Re: SÓLO ESCRITOS NARRATIVOS

achl Lun Ago 31, 2020 11:30 pm

Un poquito de más fervor cristiano

La Semana Santa de Sevilla se ha convertido en una afición sin Dios. Por tanto, hora es ya de dar un fuerte puñetazo sobre la mesa y decir: ¡basta ya, coño! Basta ya a las cofradías, a El Vaticano, a los cardenales, a los obispos, a los curas, a las monjas, al Opus, a los Catecúmenos, a los colegios religiosos, cortitos de caridad cristiana. ¡Basta ya, coño! a un Evangelio de conveniencia, cuyas páginas se han quedado en menos de un breviario. Una monumental vergüenza de todos aquellos que se rasgan las vestiduras cuando amenazan con descolgar un crucifijo.

Me gustan estos tiempos transgresores de hoy en día que llaman a las cosas por su nombre. Tiempos que están desmontando a los fariseos y señalando los sepulcros blanqueados y más en una ciudad como Sevilla que, por culpa de los sinvergüenzas PODEMOS, y más concretamente por su capitán de pacotilla (qué casualidad que se apellide Iglesias un ateo comunista) no tiene remedio por no saber elegir su alcalde, que casi siempre es un PSOE, y en este caso una PSOE, rubia teñida, barriobajera, como viene demostrando en todos sus dichos, hechos y en todas sus decisiones que afectan a la gran ciudad que presume de “dirigirla perfectamente bien”.

No se puede ser más acertado que decir afición sin Dios.

Nada menos que el presidente del consejo de las cofradías, presionado, ha osado a desafiar una máxima, que hasta ahora era intocable “ni fías ni porfías en cuestión de cofradías” Este es uno de los mandamientos de la ley de la Sevilla de la Semana Santa, que entra muchas veces en liza con los Diez de la Ley de Dios.

Sacar pasos con carácter extraordinario es más antiguo que el barómetro del fraile. Lo sabe uno, que no sospechoso de situarse frente a las cofradías; unas cofradías que le derramaron el agua del bautismo cofrade, unas cofradías que llevaban una varita con sólo dos años de vida, unas cofradías para las que recuperaba la tradición la revista de primavera del Boletín Oficial, pero unas cofradías manipuladas, en muchos casos, por paganos ignorantes, que han perdido de vista el verdadero punto de partida de hace XXI siglos, y que es:

Un Condenado a muerte en una cruz: El Hijo De Dios

Si esto tan grandioso se está dejando en el olvido, más queriendo que sin querer, más intencionadamente que por descuido, por más que me guste a mí la Semana Santa de mi Sevilla, me veré obligado a decir lo mismo que dicen los capataces de los pasos cuando quieren aminorar la marcha de los costaleros:

¡Menos paso quiero!

SÓLO ESCRITOS NARRATIVOS - Página 5 Sese10

achl Lun Ago 31, 2020 11:42 pm

Una leona indiferente

Todo ocurría en presencia de una vieja leona.

Un lince jugueteaba distrayéndose con una mariposa, cuando una boa se acercaba, sigilosamente, por su espalda. Con un rápido estiramiento, se lanzaba sobre él y lo prendía por una de sus patas.

El felino, que era un lince pequeño, sorprendido aún, sacaba sus filosas garras y atacaba al enorme ofidio en sus ojos.

La sangre de aquel reptil manaba como un chisguete, pero en ningún momento soltaba a su presa.

Poco a poco la fuerza del lince iba mermando, mientras la gigantesca y sangrante boa lo engullía de sopetón, sin piedad. Como sea, el drama de la Naturaleza duraba menos de un minuto.

Finalmente, sólo quedada del joven e infeliz felino un abultado ensanchamiento en el vientre del ofidio.

Y, mientras, aquella indiferente leona observaba todo aquel incidente sin hacer el más mínimo gesto.

Las cosas de la Naturaleza.

SÓLO ESCRITOS NARRATIVOS - Página 5 Lio10

achl Lun Ago 31, 2020 11:46 pm

Metamorfosis de una mariposa especial

En aquel momento había más de siete millones de orugas de la especie Agraulis Vanillae, monitoreadas por otras tantas cámaras del grupo de los observadores.

El sensor conectado a cada una de ellas detectó a una en especial que devoraba las hojas de un arbusto de “vanilla acuta”, pero a un ritmo descomunal, lo que atrajo la atención de los científicos.

El científico jefe, responsable de detectar orugas excepcionales, la observó durante varios minutos y reconoció que se trataba de una larva fuera de serie.

Curro –como le llamaban sus compañeros del trabajo- asignó a tres de sus mejores ayudantes a vigilar día y noche a la prodigiosa criatura mientras iba aumentando su tamaño y su ciclo se acercaba al momento de generar su crisálida.

Era tan relevante ese gran momento, que Siro Gómez, el responsable de especies menores de los observadores, reunió a su equipo de asesores para ver qué se podía hacer ante ese prodigio de ADN lepidóptero.

Tras horas de deliberación, el consejo de observadores decidió que se presentaba la oportunidad única de considerar la teoría del brillante entomólogo David López, quien insistía en que las mariposas a punto de salir de la crisálida disfrutaban de una música selecta, que, al escucharla mientras se gestaban, adquirían habilidades extraordinarias, debido a que sus ‘tubos de malpighi’ eran muy sensibles a la belleza acústica.

Inmediatamente se consultó al equipo de la Psicoentomología para saber si podrían generarse algunos efectos secundarios negativos en la psicología de la naciente mariposa.

Contra lo esperado, este grupo de científicos confirmó las bondades de la teoría de David López y aconsejó seguir adelante con el experimento.

Una vez que el consejo de observadores se sintió convencido de que la mariposa por nacer se vería beneficiada con el hecho de poder oír música selecta dentro de la crisálida, se procedió a solicitar a la firma Steren-Brook’ de Nueva York, el diseño de un equipo de micro audífonos para insertar en la ya incipiente crisálida de la recién descubierta oruga, bautizada por los observadores como Ory.

Y cuando las cámaras que monitoreaban a esta maravillosa criatura mostraban que el proceso de Crisalidación de Ory se iniciaba cuidadosamente, fueron colocados los micrométricos y delicados altavoces de vanguardia en dicha crisálida.

Los psicoentomólogos tras reunirse con los asesores en musicología, recomendaron que Ory oyese “Así habló Zaratustra”, Strauss, por su rítmica y brillante motivación existencial. Todo salía en función a lo planeado.

Ory se convirtió en Lepy, la mariposa ama de las expectativas genéticas. Al acabar de romper su crisálida, Ory extendió sus preciosas y robustas alas, así como sus poderosas patas. Los observadores –decenas de ellos que la monitoreaban- estaban extasiados de tanta belleza y poder en un insecto.

Emprendía el vuelo, plena de majestuosidad frente al optimismo y la alegría de sus mentores humanos, cuando de pronto un inesperado cuervo atravesó su camino y devoró a Lepy de un picotazo en poco más que un segundo.

Todos los observadores quedaron mudos de espanto: el pájaro, de nombre Crowy, no debería haber estado ahí en ese momento.

Fridrich, gran experto ubicador de pájaros monitoreados, fue despedido de su trabajo de observador. Y también fue demandado ante las autoridades por incumplimiento de sus funciones.

‘Jean-Louis, el responsable de revisar el entorno de la crisálida previo al primer vuelo de Lepy, fue multado con 17.000 euros por su inconcebible descuido.

‘Crowy’, el cuervo, fue rastreado con toda clase de instrumental por un equipo de observadores durante varios kilómetros, hasta que lo vieron defecar.

Inmediatamente, un equipo de exploradores experimentados recogió las heces de ‘Crowy,’ que contenían los restos de Lepy, y éstos fueron llevados en un helicóptero especial hasta el laboratorio principal de los observadores, en Lausana (largo viaje a través del Atlántico) para reconstruirla a partir de su ADN.

Los expertos genetistas informaron al día siguiente que ése no era el ADN de Lepy, ni tampoco eran los excrementos de Crowy.

Filippo Mancini, jefe del equipo de exploradores, fue cesado del equipo, al igual que todos los rastreadores que perdieron el rastro de Crowy.

Lepy, relevante mariposa en la historia del planeta Tierra, había dejado de existir sin dejar rastro genético.

La Organización Naciones Unidas (ONU) suspendió para siempre la financiación a los observadores.

Mientras esto sucedía, un escarabajo de la especie Dichotomius Hope devoraba las heces de Crowy en un lugar más lejos de lo imaginado.

Dos generaciones después, nacería Escary, un inimaginable escarabajo que, con los genes de Lepy, devoraba a seres humanos y se convertía en una tenebrosa leyenda amazónica, sin que absolutamente nadie lo viese.

SÓLO ESCRITOS NARRATIVOS - Página 5 Rree10

achl Mar Sep 01, 2020 12:00 am

Agridulces sentimientos

Como un frío antártico que arrasa y corroe el metal, así llegaste tú a mí. Disfrutando de la ignorancia del amor y de amar, así llegaste tú a mí. Corroíste mi inocencia y me diste vuelo para suspirar de amor, llorar de amor, reír de amor.

Es fácil caminar sin plantearte lo que dejas atrás, pero yo, tan kamikaze de ordinario, me adentro para auscultar mi pasado y el futuro por no haber optado por pasarlo contigo. Imagino, sonriente, con los ojos puestos en seguir hacia adelante, pero sin algo concreto para ser mejor, como lo era ante ti...

Si hoy pudiese decirte algo, esto sería...

Déjame ahora morir en tus brazos para después volver a suspirar y poder besarte. Déjame adorarte y que de mi amor salga nuestra felicidad.

Déjame a tu lado porque por fin soy un alguien, pero un alguien con un corazón ardiendo por tu amor.

SÓLO ESCRITOS NARRATIVOS - Página 5 Ll11

achl Mar Sep 01, 2020 12:08 am

El rescoldo que le dejó su papá

Los recuerdos lo rondaban aquella tarde. La luz natural era tenue. Un cielo nublado y sin estrellas. El ambiente llamaba a la depresión, a la melancolía. Los sentimientos en los adentros de Gil eran complejos, una perenne ansiedad que jamás había podido contener. ¿Culpa? Sí, un poco de culpa sentía cada vez que se aproximaba la fecha en la que tenían que realizar un ritual hipócrita que odiaba con toda su alma. Nunca se había sentido querido por su padre, pero cada año se repetía la misma maldita romería de la familia para visitar la tumba de “su papá”, y él, con ansia de sacar todo a la luz, de gritar la cruda realidad a la cara. ¿Reprimirse en su marcada vida? Callar siempre era el sentimiento para no perder la poca dignidad que le quedaba, pero, al no gritar, no se iba dando cuenta de que poco a poco la iba perdiendo.

