿Quién la quiere?,
¿quién la quiere?,
tiene mi rosa mucho querer.
Ahora que por mí te mueres,
yo te la tengo que devolver.
Ni que maldigas, ni que suspires,
ni te remontes al Sinaí,
la rosa eterna por donde tire
Camina siempre detrás de mí.
Marcha (1948)
Letra: Antonio Quintero y Rafael de León / Música: Manuel López-Quiroga
Versión grabada por:
Juanita Reina
I
No es un huerto, ni arriate
donde yo tengo sembrás mis flores
No es el sol, ni el mes de mayo
los que las pintan de mil colores.
Mi jardín, es una pena
que florece cada día,
con un ¡ay! entre los labios:
vendo, que vendo la rosa mía.
Salga usté de sus rincones,
venga a enterarse de mi pregón,
mire usté la rosa eterna,
la vendo a cambio de un corazón.
Estribillo:
La rosa coloraita
de que rama habrá nacío;
nació de una palabrita
que luego no la has cumplío.
¿Quién la quiere?,
¿quién la quiere?,
tiene mi rosa mucho querer.
Ahora que por mí te mueres,
yo te la tengo que devolver.
Ni que maldigas, ni que suspires,
ni te remontes al Sinaí,
la rosa eterna por donde tire
Camina siempre detrás de mí.
II
Es bonita una palabra
cuando se cumple lo que asegura;
de los falsos juramentos
nace la rosa de la amargura.
Rosa eterna, coronada,
de claveles y azucenas;
con la espina del olvío
tengo que verte morir de pena.
Vuelva usté por sus rincones,
porque la rosa de mi pregón
la cortaron hace tiempo,
con la tijera de una traición.
Estribillo:
La rosa coloraita
de que rama habrá nacío;
nació de una palabrita
que luego no la has cumplío.
¿Quién la quiere?,
¿quién la quiere?,
tiene mi rosa mucho querer.
Ahora que por mí te mueres,
yo te la tengo que devolver.
Ni que maldigas, ni que suspires,
ni te remontes al Sinaí,
la rosa eterna por donde tire
Camina siempre detrás de mí.
La rosa y el viento
LA ROSA Y EL VIENTO
Bulerías (1941)
Letra: Rafael de León / Música: Manuel López-Quiroga
Esta preciosa canción fue escrita para el cortometraje “Manolo Reyes”, que interpretó Miguel de Molina en 1941. Estrellita Castro también la grabó entonces, y en 1943 Concha Piquer la incorporó a su espectáculo “Retablo español”. Otros intérpretes que han grabado esta joya son Luisa Ortega, Carmen Flores, Miguel de los Reyes o Rocío Jurado, y en los últimos tiempos, también lo han hecho nuestro Hilario López Millán y Carlos Vargas.
Varias versiones y al final el poema:
Versión grabada por:
Conchita Piquer
I
En la Alhambra había una rosa
más bonita que ninguna,
la blancura de la fuente
envidiaba su blancura.
De noche, cuando la Alhambra
se iba vistiendo de luna,
bajaba el viento a Granada
en busca de su hermosura.
La rosa se distraía
oyendo los surtidores
mientras el viento gemía,
de amor, en los miradores.
Estribillo
¡Ay, mi rosa de la Alhambra,
rosa de la morería!
Haré lo que tú me mandes
con tal de que seas mía.
Manda repicar campanas
que yo las repicaré,
manda que se seque el Darro
y no volverá a correr.
Pero por amor de Dios,
pero por amor de Dios,
no mandes que no te quiera
porque eso no puedo yo.
II
Pasó la Reina una tarde
a la vera de la rosa.
Si la rosa era de nieve,
la Reina era más hermosa.
Y cortándola del tallo
con mano de terciopelo,
en un alfiler de plata
se la prendió sobre el pelo.
Y por la noche en la Alhambra
mientras la rosa moría,
llorando en los arrayanes,
el viento, triste, decía:
Estribillo
¡Ay, mi rosa de la Alhambra,
rosa de la morería!
Haré lo que tú me mandes
con tal de que seas mía.
Manda repicar campanas
que yo las repicaré,
manda que se seque el Darro
y no volverá a correr.
Pero por amor de Dios,
pero por amor de Dios,
no mandes que no te quiera
porque eso no puedo yo.
Final
Manda repicar campanas
que yo las repicaré,
manda que se seque el Darro
y no volverá a correr.
Pero por amor de Dios,
pero por amor de Dios,
no mandes que no te quiera
porque eso no puedo yo
Versión grabada por:
Miguel de Molina
I
En Granada había una rosa
más bonita que ninguna,
la blancura de la fuente
envidiaba su blancura.
De noche, cuando la Alhambra
se iba vistiendo de luna,
bajaba el viento a Granada
sólo por ver su hermosura.
La rosa se distraía
oyendo los surtidores
mientras el viento gemía
de amor en los miradores.
Estribillo
¡Ay, mi rosa de la Alhambra,
rosa de la morería!
Haré lo que tú me mandes
con tal de que seas mía.
Manda repicar campanas
que yo las repicaré,
manda que se seque el Darro
y no volverá a correr.
Pero por amor de Dios,
pero por amor de Dios,
no mandes que no te quiera
porque eso no puedo yo.
II
Pasó la Reina una tarde
a la vera de la rosa.
Si la rosa era de nieve,
la Reina era más hermosa.
Y cortándola del tallo
con mano de terciopelo,
con un alfiler de plata
se la prendió sobre el pelo.
Y por la noche en la Alhambra
mientras la rosa moría,
el viento en los arrayanes,
con mucho dolor decía:
Estribillo
¡Ay, mi rosa de la Alhambra,
rosa de la morería!
Haré lo que tú me mandes
con tal de que seas mía.
Manda repicar campanas
y yo las repicaré,
manda que se seque el Darro
y no volverá a correr.
Pero por amor de Dios,
pero por amor de Dios,
no mandes que no te quiera
porque eso no puedo yo.
Versión grabada por:
Diana Navarro
I
En la Alhambra había una rosa
más bonita que ninguna,
la blancura de la fuente
envidiaba su blancura.
De noche, cuando la Alhambra
se iba vistiendo de luna,
bajaba el viento a Granada
en busca de su hermosura.
La rosa se distraía
oyendo los surtidores
mientras el viento gemía
de amor en los miradores.
Estribillo
¡Ay, mi rosa de la Alhambra,
rosa de la morería!
Haré lo que tú me mandes
con tal de que seas mía.
Manda repicar campanas
que yo las repicaré,
manda que se seque el Darro
y no volverá a correr.
Pero por amor de Dios,
pero por amor de Dios,
no mandes que no te quiera
porque eso no puedo yo.
II
Pasó la Reina una tarde
a la verita de la rosa.
Si la rosa era de nieve,
la Reina era más hermosa.
Y cortándola del tallo
con mano de terciopelo,
con un alfiler de plata
la prendió sobre su pelo.
Y por la noche en la Alhambra
mientras la rosa moría,
llorando en los arrayanes,
el viento, triste, decía:
Estribillo
¡Ay, mi rosa de la Alhambra,
rosa de la morería!
Haré lo que tú me mandes
con tal de que seas mía.
Manda repicar campanas
que yo las repicaré,
manda que se seque el Darro
y no volverá a correr.
Pero por amor de Dios,
pero por amor de Dios,
no mandes que no te quiera
porque eso no puedo yo.
Versión grabada por:
Clara Montes
I
En la Granada había una rosa
más bonita que ninguna,
la blancura de la fuente
envidiaba su hermosura.
De noche, cuando la Alhambra
se iba vistiendo de luna,
bajaba el viento a Granada
sólo pa ver su hermosura.
La rosa se distraía
mirando los surtidores
mientras el viento gemía
de amor en los miradores.
Estribillo
¡Ay, mi rosa de la Alhambra,
rosa de la morería!
Haré lo que tú me mandes
con tal de que seas mía.
Manda repicar campanas
que yo las repicaré,
manda que se seque el Darro
y no volverá a correr.
Pero por amor de Dios,
pero por amor de Dios,
no mandes que no te quiera
porque eso no puedo yo.
II
Pasó la Reina una tarde
a la vera de la rosa.
Si la rosa era de nieve,
la Reina era más hermosa.
Y cortándola del tallo
con mano de terciopelo,
con un alfiler de plata
se la prendió sobre el pelo.
Y por la noche en la Alhambra
cuando la rosa moría,
el viento en los arrayanes,
muerto de dolor decía:
Estribillo
¡Ay, mi rosa de la Alhambra,
rosa de la morería!
Haré lo que tú me mandes
con tal de que seas mía.
Manda repicar campanas
que yo las repicaré,
manda que se seque el Darro
y no volverá a correr.
Pero por amor de Dios,
pero por amor de Dios,
no mandes que no te quiera
porque eso no puedo yo.
Final
No mandes que no te quiera
porque eso no puedo yo.
Versión grabada por:
Carmen Flores
I
En la Alhambra había una rosa
más bonita que ninguna,
la blancura de la fuente
envidiaba su blancura.
De noche, cuando la Alhambra
se iba vistiendo de luna,
bajaba el viento a Granada
en busca de su hermosura.
La rosa se distraía
oyendo los surtidores
mientras el viento gemía
de amor en los miradores.
Estribillo
¡Ay, mi rosa de la Alhambra,
rosa de la morería!
Haré lo que tú me mandes
con tal de que seas mía.
Manda repicar campanas
y yo las repicaré,
manda que se seque el Darro
y no volverá a correr.
Pero por amor de Dios,
pero por amor de Dios,
no mandes que no te quiera
porque eso no puedo yo.
II
Pasó la Reina una tarde
a la vera de la rosa.
Si la rosa era de nieve,
la Reina era más hermosa.
Y cortándola del tallo
con mano de terciopelo,
en un alfiler de plata
se la prendió sobre el pelo.
Y por la noche en la Alhambra
mientras la rosa moría,
llorando en los arrayanes,
el viento, triste, decía:
Estribillo
¡Ay, mi rosa de la Alhambra,
rosa de la morería!
Haré lo que tú me mandes
con tal de que seas mía.
Manda repicar campanas
y yo las repicaré,
manda que se seque el Darro
y no volverá a correr.
Pero por amor de Dios,
pero por amor de Dios,
no mandes que no te quiera
porque eso no puedo yo.
Versión grabada por:
Carlos Vargas
I
En la Granada había una rosa
más bonita que ninguna,
la blancura de la fuente
envidiaba su hermosura.
De noche, cuando la Alhambra
se iba vistiendo de luna,
bajaba el viento a Granada
sólo por ver su hermosura.
La rosa se distraía
oyendo los surtidores
mientras el viento gemía
de amor en los miradores.
Estribillo
¡Ay, mi rosa de la Alhambra,
rosa de la morería!
Haré lo que tú me mandes
con tal de que seas mía.
Manda repicar campanas
y yo las repicaré,
manda que se seque el Darro
y no volverá a correr.
Pero por amor de Dios,
pero por amor de Dios,
no mandes que no te quiera
porque eso no puedo yo.
II
Pasó la Reina una tarde
a la vera de la rosa.
Si la rosa era de nieve,
la Reina era más hermosa.
Y cortándola del tallo
con mano de terciopelo,
con un alfiler de plata
se la prendió sobre el pelo.
Y por la noche en la Alhambra
cuando la rosa moría,
el viento en los arrayanes,
muerto de dolor, decía:
Estribillo
¡Ay, mi rosa de la Alhambra,
rosa de la morería!
Haré lo que tú me mandes
con tal de que seas mía.
Manda repicar campanas
y yo las repicaré,
manda que se seque el Darro
y no volverá a correr.
Pero por amor de Dios,
pero por amor de Dios,
no mandes que no te quiera
porque eso no puedo yo.
Versión grabada por:
Luisa Ortega
I
En la Alhambra había una rosa
más bonita que ninguna,
la blancura de la fuente
le envidiaba en su blancura.
De noche, cuando la Alhambra
se iba vistiendo de luna,
bajaba el viento a Granada
sólo por ver su hermosura.
La rosa se distraía
Oyendo a los surtidores
mientras el viento gemía,
de amor, en los miradores.
Estribillo
¡Ay, rosa de la Alhambra,
rosa de la morería!
Haré lo que tú me mandas
con tal de que seas mía.
Manda repicar campanas
y yo las repicaré,
manda que se seque el Darro
y no volverá a correr.
Pero por amor de Dios,
pero por amor de Dios,
no mandes que no te quiera
porque eso no puedo yo.
II
Pasó una tarde, la Reina,
a la vera de la rosa.
Si la rosa era de nieve,
la Reina era más hermosa.
Y cortándola del tallo
con mano de terciopelo,
con un alfiler de plata
se la prendió sobre el pelo.