Aquella noche su padre se aferraba a su mujer, abrazándola. El abrazar a su esposa le hacía sentirse bien, como si sus miedos menguasen. Ni tan siquiera pasaba por el cuarto de su hijo para darle un beso. Le fallaban las fuerzas. Se levantaba, se echaba un Chivas y con el vaso en la mano se iba a contemplar las estrellas desde el jardín. Su esposa le bendecía desde la ventana del salón, sus adentros sabían de más y de sobra que su esposo tenía demonios dentro que nunca había exorcizado.

Su padre le golpeaba, le maltrataba, abusaba de él, pero Gil lo aguantaba todo en silencio, se resistía hasta que su padre salía de la habitación, y era entonces que lloraba en ahogos callados. El adulto saciaba unos deseos anormales en el niño, en un cuerpo aún infantil. Era rasgarle el cuerpo, el alma, con la virilidad de un hombre. Nunca llegaba a saber si su madre se enteraba del martirio que le sometía su padre. En sus adentros sentía que sí, que lo sabía, pero callaba por miedo, o porque pensaba que acciones así eran normales en un padre con su hijo

Cada año desde la muerte de su padre, era un riguroso rito reunirse con la familia en el cementerio para visitar la tumba. Simulaba Gil como si le doliese. Y sí, le dolía, pero no su muerte, lo que le dolía era el hecho de no haber sido él quien lo hubiese matado, sino el cáncer.

Una noche, mientras Gil estaba en el cuarto del anciano moribundo, se le acercaba al oído y le decía a sovoz:

"¡No sabes cuánto disfruto con verte sufrir cabrón! ¡Ojalá sufras millón veces esto, que nunca tendría comparación con lo que tú me has hecho a mí durante toda mi vida, hijo de puta!"

Al día siguiente moría. Y seguidamente, un derrame cerebral de la madre, que no asistiría al funeral ni al entierro del “esposo y padre ejemplar”. Este era su epitafio. Y los llantos de su hermana mayor en el velatorio y en la Necrópolis, no hacían sino certificar lo que ya sabía de años. Nadie de su familia había compartido su victimización a manos de aquel, mal llamado padre; un villano aparentando ser un dulce humano.

Sacaba todas las fuerzas de flaqueza que podía. Tenía enormes ganas de hacer lo que iba a hacer. Se levantaba de madrugada y, mientras sostenía con una mano la manija de la puerta del dormitorio, era en aquel justo momento en el que odiaba más a su padre. Su 'queridísimo papá' lo había convertido a su imagen y semejanza.

Del otro lado de la puerta, un niño de apenas nueve años abrazaba fuertemente su tesoro: su bicicleta, mientras rezaba con fervor para que no fuese el fantasma de su “querido papá” el que estuviese al otro lado de la puerta.

SÓLO ESCRITOS NARRATIVOS - Página 5 Rescol10

achl Mar Sep 01, 2020 12:17 am

Marta se pregunta desde el Cielo

La maldad asusta demasiado, y es porque no sabemos el grado de intensidad de vileza que trae consigo. Por eso que no sabemos si podemos luchar contra algo que de antemano imaginamos que puede ser una lucha en vano.

En el Cielo, acompañada de Dios y de dos ángeles, Marta no comprende el porqué de que ocurren cosas terribles aquí abajo, en la Tierra.

Marta siempre duerme pegada al balcón de su cuarto. Una luz de luna besa su cara. Para ella, esta bendita sensación es una muestra de protección, porque dormir sola, aunque en su propia casa y en su propia cama, siempre le había dado miedo.

Aquella noche de viernes, en la que sus padres se fueron de picos pardos, Marta, se quedó sola en casa. Luego de cenar en el salón y de ver un poco la tele, decidió irse a la cama. El angosto y largo pasillo desde el salón hasta su cuarto, aquella noche le parecía más largo, y más estrecho que nunca. Siendo un mico tenía miedo pasar por ahí. Pero ahora tiene 17 años.

“¡Que tonta eres Marta, si no hay nadie!'” se iba diciendo.

Dicho eso a media voz empieza a caminar despreocupadamente por el pasillo. Pero como está oscuro, lleva uno de sus brazos extendido para apartar algún obstáculo con el que pueda causarse algún golpe.

Súbitamente ve alucinada cómo de la oscuridad aparece una luz suave, y encima de ella una sombra humana, más negra que la negrura del pasillo. Asustada, regresa corriendo, a duras penas, al salón y enciende la luz de éste. Se sienta en el sofá, con un sudor frío recorriéndole todo su cuerpo. Medio repuesta, de nuevo se levanta y se queda en pie, estática, quieta, inhiesta…

Al poco, se gira y mira, pero la sombra ha desaparecido. Aun asustada, piensa que sería obra de su imaginación. Apaga la luz del salón y, tratando de vencer su miedo, se va lentamente hacia su cuarto. Ya allí, enciende la luz, cierra la puerta con pestillo y se acuesta en su cama.

Pasado un instante, le entra sueño; apaga la luz e intenta dormirse. Ahora, la luz de la luna le araña la cara. Pero de pronto, la luz tiembla, y a Marta le entra un pánico terrible; abre la puerta del balcón, para ver qué ocurre, pero lo que ve no es lo que quiere ver: la sombra la incita a que se vaya con ella. Aterrorizada, enciende ahora tres luces: la de la pantalla sobre un mueble, la de la pantallita sobre su mesilla, y la de la lámpara que cuelga del techo. Pero, de nuevo, la sombra se ha ido.

Aun encendidas todas las luces de su cuarto, Marta está terriblemente asustada. Su
miedo no la deja dormir, así que decide esperar despierta que amanezca, para que salga la luz del sol y que ilumine la casa entera.

Pero, de repente, un ansia extraña por dormir se apodera completamente de ella y se le cierran los ojos, hasta caer de golpe sobre el colchón, como drogada.

Una tenebrosa voz repetida y alargada quiere despertarla. ¡Maaaarta! ¡Maaaarta!

Marta oye su nombre como si soñase, pero está demasiado dormida para levantarse

De pronto, algo la coge de las axilas y la zarandea con fuerzas. Una vez despierta, lo primero que ve es la sombra y un cenicero de bronce encima de la mesilla.

A Marta no le sale la voz. Está realmente aterrorizada. La sombra la mira. Marta mira a la sombra y ve que no tiene ni pies ni manos, pero está cubierta con una túnica larga, igual de blanca que su cara.

Marta ve que está entrando humo en su cuarto; abre la puerta y el humo le ciega los ojos. Su casa se está incendiando. No sabe cómo ha podido ocurrir; si por culpa de algún descuido, o por culpa de la sombra.

La sombra desaparece, justo en el momento en que un amigo suyo entra a su casa. Marta llama a los bomberos, que llegan y apagan el fuego. Pero todo ha quedado destruido, perdiendo Marta muchas cosas, y también la más importante: la vida. Lo más sorprendente es que el cenicero, ahora ensangrentado, ha quedado intacto

Antes de pasar todo eso, Marta había telefoneado a sus padres desde su móvil, pero no lo cogían. Mientras lo guardaba de nuevo, el amigo que había entrado a su casa arremete con el cenicero contra la cabeza de ella, que, sin saber qué está pasando, sale de sus labios una voz quebrada, haciendo una pregunta a su amigo: ¿por qué me has hecho esto? Y acto seguido se desploma. Muerta.

Algunas veces, las cosas que ocurren en este disparatado mundo, aunque no acertemos a entender por qué ocurren, es para nuestro bien. Pero otras veces, lamentablemente, es para nuestro mal.

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SÓLO ESCRITOS NARRATIVOS - Página 5 Marta10

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Carta de un alma rota (el alma de Eva Casanueva,
la mamá de Marta del Castillo) a Miguel Carcaño

Sevilla diciembre 2011

Seguramente no quieras leer esta carta, pero me veo en la obligación de hacerlo en una última súplica a la única persona que tiene en sus manos terminar con esta interminable tortura que es no saber dónde está mi hija. Pensar que, por un pacto de silencio, ella no reposa donde debería, en el Camposanto, donde sería recogida por Dios, donde podría llevarle flores por su cumpleaños, donde podría conversar con mi niña. Imaginar que la sonrisa que tanto te gustaba de ella se pudre en un basurero, o en el fondo del río, o sepultada en una tumba, que no es tumba sino un hoyo escondido para todos, o sólo para ti. Te suplico una vez más que me llames o que me escribas, yo sólo quiero oírte, ni insultarte, ni reprocharte, sólo oírte. A veces me pregunto qué intención tiene tu silencio. No quiero imaginarme si tu madre te estuviese viendo lo que pensaría de ti. De lo que ha pasado, del dolor que muchos sufrimos de mi propio dolor. ¿Qué te diría cogiéndote de la mano y acariciándote el pelo? ¿Qué te pediría ahora, que estás preso y que un futuro negro te amenaza? Con la muerte de tu madre, te quedaste solo, pero con la muerte de mi hija, te has quedado vacío, un vacío en el estómago que no te deja dormir porque no hay acto más cruel y despreciable que quitarle la vida a una persona, y más si esa persona te tenía el cariño que te tenía mi hija. Porque Marta siempre se alegraba cuando las cosas te iban bien. Puede que todo esto te raye, que te haga sonreír, mientras lees estas palabras escritas desde el dolor de una madre, que se consume, pero quizás algún día comprendas todo este sufrimiento que estás causando a unos padres y a unas hermanas que aun todo esto te siguen llamando “el Miguel”. Sólo quiero, por tu madre, por ti o por mí, que me respondas a una pregunta, Miguel, ¿dónde está el precioso cuerpo de mi preciosa niña?

achl Mar Sep 01, 2020 12:22 am

Siempre lo mismo

No sé, honestamente, por qué sigo peleando batallas inútiles que nunca podré ganar y que me llevarán a una guerra de la que, seguro que no voy a salir bien parada, sino con infinidad de heridas que me van a perseguir el resto de mi vida.

Me pregunto a menudo si a estas alturas de mi vida debí haber aprendido, pues las batallas que peleo no son necesariamente una cuestión de ganar o perder porque son perdidas por ambas partes, que únicamente combatimos por saber quién hiere más al otro, o quien sale menos leso.

Todo comienza con una palabra fuera de lugar, o una mirada, o quizás un gesto. A veces, es el simple hecho de no hacer o decir nada, y el ring del primer asalto pita. Si supiese de antemano en qué va a desencadenar el asalto, lo detendría muchísimo antes de que comenzase, pero, dadas las circunstancias, para cuando me percato y sólo consigo ver que estoy muy dentro de la boca del lobo, rodeada de dientes y de los cadáveres de mis otros errores, y salir de allí, no me parece ni remotamente una opción, porque cada palabra que pronuncie, sólo logrará empujarme más adentro de las manos del boxeador, con el que peleo, el cual; que, por cierto, es más grande y más fuerte que yo, sin mencionar que tiene una capacidad de pelea superior a la mía. ¿Y qué va a pasar? Voy a caer en el KO más rápido de la historia, y empezaré a rogar piedad, mientras me arrastro por los carbones calientes, rezando para que no dé comienzo el 2º asalto, y cuando creo haberlo logrado... ¡ring, 2º asalto!