Y aquella noche en la Alhambra
mientras la rosa moría,
el viento en los arrayanes,
con triste pena gemía:
Estribillo
¡Ay, mi rosa de la Alhambra,
rosa de la morería!
Yo haré lo que tú me mandas
con tal de que seas mía.
Manda repicar campanas
y yo las repicaré,
manda que se seque el Darro
y no volverá a correr.
Pero por amor de Dios,
pero por amor de Dios,
no mandes que no te quiera
porque eso no puedo yo.
Poema:
Gacela de la rosa y el viento
En medio de fuente
se bañaba la rosa.
Era toda de mármol,
del tallo a la corola,
y dormida en el agua
parecía una novia.
El viento de Granada
suspiraba en las hojas,
moreno y ondulado
como un galán de sombra.
A beber a la fuente
bajaban las palomas
diciendo con envidia
–¡Ay, qué blanca es la rosa!
Bajaba la sultana
entre velos y ajorcas,
con dos esclavos negros
y diez esclavas moras,
y decía con pena :
–¡Ay, qué blanca es la rosa!
Al filo de la noche,
cuando la Alhambra toda
era un barco dormido
de jazmín y magnolias,
la luna, a los cipreses,
decía con voz rota:
–¡Más que yo en el estanque
cuando la Alhambra toda!
Y ya de madrugada,
entre la verde fronda,
con capa de arrayanes
y faja de toronjas,
el viento de Granada,
galán de flor y sombra,
decía enamorado:
–¡Es de blanca la rosa!
Novia de sal y mármol,
en la fuente redonda,
las palabras del viento
escuchaba la rosa,
y dura como nieve,
del tallo a la corola,
con una voz mojada
de primavera rota,
decía entre suspiros:
–¡Ay, si fuera una rosa!
Bulerías (1941)
Letra: Rafael de León / Música: Manuel López-Quiroga
Esta preciosa canción fue escrita para el cortometraje “Manolo Reyes”, que interpretó Miguel de Molina en 1941. Estrellita Castro también la grabó entonces, y en 1943 Concha Piquer la incorporó a su espectáculo “Retablo español”. Otros intérpretes que han grabado esta joya son Luisa Ortega, Carmen Flores, Miguel de los Reyes o Rocío Jurado, y en los últimos tiempos, también lo han hecho nuestro Hilario López Millán y Carlos Vargas.
Varias versiones y al final el poema:
Versión grabada por:
Conchita Piquer
I
En la Alhambra había una rosa
más bonita que ninguna,
la blancura de la fuente
envidiaba su blancura.
De noche, cuando la Alhambra
se iba vistiendo de luna,
bajaba el viento a Granada
en busca de su hermosura.
La rosa se distraía
oyendo los surtidores
mientras el viento gemía,
de amor, en los miradores.
Estribillo
¡Ay, mi rosa de la Alhambra,
rosa de la morería!
Haré lo que tú me mandes
con tal de que seas mía.
Manda repicar campanas
que yo las repicaré,
manda que se seque el Darro
y no volverá a correr.
Pero por amor de Dios,
pero por amor de Dios,
no mandes que no te quiera
porque eso no puedo yo.
II
Pasó la Reina una tarde
a la vera de la rosa.
Si la rosa era de nieve,
la Reina era más hermosa.
Y cortándola del tallo
con mano de terciopelo,
en un alfiler de plata
se la prendió sobre el pelo.
Y por la noche en la Alhambra
mientras la rosa moría,
llorando en los arrayanes,
el viento, triste, decía:
Estribillo
¡Ay, mi rosa de la Alhambra,
rosa de la morería!
Haré lo que tú me mandes
con tal de que seas mía.
Manda repicar campanas
que yo las repicaré,
manda que se seque el Darro
y no volverá a correr.
Pero por amor de Dios,
pero por amor de Dios,
no mandes que no te quiera
porque eso no puedo yo.
Final
Manda repicar campanas
que yo las repicaré,
manda que se seque el Darro
y no volverá a correr.
Pero por amor de Dios,
pero por amor de Dios,
no mandes que no te quiera
porque eso no puedo yo
Versión grabada por:
Miguel de Molina
I
En Granada había una rosa
más bonita que ninguna,
la blancura de la fuente
envidiaba su blancura.
De noche, cuando la Alhambra
se iba vistiendo de luna,
bajaba el viento a Granada
sólo por ver su hermosura.
La rosa se distraía
oyendo los surtidores
mientras el viento gemía
de amor en los miradores.
Estribillo
¡Ay, mi rosa de la Alhambra,
rosa de la morería!
Haré lo que tú me mandes
con tal de que seas mía.
Manda repicar campanas
que yo las repicaré,
manda que se seque el Darro
y no volverá a correr.
Pero por amor de Dios,
pero por amor de Dios,
no mandes que no te quiera
porque eso no puedo yo.
II
Pasó la Reina una tarde
a la vera de la rosa.
Si la rosa era de nieve,
la Reina era más hermosa.
Y cortándola del tallo
con mano de terciopelo,
con un alfiler de plata
se la prendió sobre el pelo.
Y por la noche en la Alhambra
mientras la rosa moría,
el viento en los arrayanes,
con mucho dolor decía:
Estribillo
¡Ay, mi rosa de la Alhambra,
rosa de la morería!
Haré lo que tú me mandes
con tal de que seas mía.
Manda repicar campanas
y yo las repicaré,
manda que se seque el Darro
y no volverá a correr.
Pero por amor de Dios,
pero por amor de Dios,
no mandes que no te quiera
porque eso no puedo yo.
Versión grabada por:
Diana Navarro
I
En la Alhambra había una rosa
más bonita que ninguna,
la blancura de la fuente
envidiaba su blancura.
De noche, cuando la Alhambra
se iba vistiendo de luna,
bajaba el viento a Granada
en busca de su hermosura.
La rosa se distraía
oyendo los surtidores
mientras el viento gemía
de amor en los miradores.
Estribillo
¡Ay, mi rosa de la Alhambra,
rosa de la morería!
Haré lo que tú me mandes
con tal de que seas mía.
Manda repicar campanas
que yo las repicaré,
manda que se seque el Darro
y no volverá a correr.
Pero por amor de Dios,
pero por amor de Dios,
no mandes que no te quiera
porque eso no puedo yo.
II
Pasó la Reina una tarde
a la verita de la rosa.
Si la rosa era de nieve,
la Reina era más hermosa.
Y cortándola del tallo
con mano de terciopelo,
con un alfiler de plata
la prendió sobre su pelo.
Y por la noche en la Alhambra
mientras la rosa moría,
llorando en los arrayanes,
el viento, triste, decía:
Estribillo
¡Ay, mi rosa de la Alhambra,
rosa de la morería!
Haré lo que tú me mandes
con tal de que seas mía.
Manda repicar campanas
que yo las repicaré,
manda que se seque el Darro
y no volverá a correr.
Pero por amor de Dios,
pero por amor de Dios,
no mandes que no te quiera
porque eso no puedo yo.
Versión grabada por:
Clara Montes
I
En la Granada había una rosa
más bonita que ninguna,
la blancura de la fuente
envidiaba su hermosura.
De noche, cuando la Alhambra
se iba vistiendo de luna,
bajaba el viento a Granada
sólo pa ver su hermosura.
La rosa se distraía
mirando los surtidores
mientras el viento gemía
de amor en los miradores.
Estribillo
¡Ay, mi rosa de la Alhambra,
rosa de la morería!
Haré lo que tú me mandes
con tal de que seas mía.
Manda repicar campanas
que yo las repicaré,
manda que se seque el Darro
y no volverá a correr.
Pero por amor de Dios,
pero por amor de Dios,
no mandes que no te quiera
porque eso no puedo yo.
II
Pasó la Reina una tarde
a la vera de la rosa.
Si la rosa era de nieve,
la Reina era más hermosa.
Y cortándola del tallo
con mano de terciopelo,
con un alfiler de plata
se la prendió sobre el pelo.
Y por la noche en la Alhambra
cuando la rosa moría,
el viento en los arrayanes,
muerto de dolor decía:
Estribillo
¡Ay, mi rosa de la Alhambra,
rosa de la morería!
Haré lo que tú me mandes
con tal de que seas mía.
Manda repicar campanas
que yo las repicaré,
manda que se seque el Darro
y no volverá a correr.
Pero por amor de Dios,
pero por amor de Dios,
no mandes que no te quiera
porque eso no puedo yo.
Final
No mandes que no te quiera
porque eso no puedo yo.
Versión grabada por:
Carmen Flores
I
En la Alhambra había una rosa
más bonita que ninguna,
la blancura de la fuente
envidiaba su blancura.
De noche, cuando la Alhambra
se iba vistiendo de luna,
bajaba el viento a Granada
en busca de su hermosura.
La rosa se distraía
oyendo los surtidores
mientras el viento gemía
de amor en los miradores.
Estribillo
¡Ay, mi rosa de la Alhambra,
rosa de la morería!
Haré lo que tú me mandes
con tal de que seas mía.
Manda repicar campanas
y yo las repicaré,
manda que se seque el Darro
y no volverá a correr.
Pero por amor de Dios,
pero por amor de Dios,
no mandes que no te quiera
porque eso no puedo yo.
II
Pasó la Reina una tarde
a la vera de la rosa.
Si la rosa era de nieve,
la Reina era más hermosa.
Y cortándola del tallo
con mano de terciopelo,
en un alfiler de plata
se la prendió sobre el pelo.
Y por la noche en la Alhambra
mientras la rosa moría,
llorando en los arrayanes,
el viento, triste, decía:
Estribillo
¡Ay, mi rosa de la Alhambra,
rosa de la morería!
Haré lo que tú me mandes
con tal de que seas mía.
Manda repicar campanas
y yo las repicaré,
manda que se seque el Darro
y no volverá a correr.
Pero por amor de Dios,
pero por amor de Dios,
no mandes que no te quiera
porque eso no puedo yo.
Versión grabada por:
Carlos Vargas
I
En la Granada había una rosa
más bonita que ninguna,
la blancura de la fuente
envidiaba su hermosura.
De noche, cuando la Alhambra
se iba vistiendo de luna,
bajaba el viento a Granada
sólo por ver su hermosura.
La rosa se distraía
oyendo los surtidores
mientras el viento gemía
de amor en los miradores.
Estribillo
¡Ay, mi rosa de la Alhambra,
rosa de la morería!
Haré lo que tú me mandes
con tal de que seas mía.
Manda repicar campanas
y yo las repicaré,
manda que se seque el Darro
y no volverá a correr.
Pero por amor de Dios,
pero por amor de Dios,
no mandes que no te quiera
porque eso no puedo yo.
II
Pasó la Reina una tarde
a la vera de la rosa.
Si la rosa era de nieve,
la Reina era más hermosa.
Y cortándola del tallo
con mano de terciopelo,
con un alfiler de plata
se la prendió sobre el pelo.
Y por la noche en la Alhambra
cuando la rosa moría,
el viento en los arrayanes,
muerto de dolor, decía:
Estribillo
¡Ay, mi rosa de la Alhambra,
rosa de la morería!
Haré lo que tú me mandes
con tal de que seas mía.
Manda repicar campanas
y yo las repicaré,
manda que se seque el Darro
y no volverá a correr.
Pero por amor de Dios,
pero por amor de Dios,
no mandes que no te quiera
porque eso no puedo yo.
Versión grabada por:
Luisa Ortega
I
En la Alhambra había una rosa
más bonita que ninguna,
la blancura de la fuente
le envidiaba en su blancura.
De noche, cuando la Alhambra
se iba vistiendo de luna,
bajaba el viento a Granada
sólo por ver su hermosura.
La rosa se distraía
Oyendo a los surtidores
mientras el viento gemía,
de amor, en los miradores.
Estribillo
¡Ay, rosa de la Alhambra,
rosa de la morería!
Haré lo que tú me mandas
con tal de que seas mía.
Manda repicar campanas
y yo las repicaré,
manda que se seque el Darro
y no volverá a correr.
Pero por amor de Dios,
pero por amor de Dios,
no mandes que no te quiera
porque eso no puedo yo.
II
Pasó una tarde, la Reina,
a la vera de la rosa.
Si la rosa era de nieve,
la Reina era más hermosa.
Y cortándola del tallo
con mano de terciopelo,
con un alfiler de plata
se la prendió sobre el pelo.
Y aquella noche en la Alhambra
mientras la rosa moría,
el viento en los arrayanes,
con triste pena gemía:
Estribillo
¡Ay, mi rosa de la Alhambra,
rosa de la morería!
Yo haré lo que tú me mandas
con tal de que seas mía.
Manda repicar campanas
y yo las repicaré,
manda que se seque el Darro
y no volverá a correr.
Pero por amor de Dios,
pero por amor de Dios,
no mandes que no te quiera
porque eso no puedo yo.