Cuando el asalto nuevo empieza, peleo sin cesar por controlar a una abominación horrible que vive dentro de mí y que busca a toda costa librarse de las cadenas que tanto me ha costado ponerle. Lo monstruoso que vive conmigo, sólo sirve para una cosa: destruir, y es bueno en esto, como las buenas abominaciones, y es entonces cuando al oír el ring empiezo a luchar contra las cadenas y contra un tío pequeño para el tamaño de la bestia en sí, lucho para mantenerle encadenado.

Es sensato preguntarme entonces si la batalla está siendo perdida por una infinidad de números de derrotas en contra. ¿Por qué no soltar la bestia? ¿Por qué dejar que sume más derrotas a una lista interminable de batallas perdidas? Quizás sea que me guste acumular derrotas, que quizás me guste hacer lo que me satisface, quizás sea porque no estoy diseñada para vivir encadenada a decisiones ajenas, o a catar otras cosas, o no lo sé... Quizás sea, simplemente, que me guste perder...

Mi rival, que siempre es el mismo, posee la habilidad de recordar las cosas que han ocurrido años atrás, y aun así, sabe olvidar las cosas pasadas con un segundo de diferencia. Y en su capacidad inexorable de memoria yace su verdadero poder; yo, por contra, no consigo recordar qué cené ayer, ni mucho menos que pasó hace un mes. Sin importarme lo feo, lo grande, o las marcas que me hubiesen quedado de las batallas que siempre se me olvidan, y me aferro al fin del capítulo mientras me despojo de la armadura y decido que me voy a curar sola mis heridas, a la vez que guardaré en un lugar remoto de mi memoria cada palabra y cada hecho que había ocurrido entonces.

Olvidar pareciese lo más sensato, pero cada vez que olvido es como si se repitiese la historia, sin querer o queriendo, desde lo más hondo, tan hondo que desconcierta. Y después de pelear contra un gigante y levantarte sin fuerzas, sin arma, sin el más mínimo orgullo, sin nada del campo de batalla... ¿qué es lo que queda?

Pues queda recoger las piezas que tú mismo dejaste romper; queda recoger lo que restó de todo aquello que solías ser y que ya no eres; queda regresar a ver la bestia y a darte cuenta de que, por la ausencia de seguir practicando, no es tan grande como parecía, o que quizá nunca lo había sido...

Queda guardar todo lo ocurrido en una caja de cristal, donde puedes mirarlo durante el día, la tarde, la noche y la madrugada, recordarlo, vivirlo, sentirlo, y ver cómo te está destrozando una y otra vez, pero sin que puedas tocarlo, sin que puedas cambiarlo, y sólo destinado a repetirlo por y para siempre.

SÓLO ESCRITOS NARRATIVOS - Página 5 Inztil10

achl Mar Sep 01, 2020 12:31 am

Su mayor tesoro era su nieta y las veinte cartas de él

____ ¿Cómo fue?

Preguntó una vocecilla aguda, mientras sus ojos oscuros se posaban en los de la mujer mayor, buscando las palabras exactas que la introducían de nuevo en aquel mundo mágico, indescifrable.

____ Fue como un bonito sueño, de esos que uno no quieres olvidar. El día se había apagado ya y la noche aparecía majestuosa desplegando millones de estrellas sobre el oscuro firmamento. Era el momento justo para los dos. Así estaba escrito en sus destinos.

____ ¿Eso es verdad? -preguntó la niña, arrodillada en su cama.

Al notarse los ojos brillantes por la emoción, luego de haber capturado la atención de su nieta, esbozó una sonrisa y continuó:

____ Sí, todo lo que digo es cierto. Esa damita y ese jovencito misterioso se miraron el uno al otro, con las luciérnagas como únicos testigos. Ya nada iba a ser igual.

Por fin se había quedado dormidita. Respiraba tranquila, vencida, sin duda, por el cansancio de después de un largo día de juegos en el jardín.

Cerró la puerta despacio y con cuidado, y sin hacer ruido se dirigió a su habitación; abrió su armario y sacó de él una caja de cartón, de esas para zapato. En su interior guardaba uno de sus tesoros: veinte cartas. Cogió una y la releyó. En cada línea, la nostalgia castigaba su alma. Cogió una foto en blanco y negro, donde aparecía un muchacho sonriendo, y sus ojos grises-verdes brillaban con un dejo de ingenuidad, reflejado en ellos. Su uniforme militar lucía impecable, perfecto.

Los recuerdos felices, lejanos, recorrían su mente como un torbellino. Era imposible no sentir pena y tristeza por lo que no fue.

A pesar de los años, los sentimientos permanecían intactos, imborrables. El paso del tiempo había apaciguado el dolor, pero nunca lo extinguió. Cada gesto, cada nota de su voz, todo lo que él significaba para ella, estaba guardado en su corazón. No podía nunca olvidar su mirada. Sus ojos tenían un brillo especial; siempre estaban llenos de luz.

Las lágrimas se deslizaban lentas por las mejillas de la abuela, que le recordaba una vez más como cada año en secreto. Secreto había sido su amor en vida, y secreto iba a ser hasta su muerte.

'Bueno, en realidad no es tan secreto', pensó de pronto, mientras una deslumbrante sonrisa aparecía en su faz. 'Mi nieta es testigo en el cuento de nuestro amor, Adolfo', añadió a su pensamiento.

Y en silencio y tranquilamente cerró los ojos y se puso a soñar. Y soñó que el tiempo no había pasado, que él seguía besando sus labios...

Y también soñó, y esta vez con un pronunciado sentido de la nostalgia, que su amor por su adorado Adolfo perduraría más allá de la eternidad.

SÓLO ESCRITOS NARRATIVOS - Página 5 Mjuh10

achl Mar Sep 01, 2020 12:38 am

Demasiados días fuera de mi casa

____ ¡¿Qué haces tú aquí, si tú no eres un atún?! -pregunté enérgico al desplegar mis redes.

____ ¡Claro que no soy un atún! -dijo ella, indignada y malhumorada-. ¡Yo soy una diosa, no un pez! –respondió.

____ ¿Y cómo es que te pesqué yo con mis redes? -le pregunté de nuevo, ahora con curiosidad.

____ Es que yo me encontraba nadando desnuda acompañada de un tiburón, pero de pronto cayeron de improviso tus redes sobre mí, y la verdad, no pude evitarlas ni esquivarlas.

____ ¡Mientes! ¡Te vi detrás de una nube esperando el momento en el que arrojase mis redes, y después volaste literalmente hacia ellas! –de nuevo me enfurecí, sobre todo por sus palabras impertinente.

____ Bueno, no te enfades, tienes razón, pero porque eres un mortal, y me encantas y me vuelves loca. Me dejé atrapar por tus redes, desnuda, para conocerte de cerca, pero los caballeros, como parece que lo eres tú, tienen que ser discretos y hacerse los sorprendidos. Deben aceptar, sin rechistar, lo que las damas dicen, y más si las damas son diosas, como lo soy yo.

____ Yo no soy un caballero, sólo soy un simple pescador buscándose la vida, y en mis redes sólo quiero atunes, no diosas sin ropa –me calme nuevamente.
____ Jajajaja…. Jajajaja… ¿Eres maricón? -me preguntó la diosa con cierta ironía, tirando a sarcasmo.
____ No entiendo de esas cosas. Repito que sólo soy un humilde pescador, con una familia que alimentar -dije, educadamente, pero molesto por sus risas burlonas y por tratar de humillar a mi masculinidad.
____ No hace falta que entienda esto o aquello, ahora sólo te pregunto una cosa, de la que pienso que entenderás, ¿no te vendría bien un buen rato de sexo divino? –respondió ella.
____ ¿Y mi mujer? ¿Y mis hijos? ¿Y mi pesca? ¿Y mis atunes? Yo soy fiel. Tengo que pescar, al menos un atún, para volver lo más rápidamente que pueda al puerto a mi casa con mi familia -respondí.
____ Si tú me lo pidieses yo podría convertirme en un atún sensual y voluptuoso, al que no podrías resistir, sexualmente hablando. Y si me complaces en esto, como yo deseo y espero que lo hagas, haría en un santiamén que cayeran miles de atunes en tus redes.

Y fue entonces cuando, olvidando mis principios, decidí entregarme a ella. Y muy oportunamente y en buena hora, porque pude comprobar en propias carnes que aquello fue de lo más excitante y erótico. Único.

Pasamos unos instantes sensacionales de sexo puro y de besos apasionados, hasta que las risas de mis compañeros pescadores me despertaron de mi extraño sueño, justo cuando estaba abrazado apasionadamente besando a un desconcertado atún macho de aleta azul que, sorprendido, me miraba de reojo.

Avergonzado, para justificar mi conducta, dije a mis compañeros que para mí eran ya demasiados los días que estaba alejado de mi querida esposa, de mis queridos hijos, de mi apreciada casa, y, sobre todo, de mi añorada cama.

SÓLO ESCRITOS NARRATIVOS - Página 5 Fuera_11

achl Mar Sep 01, 2020 12:43 am

Látigo, cadenas y esposas

Mágicamente empezó todo. ¿Y cómo es que todo comienza mágicamente, sin esperarlo y sin siquiera avisar?

Estábamos enamorados, mirando el cielo y fantaseando con un amor infinito, más allá de las estrellas. Las diferencias existían, como en todas las parejas. Yo era maso y ella no era sado. Y ahí teníamos, entre otros, un tema de choque.

¿Qué le costaba? Sólo unos golpecitos con el látigo o con la cadena; en fin, un poco de diversión extra a la hora de practicar sexo duro.

Pero no, a ella no le iba. ¿Qué se le iba hacer? Bueno, así vivíamos un amor soñado, sin golpes. ¡Pero cómo gozo con que me golpeen las mujeres! ¡Qué gusto! Es que son tan bobas que tienen que recibir golpes de nosotros de vez en cuando para que aprendan a darnos golpes a nosotros.

Al margen de esto, éramos una pareja normal; salíamos al parque, hacíamos el amor y proyectábamos tener hijos; bueno, ella lo proyectaba, yo sólo decía “vale”. Ella no sabía que yo tenía una hija. ¿Para qué más hijos?

Y no le podía decir que tenía una hija. Hacía poco que salíamos y no sabía si eso le iba a gustar. A la madre de mi hija le encantaba ser golpeada por mí y ella golpearme.

Bueno, ahora estoy trabajándome la hija del carnicero; hace un minuto me mandó un mensajito: “estoy solita”. Me pone esta nena. Es un yogur de 18 añitos.

Después o mañana u otro día, dependiendo de cuándo dure el jaleo, les contaré cómo me ha ido en la cama con la espectacular hija del carnicero. Ah, por si acaso me llevo el látigo, la cadena y las esposas.

SÓLO ESCRITOS NARRATIVOS - Página 5 Lat10

achl Mar Sep 01, 2020 12:48 am

Mi nido verde de Inspiración y Trabajo

Un ventanal de aluminio verde con persiana verde, por el que además de la luz natural entra una imaginaria estampa de Cerro Hierro, es mi vía de escape verde de en estas cuatro paredes que conforman mi nido verde de inspiración y trabajo. Un cuarto en que hay un escritorio de madera Ikea, con los efectos de un mal montaje visibles; un sillón giratorio de lona verde, y en su respaldo, para otoños e inviernos, una mantita verde, con la que mis rodillas se resguardan del frío, y para luchar contra una vil artrosis, y en la que aparecen bordadas mis iniciales con unas inconfundibles y entrañables letras blanquiverdes.

En tres de sus cuatro paredes, fotos de mis hijos y mis nietos, sujetas con chinchetas color verde. Un reloj verde redondo de madera verde. Y en el lugar preferente, dos fotos en blanco y negro, no en verde: una de Manuel y una de Antonia, mis guapos papás, que pasaban olímpicamente del fútbol, pero no del verde Betis.

Sobre una mesa negra (porque no la había verde), además de un flexo verde, que tantas horas de vigilia ha iluminado, un televisor de plasma, un bloc flanqueado por dos rotuladores; verde fino para escribir, y verde gordo para marcar errores. Un PC de mesa y una impresora-fax. Y todo bajo la aviesa nube de humo que emana de un pitillo mentolado que en mis momentos de escritura se halla o en mi cenicero verde, o entre el índice y el pulgar de mi mano izquierda, chuletas en verdes en su palma. Una taza de loza verde con leche y Nesquik, caliente en otoño e invierno, en primavera templada, y fría de nevera en verano, que, mientras se va disolviendo el polvillo marrón (Nestlé no lo fabrica verde), mira con curiosidad cuanto acontece a su alrededor, que es todo verde, como verde es este suscribiente verde, en todos los sentidos, siendo el verde Betis su predilecto sentido verde.

Debajo de la mesa, una coquetona papelera verde llena de hojas (arrancadas de un bloc con cubierta verde) rotas o arrugadas desorganizadamente organizadas, con esbozos de ideas abortadas y que nunca llegarán a ver luz verde.

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achl Mar Sep 01, 2020 1:04 am

Paupérrima vida verde la de mi amigo,
el más verde entre todos los verdes

Me viene a la memoria el recuerdo de mi amigo, lejano y a la vez cercano en el tiempo, que de cuando en cuando vomitaba retazos verdes de su vida verde

En medio de las tinieblas blanquiverdes no podía vivir. Si dormía no existía, apagaba la luz verde. Dormir le era aterradoramente verde. Pesadillas verdes le ahogaban.

Durante el día, visiones verdes lo acribillaban; en la noche, ascendía desde lo más hondo un demonio rojo que quería aniquilarlo, pero como era un lucifer cagón, ni abalanzándose contra él con sus picos rojos, conseguía derrotarle

El Manquepierda le desgarraba el corazón. Con estremecimientos y convulsiones verdes, y además sobresaltado y sudoroso, despertaba flagelado por un masoquismo verde.

Olvidaba perderse y volverse a encontrar hasta el infinito en la multiplicación verde. Veía goles fallados, penaltis clamorosos no señalados, goleadas de adversarios, ruinas, un rojo riéndose, decrepitudes. Cual reptil en su guarida, era desposeído de su ser, y ya sólo vivía con fantasmas verdes en su casa Villamarín, donde le merodeaba una angustia verde.

Y ya no volvía a verle más. Pero un amigo verde bético me contó su final:

Ruidos verdes apagados, murmullos verdes inconexos, pasos verdes que se perdían y casi nunca se encontraban, llantos verdes desesperados, sangre verde de vampiro verde, bajo una cúpula de un espejo verde, eran sus compañeros en su última señal de vida. Pero los poderes verdes del verde BETIS lo resucitaron, tras un contundente 3-5 en la palangana Pizjuán, y así certificaba la hegemonía futbolística en la ciudad de Sevilla.

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achl Mar Sep 01, 2020 1:24 am

Se asustó, pero le esperaba

Aquella noche la luna brillaba. Paseaba por el jardín, mientras su cuerpo se iba dejando llevar por la tranquilidad del momento. La fragancia de los jazmines se extendía por todos los lugares de los alrededores. Aspiraba profundamente el aroma, mientras pensaba en su situación.

¿Qué podía hacer?

Se sentía sola, sus poderes eran imposibles de ser controlados. A veces, ni siquiera la llave le funcionaba. Tenía que buscar algo.

Llegó hasta una fuente y se sentó en su borde, y entonces comenzó a tocar el agua con las yemas de los dedos. El palacio del verano estaba, no sólo aislado de todo, sino también se perdía en la inmensidad de montes y bosques. Solía ella refugiarse en el lugar, porque nadie más acudía. Era la guardiana. No había tenido noticias de nadie en años, y eso la alegraba. Por única vez se sentía en calma bajo la influencia de los jazmines.

Una sombra ocultaba la Luna llena. Odiaba las noches. La necesidad de satisfacer sus deseos más oscuros, se tornaban en peligrosos, incluso más que sus poderes. Al aislarse, se sentía a salvo.

Miró, confusa, hacia el Cielo. La luna brillaba en lo más alto, pero el jardín estaba en la sombra. Aquello sólo significaba algo: intruso. Se levantó y miró en la penumbra. Nada. Dio unos pasos. Nada. Agudizó más mis oídos. Nada. Intentó sentir alguna presencia. Nada. Sólo oía el rumor del viento rozándose con las hojas de los árboles. Vio o creyó ver una silueta en la oscuridad, la cual desapareció enseguida.

Pensó dejar que sus poderes se descontrolasen. Podría construirse otro palacio más adelante, y la Naturaleza la perdonaría por haber quemado algunos montes. Se llevó la mano a la muñeca, para quitarse la llave, giró sobre sus talones, y entonces escuchó un murmullo a su alrededor.

____ Por fin te he encontrado -dijo una voz desconocida.

Una tenue caricia en la mano la retuvo, y dejó la llave donde estaba.

____ Y qué –contestó, aspirando su miedo.
____ Tienes miedo. Me temes -dijo con orgullo la voz desconocida.
____ ¡Eso no es verdad! -respondió, empezando a enfadarse.
____ Lo tienes, y no sólo eso… -algo le rozó la mejilla.

Se quedó quieta. No esperaba aquello. Entonces temía lo peor. Una imagen le venía a la mente.

____ ¿Vas a matarme? -preguntó, y la sombra se reía.
____ Podría hacerlo, pero no. Hoy sólo quiero algo diferente de ti.
____ ¿Quién eres?

La figura de quien quiera que fuese aparecía de detrás. Le inmovilizó la cintura y el pecho, la mordisqueó salvajemente en el cuello, quedando los dientes clavados en su piel. La mente de ella se quedó en blanco, se estremeció por completo su cuerpo, y rígida como palo estaba. Su cuerpo caía, pero aquella figura la sujetaba.

____ ¿Qué es lo que quieres de mí? -consiguió articular débilmente, deseando que aquellos dientes desgarrasen de nuevo su carne dolorida.
____ Te quiero a ti –dijo la figura, volviéndola hacia sí.

Por mucho que lo intentaba, no podía abrir los ojos. Su aura, su presencia la habían absorbido. Sintió unos brazos fuertes sujetándola. La mordió otra vez. Tras algunas sacudidas de placer, se relajaba sobre sus brazos. Quería que aquella sensación no acabase. Sentía que el tiempo se detenía. Osaba a devolverle el abrazo, y el apetito sexual regresaba de nuevo. Mordía con delicadeza.

____ Pssshhh… -le escuchaba decir.

Ella fue ascendiendo hasta llegar a su barbilla, pero permaneció indecisa. ¿Besar ella a un desconocido? ¿Cómo podía responder así? Nunca había respondido de aquel modo a caricias, besos o mordiscos. ¿Quién era la imagen? Vagos recuerdo acudían a ella, pero los ignoraba cuando tropezaba de repente contra sus labios. Él había descendido y la había besado. De todos los besos de sus experiencias, aquel era el beso más beso, y más sensual, el beso más deseado. Un beso que nunca esperaba.

El desconocido la llevó a la fuente termal, mientras luchaban por unir sus cuerpos. No fue largo el trayecto al menos para ella. Se metió sin pensarlo, aunque se mojase entera la túnica. El agua ardía. Sentía que sus poderes emergían de ella.

____ ¡No los puedo controlar…! -empezó a decir.
____ Deja que yo los controle -su cuerpo se calmó bajo su abrazo.

Parecía que la había hechizado con aquel beso. La sumergió con él, y el fuego de sus poderes se apagó. Sentía cómo el agua, o las suaves manos de aquel desconocido, siempre en la sombra, la desnudaban lentamente. De pronto veía que su cuerpo, lo mismo que el de él, estaban desnudos. Sentía vergüenza.

____ Tranquilízate. Todo irá bien -dijo, mientras recorría cada rincón de su cuerpo con su mano. Su apetito sexual se avivó entonces. Le besó con pasión acercándola más hacia sí.

Sumergidos ambos en la profundidad del agua, ella se quedó de espaldas al suelo, caliente y suave, como el contacto del barro. La estrechó de nuevo en sus brazos, mientras intentaba hacerla suya.

Ella susurró su nombre, sin saber si era él.

____Me has reconocido -susurró a su oído.

Lo mordisqueó, llegando otra vez al cuello. Ella no podía distinguir entre el roce del agua o el contacto de la piel del extraño. Sólo veía que su cuerpo se entregaba, sin resistencia. El deseo y el placer aumentaban, mientras una parte de él se integraba a la suya. Fue entonces que salían a la superficie.

La noche era cálida. Ella recordaba de golpe el olor del jazmín. Seguía allí. Empero, el olor que emanaba del desconocido era más atrayente y fuerte que el de aquella blanca flor. Por única vez, no quería llegar al clímax, no quería que aquello acabase, y. por alguna razón, sabía que él tampoco. Los dos formaban parte de un todo, algo que nunca había sentido y aun teniéndole, sentía que aquello sólo iba a durar mientras la amase. Y después desaparecería.

____ No me iré. No tengas miedo de lo que venga. Ahora y siempre serás mía –dijo mientras la mordía y la estrechaba-: te quiero -añadió perdiéndose en sus propias palabras.
____ Sí, soy tuya -dijo ella.