Poema:
Gacela de la rosa y el viento
En medio de fuente
se bañaba la rosa.
Era toda de mármol,
del tallo a la corola,
y dormida en el agua
parecía una novia.
El viento de Granada
suspiraba en las hojas,
moreno y ondulado
como un galán de sombra.
A beber a la fuente
bajaban las palomas
diciendo con envidia
–¡Ay, qué blanca es la rosa!
Bajaba la sultana
entre velos y ajorcas,
con dos esclavos negros
y diez esclavas moras,
y decía con pena :
–¡Ay, qué blanca es la rosa!
Al filo de la noche,
cuando la Alhambra toda
era un barco dormido
de jazmín y magnolias,
la luna, a los cipreses,
decía con voz rota:
–¡Más que yo en el estanque
cuando la Alhambra toda!
Y ya de madrugada,
entre la verde fronda,
con capa de arrayanes
y faja de toronjas,
el viento de Granada,
galán de flor y sombra,
decía enamorado:
–¡Es de blanca la rosa!
Novia de sal y mármol,
en la fuente redonda,
las palabras del viento
escuchaba la rosa,
y dura como nieve,
del tallo a la corola,
con una voz mojada
de primavera rota,
decía entre suspiros:
–¡Ay, si fuera una rosa!
La Ruiseñora
LA RUISEÑORA
Marcha (1953)
Letra: Antonio Quintero y Rafael de León / Música: Manuel López-Quiroga
Esta copla es una marcha que Concha Piquer incluyó en el espectáculo “Salero de España”, estrenado en el teatro Álvarez Quintero de Sevilla en noviembre de 1953. En 1955, Concha Piquer la grabó para La Voz de su Amo. La historia que cuenta “La Ruiseñora” es bastante fuerte, y ha sido grabada también por artistas como Imperio de Triana, Isabel Pantoja o María Vidal.
Versión grabada por:
Conchita Piquer
I
En la taberna de 'El tres de Espadas', entre guitarras y anís del moras, ¡Cómo cantaba, de madrugada, por soleares, La Ruiseñora!
Se acabó lo que se daba;
le dijo Paco Olivares, y la llevó hasta el artá; y ella, que lo camelaba,
se puso blanca de azahares y nunca vorvió a cantá.
Pero Paco, antes del año,
empesó a vorvé de día y a bebé sin ton ni son y mordiendo er desengaño,
la flamenca repetía en los hierros der balcón:
Estribillo:
¿Qué te pasa, Ruiseñora? Que tengo un nío de pena y selos en la garganta, y hasta el corasón me llora por siguiriyas, por soleares y por tarantas.
¿Qué sombra lo tiene esclavo? ¿De qué rumbo mardesío viene este doló de clavo
que desbarata el sentío? ¿Dónde está el agonisante entre la noche y la aurora? ¡Se muera cantando un cante mejó que La Ruiseñora!
II
Al 'Tres de Espadas' corrió celosa con la carita despavoría y vio a su Paco que, con la Rosa, en una mesa se divertía.
Subió derecha ar tablao;
¡Aquí está La Ruiseñora pa lo que gusten mandá! ¡Lo de ese y yo s'ha acabao,
vuervo a sé la cantaora, con que vamos a cantá!
Pues se va a cumplí tu suerte
y al relámpago de un tiro er café se iluminó; ella vio llegá la muerte
y en el úrtimo suspiro, de este modo le cantó:
Estribillo:
¡Dios te ampare, Ruiseñora! Campanas doblen por er silencio de mi garganta; resen por la cantaora las siguiriyas, las soleares y las tarantas.
De un soplo m'has apagao la lámpara de la vía, mira qué bien has pagao, lo que yo a ti te quería. ¿Dónde está el agonisante entre la noche y la aurora? ¡Se muera cantando un cante mejó que La Ruiseñora!
Final:
Tenerle, por Dios, clemencia; piedá tenerle los jueses, que yo la he di la lisensia para matarme sien veses.
¿Dónde está el agonisante entre la noche y la aurora? ¡Se muera cantando un cante mejó que La Ruiseñora!
Versión grabada por:
Imperio de Triana
I
En la taberna de 'El tres de Espadas', entre guitarras y anís del moras, ¡Cómo cantaba, de madrugada, por soleares, La Ruiseñora!
Se acabó lo que se daba;
le dijo Paco Olivares, y la llevó hasta el artá; y ella, que lo camelaba,
se puso blanca de azahares y nunca vorvió a cantá.
Pero Paco, antes del año,
empesó a vorvé de día y a bebé sin ton ni son y mordiendo er desengaño,
la flamenca repetía en los hierros der balcón:
Estribillo:
¿Qué te pasa, Ruiseñora? Que tengo un núo de pena y selos en la garganta, y hasta el corasón me llora por siguiriyas, por soleares y por tarantas.
¿Qué noche lo tiene ciego? ¿De qué rumbo mardesío viene este doló de clavo
que desbarata el sentío? ¿Dónde está el agonisante entre la noche a la aurora? ¡Se muera cantando un cante mejó que La Ruiseñora!
Final:
Tenerle, por Dios, clemencia; piedá tenerle los jueses, que yo le he dao lisensia pa que me mate sien veses.
¿Dónde está el agonisante entre la noche a la aurora? ¡Se muera cantando un cante mejó que La Ruiseñora!
Versión grabada por:
Isabel Pantoja
I
En la taberna de 'El tres de Espadas', entre guitarras y anís del moras, ¡Cómo cantaba, de madrugada, por soleares, La Ruiseñora!
Se acabó lo que se daba;
le dijo Paco Olivares, y la llevó hasta el artá; y ella, que lo camelaba,
se puso blanca de azahares y nunca vorvió a cantá.
Pero Paco, antes del año,
empesó a vorvé de día y a bebé sin ton ni son y mordiendo er desengaño,
la flamenca repetía en los hierros der balcón:
Estribillo:
¿Qué te pasa, Ruiseñora? Que tengo un nío de pena y selos en la garganta, y hasta el corasón me llora por siguiriyas, por soleares y por tarantas.
¿Qué sombra lo tiene esclavo? ¿De qué rumbo mardesío viene este doló de clavo
que desbarata el sentío? ¿Dónde está el agonisante que entre la noche y la aurora se muere cantando un cante mejó que La Ruiseñora?
II
Al 'Tres de Espadas' corrió celosa con la carita despavoría y vio a su Paco que, con la Rosa, en una mesa se divertía.
Subió derecha ar tablao;
¡Aquí está La Ruiseñora pa lo que gusten mandá! ¡Lo de ese y yo s'ha acabao,
vuervo a sé la cantaora, con que vamos a cantá!
Pues se va a cumplí tu suerte
y al relámpago de un tiro er café se iluminó; ella vio llegá la muerte
y en el úrtimo suspiro, de este modo le cantó:
Estribillo:
¡Dios te ampare, Ruiseñora! Campanas doblen por er silencio de tu garganta; resen por su cantaora las siguiriyas, las soleares y las tarantas.
De un soplo m'has apagao la lámpara de la vía, mira qué bien has pagao, lo que yo a ti te quería. ¿Dónde está el agonisante que entre la noche y la aurora se muere cantando un cante mejó que La Ruiseñora?
Final:
Tenerle, por Dios, clemencia; piedá tenerle los jueses, que yo la he dao la lisensia para matarme sien veses.
¿Dónde está el agonisante que entre la noche y la aurora se muere cantando un cante mejó que La Ruiseñora?
Marcha (1953)
Letra: Antonio Quintero y Rafael de León / Música: Manuel López-Quiroga
Esta copla es una marcha que Concha Piquer incluyó en el espectáculo “Salero de España”, estrenado en el teatro Álvarez Quintero de Sevilla en noviembre de 1953. En 1955, Concha Piquer la grabó para La Voz de su Amo. La historia que cuenta “La Ruiseñora” es bastante fuerte, y ha sido grabada también por artistas como Imperio de Triana, Isabel Pantoja o María Vidal.
Versión grabada por:
Conchita Piquer
I
En la taberna de 'El tres de Espadas', entre guitarras y anís del moras, ¡Cómo cantaba, de madrugada, por soleares, La Ruiseñora!
Se acabó lo que se daba;
le dijo Paco Olivares, y la llevó hasta el artá; y ella, que lo camelaba,
se puso blanca de azahares y nunca vorvió a cantá.
Pero Paco, antes del año,
empesó a vorvé de día y a bebé sin ton ni son y mordiendo er desengaño,
la flamenca repetía en los hierros der balcón:
Estribillo:
¿Qué te pasa, Ruiseñora? Que tengo un nío de pena y selos en la garganta, y hasta el corasón me llora por siguiriyas, por soleares y por tarantas.
¿Qué sombra lo tiene esclavo? ¿De qué rumbo mardesío viene este doló de clavo
que desbarata el sentío? ¿Dónde está el agonisante entre la noche y la aurora? ¡Se muera cantando un cante mejó que La Ruiseñora!
II
Al 'Tres de Espadas' corrió celosa con la carita despavoría y vio a su Paco que, con la Rosa, en una mesa se divertía.
Subió derecha ar tablao;
¡Aquí está La Ruiseñora pa lo que gusten mandá! ¡Lo de ese y yo s'ha acabao,
vuervo a sé la cantaora, con que vamos a cantá!
Pues se va a cumplí tu suerte
y al relámpago de un tiro er café se iluminó; ella vio llegá la muerte
y en el úrtimo suspiro, de este modo le cantó:
Estribillo:
¡Dios te ampare, Ruiseñora! Campanas doblen por er silencio de mi garganta; resen por la cantaora las siguiriyas, las soleares y las tarantas.
De un soplo m'has apagao la lámpara de la vía, mira qué bien has pagao, lo que yo a ti te quería. ¿Dónde está el agonisante entre la noche y la aurora? ¡Se muera cantando un cante mejó que La Ruiseñora!
Final:
Tenerle, por Dios, clemencia; piedá tenerle los jueses, que yo la he di la lisensia para matarme sien veses.
¿Dónde está el agonisante entre la noche y la aurora? ¡Se muera cantando un cante mejó que La Ruiseñora!
Versión grabada por:
Imperio de Triana
I
En la taberna de 'El tres de Espadas', entre guitarras y anís del moras, ¡Cómo cantaba, de madrugada, por soleares, La Ruiseñora!
Se acabó lo que se daba;
le dijo Paco Olivares, y la llevó hasta el artá; y ella, que lo camelaba,
se puso blanca de azahares y nunca vorvió a cantá.
Pero Paco, antes del año,
empesó a vorvé de día y a bebé sin ton ni son y mordiendo er desengaño,
la flamenca repetía en los hierros der balcón:
Estribillo:
¿Qué te pasa, Ruiseñora? Que tengo un núo de pena y selos en la garganta, y hasta el corasón me llora por siguiriyas, por soleares y por tarantas.
¿Qué noche lo tiene ciego? ¿De qué rumbo mardesío viene este doló de clavo
que desbarata el sentío? ¿Dónde está el agonisante entre la noche a la aurora? ¡Se muera cantando un cante mejó que La Ruiseñora!
Final:
Tenerle, por Dios, clemencia; piedá tenerle los jueses, que yo le he dao lisensia pa que me mate sien veses.
¿Dónde está el agonisante entre la noche a la aurora? ¡Se muera cantando un cante mejó que La Ruiseñora!
Versión grabada por:
Isabel Pantoja
I
En la taberna de 'El tres de Espadas', entre guitarras y anís del moras, ¡Cómo cantaba, de madrugada, por soleares, La Ruiseñora!
Se acabó lo que se daba;
le dijo Paco Olivares, y la llevó hasta el artá; y ella, que lo camelaba,
se puso blanca de azahares y nunca vorvió a cantá.
Pero Paco, antes del año,
empesó a vorvé de día y a bebé sin ton ni son y mordiendo er desengaño,
la flamenca repetía en los hierros der balcón:
Estribillo:
¿Qué te pasa, Ruiseñora? Que tengo un nío de pena y selos en la garganta, y hasta el corasón me llora por siguiriyas, por soleares y por tarantas.
¿Qué sombra lo tiene esclavo? ¿De qué rumbo mardesío viene este doló de clavo
que desbarata el sentío? ¿Dónde está el agonisante que entre la noche y la aurora se muere cantando un cante mejó que La Ruiseñora?
II
Al 'Tres de Espadas' corrió celosa con la carita despavoría y vio a su Paco que, con la Rosa, en una mesa se divertía.
Subió derecha ar tablao;
¡Aquí está La Ruiseñora pa lo que gusten mandá! ¡Lo de ese y yo s'ha acabao,
vuervo a sé la cantaora, con que vamos a cantá!
Pues se va a cumplí tu suerte
y al relámpago de un tiro er café se iluminó; ella vio llegá la muerte
y en el úrtimo suspiro, de este modo le cantó:
Estribillo:
¡Dios te ampare, Ruiseñora! Campanas doblen por er silencio de tu garganta; resen por su cantaora las siguiriyas, las soleares y las tarantas.
De un soplo m'has apagao la lámpara de la vía, mira qué bien has pagao, lo que yo a ti te quería. ¿Dónde está el agonisante que entre la noche y la aurora se muere cantando un cante mejó que La Ruiseñora?
Final:
Tenerle, por Dios, clemencia; piedá tenerle los jueses, que yo la he dao la lisensia para matarme sien veses.
¿Dónde está el agonisante que entre la noche y la aurora se muere cantando un cante mejó que La Ruiseñora?
La rumba del pay pay
LA RUMBA DEL PAI PAI
Autor: Carlos Cano
A La Habana, caña y ron,
se fue el Pericón de Cádiz,
en un barco de vapor,
a tomar café una tarde.
¡Ay, mamá la zarzamora!
Y en cuanto desembarcó
allí fueron a esperarle
el negro Benny Moré
y Mamá Inés, la comadre
¡Ay, mamá la zarzamora!
Viene de La Habana
camino de Cádiz
armando jarana
con el pai-pai.
Para darle su arte
a la rumba que echale
azucar de caña,
limón y aguacate,
papaya y canela,
guayaba y tomate
con agüita fresca.
¡Qué calor, comadre!
¡Cierra el ventanal,
que viene un mosquito
que te va picar!
¡Zas! ¡Zas!, ¡te picó!
¡te picó! ¡te picó!
¡Ay, mamá la zarzamora!
Se la inventó el Pericón,
la rumba del pai-pai,
en Cuba con un tambor,
para a una negra camelarse
¡Ay, mamá la zarzamora!
Ay, que le decía el gachó,
cogiéndola por el talle,
qué cerquita está La Habana,
y qué está lejos Alicante
¡Ay, mamá la zarzamora!
Viene de La Habana
camino de Cádiz
armando jarana
con el pai-pai.
Para darle su arte
a la rumba que echale
azucar de caña,
limón y aguacate,
papaya y canela,
guayaba y tomate
con agüita fresca.
¡Qué calor, comadre!
¡Cierra el ventanal,
que viene un mosquito
que te va picar!
¡Zas! ¡Zas!, ¡te picó!
¡te picó! ¡te picó!
¡Ay, mamá la zarzamora!
Autor: Carlos Cano
A La Habana, caña y ron,
se fue el Pericón de Cádiz,
en un barco de vapor,
a tomar café una tarde.
¡Ay, mamá la zarzamora!
Y en cuanto desembarcó
allí fueron a esperarle
el negro Benny Moré
y Mamá Inés, la comadre
¡Ay, mamá la zarzamora!
Viene de La Habana
camino de Cádiz
armando jarana
con el pai-pai.
Para darle su arte
a la rumba que echale
azucar de caña,
limón y aguacate,
papaya y canela,
guayaba y tomate
con agüita fresca.
¡Qué calor, comadre!
¡Cierra el ventanal,
que viene un mosquito
que te va picar!
¡Zas! ¡Zas!, ¡te picó!
¡te picó! ¡te picó!
¡Ay, mamá la zarzamora!
Se la inventó el Pericón,
la rumba del pai-pai,
en Cuba con un tambor,
para a una negra camelarse
¡Ay, mamá la zarzamora!
Ay, que le decía el gachó,
cogiéndola por el talle,
qué cerquita está La Habana,
y qué está lejos Alicante
¡Ay, mamá la zarzamora!
Viene de La Habana
camino de Cádiz
armando jarana
con el pai-pai.
Para darle su arte
a la rumba que echale
azucar de caña,
limón y aguacate,
papaya y canela,
guayaba y tomate
con agüita fresca.
¡Qué calor, comadre!
¡Cierra el ventanal,
que viene un mosquito
que te va picar!
¡Zas! ¡Zas!, ¡te picó!
¡te picó! ¡te picó!
¡Ay, mamá la zarzamora!
La Ruñidera
LA RUÑIDERA
CANCIÓN
Autor: A. Rodriguez
Ay, en un día de velorio,
dame un poquito Babalú,
dame diecisiete velas,
que para ponerme en cruz.
Dame un poco de tabaco, Mayenye
un poquito de aguardiente,
dame un poco de dinero Mayenye
para que me de la suerte.
Yo quiero pedir,
que mi negra me quiera,
yo quiero pedir,
que mi negra me quiera,
que tenga un dinerito,
y que no se muera,
que tenga un dinerito,
y que a mi me quiera.
Y a Babalú, y a Babalú,
que tenga una negra,
tan graciosa como tú,
que tenga dinerito,
y que a mi me quiera.
Ay, que ruñidera, mamá,
ay, que ruñidera,
por Dios mamá,
por Dios, no me gruñas más,
ay que hace tiempo que yo estoy,
y tan, tan, tan, y tan, tan, tan
tan, tan, tan, tan tan, tan,
y ay, ay, ay, ay,
que, que, que ruñidera, mamá,
¡ay, que ruñidera!
Tiene mi son, un bamboleo,
una manera sin par,
tiene mi son, un bamboleo,
una manera sin par,
que cuando salgo a bailar,
vive todo con ardor,
y ay, ay, ay, ay,
ay, ay, ay, ay, ay, ay,
que, que, que ruñidera, mamá,
¡ay, que ruñidera!
Ay, mamá, ay, por Dios,
por Dios, mamá,
por Dios, no me gruñas más,
ay que hace tiempo que yo estoy,
ay, mamá, mamá, mamá
que ruñidera, mamá,
ay, ay, ay, ay, ay, ay,
que, que, que ruñidera, mamá,
¡ay, que ruñidera!
CANCIÓN
Autor: A. Rodriguez
Ay, en un día de velorio,
dame un poquito Babalú,
dame diecisiete velas,
que para ponerme en cruz.
Dame un poco de tabaco, Mayenye
un poquito de aguardiente,
dame un poco de dinero Mayenye
para que me de la suerte.
Yo quiero pedir,
que mi negra me quiera,
yo quiero pedir,
que mi negra me quiera,
que tenga un dinerito,
y que no se muera,
que tenga un dinerito,
y que a mi me quiera.
Y a Babalú, y a Babalú,
que tenga una negra,
tan graciosa como tú,
que tenga dinerito,
y que a mi me quiera.
Ay, que ruñidera, mamá,
ay, que ruñidera,
por Dios mamá,
por Dios, no me gruñas más,
ay que hace tiempo que yo estoy,
y tan, tan, tan, y tan, tan, tan
tan, tan, tan, tan tan, tan,
y ay, ay, ay, ay,
que, que, que ruñidera, mamá,
¡ay, que ruñidera!
Tiene mi son, un bamboleo,
una manera sin par,
tiene mi son, un bamboleo,
una manera sin par,
que cuando salgo a bailar,
vive todo con ardor,
y ay, ay, ay, ay,
ay, ay, ay, ay, ay, ay,
que, que, que ruñidera, mamá,
¡ay, que ruñidera!
Ay, mamá, ay, por Dios,
por Dios, mamá,
por Dios, no me gruñas más,
ay que hace tiempo que yo estoy,
ay, mamá, mamá, mamá
que ruñidera, mamá,
ay, ay, ay, ay, ay, ay,
que, que, que ruñidera, mamá,
¡ay, que ruñidera!
La Salinera
LA SALINERA
“La salinera” es una preciosa copla de García Padilla, Kola, padre de Carmen Sevilla, y el maestro Mostazo que Estrellita Castro cantaba en los años treinta. Esta bella pieza con un aire entre habanera y tango ha sido recuperada muchísimos años después y registrada en disco por nuestra querida y admirada Pasión Vega.
"Marino, marinero,
que contra el viento vas navegando,
si miras que a tu barco sigue un lucero,
ya sabes que, sin verte, te estoy mirando.
Marino, marinero,
no eches el ancla en la bahía;
vente a la playa, que allí te espero
contándole a las olas las penas mías.
Ah, ah...
Va en tu barco una rosa, la de los vientos;
otra rosa te manda mi pensamiento;
a 'onde' el mar con el cielo forma una estela,
busco de tu fragata, ay, ay, las blancas velas.
Cuando amanece,
la Tacita de Plata un sol parece,
la Tacita de Plata, ay, ay, un sol parece.
Ah, ah...
Salina, salinera,
niña bonita de San Fernando,
cuando tus pies descalzos pisan la arena,
de sal llenas los hoyos que vas dejando.
Salina, salinera,
si tú me miras, no quiero faro,
que no temo a las rocas de la escollera
si en la noche me guían tus ojos claros.
Ah, ah...
Va en tu barco una rosa, la de los vientos;
otra rosa te manda mi pensamiento;
a 'onde' el mar con el cielo forma una estela,
busco de tu fragata, ay, ay, ay, las blancas velas.
Cuando amanece,
la Tacita de Plata un sol parece,
la Tacita de Plata, ay, ay, un sol parece.
Ah, ah..."
ESTRELLITA CASTRO
https://www.youtube.com/watch?v=5bmU7e1FTCI
“La salinera” es una preciosa copla de García Padilla, Kola, padre de Carmen Sevilla, y el maestro Mostazo que Estrellita Castro cantaba en los años treinta. Esta bella pieza con un aire entre habanera y tango ha sido recuperada muchísimos años después y registrada en disco por nuestra querida y admirada Pasión Vega.
"Marino, marinero,
que contra el viento vas navegando,
si miras que a tu barco sigue un lucero,
ya sabes que, sin verte, te estoy mirando.
Marino, marinero,
no eches el ancla en la bahía;
vente a la playa, que allí te espero
contándole a las olas las penas mías.
Ah, ah...
Va en tu barco una rosa, la de los vientos;
otra rosa te manda mi pensamiento;
a 'onde' el mar con el cielo forma una estela,
busco de tu fragata, ay, ay, las blancas velas.
Cuando amanece,
la Tacita de Plata un sol parece,
la Tacita de Plata, ay, ay, un sol parece.
Ah, ah...
Salina, salinera,
niña bonita de San Fernando,
cuando tus pies descalzos pisan la arena,
de sal llenas los hoyos que vas dejando.
Salina, salinera,
si tú me miras, no quiero faro,
que no temo a las rocas de la escollera
si en la noche me guían tus ojos claros.
Ah, ah...
Va en tu barco una rosa, la de los vientos;
otra rosa te manda mi pensamiento;
a 'onde' el mar con el cielo forma una estela,
busco de tu fragata, ay, ay, ay, las blancas velas.
Cuando amanece,
la Tacita de Plata un sol parece,
la Tacita de Plata, ay, ay, un sol parece.
Ah, ah..."
ESTRELLITA CASTRO
https://www.youtube.com/watch?v=5bmU7e1FTCI
La salvaora (1) Zambra
LA SALVAORA
Zambra (1943)
Letra: Antonio Quintero y Rafael de León / Música: Manuel López-Quiroga
Gran creación de Q. L. y Q. para Manolo Caracol que la cantaba en el espectáculo “Zambra 1946”. Existe una versión discográfica a dúo con Lola Flores. Esta zambra la cantó también Manolo Caracol en la película “Embrujo”, de 1947. Existen varias versiones de esta gran pieza entre las que destaca la que grabó La Paquera de Jerez en 1971.
Versión grabada por:
Lola Flores y Manolo Caracol
(recitado – Lola Flores)
Se fue de la vía mía
triste y desesperaíto
y siguió la Salvaora,
loca de sambra y de vino,
deshojando en los tablaos
la rosas de sus palillos
y el orgullo hasiendo parmas
en su corasón vasío.
¿En dónde está ese buen moso
capá de darme martirio?
¡Vengan los guapos a verme,
que a todos los desafío,
porque ninguno se adorna
con la flo de mi cariño;
el valiente que lo logre
no existe entre los nasíos!
Y estando en esta soberbia
abrió la noche un postigo
por donde entraron dos ojos
que dieron muerte a los míos.
Las palabras de sus labios
fue mi gloria y mi castigo.
Lloré queriendo a aquel padre
más que por mí lloró el hijo.
(cantado – Manolo Caracol)
Qué rasón tenía la pena traidora que er niño sufría por la Salvaora. Diecisiete años tiene mi criatura y yo no me extraño de tanta locura.
Eres tan hermosa como er firmamento, lástima que tengas malos pensamientos. ¿Quién te puso Sarvaora …? ¡Qué poco te conocía! Er que de ti se enamora se pierde pa toa la vía. Tengo a mi niño embrujao por curpa de tu queré … Si yo no fuera casao contigo me iba a perdé. Dios mío, ¡qué pena!, el alma me llora. ¡A vé cuando suena la hora que las intensiones
se le vuervan buenas ay, ay, ay, a la Sarvaora?