Ya dentro del placer efímero del clímax, ella le mordió y le arañó los hombros. Oyó los gemidos apagados de aquel que la había poseído, escuchó cada rumor de la noche. La oscuridad la había tragado, la había hecho suya, pero aun así sentía que era una luz, como una cálida y pequeña llama. Reía sin poder evitarlo. Él casi le arrancó los labios en respuesta, y ella abrazó su torso después de haberla asido de los muslos. Cuando el fuego se iba apagando, comprobaba que él seguía allí, proporcionándole placer, mientras que, despacio, se apartaba de ella, que, asustada, le abrazó para que no se fuese. Al poco tiempo, descendía acariciando ella su espalda.

Él la cogió de los brazos mientras salían del agua. La llevó a un rincón y la tumbó, tapándola luego con su mojada túnica. Sintió adormecerse mientras la respiración de ambos se hacía leve, invisible. Sintió que él dormía sumergido en ella, confiando en ella, como nunca lo había hecho con nadie. Se sintió aliviada por un momento, y cerró los ojos. Entonces se vio a sí misma como una pequeñísima llama envuelta por la inmensidad de la noche.

Estuvo un rato a su lado. Se vistió despacio y después anduvo sin rumbo, perdida en sus pensamientos. El alba despuntó de pronto como un fogonazo de luz. Había salido del bosque y estaba en pleno descampado.

____ Así que la dueña siempre mantiene la casa sumergida en la noche. A pesar de que afuera haya luz.

La luz del Sol le dio de lleno en la cara, secando totalmente su ropa. Se sintió fuerte y que su poder, que era la llama de su alma, se fundía con cálido destello. Entonces escuchó un murmullo a su espalda.

____ No me dejes en la oscuridad. Eres la única luz que puedo seguir.

Era aquella envolvente voz que la confundía y la arrastraba hacia lo más profundo de lo sombrío.

Ella se dio la vuelta y le miró a los ojos, con una expresión casi angelical, Él parecía ruborizado, podía sentirlo, no verlo.

____Te necesito. No te vayas –le dijo abriendo los brazos, intentando llegar a ella desde el límite.
____Soy tuya, ahora y siempre.

Se fue hasta él, retornando el regreso a la profunda oscuridad, y decidía quedarse allí para siempre.

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achl Mar Sep 01, 2020 1:29 am

El barco Podemos

Déjame contarte una historia que me llegó de un Podemos, que la oyó de otro Podemos, que a su vez la leyó en la revista Coletas-Podemos, dirigida por un intruso embaucador Podemos, ¡al carajo su nombre!, siempre persuasivo hacia “su mágica solución venezolana”.

El barco Podemos ya no navega en el Guadalquivir. Su capitán, el siempre charlatán y falaz Podemos, es ahora reo de sus propias mentiras.

Ese barco naufragó, y también otro barco de un gili Podemos, menos Podemos (IU). Pero un nuevo capitán mandó hacer un barco nuevo luego del naufragio del malo, que es el que representa ahora EL MUSEO A LA HONESTIDAD.

De ESPAÑA entera de tripulante sólo sobrevivió el capitán; vivió y vive en un lugar plácido de auto convencimiento con cuartos repletos de filantropía, comprensión, altruismo, sinceridad. Humanidad, en definitiva. Una gran dosis de irracionalidad, malicia, odio, rencor, ira, envidia, mentira, falacia, acabó por desterrarle, terminando por perder el juicio. Por el momento porque…

...un buen día, ese intrépido capitán, capacitado, y decidido a seguir con su bendita cruzada, aglutinó suficientes cuerpos sensibles para fabricar entre todos ellos los ensambles necesarios para construir un nuevo barco. Y los persuadió con humildad, amistad, confianza, consideración, respeto, y así, un barco hecho de carne humana sana ha empezado a navegar de nuevo por el Guadalquivir, el río más poetizado de todos los ríos poetizados.

En toda ESPAÑA es sabido que este nuevo barco, ahora avanza a lo fórmula uno. Lleva 47 millones de velas, alberga a 47 millones de pasajeros que a su vez son 47 millones de marineros, que, respetuosa y educadamente, guardan luto por una banda de rateros y farsantes.

achl Mar Sep 01, 2020 1:38 am

El barco que los separa de la verdad

Un sueño se considera como el desarrollo de una conducta personal ejecutada en un plano diferente de la conciencia; un acto realizado en un lugar, cuya existencia real, nadie que esté en su perfecto juicio debe llamar irreal.

El Rey negro y blanco que reina en este tablero, o nación, como prefieran, ordenó construir un puente que soldase España con la Verdad.

No pasará por él Podemos, que sufre de vértigo de conciencia. Así que quiero que se aleje de una vez para siempre con su banda y su cacareada falsa música.

El puente es ciclópeo, colosal, propio de Su Majestad, porque son contundentes sus razones reales. Hasta la fecha, contamos con millones de puentes iguales.

Me gusta complacer al Rey; lo veo como una misión de carácter real, que espero y deseo se imponga de una forma democrática.

Por ahora seguimos construyendo más puentes.

Pero no todos. Existe “uno” esperando que zarpe su barco, fabricado por él mismo a base de falacias y de promesas tan falsas que no toman cuerpo, y que, cruzando el charco, lo llevará a un gran país sometido inmaduramente por un cruel maduro.

“Ése” y sus colegas son los que, confiados en que el viento soplará a su favor, un desplegar de velas y una falsa música aturden al Rey.

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achl Mar Sep 01, 2020 1:43 am

Ella y sus recuerdos

Había dejado de contar sus pasos hacía tiempo. Dejaba atrás a la gente y entendía lo mucho que amaba el silencio, tras estar sin él; en lo diferente que veía todo después de sumergida algunas horas en nostalgia.

En aquel lugar se sentía inadvertida, y acogida y sola a la vez.

¿Cómo podía desear tanto un estado tan triste? La soledad la dejaba sin máscara, y así podía verse a sí misma presentada a través de un mar delante de ella.

El sol asomaba por el horizonte, iluminándole la cara y reviviendo su iris multicolor. Aquel era el momento de cerrar los ojos y esbozar una sonrisa.

Había estado mucho tiempo buscándolo, y resulta que lo tenía todo delante de sus narices. Volvía a sonreír, quería saborear el momento una vez más, quería volver a mojar y recrear sus labios en los recuerdos. Eran tan diferentes...

¿Por qué un dios no podía enamorarse de una mortal? Quizás precisamente era eso lo que hacía de la situación tan especial.

A pesar de la diferencia tan abismal, la aguardaba un sentimiento entrañable. Sólo por aquella noche...

Y después, todo volvería a ser como antes, todo volvería a transcurrir como si nada. Pero, eso sí, con una sonrisa dibujada en su historia.

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achl Mar Sep 01, 2020 1:50 am

Un perfume, quizá Loewe, y una cajita de música

Con demasiada frecuencia, los avatares en tu vida te llevan a veces a situaciones desquiciantes.

Sentía ganas enormes de correr, como un delincuente perseguido por la policía, de huir de todo. Aun así, conduje unos metros en punto muerto y después aparqué bajo un árbol. Dejé allí mi coche, sin cerrar la puerta del conductor y sin marcarme mentalmente donde lo había dejado, y salí disparada, cual flecha, hasta adentrarme en un pequeño bosque de color violeta.

Mis piernas corrían a una velocidad inusual, y mis ojos parecían un águila avistando una presa. Aceleré aún más mi carrera; pero, de repente, frené de golpe junto a una enorme casa, que parecía en ruina; cuya, a juzgar por su aspecto, debía haber sido una mansión aristocrática.

Cansada y sorprendida me dejé caer como plomo en el suelo y descansé durante unos momentos, justo los necesarios para ver cómo mi vida iba pasando delante de mí, escapándose...

¡No podía ser! ¡Mi vida tenía que estar conmigo, mi cuerpo la necesitaba! La llamé desde el fondo de mi alma, pero al cerrar los ojos podía ver que volvía uniéndose a mí, como en un abrazo.

Mantenía los párpados cerrados, pero unas visiones magníficas desfilaban ante mis ojos. Nunca había visto nada igual: unos castillos, valles, luces, y unos colores que se descomponían como el mejor caleidoscopio podría imaginarse.

No recuerdo cuánto tiempo estuve así, pero cuando abrí los ojos, el cielo se estaba nublando presuroso, como si las nubes bajasen en picado, precipitándose al vacío. Amenazaba tormenta y decidí entrar en aquella mansión abandonada.

Sus puertas, de un aspecto centenario, se hallaban prácticamente descompuestas por la humedad y los parásitos. Me adentré en su oscuro interior, y lo primero que percibí fue un olor rarísimo, una mezcla de podredumbre enmohecida y de un leve pero perceptible olor a perfume, quizá ‘Esencia de Loewe’.

La mansión, en sus esplendorosos tiempos debió albergar a personajes ínclitos, a gente de relevancia. Se notaba por el estilo refinado y exquisito de sus interiores.
Abrí una de sus ventanas, para que entrase más de luz, y descubrí, con sorpresa e inquietud que, en un rincón, junto a una enorme chimenea, había un baúl grande con adornos arábigos.
Encendí uno de mis arrugados cigarrillos y me acerqué hacia aquel hallazgo, con el interés y la alegría de un niño ante un juguete del día de los Reyes Magos.

Abrí su tapa con un cierto miedo y una cierta precaución. Comprobé que estaba totalmente vacío, y me llevé un susto tremendo al descubrir que en el fondo había ¡una cara que me miraba asombrada!

Quedé estupefacta, hasta que caía en la cuenta de que se trataba del reflejo de mi cara. Pero ¿qué diablos? Claro. El interior del baúl estaba forrado de espejos limpios y relucientes.

Me fijé más detenidamente y descubrí en un lado una cajita verdosa; me agaché un para recogerla, pero perdí el equilibrio y caí dentro de cabeza. No me hice daño, pero quedé con la nariz pegada contra el fondo del baúl, y entonces me di cuenta de que la fragancia del perfume provenía de allí.

Sin cambiar de postura y haciéndome gracia la situación alargué la mano y cogí el objeto, como un gato atraparía a un ratoncillo: era una cajita bellamente labrada, que parecía antigua. Rápidamente me puse en pie y la abrí. Dentro tenía otra caja igual, pero más pequeña. Al levantar la tapita sonó una melodía: era una coqueta cajita de música.

Cerré los ojos y me dejé llevar por aquellas dulces notas. Transportada me sentía a un parque repleto de niños, que jugaban ruidosamente en un césped de un color verde claro.

Aquellas sensaciones eran muy placenteras, hasta que súbitamente la luz del sol desapareció y unas oscuras y cargadas nubes lo invadieron todo, bajando hasta el nivel del suelo. Aquellos niños seguían jugando y gritando, y sus madres o sus hermanas mayores asustadas los llamaban.

Abrí los ojos recordando que a las afuera de la casa reinaba también una situación climatológica sorprendente. Salí para cerciorarme de ello, pero ahora un Sol brillaba espléndido.