Versión grabada por:
Amàlia Rodrigues
Qué rasón tenía la pena traidora que el niño sufría por la Salvaora. Dieciocho años tiene mi criatura y yo no me extraño de tanta locura.
Eres tan hermosa como er firmamento, lástima que tengas malos pensamientos. ¡Quien te puso Salvaora qué poco te conosía, el que de ti se enamora se pierde pa toa la vía! Tengo mi niño embrujao por curpa de tu queré, si yo no fuera casao contigo me iba a perdé. ¡Dios mío, qué pena! ¡El alma me llora,!
¿A ver cuando suena la hora que las intenciones
se le vuelvan buenas a la Salvaora?
Versión grabada por:
La Paquera de Jerez
Qué rasón tenía la pena traidora que el niño sufría por la Salvaora. Diecisiete años tiene mi criatura y yo no me espanto de tanta locura.
Eres tan hermosa como er firmamento, lástima que tengas malos pensamientos. ¡Quien te puso Salvaora qué poco te conosía, quien de ti se te enamora se pierde pa toa la vía! Tengo mi niño embrujao por curpa de tu queré, si yo no fuera casao contigo me iba a perdé. ¡Dios mío, qué pena más grande! ¡El alma me llora! ¿A ve cuando suena la hora que las intenciones
se le vuelvan buenas ay, ay, ay, a la Salvaora?
Versión grabada por:
Alejandro Conde
Qué rasón tenía la pena traidora que el niño sufriera por la Salvaora. Diecisiete años tiene mi criatura y yo no me extraño de tanta locura.
Eres tan hermosa como er firmamento, lástima que tengas malos pensamientos. ¡Quien te puso Salvaora qué poco te conosía, el que de ti se enamora se pierde pa toa la vía! Tiene a mi niño embrujao por curpa de tu queré, si yo no fuera casao contigo me iba a perdé. ¡Dios mío, qué pena! ¡El alma me llora! ¿A ver cuando llega la hora que las intenciones
se le vuelvan buenas ay, ay, ay, a la Salvaora?
Versión grabada por:
Manolo de Vega, Manolo Escobar
Qué razón tenía la pena traidora que el niño sufriera por la Salvaora. Diecisiete años tiene mi criatura y yo no me extraño de tanta locura.
Eres tan hermosa como el firmamento, lástima que tengas malos pensamientos. ¡Quien te puso Salvaora qué poco te conocía, el que de ti se enamora se pierde pa toa la vía! Tengo mi niño embrujao por culpa de tu queré, si yo no fuera casao contigo me iba a perdé. ¡Dios mío, qué pena más grande! ¡El alma me llora! ¿A ver cuando suena la hora que las intenciones
se le vuelvan buenas ay, ay, ay, a la Salvaora?
Versión grabada por:
Miguel Poveda
Qué rasón tenía la pena traidora que el niño sufriera por la Salvaora. Diecisiete años tiene mi criatura y yo no me espanto de tanta locura.
Eres tan hermosa como er firmamento, lástima que tengas malos pensamientos. ¡Quien te puso Salvaora qué poco te conocía, y el que de ti se enamora se pierde pa toa la vía! Tengo a mi niño embrujao por culpa de tu queré, si yo no fuera casao contigo me iba a perdé. ¡Dios mío, qué pena más grande! ¡Y el alma me llora! ¿A ver cuando llega la hora que las intenciones
se le vuelvan buenas ay, ay, ay, a la Salvaora?
Zambra (1943)
Letra: Antonio Quintero y Rafael de León / Música: Manuel López-Quiroga
Gran creación de Q. L. y Q. para Manolo Caracol que la cantaba en el espectáculo “Zambra 1946”. Existe una versión discográfica a dúo con Lola Flores. Esta zambra la cantó también Manolo Caracol en la película “Embrujo”, de 1947. Existen varias versiones de esta gran pieza entre las que destaca la que grabó La Paquera de Jerez en 1971.
Versión grabada por:
Lola Flores y Manolo Caracol
(recitado – Lola Flores)
Se fue de la vía mía
triste y desesperaíto
y siguió la Salvaora,
loca de sambra y de vino,
deshojando en los tablaos
la rosas de sus palillos
y el orgullo hasiendo parmas
en su corasón vasío.
¿En dónde está ese buen moso
capá de darme martirio?
¡Vengan los guapos a verme,
que a todos los desafío,
porque ninguno se adorna
con la flo de mi cariño;
el valiente que lo logre
no existe entre los nasíos!
Y estando en esta soberbia
abrió la noche un postigo
por donde entraron dos ojos
que dieron muerte a los míos.
Las palabras de sus labios
fue mi gloria y mi castigo.
Lloré queriendo a aquel padre
más que por mí lloró el hijo.
(cantado – Manolo Caracol)
Qué rasón tenía la pena traidora que er niño sufría por la Salvaora. Diecisiete años tiene mi criatura y yo no me extraño de tanta locura.
Eres tan hermosa como er firmamento, lástima que tengas malos pensamientos. ¿Quién te puso Sarvaora …? ¡Qué poco te conocía! Er que de ti se enamora se pierde pa toa la vía. Tengo a mi niño embrujao por curpa de tu queré … Si yo no fuera casao contigo me iba a perdé. Dios mío, ¡qué pena!, el alma me llora. ¡A vé cuando suena la hora que las intensiones
se le vuervan buenas ay, ay, ay, a la Sarvaora?
Versión grabada por:
Amàlia Rodrigues
Qué rasón tenía la pena traidora que el niño sufría por la Salvaora. Dieciocho años tiene mi criatura y yo no me extraño de tanta locura.
Eres tan hermosa como er firmamento, lástima que tengas malos pensamientos. ¡Quien te puso Salvaora qué poco te conosía, el que de ti se enamora se pierde pa toa la vía! Tengo mi niño embrujao por curpa de tu queré, si yo no fuera casao contigo me iba a perdé. ¡Dios mío, qué pena! ¡El alma me llora,!
¿A ver cuando suena la hora que las intenciones
se le vuelvan buenas a la Salvaora?
Versión grabada por:
La Paquera de Jerez
Qué rasón tenía la pena traidora que el niño sufría por la Salvaora. Diecisiete años tiene mi criatura y yo no me espanto de tanta locura.
Eres tan hermosa como er firmamento, lástima que tengas malos pensamientos. ¡Quien te puso Salvaora qué poco te conosía, quien de ti se te enamora se pierde pa toa la vía! Tengo mi niño embrujao por curpa de tu queré, si yo no fuera casao contigo me iba a perdé. ¡Dios mío, qué pena más grande! ¡El alma me llora! ¿A ve cuando suena la hora que las intenciones
se le vuelvan buenas ay, ay, ay, a la Salvaora?
Versión grabada por:
Alejandro Conde
Qué rasón tenía la pena traidora que el niño sufriera por la Salvaora. Diecisiete años tiene mi criatura y yo no me extraño de tanta locura.
Eres tan hermosa como er firmamento, lástima que tengas malos pensamientos. ¡Quien te puso Salvaora qué poco te conosía, el que de ti se enamora se pierde pa toa la vía! Tiene a mi niño embrujao por curpa de tu queré, si yo no fuera casao contigo me iba a perdé. ¡Dios mío, qué pena! ¡El alma me llora! ¿A ver cuando llega la hora que las intenciones
se le vuelvan buenas ay, ay, ay, a la Salvaora?
Versión grabada por:
Manolo de Vega, Manolo Escobar
Qué razón tenía la pena traidora que el niño sufriera por la Salvaora. Diecisiete años tiene mi criatura y yo no me extraño de tanta locura.
Eres tan hermosa como el firmamento, lástima que tengas malos pensamientos. ¡Quien te puso Salvaora qué poco te conocía, el que de ti se enamora se pierde pa toa la vía! Tengo mi niño embrujao por culpa de tu queré, si yo no fuera casao contigo me iba a perdé. ¡Dios mío, qué pena más grande! ¡El alma me llora! ¿A ver cuando suena la hora que las intenciones
se le vuelvan buenas ay, ay, ay, a la Salvaora?
Versión grabada por:
Miguel Poveda
Qué rasón tenía la pena traidora que el niño sufriera por la Salvaora. Diecisiete años tiene mi criatura y yo no me espanto de tanta locura.
Eres tan hermosa como er firmamento, lástima que tengas malos pensamientos. ¡Quien te puso Salvaora qué poco te conocía, y el que de ti se enamora se pierde pa toa la vía! Tengo a mi niño embrujao por culpa de tu queré, si yo no fuera casao contigo me iba a perdé. ¡Dios mío, qué pena más grande! ¡Y el alma me llora! ¿A ver cuando llega la hora que las intenciones
se le vuelvan buenas ay, ay, ay, a la Salvaora?
La salvaora (2) tanguillo
LA SALVAORA
Tanguillo (1953)
Letra: Antonio Quintero y Rafael de León / Música: Manuel López-Quiroga
Versión grabada por:
Lola Flores
I
Mujé de rumbo y tronío,
bailaora de cartel,
y un niño loco perdío
por curpa de mi queré.
- “Ojitos como las moras,
no lo pueo resistí;
me mira la Salvaora
y yo me pongo a morí”
Y a la ilusiones de aquel chavalillo contestaba con pares y nones,
caricia y cuchillos:
Estribillo:
Ay, quererte si que te quiero
pero esto es como si na,
que en la vía es er dinero
el que quita y el que da.
¡Mira que vestío,
mira que brillantes;
de Holanda me lo han traío
dos niños amigos míos
de la marina mercante!
A contá voy yo contigo
¿por qué suspiras y lloras?
Tú eres como un buen amigo
que tiene la Salvaora.
Que tiene la Salvaora.
II
La cara como la cera
llegó un día aquel chavá
y cuando estuvo a mi vera
tiró a sus pies un caudá.
- “Ojitos como las moras
yo los compro para mí;
le pago a la Salvaora
lo que me quiera pedí”
Y como me hablaba con aire orgulloso,
yo el asunto lo eché por la brava
disiendole a moso:
Estribillo:
Ni te quise ni quiero
ni te tengo de queré,
ni me importa ese dinero
que me vienes a ofrecé.
¡Anda niño vete,
no me hables de amores,
que has cumplió diesisiete
y es menesté que respete
a las personas mayores!
Te pués guardá tus metales
y a ver si entiendes ahora
que por ti ni dos reales
daría la Salvaora.
Daría la Salvaora
Tanguillo (1953)
Letra: Antonio Quintero y Rafael de León / Música: Manuel López-Quiroga
Versión grabada por:
Lola Flores
I
Mujé de rumbo y tronío,
bailaora de cartel,
y un niño loco perdío
por curpa de mi queré.
- “Ojitos como las moras,
no lo pueo resistí;
me mira la Salvaora
y yo me pongo a morí”
Y a la ilusiones de aquel chavalillo contestaba con pares y nones,
caricia y cuchillos:
Estribillo:
Ay, quererte si que te quiero
pero esto es como si na,
que en la vía es er dinero
el que quita y el que da.
¡Mira que vestío,
mira que brillantes;
de Holanda me lo han traío
dos niños amigos míos
de la marina mercante!
A contá voy yo contigo
¿por qué suspiras y lloras?
Tú eres como un buen amigo
que tiene la Salvaora.
Que tiene la Salvaora.
II
La cara como la cera
llegó un día aquel chavá
y cuando estuvo a mi vera
tiró a sus pies un caudá.
- “Ojitos como las moras
yo los compro para mí;
le pago a la Salvaora
lo que me quiera pedí”
Y como me hablaba con aire orgulloso,
yo el asunto lo eché por la brava
disiendole a moso:
Estribillo:
Ni te quise ni quiero
ni te tengo de queré,
ni me importa ese dinero
que me vienes a ofrecé.
¡Anda niño vete,
no me hables de amores,
que has cumplió diesisiete
y es menesté que respete
a las personas mayores!
Te pués guardá tus metales
y a ver si entiendes ahora
que por ti ni dos reales
daría la Salvaora.
Daría la Salvaora
La Sebastiana
LA SEBASTIANA
Tanguillo (1948)
Letra: Antonio Quintero y Rafael de León / Música: Manuel López-Quiroga
Se cuenta que la letra de “La Sebastiana”, gracioso tanguillo que Q.L. y Q. hicieron para Lola Flores en 1948, es una evocación de la madre de Estrellita Castro, Sebastiana Navarrete, una malagueña de la que se cuentan muchas anécdotas. Esta copla ha sido también versionada en disco por Enrique Montoya (1962) y Raphael (1993).
Versión grabada por:
Lola Flores
I
En el marco de su ventana,
recién lavada y en matiné,
aparese la Sebastiana
ante, con ante, de amanecé.
Que el crepé, que los risaores,
que la espejita, que la peineta;
y los rulos madrugadores
los va leyendo la papeleta.
Estribillo:
Ay, qué te vi, te jamé,te vi,
T’he visto de entrá, t’he visto salí.
Ay, que yo sé, la gachí quien é,
con aquellos pies,
que es un arguasí.
Sebastiana está endiquelando
Sebastiana está aiquelandó
y adivina der qué y der cuando,
der sube y baja, der vengo y voy.
Ay, que yo sé, que por mi salú,
que no es Marilú,
la de esta mañana.
Ay, que los pies eran de la Iné;
no hay quien se la dé
a la Sebastiana.
II
Aunque tiene siete corchones,
la Sebastiana, no pue dormí,
porque dise que los ratones,
que se le meten por la narí.
Que el sapatón, que la babucha,
que te endiño con la palangana;
cuando acaban aquellas luchas
vuerve al asecho la Sebastiana.
Estribillo:
Ay, qué te vi, te jamé,te vi,
T’he visto de entrá, t’he visto salí.
Ay, que yo sé, la gachí quien é,
con aquellos pies,
que es un arguasí.
Sebastiana está endiquelando
Sebastiana está aiquelandó
y adivina der qué y der cuando,
der sube y baja, der vengo y voy.
Ay, que yo sé, que por mi salú,
que no es Marilú,
la de esta mañana.
Ay, que los pies eran de la Iné;
no hay quien se la dé
a la Sebastiana.
Tanguillo (1948)
Letra: Antonio Quintero y Rafael de León / Música: Manuel López-Quiroga
Se cuenta que la letra de “La Sebastiana”, gracioso tanguillo que Q.L. y Q. hicieron para Lola Flores en 1948, es una evocación de la madre de Estrellita Castro, Sebastiana Navarrete, una malagueña de la que se cuentan muchas anécdotas. Esta copla ha sido también versionada en disco por Enrique Montoya (1962) y Raphael (1993).
Versión grabada por:
Lola Flores
I
En el marco de su ventana,
recién lavada y en matiné,
aparese la Sebastiana
ante, con ante, de amanecé.
Que el crepé, que los risaores,
que la espejita, que la peineta;
y los rulos madrugadores
los va leyendo la papeleta.
Estribillo:
Ay, qué te vi, te jamé,te vi,
T’he visto de entrá, t’he visto salí.
Ay, que yo sé, la gachí quien é,
con aquellos pies,
que es un arguasí.
Sebastiana está endiquelando
Sebastiana está aiquelandó
y adivina der qué y der cuando,
der sube y baja, der vengo y voy.
Ay, que yo sé, que por mi salú,
que no es Marilú,
la de esta mañana.
Ay, que los pies eran de la Iné;
no hay quien se la dé
a la Sebastiana.
II
Aunque tiene siete corchones,
la Sebastiana, no pue dormí,
porque dise que los ratones,
que se le meten por la narí.
Que el sapatón, que la babucha,
que te endiño con la palangana;
cuando acaban aquellas luchas
vuerve al asecho la Sebastiana.
Estribillo:
Ay, qué te vi, te jamé,te vi,
T’he visto de entrá, t’he visto salí.
Ay, que yo sé, la gachí quien é,
con aquellos pies,
que es un arguasí.
Sebastiana está endiquelando
Sebastiana está aiquelandó
y adivina der qué y der cuando,
der sube y baja, der vengo y voy.
Ay, que yo sé, que por mi salú,
que no es Marilú,
la de esta mañana.
Ay, que los pies eran de la Iné;
no hay quien se la dé
a la Sebastiana.
La señorita del acueducto
LA SEÑORITA DEL ACUEDUCTO
Canción (1942)
Letra: Antonio Quintero y Rafael de León / Música: Manuel López-Quiroga
Versión grabada por:
Juanita Reina
I Yo soy Patricia, soy segoviana, yo fui la novia de un capitán, y aunque me tachen de casquivana, soy una mártir del qué dirán. Que me besaron mis labios rojos, dicen que saben por buen conducto, y no me miran con buenos ojos más que los ojos del acueducto. Estribillo: Sobre las piedras, que puso Roma, el agua pasa y va cantando, como de broma, como de guasa: Si algún cadete viene a Segovia, con la esperanza de echarse novia, tenga cuidado con la Patricia, que es el tormento de la milicia. Más yo les juro por los romanos a militares y a los paisanos: Que no se rinde como un reducto la señorita del acueducto. II De los amantes que me adoraron muchos tuvieron un triste fin más de catorce se suicidaron en los pinares de Balsaín. Pero pasaban las promociones y el acueducto mu traicionero, pasó por agua mis ilusiones y hoy soy la esposa de un confitero. Estribillo: Sobre las piedras, que puso Roma, el agua pasa y yo le canto como de broma, como de guasa: Cuando a Segovia venga un cadete no le aconsejes darme carrete, pues la Patricia ya no es soltera, que está casada y es pastelera. Y no es preciso que me hagan dengues con el pretexto de los merengues. Soy de Segovia dulce producto, soy la señora del acueducto.
Final: Y no es preciso que me hagan dengues con el pretexto de los merengues. soy de Segovia dulce producto, soy la señora del acueducto.
Canción (1942)
Letra: Antonio Quintero y Rafael de León / Música: Manuel López-Quiroga
Versión grabada por:
Juanita Reina
I Yo soy Patricia, soy segoviana, yo fui la novia de un capitán, y aunque me tachen de casquivana, soy una mártir del qué dirán. Que me besaron mis labios rojos, dicen que saben por buen conducto, y no me miran con buenos ojos más que los ojos del acueducto. Estribillo: Sobre las piedras, que puso Roma, el agua pasa y va cantando, como de broma, como de guasa: Si algún cadete viene a Segovia, con la esperanza de echarse novia, tenga cuidado con la Patricia, que es el tormento de la milicia. Más yo les juro por los romanos a militares y a los paisanos: Que no se rinde como un reducto la señorita del acueducto. II De los amantes que me adoraron muchos tuvieron un triste fin más de catorce se suicidaron en los pinares de Balsaín. Pero pasaban las promociones y el acueducto mu traicionero, pasó por agua mis ilusiones y hoy soy la esposa de un confitero. Estribillo: Sobre las piedras, que puso Roma, el agua pasa y yo le canto como de broma, como de guasa: Cuando a Segovia venga un cadete no le aconsejes darme carrete, pues la Patricia ya no es soltera, que está casada y es pastelera. Y no es preciso que me hagan dengues con el pretexto de los merengues. Soy de Segovia dulce producto, soy la señora del acueducto.
Final: Y no es preciso que me hagan dengues con el pretexto de los merengues. soy de Segovia dulce producto, soy la señora del acueducto.
La señorita del Pomporé
LA SEÑORITA DEL POMPORÉ
Canción (1942)
Letra: Rafael de León / Música: Manuel López-Quiroga
Versión grabada por:
Estrellita Castro
I
Vive en un viejo palacio
con almenas y blasón
y lleva ya … ¡treinta años!
sentada en el poyetón.
Tuvo un novio hace ya tiempo,
que era maestro de escuela,
y dejóla para siempre
y esperando en su cancela.
Y el pueblo que la conoce
y sabe cuál es su fin,
cuando sale y cuando entra
le dice con retintín:
Estribillo:
¿Dónde va por el paseo
Empolvada y con crepé?
La señorita doña Rosita,
la señorita del pomporé …
¿Dónde va con sus mitones
y su falda de moaré?
La señorita doña Rosita,
la señorita del pomporé …
Va a buscar un novio, novio,
que es apuesto y militar
y juróle por su honra
que con ella se iba a casar.
Lo mismo que la viudita
del conde, conde Laurel,
se va a ver doña Rosita,
la señorita del pomporé …
II
Pasa un año y otro año
y Rosita sigue igual,
bordando el mismo pañuelo
y cantando el mismo vals.
Al espejo, de mañana,
le pregunta con voz breve:
“¿Soy hermosa?” y el espejo
le responde: “¡Blanca Nieves!”
Y el loro mal educado
que ella tiene en el balcón,
cuando sale y cuando entra
le repite la canción:
Estribillo:
¿Dónde va por el paseo
Empolvada y con crepé?
La señorita doña Rosita,
la señorita del pomporé …
¿Dónde va con sus mitones
y su falda de moaré?
La señorita doña Rosita,
la señorita del pomporé …
Va a buscar un novio, novio,
que es apuesto y militar
y juróle por su honra
que con ella se iba a casar.
Lo mismo que la viudita
del conde, conde Laurel,
se va a ver doña Rosita,
la señorita del pomporé …
Canción (1942)
Letra: Rafael de León / Música: Manuel López-Quiroga
Versión grabada por:
Estrellita Castro
I
Vive en un viejo palacio
con almenas y blasón
y lleva ya … ¡treinta años!
sentada en el poyetón.
Tuvo un novio hace ya tiempo,
que era maestro de escuela,
y dejóla para siempre
y esperando en su cancela.
Y el pueblo que la conoce
y sabe cuál es su fin,
cuando sale y cuando entra
le dice con retintín:
Estribillo:
¿Dónde va por el paseo
Empolvada y con crepé?
La señorita doña Rosita,
la señorita del pomporé …
¿Dónde va con sus mitones
y su falda de moaré?
La señorita doña Rosita,
la señorita del pomporé …
Va a buscar un novio, novio,
que es apuesto y militar
y juróle por su honra
que con ella se iba a casar.
Lo mismo que la viudita
del conde, conde Laurel,
se va a ver doña Rosita,
la señorita del pomporé …
II
Pasa un año y otro año
y Rosita sigue igual,
bordando el mismo pañuelo
y cantando el mismo vals.
Al espejo, de mañana,
le pregunta con voz breve:
“¿Soy hermosa?” y el espejo
le responde: “¡Blanca Nieves!”
Y el loro mal educado
que ella tiene en el balcón,
cuando sale y cuando entra
le repite la canción:
Estribillo:
¿Dónde va por el paseo
Empolvada y con crepé?
La señorita doña Rosita,
la señorita del pomporé …
¿Dónde va con sus mitones
y su falda de moaré?
La señorita doña Rosita,
la señorita del pomporé …
Va a buscar un novio, novio,
que es apuesto y militar
y juróle por su honra
que con ella se iba a casar.
Lo mismo que la viudita
del conde, conde Laurel,
se va a ver doña Rosita,
la señorita del pomporé …
La Serranía
LA SERRANÍA
SERRANAS
LEGAZA
La serranía
la serranía
la serranía
yo recorro postinero
yo recorro postinero
de noche y día
de noche y día
de noche y día
sin pensar que por mi suerte
siempre en peligro de muerte
esta mi vía
esta mi vía
a...a...a...ay..
esta mi vía
Es mi caballo lucero
de ronda la serranía
es mi caballo lucero
y en toito el mundo entero
no hay novia como la mía
la muje que yo mas quiero
ANTONIO MOLINA
SERRANAS
LEGAZA
La serranía
la serranía
la serranía
yo recorro postinero
yo recorro postinero
de noche y día
de noche y día
de noche y día
sin pensar que por mi suerte
siempre en peligro de muerte
esta mi vía
esta mi vía
a...a...a...ay..
esta mi vía
Es mi caballo lucero
de ronda la serranía
es mi caballo lucero
y en toito el mundo entero
no hay novia como la mía
la muje que yo mas quiero
ANTONIO MOLINA
La Soberana
LA SOBERANA
Pasodoble (1950)
Letra: Antonio Quintero y Rafael de León / Música: Manuel López-Quiroga
Esta canción-marcha fue creada por Quintero, León y Quiroga para el espectáculo “Olé con olé” estrenado por Juanita Reina el 11 de octubre de 1962 en el teatro Cervantes de Málaga. Juana Reina la grabó en disco para la desaparecida compañía Belter en 1965. Que nosotros sepamos, no existe otra versión discográfica de esta copla.
Versión grabada por:
Juanita Reina
I
Por lo hermosa y lo sencilla,
no se ha visto maravilla semejante.
Ni tumbaga, ni pulsera,
ni parné en la fartriquera, ni un amante.
Dicen los guapos de Triana:
tú no eres rosa, ni eres flor,
tú eres pa mí la Soberana,
y en Soberana se quedó.
Pero en las noches de luna y lucero
de mayo y abril,
cuando en su reja florece un te quiero,
les suele decir:
Estribillo:
Soberana,
no llamarme Soberana,
que yo no lo puedo ser.
Mientras viva,
sabe Dios que estoy cautiva,
del imperio de un querer.
Te tendré como oro en paño,
por su mare me juró,
nunca más si yo te engaño,
vuelva a ver la luz del sol.