Encendí un cigarrillo y me senté en el porche, mirando con total admiración aquella delicada cajita, que ahora era mía. Pensé en mi coche y me reí: no sabía cómo llegar hasta él. Cogí la cajita y después estiré mis extremidades superiores e inferiores, para desentumecerlas.

El efecto de mi locura se había estabilizado, lo que me serenó, pero no por ello el grado de alucinación visual había remitido; sólo estaba con el raciocinio mental más equilibrado, saliendo del descontrol de una hora antes.

Entonces me puse a caminar despacio, intentando canturrear la melodía que había escuchado de la cajita de música, oliendo con nostalgia el perfume. Quizá ‘Esencia de Loewe’. No lo sabía con seguridad, lo que sabía es que me parecía mágico. Tan mágico como la cajita de música, ya que ambas cosas me ayudaron a estabilizarme.

Ya no quería huir de nadie y de nada.

Caminando, caminando me puse en busca de mi coche, y una vez que lo hubiese encontrado, dirigirme al mar, mi verdadero sosiego.

Quería llegar al mar. Necesitaba imperiosamente ver toda su grandiosidad y oler toda su pureza.

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achl Mar Sep 01, 2020 1:54 am

¡Eres una ganadora!

Y ahí está ella, en la orilla del mar, donde debí mirar antes de lanzarme a una búsqueda frenética. El Mar y Tú, Tú y el Mar. Probablemente una seña de identidad, que es la mía también, con la que más empatizamos. Saliste corriendo desde un chiringuito, sin darme explicación alguna, como si te hubieses acordado de pronto de algo que tenías que hacer y que habías olvidado. No estoy seguro, pero parecía deslizarse una lágrima por tu bello rostro, mientras girabas brusca y repentinamente la cabeza y emprendías, decidida, la huida

En principio me quedé bloqueado; todos me miraban desaprobadoramente, tal vez pensando que te había confesado una supuesta infidelidad, o la ruptura de nuestra relación. Pero nada más lejos de la realidad, simplemente estábamos bailando, y yo te estaba diciendo que esa noche brillabas con luz propia, que eras una ganadora. Pero fui asociando acontecimientos; primero te invité a bailar, y yo no sabía bailar, y, por eso, te reíste de mis torpes pasos, hacía un chiste al respecto, nos miramos a los ojos y sobre el brillo de los tuyos dejé escapar una frase sentida, y, después venía el desenlace, inesperado por mí, y también por ti. Pero sigo viendo todavía una cara congestionada, seguro que por tanto correr, y voy aliviándome de la tensión con la que te he buscado poco antes.

Miro alrededor, y voy asimilando el olor a mar; entra en mí suave, sin agobiarme. Es una esencia fresca, austera e invisible que me hace sentir bien conmigo mismo. La luna se proyecta a través de una fina capa de plata sobre el mar en calma; luna casi llena, posiblemente a falta de dos fases para llegar a su plenitud. La luna, y el mar, y tú, y no necesito nada más para parar el tiempo.

Pero, cuéntame… ¿qué te ha pasado? Sabes que me preocupé por ti, como siempre. Y sin embargo tú sigues mirando el mar, con la cabeza levemente inclinada hacia atrás, con tu melena azabache a merced del compás de la brisa marina; como si no hubiera ocurrido nada y nos hubiésemos encontrado de pronto. Si te acabase de conocer, pensaría que eres bohemia, romántica, pero sé que estás aquí porque esto te relaja y te ayuda a pensar.

Pensar, me das miedo. No quería ofenderte diciéndote aquella frase. Nunca se me dio bien decir la frase adecuada en el momento justo. ¿A qué esperabas de mí que no te dijese nada? Bueno, mi impulso me ciega, y esta vez me han jugado una mala pasada; me ha cogido desprevenido. Te diría que gracias a ti vuelvo a sonreír, que el tiempo se para siempre que rozo tu piel, que me pierdo en tus ojos si me miran con profundidad; te diría que te amo, y que eres la reina de mis noches y la dueña de mis días. Espero que admitas mis disculpas cuando tenga el valor de decirte todo esto, en lugar de dibujarlo en mi mente.

¡Estás girando el cuello! Tienes los ojos cerrados, los párpados los cubren con mimo, y acompañas el rostro en dirección contraria a donde empuja el viento, que parece que sopla con más fuerza. Tu cara está relajada, pero no expresa emoción; no sé si estás enfadada, triste, alegre, o flotando en una nube. Creo que si abro la boca voy a romper el hechizo, me mirarías con furia. Pero el estar ahí quieto, sin hacer nada, viéndote como un tonto hace que el haberte buscado no haya servido de nada. Me atreveré a poner mi mano sobre tu hombro, que es lo más me permite mi timidez. Qué cálida es tu piel. Tranquila, abres los ojos y me miras. No estás sorprendida, ni enfadada ni triste ni alegre, pero ausente estás envuelta en un hieratismo, como si quisieras decir algo y necesitases un velo de niebla para expresarte tranquilamente. Siempre rodeada de misterio. Pagaría con mi vida por saber qué te ocurrió antes.

Siento tu cuerpo estremecerse y tus ojos volver a brillar. Me miras y se vuelve a parar el tiempo. No sé cuánto llevamos así en la escena, como actores disfrazados de árboles, cuyo único cometido es prestar su presencia un rato. Te giras el cuerpo y dejas el mar y la luna a tu espalda, y me preguntas si yo sería capaz de abrazarte; extiendo mi otro brazo hacia ti, y te doy asilo en mi regazo, apretándote Ahora mis sentidos me dicen todo tipo de símbolos: tu aroma, tu tacto, tu respiración en mi pecho, el sonido de tu pelo al son del aire, el sabor de tus abrazos, la vista de aquel marco incomparable.

Te separas y vuelves a fijar tu mirada en mí, y con algo que ni el amor a veces puede explicar. Antes de besarte exclamo repitiendo mi frase favorita:

¡Eres una ganadora!

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achl Mar Sep 01, 2020 1:59 am

La fuerza de la fuerza del amor

Isa se encontraba tumbada sobre el sofá viendo un insulso programa de la tarde en la tele. Sentía los movimientos de su hijo en los interiores de su abultadísima barriga. Sonreía feliz pensando cómo sería tenerlo acurrucado en sus brazos. Siro entraba al salón, con una carpeta en la mano. Rodeaba el sillón, se sentaba junto a su mujer y le ponía un brazo protector sobre los hombros.

____ ¿Te encuentras bien? ¿Quieres que te traiga algo?
____ Ya estás tú aquí. Esto es todo lo que necesito –y le besó.
____ Siempre te prometí estar a tu lado -se la comía con los ojos.
____ Eres el mejor padre que yo quería para mi hijo.
____ Eso mismo me dijiste un día que le decías a tu primer novio, ¿no?
____ Cuando se está enamorada, esas palabras salen solas.
____ Pero, bueno, ahora eres mi hembra y yo soy tu macho.
____ Y este macho y esta hembra están a punto de ver una cosita linda.
____ ¡Ni te imaginas cómo lo deseaba!
____ Sí, sí me lo imagino. Te conozco bien y así me lo imagino yo.

Eran ésos los diálogos habituales entre ellos. Se conocieron, diez meses atrás, en un gimnasio, a las afueras de la ciudad de ambos, Sevilla, y sólo con una simple mirada, o no tan simple, se producía el amor a primera vista.

¡Hola, hijo! Qué a gusto se está ahí dentro, ¿eh? Pero un poco oscuro. Tu mamá no es transparente. He venido a traerte un regalito, ahora que estás a punto de salir al teatro del mundo, y…

Isa le cogió la mano y la apoyó suavemente sobre su vientre-barriga. Él entornó los ojos, mientras se le dibujaba una inmensa sonrisa.

…antes que vengan a manipularte los del otro bando. El juego empezó hace siglos, tu vida no estará en el bando equivocado. Puedes estar orgulloso de ello. Nosotros no somos de los que acogemos a cualquiera en nuestras filas.

____ Se ha movido… –dijo él, mirándola.
____ Es que ha sentido la mano de su cariñoso papá –respondió.

Tus padres han hecho de ti toda una promesa, créeme. Me he dado una vuelta por las ramas de tu árbol genealógico y… ¡qué recuerdos, hijo! Un tatarabuelo por vía paterna, por ejemplo, nos daba grandes alegrías. ¡Jo, no veas cómo manejaba el hacha! Por no hablar de tu bisabuela, la señora Sánchez, que, orgullosa, resucitó a sus defectuosos retoños, sin aspavientos. ¡Qué gran mujer!

____ ¡Oh! ¿Lo has sentido? ¡Vaya patada!
____ Desde luego, si sigue así me va a causar lesiones internas –reía. Este hijo mío va para futbolista.
____ Y jugará en el Betis. Uno de los orgullos de su padre.

Pero dejémonos de nostalgias, hijo; tú superarás a todos, ya lo verás. Permíteme que meta las manos en tu pequeño cerebro para…

____ ¡Ay!
____ ¿Qué ocurre, cariño?

...sacar dos cosas que tienes ahí y que no te sirven para nada. A ver… un momento… ya está. Perfecto.

____ ¡Uf! Nada. Lo he sentido moverse bruscamente, como si hubiese querido darse la vuelta.
____ ¿Y ahora? ¿Sientes algo, algún dolor?
____ Nada… nada… ha sido sólo un susto. Ya parece tranquilo.

Bueno, hijo, parece que ya estás del todo preparado. En cuanto puedas, comienza a cosechar méritos. Recuerda que eres nuestro campeón. Yo regresaré a visitarte esta tarde, después del trabajo. Ya nos veremos. Muchos besos, hijo.

La última enfermera del hospital abandonó la habitación, cerrando la puerta tras de sí, con suavidad.

Isa estaba recostada en la cama, con el bebé mamando de su teta, y Siro, sentado a su lado, acariciando una cabecita pelona. Ambos le miraban con deleite, y podrían pasarse horas así mirándole en silencio. Todo había salido maravillosamente bien, y éste era su momento. Profunda felicidad.

____ ¡Qué guapo es! –exclamó Isa, dejándose llevar por la emoción. Y qué despierto parece, ¿verdad?
____ Sí, desde luego. Eso es fruto inequívoco de la belleza de la mamá, y lo otro de la inteligencia de su papá, jajaja...
____ De todos nuestros nombres favoritos, ¿cuál te parece que le queda mejor?

Siro dejó que su chispeante alegría fuese amainando, y se quedó pensativo durante un largo rato, como si en el rostro de su hijo estuviese escrito su nombre con letras invisibles. Al fin habló:

____ Cristo. Me encanta este nombre para él.
____ Sí, es un nombre muy bonito –confirmó Isa, meciendo emocionada a su primer hijo, su primogénito.

La pareja se besó con mucho amor, y felices como nunca lo habían sido.

De pronto, Siro se quedó mirando a la madre y a su bebé, sin tan siquiera pestañear. Lleno a tope de amor por los dos, su familia.