Soberana,
y aunque aquella letanía,
no pasó de mi ventana,
mis banderas están abatías,
de noche y de día,
¡no llamarme Soberana!
II
Pero el tiempo corre y vuela,
y llegando a su cancela, muy compuesto,
un señor de campanillas,
se la lleva de Sevilla pa los restos.
Iba casá como Dios manda,
pero al volver la vista atrás,
el corazón se le desmanda,
vaya usted a ver por quién será.
Tiene más lujo, dinero y diamantes
que el mismo Rothschild,
más si su dueño le pide que cante,
le suele decir:
Estribillo:
Soberana,
no llamarme Soberana,
que yo no lo puedo ser.
Mientras viva,
sabe Dios que estoy cautiva,
del imperio de un querer.
Te tendré como oro en paño,
por su mare me juró,
nunca más si yo te engaño,
vuelva a ver la luz del sol.
Soberana,
y aunque aquella letanía,
no pasó de mi ventana,
mis banderas están abatías,
de noche y de día,
¡no llamarme Soberana!
Pasodoble (1950)
Letra: Antonio Quintero y Rafael de León / Música: Manuel López-Quiroga
Esta canción-marcha fue creada por Quintero, León y Quiroga para el espectáculo “Olé con olé” estrenado por Juanita Reina el 11 de octubre de 1962 en el teatro Cervantes de Málaga. Juana Reina la grabó en disco para la desaparecida compañía Belter en 1965. Que nosotros sepamos, no existe otra versión discográfica de esta copla.
Versión grabada por:
Juanita Reina
I
Por lo hermosa y lo sencilla,
no se ha visto maravilla semejante.
Ni tumbaga, ni pulsera,
ni parné en la fartriquera, ni un amante.
Dicen los guapos de Triana:
tú no eres rosa, ni eres flor,
tú eres pa mí la Soberana,
y en Soberana se quedó.
Pero en las noches de luna y lucero
de mayo y abril,
cuando en su reja florece un te quiero,
les suele decir:
Estribillo:
Soberana,
no llamarme Soberana,
que yo no lo puedo ser.
Mientras viva,
sabe Dios que estoy cautiva,
del imperio de un querer.
Te tendré como oro en paño,
por su mare me juró,
nunca más si yo te engaño,
vuelva a ver la luz del sol.
Soberana,
y aunque aquella letanía,
no pasó de mi ventana,
mis banderas están abatías,
de noche y de día,
¡no llamarme Soberana!
II
Pero el tiempo corre y vuela,
y llegando a su cancela, muy compuesto,
un señor de campanillas,
se la lleva de Sevilla pa los restos.
Iba casá como Dios manda,
pero al volver la vista atrás,
el corazón se le desmanda,
vaya usted a ver por quién será.
Tiene más lujo, dinero y diamantes
que el mismo Rothschild,
más si su dueño le pide que cante,
le suele decir:
Estribillo:
Soberana,
no llamarme Soberana,
que yo no lo puedo ser.
Mientras viva,
sabe Dios que estoy cautiva,
del imperio de un querer.
Te tendré como oro en paño,
por su mare me juró,
nunca más si yo te engaño,
vuelva a ver la luz del sol.
Soberana,
y aunque aquella letanía,
no pasó de mi ventana,
mis banderas están abatías,
de noche y de día,
¡no llamarme Soberana!
La solterita
LA SOLTERITA
Tanguillo (1948)
Letra: Antonio Quintero y Rafael de León / Música: Manuel López-Quiroga
Versión grabada por:
Luisita Calle
I
Ningún serrano se güerva,
por mí, loquito perdío;
yo miro a todos los hombres
iguá que a hermanitos mío.
Debajo de mi ventana,
cuchillos no quiero vé,
con tal que no haya peleas
sortera me quearé.
Y dirá la gente:
“Mira que doló,
sorterita y ayé ha cumplío
los cuarenta y dó”.
Estribillo:
Llorando…, me verán llorando
por los rincones
pensando cuando yo partía
los corasones.
Me tiraban el sombrero,
los valientes, a mis pié;
yo a nadie dije: “Te quiero”
ni a nadie se lo diré.
Y así, sentaíta en er poyetón,
mas ninguno, en mi cara bonita,
verá la curpita de su perdisión.
II
¿Por qué los hombres selosos
les disen a las mujeres:
“La muerte vendrá a tu reja,
serrana, si no me quieres?
Se ganan las voluntades,
y er tesoro de un queré,
mejó que con un cuchillo,
con er tallo de un clavé.
A mi ningún hombre
me trajo una fló
sorterita y ayé ha cumplío
los cuarenta y dó.
Estribillo:
Llorando…, me verán llorando
por los rincones
pensando cuando yo partía
los corasones.
Me tiraban el sombrero,
los valientes, a mis pié;
yo a nadie dije: “Te quiero”
ni a nadie se lo diré.
Y así, sentaíta en er poyetón,
mas ninguno, en mi cara bonita,
verá la curpita de su perdisión
Tanguillo (1948)
Letra: Antonio Quintero y Rafael de León / Música: Manuel López-Quiroga
Versión grabada por:
Luisita Calle
I
Ningún serrano se güerva,
por mí, loquito perdío;
yo miro a todos los hombres
iguá que a hermanitos mío.
Debajo de mi ventana,
cuchillos no quiero vé,
con tal que no haya peleas
sortera me quearé.
Y dirá la gente:
“Mira que doló,
sorterita y ayé ha cumplío
los cuarenta y dó”.
Estribillo:
Llorando…, me verán llorando
por los rincones
pensando cuando yo partía
los corasones.
Me tiraban el sombrero,
los valientes, a mis pié;
yo a nadie dije: “Te quiero”
ni a nadie se lo diré.
Y así, sentaíta en er poyetón,
mas ninguno, en mi cara bonita,
verá la curpita de su perdisión.
II
¿Por qué los hombres selosos
les disen a las mujeres:
“La muerte vendrá a tu reja,
serrana, si no me quieres?
Se ganan las voluntades,
y er tesoro de un queré,
mejó que con un cuchillo,
con er tallo de un clavé.
A mi ningún hombre
me trajo una fló
sorterita y ayé ha cumplío
los cuarenta y dó.
Estribillo:
Llorando…, me verán llorando
por los rincones
pensando cuando yo partía
los corasones.
Me tiraban el sombrero,
los valientes, a mis pié;
yo a nadie dije: “Te quiero”
ni a nadie se lo diré.
Y así, sentaíta en er poyetón,
mas ninguno, en mi cara bonita,
verá la curpita de su perdisión
La sombra vendo
LA SOMBRA VENDO
Autores: Llabrés, Molés y Gordillo
Sin lugar a dudas, Marifé de Triana es la artista que más ha influido en las últimas generaciones de cantantes copleras, las mayoría de las cuales han tenido la suerte de conocerla personalmente y de recibir su apoyo, pues Marifé es la gran madrina de estas nuevas intérpretes. “La sombra vendo” se incluyó en uno de las primeras grabaciones de Marifé de Triana. Concretamente, la grabó en 1958 y apareció en un disco de cuatro canciones.
Llevo los abanicos, de mil colores,
que en la plaza florecen con alegría,
quitan al sol con gracia sus resplandores,
y alegran la tragedia de la corrida.
Cuando la puerta de los toriles,
se rompe en quiebro de seguidilla,
mis abanicos se ven por miles,
y le dan celos a las mantillas.
La sombra, la sombra vendo,
¿quién me la quiere comprar?
de dinero, yo no entiendo,
la doy casi regalada.
La sombra, la sombra vendo,
para competir con el sol.
cómprela usted, caballero,
que no hay en el mundo entero,
la sombra que vendo yo.
Para vender la sombra, me quedo fuera,
y adivino el paseo de las cuadrillas,
sueño que estoy mirando desde barrera,
la suerte pinturera, de banderillas.
Mis abanicos sobre el tendío,
con su aleteo de colorines,
marcan al quite su escalofrío,
y le hacen guiños a los clarines.
La sombra, la sombra vendo,
¿quién me la quiere comprar?
de dinero, yo no entiendo,
la doy casi regalada.
La sombra, la sombra vendo,
para competir con el sol.
cómprela usted, caballero,
que no hay en el mundo entero,
la sombra que vendo yo.
MARIFÉ DE TRIANA
https://www.youtube.com/watch?v=f9kzISEdUpQ
Autores: Llabrés, Molés y Gordillo
Sin lugar a dudas, Marifé de Triana es la artista que más ha influido en las últimas generaciones de cantantes copleras, las mayoría de las cuales han tenido la suerte de conocerla personalmente y de recibir su apoyo, pues Marifé es la gran madrina de estas nuevas intérpretes. “La sombra vendo” se incluyó en uno de las primeras grabaciones de Marifé de Triana. Concretamente, la grabó en 1958 y apareció en un disco de cuatro canciones.
Llevo los abanicos, de mil colores,
que en la plaza florecen con alegría,
quitan al sol con gracia sus resplandores,
y alegran la tragedia de la corrida.
Cuando la puerta de los toriles,
se rompe en quiebro de seguidilla,
mis abanicos se ven por miles,
y le dan celos a las mantillas.
La sombra, la sombra vendo,
¿quién me la quiere comprar?
de dinero, yo no entiendo,
la doy casi regalada.
La sombra, la sombra vendo,
para competir con el sol.
cómprela usted, caballero,
que no hay en el mundo entero,
la sombra que vendo yo.
Para vender la sombra, me quedo fuera,
y adivino el paseo de las cuadrillas,
sueño que estoy mirando desde barrera,
la suerte pinturera, de banderillas.
Mis abanicos sobre el tendío,
con su aleteo de colorines,
marcan al quite su escalofrío,
y le hacen guiños a los clarines.
La sombra, la sombra vendo,
¿quién me la quiere comprar?
de dinero, yo no entiendo,
la doy casi regalada.
La sombra, la sombra vendo,
para competir con el sol.
cómprela usted, caballero,
que no hay en el mundo entero,
la sombra que vendo yo.
MARIFÉ DE TRIANA
https://www.youtube.com/watch?v=f9kzISEdUpQ
La sonaja
LA SONAJA
Pasodoble (1954)
Letra: Antonio Quintero y Rafael de León / Música: Manuel López-Quiroga
Versión grabada por:
Luisa Ortega
I La Sonaja fue en Sevilla una hembra de carté; como el nardo la mejilla y los labios de clavé. Y la gente desía que si pulseras, que si brillante, que si siete cortijos, cuatro dehesas y un olivá … Y murmuraban que fue su amante quien le dejó cuando murió tó su caudá. Y una noche ar salí der café, la Sonaja se puso a llorá cuando un guapo mosito alfarero, en vé de un piropo, le dijo al pasá. Estribillo: ¡La Sonaja, ay, la Sonaja!, se hace la ilusión que con un millón se compra un “te quiero”. ¡La Sonaja, ay, la Sonaja!, debe de aprendé que con el queré no vale er dinero. Un lacayo con librea y en el arca un capitá, una casa en la alamea y dos barcos por la má. Pero a mí nadie me quita que una pena la amortaja, ya que siendo tan bonita ni un cariño se le cuaja y al mirarle la carita, me da penita de la Sonaja.
II La noticia por Sevilla fue la bomba al estallá; “La Sonaja, pobresilla, está loca rematá.” Pues vendió sus brillantes, sus olivares y su ganao y er montón de billetes como una reina lo repartió entre los pobres nesesitao. ¡Arsa y olé, vaya mujé, así no hay dó! Y ahora disen que alegre la ven, por Sevilla de acá para allá, siempre al braso del mismo mosito que canta bajito con aire triunfá: Estribillo: ¡La Sonaja, ay, la Sonaja!, tuvo que aprendé que se pué queré sin tené dinero. ¡La Sonaja, ay, la Sonaja!, tiene ya un amó que en su reja en fló le juró un “te quiero”.. Ni cochero, ni lacayo, ni tampoco ni un reá, pero en cambio para mayo en San Gil se va a casá. Y en la misma selosía que fue un tiempo su mortaja, el galán, de noche y día, dise al verla sin alhaja: “¡Tu pobresa, vida mía, es mi alegría, ay, mi Sonaja!”
Pasodoble (1954)
Letra: Antonio Quintero y Rafael de León / Música: Manuel López-Quiroga
Versión grabada por:
Luisa Ortega
I La Sonaja fue en Sevilla una hembra de carté; como el nardo la mejilla y los labios de clavé. Y la gente desía que si pulseras, que si brillante, que si siete cortijos, cuatro dehesas y un olivá … Y murmuraban que fue su amante quien le dejó cuando murió tó su caudá. Y una noche ar salí der café, la Sonaja se puso a llorá cuando un guapo mosito alfarero, en vé de un piropo, le dijo al pasá. Estribillo: ¡La Sonaja, ay, la Sonaja!, se hace la ilusión que con un millón se compra un “te quiero”. ¡La Sonaja, ay, la Sonaja!, debe de aprendé que con el queré no vale er dinero. Un lacayo con librea y en el arca un capitá, una casa en la alamea y dos barcos por la má. Pero a mí nadie me quita que una pena la amortaja, ya que siendo tan bonita ni un cariño se le cuaja y al mirarle la carita, me da penita de la Sonaja.