SÓLO ESCRITOS NARRATIVOS - Página 5 Fuerza10

achl Mar Sep 01, 2020 2:18 am

La 130

Se sentían felices en una habitación de un hostal, ubicado en la serrana localidad natal de ella. Era para ellos como un aire de apasionamiento que los empujaba hacía él cada vez que los dos podían. Un oasis, un recinto de cemento, arena y ladrillos, se sentían libres, liberados, despreocupados…

Claro que sus vidas eran complicadas. Los dos tenían compromisos y obligaciones insoslayables, que les impedían dar riendas sueltas a su amor con libertad, a cielo abierto ante las incisivas lenguas de la gente del lugar. Era por eso, que habían decidido construir tras la puerta y las paredes de aquella bendita 130, un nido en el que refugiarse.

A veces él, mayor en edad que ella, se portaba cual joven núbil, y ella se complacía en descubrirlo, como si fuese nuevo para los dos. En ocasiones era ella la que se mostraba tímida y esquiva, pero él la seducía y a la vez le iba enseñando cómo amar con verdadero amor a un hombre.

Había días en los que sentían una pasión controlada, y otros días en que se deseaban con desesperación, como si decidieran despedirse de la vida y el amor. Y en más de uno de aquellos encuentros, les anochecía abrazados sobre una de las dos camas, besándose, riéndose y hablando, cual sólida pareja que dispone de todo el tiempo del mundo.

Desde aquella 130 viajaban por el mundo, hacían planes y, basados en el presente, planeaban el futuro, aunque con ensoñaciones más que con posibilidades. Pero todas sus encuentros estaban amparados en un mismo denominador, y era que siempre acababan abrazados y besándose durante eternos minutos.

Hablaban de sus hijos, de sus días a días, de sus gustos por el género musical de la copla. Pero también gustaban del silencio, de un disfrute de la mutua compañía, en la que el contacto de sus cuerpos era una hermosa manera de expresar su amor. Sonreían, reían, tenían buen un sentido del humor. Pero no todos los de su entorno sabían entenderlos y menos comprenderlos. Pero ellos se entendían y se comprendían de maravilla; en realidad, eran dos almas gemelas.

Se preparaban y luego comían bocadillos, con el pan y el fiambres que ellos mismos se llevaban a la 130, acompañados de cervezas, como aparentando una normalidad cotidiana, como si viviesen juntos.

Ella cogía una revista y leía en voz alta, con la cabeza de él sobre su regazo, porque eso les gustaba a los dos. Y para él, las risas de ella eran un bálsamo, una melodía que los mantenía unidos al deseo de seguir saboreando sus inolvidables venturas.

Pero, a veces, ella no lo tenía tan claro…

Ella, una de aquellas tardes se hallaba especialmente dulce y complaciente. Y eso volvía loco a él, que la adoraba cuando la veía contenta. Ella estaba madurando su relación, como el membrillo que su madre guardaba para perfumar la ropa y que se mantenía amarillo durante meses. Y por eso él, llevaba su nariz al cuello de ella y aspiraba su fragancia, cargada de recuerdos de la niñez.

Mientras se besaban se pensaban, a la vez que se decían cuánto se amaban. Y él iba más allá y con voz quebrada por la emoción le decía, enfático:

____ ¡Eres mía, y yo soy tuyo!

Uno de aquellos días, mientras permanecían abrazados en el sosiego de su soledad compartida, él recogía con el índice de su mano derecha una lágrima que caía por la mejilla de ella:

____ ¿Qué te pasa, mi vida?
____ Nada, cariño. No te preocupes -respondía con tristeza en los ojos.

Pensaría que si este amor tan profundo que sentía tendría un final…

Pero él no quería que aquella insinuante lágrima mermase la felicidad que sentía en esos momentos.

Sólo quería inundarla de todo lo bueno, a la vez que hacerla reír, porque la risa de ella, para él, era un Sol que entraba radiante por el ventanal de la 130.

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achl Mar Sep 01, 2020 4:12 pm

Un NO que es un SÍ

Un eterno silencio hacia una caricia prematura se produce cuando ésta es equivocada, siniestra e inusual, torpe y áspera. No hay ninguna razón por la que se efectúe, así que la haremos sufrir con la ausencia de nuestra voz. Y si aquellos, no deseados, movimientos me preguntasen qué es lo que me sucede, les responderé con algunos gritos en silencio.

“¿Quién cree que lo ha llamado a rozar mi celestial piel?”.

Blasfemia diría si fuese yo la religión. Pero blasfemia para mi corazón, porque su paz ha sido perturbada por un espantoso incidente, y mi armoniosa persona no tolera este equívoco acto. Nunca más voy a distraerme y a permitir semejante brutalidad. Pero ahora sonrío. ¿Y por qué sonrío? ¡Porque no me gusta! ¡Dejar de sonreír será el valor que tuvo lo que me impulsa a descontrolarme!

Me niego a ser una muchacha enamorada. ¡Me niego y me niego! Es aborrecible y a la vez bonito. Como demonio encarnado. Un adorable muchacho. ¡Dios, tengo que volver a la tranquilidad que alguna vez tuve! A simple vista es un tipo horrible, pero si te detienes en él, si tan sólo te detienes...

He perdido el juicio o he hallado el verdadero, pero estoy segura de que rompo mis palabras al decir que sí, de algún modo mágico. Soy una muchacha enamorada, y ahora soy de él. Ahora justifico mi sonrisa en un sentimiento.

____ Vamos a tomar un helado -me invita, y por más que no haya gustos de helado que me gusten, acepto.

Me pongo a recordar '¿por qué he empezado a salir con él? Lo odiaba, lo aborrecía, me perturbaba su presencia, que era como un sapo ante mis ojos'. Y ahora siento que le amo, me gusta, sin él me pierdo, es mi príncipe. Sí, ahora entiendo el cuento del sapo que se transforma en príncipe. El amor, sentimiento que me absorbe de un segundo a otro y a su vez me nutre. Quisiera un helado con gusto a él, y entonces tomaría uno cada segundo del día.

Llegamos, pide uno de chocolate negro, amargo, aunque él sea un dulce de leche. Y yo, uno de vainilla, por compromiso. Intento esconder una expresión de disgusto, pero no soy buena para las posturitas.

____ No está bueno, ¿verdad?
____ Quizás no -confieso-. Pero culpo al helado y no a mis gustos.
____ ¿Quieres un poco de este mío? -ofrece preparando un bocado en su cucharita de plástico.

Entonces pierdo el control otra vez. Siento una mano que se apoya sobre la mesa; no la puedo detener; mis pies me levantan, sin que lo desee; me inclino hacia él, confiada en que sí voy a coger el helado; cierro los ojos para vivir un sueño.

La muchacha se estira sobre la mesa para un encuentro lindo, precioso, magistral; el muchacho la sigue.

Y en medio de una redonda y metálica mesa de una céntrica heladería, dos pares de labios fusionan dos corazones, y en ese preciso momento, ellos dos son invencibles.

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achl Mar Sep 01, 2020 4:23 pm

Una mujer diferente

Un buen día conocí a una mujer; una mujer diferente a cuantas antes había conocido, e incluso convivido. Sin esta mujer, mi vida ahora sería como era y no como lo es ahora. Y pienso que esto es lo que el amor verdadero refleja al paso del tiempo, esto es ir comprobando que vas ganando en selección.

Porque una historia no siempre acaba en un final feliz, como en los cuentos: que el chico conoce a la chica, que se casan, que viven felices, comen perdices, envejecen juntos hasta que la muerte los separa. En lo que a mí ataña, si no hubiese conocido a esta mujer, no pensaría como pienso hoy, ni tendría la misma forma de ver la vida como la veo hoy.

Lo que aprendí es que cuando conoces a un amor sincero, permanece en ti, te hace perseverar y continúas perseverando, aunque el tiempo se vaya junto con los años, y aunque ese amor ya no esté contigo.

El amor es tan espiritual que pasa de todas las expectativas, y más cuando ocurre por primera vez y lo sientes plenamente.

Esa mujer de la que hablo me dice a veces que la tengo idealizada, que no es para tanto, que ella es una mujer normal. Pero no. Recuerdo perfectamente lo fascinante y emocionante que era conocerla en persona. Cada día, mis pensamientos están llenos de amor. Miro el Sol y parece que brilla más. Y como me gusta leer, y escribir cosas, mi inspiración está siempre a tope por culpa de ella.

Pero, hablando en plata, la verdad es que nunca he sido tan feliz como ahora lo soy Me da por pensar que soy la única persona en el globo que está sintiendo algo así, tan especial, tan fuerte…

Aunque no son los tiempos más buenos los que vivimos, sino confusos, estas cosas son las que en realidad les cambia la vida a las personas, porque el amor se cristaliza o se rompe, según la fuerza de la sinceridad.

Y el dolor se siente mientras el amor se toma su tiempo en formarse y en volverse verdadero, aunque se vaya, o ya no esté. Pero no es que se rompa el corazón. El corazón se puede debilitar en forma duradera o pasajera, pero nunca se rompe por amor, ni por ningún otro sentimiento.

La realidad es que todo esto te enseña a aprender a ser honesto contigo mismo y a saber en qué clase de persona te has convertido. Lo que causa amor es mostrar tu yo real y después de asimilarlo, vivir ese amor verdadero no puedes olvidarlo, no lo puedes apartar de tu mente nunca, se encuentra siempre ahí, recordándote cosas, y no precisamente malas...

La relación que tengo con esta mujer me convierte en mejor persona de lo que era antes, disfruto, río, grito, sueño. Y nunca olvido que en el pasado aprendí cosas que ahora me sirven para una nueva relación.

Aunque, pensando, tal vez este amor verdadero no es mi amor verdadero, sólo es una puerta que se abre hacia el camino de mi amor verdadero. O tal vez, este amor verdadero es realmente mi amor verdadero.

Parece un galimatías, pero tiene mucho sentido

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achl Mar Sep 01, 2020 4:28 pm

Tu iris u otro iris te acosa

A veces aparece un error en un plan donde la realidad nos incluye. A veces es tan grave el error que el ser consciente de él es un hecho extraordinario para lo que nuestro cerebro no fue programado. Tratar de comunicarlo, es lo mismo que buscar la consideración de un loco entre nuestros iguales. Lo sé, lo he vivido, yo he visto el velo rasgado y los engranajes que se ocultan detrás de él.

Todo ello ocurría una noche de invierno. Dormía plácidamente, sin preocupaciones, como cualquier otra noche. Pero despertaba de repente. Y este fue mi error, el fallo dentro del plan. No debí despertar en ese instante, no estaba previsto que así fuera y, empero, por causas que me eran desconocidas, lo hacía.

Abría los párpados súbitamente, despejado por completo y sin el menor rastro de sueño. Pensaba que fue esa reacción tan inhabitual en mí la que sorprendía a la realidad con el pie cambiado. Así alteraba, sin quererlo, el futuro que me estaba predestinado.