II La noticia por Sevilla fue la bomba al estallá; “La Sonaja, pobresilla, está loca rematá.” Pues vendió sus brillantes, sus olivares y su ganao y er montón de billetes como una reina lo repartió entre los pobres nesesitao. ¡Arsa y olé, vaya mujé, así no hay dó! Y ahora disen que alegre la ven, por Sevilla de acá para allá, siempre al braso del mismo mosito que canta bajito con aire triunfá: Estribillo: ¡La Sonaja, ay, la Sonaja!, tuvo que aprendé que se pué queré sin tené dinero. ¡La Sonaja, ay, la Sonaja!, tiene ya un amó que en su reja en fló le juró un “te quiero”.. Ni cochero, ni lacayo, ni tampoco ni un reá, pero en cambio para mayo en San Gil se va a casá. Y en la misma selosía que fue un tiempo su mortaja, el galán, de noche y día, dise al verla sin alhaja: “¡Tu pobresa, vida mía, es mi alegría, ay, mi Sonaja!”
La suerte del pollo
LA SUERTE DEL POLLO
Estampa con bulerías (1944)
Letra: Antonio Quintero y Rafael de León / Música: Manuel López-Quiroga
Versión grabada por:
Lola Flores
Canela…,
a canelita y a flores,
dise mi abuela que estaba el pollo
que va rifando Dolores…
Ay, qué pimpollo, que lo he criao
con biberón y alfajores
y tortas de bacalao.
Señores,
vamos a vé a quién le toca,
por suerte loca,
el pollo de la Dolores.
El pollito quedó muy bonito,
qué bien criaíto
parece que está.
Yo lo quiero
meté en mi puchero
–tin tin-, yo me muero de nesesiá.
En el mundo no hay pollo más fino.
Cuando ayé del corral lo saqué
las gallinas de to’s los vecinos
pío pío piaban por é.
Como a un hijo camelo yo al pollo
y padezco de pena mortá,
mis ojitos paresen arroyos
cada vez que lo voy a rifá.
Adesenta la casa.
¡Ay, vergüensa me da!
Los clavitos del remordimiento
después que lo rife me van a matá.
Mi pollito, mi bien, mi alegría,
en su cesta parese una fló;
me anunciaba las claras der día
con el ki-ki-ri-kí del amó.
Porque soy gitanita y morena
respondía la gente de mí.
Yo no puedo sufrir tanta pena
si me falta su ki-ki-ri-kí.
Adesenta la casa.
¡Ay, reniego de mí!
Por los clavos del remordimiento
después que lo rife me voy a morí.
Ay, pollito del alma,
pollito amante, vamos a vé
qué regalo tan bueno,
tan elegante te van a hasé.
Por tus méritos grandes,
reconosíos del Tribuná,
los talentos de un pollo,
primo querío, van a premiá.
¿Qué le manda usté al pollo?
Yo no le mando. Tú sí le mandas.
¡Ay! Tú le vas a mandá una bufanda
pa que se abrigue,
que el pollo sigue
con este frío
que anteayé por la noche ha cogío.
¡Yo…!
¿Qué le manda usté al pollo?
Yo no le mando con la primera.
¡Ay! Tú le vas a mandá una chistera
de esas tan altas,
con dose casas,
por si lo ayuda
y el mosito al pasar lo saluda.
¡Yo…!
Estampa con bulerías (1944)
Letra: Antonio Quintero y Rafael de León / Música: Manuel López-Quiroga
Versión grabada por:
Lola Flores
Canela…,
a canelita y a flores,
dise mi abuela que estaba el pollo
que va rifando Dolores…
Ay, qué pimpollo, que lo he criao
con biberón y alfajores
y tortas de bacalao.
Señores,
vamos a vé a quién le toca,
por suerte loca,
el pollo de la Dolores.
El pollito quedó muy bonito,
qué bien criaíto
parece que está.
Yo lo quiero
meté en mi puchero
–tin tin-, yo me muero de nesesiá.
En el mundo no hay pollo más fino.
Cuando ayé del corral lo saqué
las gallinas de to’s los vecinos
pío pío piaban por é.
Como a un hijo camelo yo al pollo
y padezco de pena mortá,
mis ojitos paresen arroyos
cada vez que lo voy a rifá.
Adesenta la casa.
¡Ay, vergüensa me da!
Los clavitos del remordimiento
después que lo rife me van a matá.
Mi pollito, mi bien, mi alegría,
en su cesta parese una fló;
me anunciaba las claras der día
con el ki-ki-ri-kí del amó.
Porque soy gitanita y morena
respondía la gente de mí.
Yo no puedo sufrir tanta pena
si me falta su ki-ki-ri-kí.
Adesenta la casa.
¡Ay, reniego de mí!
Por los clavos del remordimiento
después que lo rife me voy a morí.
Ay, pollito del alma,
pollito amante, vamos a vé
qué regalo tan bueno,
tan elegante te van a hasé.
Por tus méritos grandes,
reconosíos del Tribuná,
los talentos de un pollo,
primo querío, van a premiá.
¿Qué le manda usté al pollo?
Yo no le mando. Tú sí le mandas.
¡Ay! Tú le vas a mandá una bufanda
pa que se abrigue,
que el pollo sigue
con este frío
que anteayé por la noche ha cogío.
¡Yo…!
¿Qué le manda usté al pollo?
Yo no le mando con la primera.
¡Ay! Tú le vas a mandá una chistera
de esas tan altas,
con dose casas,
por si lo ayuda
y el mosito al pasar lo saluda.
¡Yo…!
La televisión
LA TELEVISIÓN
Canción (1949)
Letra: Antonio Quintero y Rafael de León / Música: Manuel López-Quiroga
Versión grabada por:
Pepe Blanco
I
Aunque soy madrileño de cepa
y me canto como un Faraón,
no me puedo entender con la Pepa
si no empleo la televisión.
En la fiesta del Céfiro blando
por el miero te vengo a cantar,
pa decirte te estoy camelando,
y así nadie lo puede notar.
Tú escúchame a mí
por el aire te mando, serrana,
la copla gitana
de mi garlochí.
Estribillo:
Oye, nena …
Oye, nena tú ponme la antena,
si no, yo de pena
me voy a morí.
Que te quiero …
Que te quiero y me gusta el palique
igual que al espique
de Radio Madrid.
Tu padre como es tan cuco
te tiene en observación,
mas no se figura el truco
de la radiodifusión.
Que te esconda,
que te deje encerrá en una fonda,
tú agarra la onda
de mi corazón.
II
La otra noche tú estabas cenando
con tu padre a la vera sentao
y en la radio yo estaba cantando
que me tienes atontolinao.
Pero al fin con muchísima escama
va y exclama cargao de razón:
“Si no cambia la radio el programa
va a acabar a patás la emisión”.
No sufras por mí,
porque tó con el tiempo se borra
y yo en Radio Andorra
te canto a ti así.
Estribillo:
Oye, nena …
Oye, nena tú ponme la antena,
si no, yo de pena
me voy a morí.
Que te quiero …
Que te quiero y me gusta el palique
igual que al espique
de Radio Madrid.
Tu padre como es tan cuco
te tiene en observación,
mas no se figura el truco
de la radiodifusión.
Que te esconda,
que te deje encerrá en una fonda,
tú agarra la onda
de mi corazón.
Canción (1949)
Letra: Antonio Quintero y Rafael de León / Música: Manuel López-Quiroga
Versión grabada por:
Pepe Blanco
I
Aunque soy madrileño de cepa
y me canto como un Faraón,
no me puedo entender con la Pepa
si no empleo la televisión.
En la fiesta del Céfiro blando
por el miero te vengo a cantar,
pa decirte te estoy camelando,
y así nadie lo puede notar.
Tú escúchame a mí
por el aire te mando, serrana,
la copla gitana
de mi garlochí.
Estribillo:
Oye, nena …
Oye, nena tú ponme la antena,
si no, yo de pena
me voy a morí.
Que te quiero …
Que te quiero y me gusta el palique
igual que al espique
de Radio Madrid.
Tu padre como es tan cuco
te tiene en observación,
mas no se figura el truco
de la radiodifusión.
Que te esconda,
que te deje encerrá en una fonda,
tú agarra la onda
de mi corazón.
II
La otra noche tú estabas cenando
con tu padre a la vera sentao
y en la radio yo estaba cantando
que me tienes atontolinao.
Pero al fin con muchísima escama
va y exclama cargao de razón:
“Si no cambia la radio el programa
va a acabar a patás la emisión”.
No sufras por mí,
porque tó con el tiempo se borra
y yo en Radio Andorra
te canto a ti así.
Estribillo:
Oye, nena …
Oye, nena tú ponme la antena,
si no, yo de pena
me voy a morí.
Que te quiero …
Que te quiero y me gusta el palique
igual que al espique
de Radio Madrid.
Tu padre como es tan cuco
te tiene en observación,
mas no se figura el truco
de la radiodifusión.
Que te esconda,
que te deje encerrá en una fonda,
tú agarra la onda
de mi corazón.
La Trianera
LA TRIANERA
Autores: Raffles y Quiroga
Despues de haber recorrido,
España entera y triunfar,
se presenta en "El Tronío"
La Trianera a bailar.
Un café que hay en Sevilla,
donde la gente cañí,
ahoga con manzanilla,
las penas del garlochí.
Y al salir de las tablas, La Trianera,
al guillobe del cuadro, se tropezó,
al gitano que un día, se entregó entera,
y que al verla, esta copla, la dedicó:
Acuerdate cuando puse,
junto a tu cara la mía,
y suspirando dije:
"Serrano, ya estoy perdida".
Fue tan grande y merecido,
aquel triunfo que logró,
que a las mesas de "El Tronío",
toda Sevilla acudió.
Parecía una palmera,
cuando sola en el tablao,
la gitana Trianera,
marcaba un zapateao.
De un torero famoso, la bailaora,
enseguida, con gracia, se hizo querer,
y en un palco pasaba todas las horas,
pensando en lo felices, que iban a ser.
Y decia el cantaor:
"No me importa que te vayas,
lo que siento es que te lleves,
la sangre de mis entrañas"
Por la puerta donde entraban,
los artistas al café,
el cantaor acechaba,
a la que fue su querer.
Escuchame Trianera,
mirame un poco por Dios,
porque la culpita era,
aquel día, de los dos.
Llegó en esto el torero y a Trianera,
agarrada del brazo, se la llevó,
mas a los pocos pasos, junto a la acera,
heridito en el pecho, se lo encontró.
Y aquel torero valiente,
otra vez oye cantar:
"Del cariño de las hembras
no te debes de fiar"
CONCHITA PIQUER
https://www.youtube.com/watch?v=_puvnxx7yuE
Autores: Raffles y Quiroga
Despues de haber recorrido,
España entera y triunfar,
se presenta en "El Tronío"
La Trianera a bailar.
Un café que hay en Sevilla,
donde la gente cañí,
ahoga con manzanilla,
las penas del garlochí.
Y al salir de las tablas, La Trianera,
al guillobe del cuadro, se tropezó,
al gitano que un día, se entregó entera,
y que al verla, esta copla, la dedicó:
Acuerdate cuando puse,
junto a tu cara la mía,
y suspirando dije:
"Serrano, ya estoy perdida".
Fue tan grande y merecido,
aquel triunfo que logró,
que a las mesas de "El Tronío",
toda Sevilla acudió.
Parecía una palmera,
cuando sola en el tablao,
la gitana Trianera,
marcaba un zapateao.
De un torero famoso, la bailaora,
enseguida, con gracia, se hizo querer,
y en un palco pasaba todas las horas,
pensando en lo felices, que iban a ser.
Y decia el cantaor:
"No me importa que te vayas,
lo que siento es que te lleves,
la sangre de mis entrañas"
Por la puerta donde entraban,
los artistas al café,
el cantaor acechaba,
a la que fue su querer.
Escuchame Trianera,
mirame un poco por Dios,
porque la culpita era,
aquel día, de los dos.
Llegó en esto el torero y a Trianera,
agarrada del brazo, se la llevó,
mas a los pocos pasos, junto a la acera,
heridito en el pecho, se lo encontró.
Y aquel torero valiente,
otra vez oye cantar:
"Del cariño de las hembras
no te debes de fiar"
CONCHITA PIQUER
https://www.youtube.com/watch?v=_puvnxx7yuE
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