Un ojo flotaba en mitad de la oscuridad de mi cuarto. Un ojo de aspecto humano con el iris azul cielo. ¿Pertenecía a alguien que estuviese ahí, en silencio? No, no era eso lo que parecía, pues habría alcanzado a ver algo más de la cara, o la silueta del extraño; no tendría sentido que sólo una parte tan pequeña fuera visible.

Era un ojo solitario que me miraba sin pestañear.

Mi propio terror quedaba paralizado mientras analizaba la manera de aquel ojo sin expresión, fijo en mí. Sabía que hubiese perdido el juicio en el mismo instante del descubrimiento, de no ser porque en el fondo, todavía no podía creer que estuviese despierto. No, no era cierto, sabía perfectamente que no dormía, que aquel ojo era tan real como mi cama, y que estaba ahí, mirando mi estupor, pero prefería intentar engañarme protegiendo mi anterior y sencilla concepción de la realidad, y quizá mi último minuto de vida. Ensayé a autoconvencerme de que sentía un sueño lúcido que se moldea, como un acto de vigilia, con manos firmes sobre las riendas de mi imaginación.

Darme tiempo para asimilar que lo imposible estaba ocurriendo ante mí.

Trataba de que la conmoción y sus efectos se mantuviesen conteniendo el miedo creciente que, de estallar, precipitaría que el amo de ese ojo, o fuese lo que fuese, se lanzase a terminar conmigo, único error y testigo de su existencia. Ganar minutos a la muerte, concentrando y extendiendo mi pensamiento en analizar qué podría ser aquello que me miraba desde la oscuridad.

Podría haber sido un asesino, un ladrón, que, de ser lo primero, estaría ahora con la garganta abierta, y un ladrón hubiese huido al verse descubierto.

Además, en esa actitud de la mirada que bañaba el ojo, había algo profundamente frío, carente de toda emoción, inhumano incluso. Y como decía, ¿qué lógica tendría que sólo esa pequeña parte del rostro apareciese iluminada ante mí? No, era obvio; ahí sólo había un ojo flotando en la oscuridad.

Podría ser que aún estuviese durmiendo yo, viviendo uno de esos sueños nítidos en los que todo se siente con más intensidad que incluso durante la vigilia y que llegan a confundirse con ella. Pero opté por morderme la lengua, un acto de mi voluntad, con la idea de poder descartar esta posibilidad. Sentía una modulable presión de mis dientes, el dolor era intenso, real… estaba despierto.

Tal vez un ser de pesadilla había escapado a la red de mis sueños, o a su dimensión particular, y ahora estaba ahí, mirándome, antes de tomar una decisión que podría acarrearme la muerte, o la rotura de mi cordura, en el mejor de los casos. Si bien no había modo humano de poder repulsar esta hipótesis con garantía, desde el mismo momento se me antojaba como algo ridículo, rémora de los viejos miedos infantiles, que todos escondemos en algún rincón de nuestro subconsciente.

Entonces aparecía en mí una extravagante posibilidad, una opción alucinante que, de tan inconcebible, y precisamente por eso, podría ser la más certera.

Si los sentidos, ideas, percepciones… el cerebro al completo, y por tanto nosotros en su interior, somos reo de todos aquellos elementos relacionados con la adaptación al medio. ¿No será a la vez absolutamente ciego hacia el infinito cosmos de cuánto nada tiene que ver con la supervivencia? ¿De qué forma podría captar un perro la existencia de una ecuación? ¿Y si el perro, en un fugaz segundo, pudiese concebir las dimensiones del mundo que habita su absoluta posición en él?

Un error de esos que están ahí detrás me permitía a mí, ignorante perro humano, descubrir que todo aquello que consideramos realidad, se deriva de una exquisita programación biológica que mantiene constantemente una ilusión extraordinaria en dimensiones y contenidos.

Y por lo tanto, sin más valor que el que entre todos le otorgamos.

Mientras así pensaba, sabía que pestañeaba un instante, intentando procesar las abismales consideraciones que ahora se abrían ante mí como un pozo de soledad eterna; y cuando abría de nuevo los ojos... el ojo azul ya no estaba allí.

Miraba a un lado y otro, pestañeaba varias veces, pero todo era oscuridad. Había desaparecido mientras concebía la hipótesis, como si se hubiese sentido pelado en su integridad, confirmando involuntariamente que yo estaba en lo cierto.

Desde aquel momento, la vida dejaba de ser lo había sido hasta entonces. Las puertas de la locura se abrían ante mí, y las franqueaba formulando preguntas, y ya sin poder parar…

¿Por qué era un ojo? Aquello, lo que quiera que sea que estuviese allí detrás, no era humano ¿Era una broma? ¿Se estaba burlando de mí?

Sí, todo cuanto tocaba era una simple reacción atómica concebida para hacerme creer que el objeto tocado poseía realidad.

Sí, todo cuanto veo no es más que el resultado que mi cerebro crea ante el impacto de frecuencias y ondas, al igual que con cuanto llega a mis oídos.

Sí, todo lo que como son átomos, moléculas, aglomeraciones unidas por algunas configuraciones electrónicas y estables ¿Configuraciones electrónicas? ¿Pero qué esencia tienen? ¿Qué estoy comiendo? ¿Qué significa comer? Proceso electrones que corren temporalmente junto a otros electrones… ¿Cuándo se llega al fondo del átomo?

Sí, con quienes hablo son fantasmas auto engañados, desconocedores de sí mismos, víctimas de nuestra común condición, con los que sólo puedo intercambiar una mentira repetida.

Mentiras, más mentiras muy profundas que se confunden con la verdad. ¿Cuántas soledades contiene la soledad del que sabe que ni siquiera es persona, sino un acto procesual del devenir? Si todo esto es de esa forma, ¿cómo es la auténtica realidad que nos es vedada?

Mi ego es un sistema de creencias sobre lo que creía ser una carátula. una máscara en un proceso constante e invisible que delimita y contiene un río de la nada sin fondo. Una configuración electrónica más, difuminada, disuelta, destruida…

Ahora floto en el caos de la realidad absoluta.

¿Quién habla? ¿De dónde vienen estas palabras?

Me hablan, inyectan, medican, me hacen dormir. Pero despierto, y mis preguntas lo inundan todo, cual caudal titánico invisible ¿Quiénes sois? ¿Qué creéis que sois? Os compadezco y os envidio porque yo ya no puedo creer en nada, sólo flotar en una tormenta electrónica de sufrimientos, sin un dolor físico. Me intentáis convencer, palabras, palabras, palabras, y casi podría llorar de ternura ante vuestra ignorancia, por la que daría o haría cualquier cosa.

Cualquier, cualquier cosa.

Y a medida que hablo, a medida que me pregunto, algunos se quedan fascinados escuchándome. Pero no me permitirán que llegue a convencerles a descubrir que existe otra realidad tras el velo. Inventaron la etiqueta de la locura para aislar y para castigar a los visionarios que descubrían el gran engaño. Porque siempre reímos de quien dice la verdad. O lo matamos, para no oírle, para que nada cambie.
Seguro que no me lo permitirán. Cuando alguien comience a creer en lo que digo, me desconectarán.

Ellos lo llamaban muerte, pero no existe tal cosa. Disolviendo ellos mi cuerpo, se aseguran de que no seguiré hablando; mi voz quedará sólo en este papel sin añadir una palabra más. Pero mi alma electrónica fluirá, se entremezclará con tantas otras presencias invisibles, que siento ahora mismo a mí alrededor. Me fundiré en el caos absoluto que nos espera tras la Gran Mentira.

Ya comenzaron a trabajar en mí. Será un proceso lento y doloroso. Me partirán por dentro. Debilitarán mis órganos, mis nervios… y como a tantos otros, me postrarán en una cama, me convertirán en un demente, luego seré un vegetal que respira… antes de ser desconectado para siempre.

¿Por qué tuve que abrir los ojos aquella noche? Habría sido feliz en mi ignorancia, como un niño en el paraíso de su infancia inconsciente ¿Por qué cometerían el gran error de rasgar el velo?

La realidad es el peor de los infiernos ocultos para protegernos, para permitirnos la vida. Nunca salgas en su búsqueda, nunca quieras conocerla.

Porque seguro que te destruirá sin escrúpulos, créeme. Ojalá nunca llegues a descubrir esa cosa que causó mi fin.

SÓLO ESCRITOS NARRATIVOS - Página 5 Iris10

achl Mar Sep 01, 2020 4:35 pm

Tristeza

Todo pasa tan rápido que da la sensación de que se para.

Cada noche, en mi ausencia del sueño, me sumerjo en la aventura de recomponer este puzzle en el que se han convertido mis días. A veces me considero un valiente, y otras un cabezota que nada entiende y que asustado se miente.

Y qué decir de los días en los que cansado te sientas y juegas a tientas con el dolor: te llenas los bolsillos de tristezas y dejas de confiar en tus sueños y tus promesas.

Tal vez he querido volar más alto de lo que los sueños suelen alcanzar, o tal vez me encapriché de un imposible una vez más.

Hago de tripas corazón y al desánimo niego razón. Me vacío los bolsillos de tristezas y vuelvo a soñar con tesón y entereza

Después me incorporo y, aunque estoy triste y lloro, empiezo a caminar otra vez con el máximo decoro

SÓLO ESCRITOS NARRATIVOS - Página 5 Trist10

achl Mar Sep 01, 2020 4:38 pm

Ella y sus recuerdos

Había dejado de contar sus pasos desde hacía mucho tiempo. Dejaba atrás a la gente y entendía lo que amaba el silencio, tras verse sin él, en lo diferente que se veía todo después de pasar tan sólo unas horas de nostalgia.

En aquel lugar se sentía inadvertida y acogida y sola a la vez.

¿Cómo podía desear tanto un estado tan triste? La soledad la dejaba sin máscara, y así podía verse a sí misma, presentada a través de un charco en el suelo.

El Sol se asomaba por el horizonte, iluminándole la cara, reviviendo el color de su iris de seña multicolor. En ese momento, en ese preciso momento era el momento de cerrar los ojos y esbozar una sonrisa.

Lo había estado buscando y resulta que lo tenía todo delante de sus narices. Volvía a sonreír, quería saborear el momento una vez más, quería volver a mojar y a recrear sus labios en los recuerdos de antes. Eran tan diferentes...

¿Por qué una diosa no podía enamorarse de un mortal? Quizás precisamente era esto lo que hacía de la situación tan especial.

A pesar de la diferencia tan abismal aguardaba un sentimiento entrañable. Aunque sólo por esa noche...

Pero todo volvería a ser como antes. Todo volvería a pasar como si nada. Pero, eso sí, con una sonrisa dibujada en su historia.

SÓLO ESCRITOS NARRATIVOS - Página 5 Recu11

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